lunes, 31 de diciembre de 2012

CINCO AÑOS DE CULTURA ANARQUISTA. LAMALATESTA, LIBRERÍA Y EDITORIAL


Este año 2012 que se acaba, ha sido el del primer lustro de un proyecto anarquista que ha dado mucho a la cultura y a la Idea libertaria. LaMalatesta ha cumplido cinco años. Y han sido cinco años intensos de trabajo, integridad y extensión del anarquismo.
            Situada en la Calle Jesús y María de Madrid, entre las Plaza de Tirso de Molina y la Plaza de Lavapiés, cuando entras por sus puertas ya te chocas con una librería nada usual. Novela, ensayo, historia, filosofía, etc. Todas las obras relacionadas con el anarquismo, ya sean favorables o críticas, de todas las ramas y tendencias, te encontrarás en sus estanterías. Y no solo historias generales. Cualquier obra que salga a nivel local o regional, tiene cabida en LaMalatesta. Y si no la tienen solo tienes que encargarla, que la encuentran.
            Pero LaMalatesta es más que una librería. Es un centro de encuentro de la cultura anarquista. Todos los viernes se realizan presentaciones de obras de distintas editoriales. Por su sala de presentaciones han pasado historiadores, filósofos, ensayistas, novelistas, poetas, etc., para presentar sus obras y ponerlas a disposición de gran público.
            También LaMalatesta es una editorial. Desde que surgió mas de 20 obras (24 si no recuerdo mal a fecha de hoy) han sido editadas. Desde clásicos como Kropotkin, Alexander Berkman o Francisco Ferrer, hasta nuevos investigadores y escritores que irrumpen en el panorama cultural del anarquismo.
            Y tras este gran proyecto, dos compañeros que han sabido aunar el esfuerzo que supone mantener esa estructura con la pasión que profesan por el anarquismo y la extensión de sus ideas. Porque LaMalatesta no habría sido posible sin Marcos y sin Ricardo. Ellos dos abren la librería todos los días (de lunes a viernes) en horario comercial (de 10:30 a 14:00 y de 17:00 a 21:00), organizan las presentaciones de todos los viernes, leen, editan, corrigen y publican los textos que forman parte de su colección, bucean en todas las páginas para encontrar siempre la última obra que hable del movimiento libertario. Una labor ingente, que en ocasiones ha contado con colaboradores, pero que en estos cinco años han tenido en Ricardo y Marcos dos incombustibles compañeros. ¿Qué sería de muchos investigadores del movimiento obrero si no existiese LaMalatesta y sin Marcos y Ricardo?
            Cinco años no son nada. Un lustro de cultura y propaganda por el anarquismo. En tiempos difíciles estos proyectos no son necesarios, son imprescindibles. Por eso tenemos que apoyar y arropar proyectos como LaMalatesta. Ellos aúnan la pasión por la extensión de la cultura en el anarquismo, una seña de identidad del movimiento libertario a lo largo de toda su historia. Y ponen a nuestra disposición esos textos clásicos y nuevos que nos mantienen en el espíritu crítico que siempre caracterizó y caracterizará el anarquismo. Muy en la línea de los compañeros anarquistas europeos y americanos que desarrollan proyectos similares. Para mí LaMalatesta solo es comparable a la Librería anarquista de París
            Que pasen muchos años más y sigamos disfrutando con LaMalatesta. Seguro que en este 2013 tendremos muchos más proyectos y presentaciones que disfrutar en su local de Madrid. Felicidades compañeros.

martes, 18 de diciembre de 2012

MOVIMIENTO AUTÓNOMO. LA MEMORIA RECIENTE


Francisco Salamanca y Gonzalo Wilhelmi (eds.) Tomar & hacer, en vez de pedir y esperar. Autonomía y movimientos sociales. Madrid, 1985-2011 (Solidaridad Obrera, Madrid, 2012). Precio: 12€

            Aunque muchas veces parece lo contrario, la memoria histórica supera los límites de la Segunda República y del franquismo. Numerosos estudios de la Transición política, donde se comprueban los déficits democráticos del Estado español son prueba de ello. Pero los años de democracia también han generado movimiento y luchas que ahora nos parecen ocultas o solo existen en la mente de quien las protagonizaron. Francisco Salamanca y Gonzalo Wilhelmi nos llevan en un ameno e interesante libro al recuerdo del movimiento autónomo desde 1985 hasta la actualidad. A través de trabajos de protagonistas, militantes o simpatizantes de dicho movimiento, se repasan acontecimientos, luchas, reivindicaciones, ocupaciones, manifestaciones y espacios de reunión, donde Lucha Autónoma se convirtió en Madrid en una referencia para el movimiento anticapitalista. Desde la lucha juvenil hasta el antifascismo pasando por la luchas en los barrios hasta el insurreccionalismo, los editores del libro han seleccionado trece autores que nos llevan en volandas desde sus vivencias a la situación general de todo un movimiento como el autónomo. Muy recomendable lectura para acercarnos a un pasado muy reciente.

Julián Vadillo Muñoz

jueves, 13 de diciembre de 2012

Presentación de "El hilo rojinegro de la prensa confederal. 80 aniversario del periódico 'CNT'"


Presentación de la obra que conmemora del 80 aniversario del periódico CNT, escrito por la historiadora María Losada Urigüen y los historiadores Carles Sanz, Juan Pablo Calero Delso y Julián Vadillo Muñoz.

En esta presentación intervendrán:

Juan Pablo Calero: Autor del capítulo sobre el CNT en los años de la Transición y Democracia.
Julián Vadillo: Editor y autor del capítulo sobre el CNT en la Guerra Civil

La presentación será en la librería LaMalatesta (Calle Jesús y María, 24. Madrid) a las 19:30

lunes, 3 de diciembre de 2012

Un maestro llamado Pedro Martínez Magro. Consecuencias de la explosión del polvorín de Alcalá de Henares en 1947


Hace 65 años tembló la ciudad de Alcalá de Henares. Cuando a las 21:45 horas de aquel 6 de septiembre de 1947 explotó los polvorines Gurugú A y B, muchas cosas pasaron por la cabeza de los alcalaínos. Quizá el recuerdo de una reciente guerra y de una durísima represión que atizó a la población de Alcalá. Quizá que una maldición caía sobre la ciudad y que iba de desgracia en desgracia. Ese año el río Henares se había desbordado. También explotaba el polvorín.
            Con las primeras pesquisas militares estaba claro que había sido un terrible accidente. Las malas condiciones de las instalaciones, grupos electrógenos averiados, material en mal estado que se había destruido los días previos, etc. Nada nuevo para un país que había tenido otros casos como en Peñaranda de Bracamonte (Salamanca) en 1939, Cerro el Águila (Sevilla) en 1941, Ferrol en 1943 o el más cercano de Cádiz en agosto de ese 1947. Tampoco fue el último. Sucedió en Tarancón en 1949 o en Pinar de Antequera (Valladolid) en 1950. Desastres militares de un Ejército que se autodenominaba de la Victoria pero que tenía enormes carencias. Una negligencia que se cobró un total de 24 víctimas.
            Sin embargo algo fue distinto en Alcalá de Henares. Lejos de considerarse un accidente, tal como ocurrió, se consideró un atentado político. Una acción de integrantes del Partido Comunista y de la JSU en la ciudad. Y se aprovechó la circunstancia para reprimir las estructuras clandestinas que estas organizaciones tenían en la ciudad. Los militares rebeldes que se habían levantado en armas contra la República en julio de 1936 tenían una cuenta pendiente con Alcalá. Con “Alcalá la roja”, como la denominaban. Contra una ciudad que había desarrollado importantes estructuras del obrerismo, que alcanzó grados de desarrollo durante la República y la Guerra y que fueron derrotadas. Alcalá era una ciudad progresista, había sido leal a la República. Ahora le tocaba la represión. En las tapias del cementerio de Alcalá se ejecutó a casi 300 personas. En 1946 las estructuras clandestinas de la CNT habían sido desarticuladas. En 1947 se aprovechó la explosión del polvorín para acusar a los comunistas de atentado.
            Decenas de detenciones, interrogatorios, vejaciones, torturas, etc., tuvieron que sufrir los militantes comunistas de Alcalá, Corpa, Villalbilla y Madrid. Toda una estructura organizativa clandestina que se diluyó como un azucarillo. Confesiones inverosímiles, contradicciones por las torturas, etc., fueron la tónica de aquellas detenciones. Arsenales que no existían, bombas que no tenían, envoltorios de bocadillos convertidos en papel de explosivos, etc.
            Lo peor estaba por venir. Tras la instrucción del Rafael de las Morenas, la causa pasa a Enrique Eymar, integrante del Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo. Por la firma de Eymar se conocen más de 1000 ejecuciones en España. Para Eymar estaba claro. Era un atentado de los comunistas, la bestia negra del franquismo. Opinión que ni compartían los informes periciales del Ejército, ni los datos de la Guardia Civil, ni los de la Dirección General de Seguridad ni el Consorcio de Seguros, que se hizo cargo de los daños (cuestión que nunca hubiesen hecho si hubiese sido un atentado)
            El Consejo de Guerra se celebró en Ocaña el 9 de julio de 1948. Era el primero de una larga serie (hasta un total de cinco). De allí salieron ochos penas de muerte ejecutadas el 20 de agosto de 1948. Manuel Villalobos Villamuelas, Eugenio Parra Rubio, Rogelio García del Barrio, Pedro Martínez Magro, Benito Calero Vázquez, Daniel Elola Gómez, Luciano Arroyo Cablanque y Félix López Casares. Son los 8 nombres para el recuerdo. Otros penaron en cárceles durante muchos años. Fernando Nacarino Moreno (fallecido en marzo de 2007) o Ricardo Lidó Expósito, fallecido el pasado mes de agosto. También un recuerdo y una mención para ellos.

Un maestro llamado Pedro Martínez Magro

            Si alguna impronta puede quedar de un acontecimiento son las vidas personas. De todos los fusilados, algunos tenían una amplia trayectoria en el movimiento obrero alcalaíno, como fue el caso de Daniel Elola. Pero de todas las historia es interesante destacar la de Pedro Martínez Magro, por haber conocido recientemente a las hijas del mismo.
            Pedro Martínez Magro nació en el guadalajareño pueblo de Jadraque el 29 de agosto de 1913. Curso los estudios de magisterio, profesión que ejerció durante la Segunda República como maestro nacional. Su llegada a Alcalá de Henares se produjo porque su padre, que era Guardia Civil de profesión, fue destinado a la ciudad complutense. En Alcalá comienza a tomar contacto con las organizaciones obreras. Cuando estalla la Guerra Civil se incorpora al Ejército Popular de la República donde alcanza el grado de Teniente. Es capturado por los rebeldes en Castellón y encarcelado. Aunque su causa es sobreseída y puesto en libertad, no se libra de la depuración como maestro y jamás volvió a ejercer su verdadera profesión.
            Aunque su militancia de izquierdas es anterior a la Guerra no ocupó cargos de responsabilidad. Es ya en la clandestinidad cuando Pedro Martínez Magro comienza a tener puestos en la organización clandestina. Primero en la UNE (Unión Nacional Española) siguiendo la línea monzonista que en ese momento defiende el PCE. La tareas eran, básicamente, repartir los órganos de prensa (Mundo Obrero y Reconquista de España), así como acciones como la que se llevó a cabo el 7 de noviembre de 1947 (coincidiendo con el aniversario de la Revolución Rusa y de la Defensa de Madrid) de llenar de pintadas y pasquines republicanos la ciudad de Alcalá de Henares. Por aquel entonces Pedro Martínez Magro es el Secretario General de la Comarcal del PCE. Igualmente organiza en la fábrica Forjas Alcalá (su centro de trabajo) el Comité de Empresa clandestino compuesto por Julio Perdigón Sánchez, Martín Zamarraño Pérez, Marcial López López y Bonifacio Piquet Rosado.
            Dos días después de la explosión del polvorín Pedro Martínez Magro es detenido. Se le acusa de ser uno de los ideólogos e inductores del atentado. Consciente de su inocencia y la de sus compañeros, Pedro Martínez Magro entiende que lo mejor es que el juicio al que les van a someter tenga resonancia internacional. Iba a ser un nuevo crimen de Estado por parte del franquismo.
            Gracias a Pedro Martínez se conoce también la lucha de los presos en interior de las cárceles y los plantes que se llevaron a cabo entre 1946 y 1947, apoyados por la organización comunista que él mismo lideraba.
            Aun así el maestro comunista fue juzgado y condenado a muerte el 9 de julio de 1948. Y ejecutado el 20 de agosto de ese mismo año. Su mujer, Basilia Solis Campos cayó enferma de tuberculosis y trasladada al sanatorio de Alcolea del Pinar. Sus hijas internadas en un colegio. Vidas rotas por la represión franquista.
            El olvido sobre Pedro Martínez Magro ha continuado hasta nuestros días. Pero hoy podemos tomar prestada la frase de Julia Conesa, una de las 13 rosas asesinada en agosto de 1939 y decir también para Pedro Martínez Magro: “Que su nombre no se borre de la historia”

martes, 27 de noviembre de 2012

El periódico "CNT" ha cumplido 80 años

Con motivo del 80 aniversario del periódico CNT se ha editado un libro escrito por María Losada, Juan Pablo Calero, Carles Sanz y Julián Vadillo, sobre la trayectoria de este medio confederal desde su fundación el 14 de noviembre de 1932 hasta la actualidad. Un necesario reconocimiento para una de las cabeceras más longevas del obrerismo español.

El 14 de noviembre de 1932 aparecía por primera vez en Madrid el periódico CNT. Concebido como “Órgano de expresión de la Confederación Nacional del Trabajo”, podía uno más entre los miles de periódicos que los anarquista editaron en España (“si se juntan dos anarquistas hacen un periódico”, decían). Sin embargo la importancia del CNT estriba en más cosas. Era el reflejo de una incipiente CNT madrileña, que con la proclamación de la Segunda República había comido terreno en la que históricamente era la central sindical de Madrid, la UGT. Sobre todo en dos sectores, uno de ellos clave para los socialistas madrileños: construcción y camareros. Igualmente la nueva cabecera gana protagonismo frente al que hasta ese momento es el periódico referencia de los libertarios y de la extrema izquierda republicana: La Tierra. Estamos ante un periódico de clara implantación madrileña, pues los órganos por excelencia de los anarquistas de aquello momentos son Solidaridad Obrera y Tierra y Libertad. Su primer director fue el asturiano Avelino González Mallada y era de tirada diaria.
            La etapa del periódico CNT durante la República es muy clara. Defensa de los valores del anarcosindicalismo y denuncia de las políticas que el gobierno republicano-socialista está llevando, que consideran insuficientes para la mejora de la clase obrera en España. En sus páginas se pueden seguir todos los conflictos que surgen a lo largo de 1933, teniendo especial importancia los sucesos de Casas Viejas o el llamamiento al boicot electoral en noviembre de 1933. Muchas plumas que escribían para La Tierra pasan a ser colaboradores del periódico confederal.
            La victoria de la derecha en 1933 y las políticas regresivas que comienzan a desarrollar desde entonces tienen una contestación en el diario confederal. El apoyo a los numerosos conflictos, como las huelgas de la construcción, de camareros y la huelga general de octubre de 1934, tienen un reflejo en sus páginas. Y es precisamente la represión generada tras la derrota de la huelga general de octubre de 1934 lo que liquida la primera época del diario confederal.
            Podría haber acabado ahí la historia del CNT. La victoria del Frente Popular en febrero de 1936 no significó el regreso del diario a las calles y kioskos madrileños. Sin embargo el golpe de Estado contra la República el 18 de julio de 1936, animó a los libertarios madrileños a volver a sacar nuevamente la cabecera. A partir del 24 de julio el CNT volvió a estar en las calles de Madrid, al haberse incautado de las rotativas del diario ultraconservador El Siglo Futuro. En formato diario y con variación de páginas, el CNT fue fiel hasta el final de la Guerra Civil en marzo de 1939. Dirigido en ese momento por José García Pradas, por sus páginas escribieron las plumas más importantes del anarcosindicalismo español. Lucia Sánchez Saornil (fundadora de Mujeres Libres), Juan Gallego Crespo, Abraham Guillén, Eduardo de Guzmán, etc. Incluso anarquistas internacionalmente conocidos como Emma Goldman o Rudolf Rocker escribieron en sus páginas. Pero entre todos tendríamos que destacar a tres. Elías García, que falleció en Córdoba en 1937, y que era cronista de los frentes del sur.  Manuel Zambruno Barrera (Nobruzán), que tuvo crónica casi diaria. Y Mauro Bajatierra Morán, con diferencia el mejor cronista de guerra del conflicto civil español y una de las primeras víctimas del fascismo en Madrid en marzo de 1939. Pero el periódico CNT aglutinó durante ese periodo a los mejores fotógrafos, a importantes poetas como Antonio Agraz o a dibujantes como Coq (Gallo) o Alejo, que hicieron del CNT uno de los mejores periódicos del momento. No caminó en solitario en órgano confederal en Madrid. En 1937 había surgido una nueva cabecera, Castilla Libre. Y así junto a otras como Campo Libre o Frente Libertario.
            Pero la derrota de la Guerra Civil significó el exilio y la represión para todos los integrantes del movimiento libertario. El CNT pasó a la clandestinidad. En un momento complicado para la historia del anarquismo, donde la contribución de sangre en la lucha contra la dictadura fue enorme, surgieron multitud de cabeceras con el título de CNT, que duraba poco tiempo. A medida que caían los distintos comités nacionales de la CNT, leer la prensa confederal era más difícil. Aun así innumerables cabeceras recorrían las ciudades españolas de forma clandestina. El CNT llegó a tener una tirada de 12000 ejemplares en 1945. Pero la dura represión y la división en la que se vio inmerso los libertarios hicieron que poco a poco se fuera fragmentando su visibilidad, que aun en la década de 1960 era de gran importancia.
            Junto a la edición clandestina en el interior, también se desarrolló una edición en el exilio confederal. Aun así las políticas de general Charles de Gaulle que tendieron a la represión contra las estructuras de las organizaciones españolas exiliadas, hizo desaparecer el CNT, que pasó a denominarse Espoir, con sede en Toulouse.
            Tras la muerte de Franco y la vuelta de parte de los exiliados, las estructuras libertarias volvieron a desarrollarse con fuerza. El CNT volvió a aparecer y cubrió las noticias más importantes del anarcosindicalismo en aquellos primeros momentos: el mitin de San Sebastián de los Reyes, la legalización en mayo de 1977, el mitin de Montjuich, el caso Scala, las jornadas y el V Congreso de 1979, etc. Sin embargo la ruptura y escisión provocaron que el órgano de la Confederación fuese irregular hasta la llegada de la década de 1990. Desde entonces el CNT tiene una periodicidad mensual (durante un tiempo fue quincenario), y ha vuelto a ser en la actualidad un referencia para la información de las luchas sindicales en un incipiente anarcosindicalismo cenetista.
            Es de justicia recordar y conmemorar, que tras tanto tiempo, tras tanta represión y crimen, las páginas (y su edición digital) del CNT se puedan seguir leyendo en España.

viernes, 23 de noviembre de 2012

El anarcosindicalismo catalán no era independentista

Artículo aparecido en la Web de Diagonal.


Con la proximidad de las elecciones catalanas hemos podido comprobar el poder que los referentes históricos tienen para justificar las posiciones ideológicas presentes. Y para poder llegar a esos cometidos no se duda en ningún momento en manipular, malversar o malinterpretar algunas posiciones. Algo que en el nacionalismo es muy usual.

En una entrevista a David Fernández, candidato de las CUP (Candidatures d´Unitat Popular), se puso a Salvador Seguí, el “Noi del Sucre”, como ejemplo de la búsqueda de la independencia de Cataluña por un discurso que dio en el Ateneo de Madrid en octubre de 1919. Otras aportaciones han repetido la idea también en las páginas de DIAGONAL. El texto extraído decía así: “Que se dé, no ya la autonomía, que está después de todo es aceptable; que se dé incluso la independencia a Cataluña, y ¿sabéis quienes serían los primeros en no aceptar la independencia de Cataluña? Nosotros, no; de ninguna manera. Nosotros nos entenderíamos muy bien y pronto con la burguesía catalana. ¿Sabéis, repito, quienes serían los primeros en no aceptar la independencia de Cataluña? Los mercaderes de la Liga regionalista; la misma burguesía catalana que está dentro de la Liga regionalista, sería la que no aceptaría de ninguna manera la independencia de Cataluña”. Analizando el párrafo se puede llegar a la conclusión que Salvador Seguí, figura indiscutible de la CNT en ese momento, era partidario o no vería con malos ojos la independencia catalana. Así se puede formar la idea de que el anarcosindicalismo tuvo una variante independentista en Cataluña.

Recurrí a mi biblioteca donde tenía transcrito el texto completo de Salvador Seguí en el Ateneo de Madrid. En 1919 tanto Salvador Seguí como Ángel Pestaña dieron una serie de conferencias en Madrid donde departieron del sindicalismo y del terrorismo patronal en Barcelona. Al leer la conferencia completa de Seguí se puede entender lo extrapolada y fuera de lugar que queda la argumentación del dirigente de las CUP o posteriores políticos que recurrieron a Seguí para justificar sus ideas. En esa misma conferencia Seguí dice textualmente lo siguiente: “En Cataluña –hay necesidad de decirlo así – existe otro problema que el nuestro, y este he dicho ya anteriormente, no es el problema de Cataluña que es de España y es universal. En Cataluña no hay problema catalán, porque allí solamente siente ese problema la burguesía organizada, que está bajo los auspicios de la Liga regionalista”. El epígrafe que encabeza la conferencia reza de forma contundente: "En Cataluña no hay otro problema que el del proletariado". En aquellas interesantes conferencias tanto Salvador Seguí como Ángel Pestaña quisieron demostrar lo siguiente: El problema que existía en el proletariado catalán era el problema que había generado el capitalismo. En aquellos momentos esa burguesía catalana, que defendía la independencia de Cataluña, apoyaba al Fomento del Trabajo y veía con buenos las políticas de represión contra el movimiento obrero que se estaba llevando a cabo por parte de los gobernadores civiles, militares, el Sindicato Libre de la patronal y la propia Corona de España. Un pistolerismo que llevó a Salvador Seguí a ser asesinado en 1923. Asesinato aplaudido por Cambó y los regionalistas.

Quizá escogió mal ejemplo el miembro de la CUP para poder reivindicar la independencia de Cataluña desde posiciones de izquierdas. El anarcosindicalismo nunca fue partidario de la independencia de Cataluña. Se da la situación de que la organización más poderosa del movimiento obrero catalán era la CNT, que apenas tenía sentimientos nacionalistas. Muy por el contrario los nacionalistas catalanes partían de posiciones de inferioridad numérica. Ello llevaba incluso a tildar a los integrantes de la CNT de “murcianos”, nombre despectivo que se daba a todo aquel que no había nacido en Cataluña.

Los sectores más progresistas del catalanismo, como fueron Lluis Companys, Francesc Layret (asesinados también por los pistoleros del Sindicato Libre) o Francesc Macià, intentaron siempre ganarse la confianza de los libertarios. Sin embargo la CNT siempre leyó la lucha política en clave internacionalista, al igual que era un sindicato de enorme implantación en todo el territorio español.

Cuando se proclamó la República en 1931, fue quizá el momento más dulce del nacionalismo catalán. Sin embargo no llegaron a proclamar la independencia de Cataluña. Los factores fueron varios:

 1. Companys no pudo ver cumplido su objetivo de una República catalana dentro de la República española. El modelo que adoptó el Estado republicano español fue el autonómico. En ese sentido Companys no era un independentista sino un republicano federal

 2. El independentismo quedó reducido a unos pequeños grupos como Estat catalá, cuyos miembros Josep Dencàs y Ventura Gassol fueron acusados de acercamiento a los fascistas italianos. En el caso de Dencàs era cierto.

 3. La fuerza del anarcosindicalismo en Cataluña impedía cualquier intento de independencia, pues las fuerzas libertarias podrían conducir la revolución por derroteros que la propia burguesía catalana no aceptaba. De hecho los catalanistas llegaron a hacer surgir un sindicato propio de payeses, la Unió de Rabassaires (nacida en 1922), con el objetivo de descargar de influencia a la CNT.

Tal es así que al decretarse la Huelga General revolucionaria de octubre de 1934, la CNT la apoya en toda España, pero no la convoca en Cataluña, donde son los nacionalistas los que encabezan el movimiento y los anarcosindicalistas no se sienten identificados con ellos.

El inicio de Guerra Civil marca el canto del cisne para todas las organizaciones. En Cataluña se desarrolla una autentica revolución en el campo y la ciudad que desborda a las organizaciones nacionalistas como ERC, hasta que paulatinamente se vuelven a hacer con el control de la situación. Pero en todo momento la CNT tuvo una importantísima presencia tanto en los comités de fábrica, en el campo o en la Generalitat de Cataluña, hasta los Sucesos de Mayo de 1937. ERC, o algunos de sus sectores, encuentran un buen aliado en el PSUC, partido que proviene de la unificación de fuerzas emprendidas por los comunistas, que llegan incluso a controlar el sindicato UGT para plantear una contrafuerza a la CNT. Un PSUC que se mostró como una sección catalana de la Komintern, política que era incluso censurada por el propio PCE, pues solo podía haber una sección de la Internacional por país. Pero el PSUC llegó a conseguir el reconocimiento dentro de la Komintern como sección gracias a las gestiones de Joan Comorera, lo cual planteó una ruptura en la fuerte unidad que se había cimentado en el comunismo español hasta ese momento.

La derrota en la Guerra provoca la fuerte represión contra todos los componentes de las organizaciones de izquierda. A la muerte del dictador y la vuelta de la organizaciones a la legalidad, es el momento en el que en Cataluña, ya sin la influencia del anarcosindicalismo minado por la represión franquista y por el caso Scala y las escisiones en democracia, el nacionalismo se vuelve hegemónico.

Los independentistas catalanes tienen multitud de referentes históricos para poder cimentar sus ideas. Desde Companys hasta Layret, de Maciá a Tarradellas, y así un largo etcétera. Pero poner como ejemplo a Salvador Seguí o a cualquier anarcosindicalista es meterse en un jardín difícil de justificar, porque si hubo un movimiento que compitió con el nacionalismo por la influencia de la clase obrera, ese fue el anarcosindicalismo, movimiento hegemónico en el movimiento obrero y político catalán.

lunes, 19 de noviembre de 2012

EL CONOMICIMIENTO MILITAR EN ANTIMILITARISTAS NATOS

La editorial Queimada ha reeditado el libro El error militar de las izquierdas de Abraham Guillén. Un texto de enorme interés donde se analiza los posibles errores en el ámbito militar de la República durante la Guerra Civil y las posibilidades que se habría tenido de que las armas hubiesen sido favorables a la causa republicana. Un gran acierto el haber reeditado dicha obra. 
Cuelgo aquí el prólogo a esta nueva edición que amablemente me encargo la editorial.

La Guerra Civil española significó una prueba de fuego para el movimiento obrero español. La poderosa organización que los organismos obreros habían alcanzado en España es una de las razones por la cual las fuerzas conservadoras, derechistas y reaccionarias de la sociedad se levantan en armas contra la República española en julio de 1936. El movimiento que había surgido en Asturias en octubre de 1934 había demostrado la capacidad organizativa del movimiento obrero (recordemos que Oviedo se declaro en República socialista y en Gijón se proclamó el comunismo libertario). Eso demostró a los defensores del viejo orden que sus estructuras podían caer. Por ello el general Mola tenía muy claro que la única manera de descabezar a ese movimiento obrero era imponiendo el terror contra sus partidos y sindicatos.
            La larga trayectoria del movimiento obrero español había llegado a uno de sus momentos dulces en ese verano de 1936. Desde hacía décadas (1868 es el año de la llegada de Fanelli a España y la creación de la Federación Regional Española) el obrerismo español había analizado la sociedad y había presentado a los enemigos seculares de los trabajadores y los intereses que les movían contra la clase obrera.
            Uno de esos enemigos fue el Ejército y el militarismo. Las impopulares guerra en la que los distintos gobiernos de España habían entrado y por las cuales era la sangre de los trabajadores las que se derramaba, hizo que los organismos obreros, sobre todo anarquistas, considerara a la casta militar como un enemigo a batir. La Guerra de Cuba de 1898 o las distintas guerra en el norte de África son un ejemplo de ello. Las clases burguesas no acudían a la guerra al pagar cantidades importantes de dinero que hacía que sus hijos nunca fuesen a los lugares de conflicto. Por el contrario los trabajadores no tenían esos recursos económicos y sus hijos eran enrolados a la fuerza y llevados a unas guerras con unas posibilidades de supervivencia muy reducidas. Mientras tanto esas mismas familias burguesas pedían que el gobierno entrara en guerra pues sus negocios se beneficiaban del conflicto. Unos negocios donde las condiciones de vida de los trabajadores eran realmente duras.
            Sin embargo la lectura de la guerra y del Ejército era diferente para socialistas que para anarquistas. Mientras los primeros, aun oponiéndose a la guerra, consideraban injusto que solo fuesen los hijos de los trabajadores, lanzando campañas como “¡O todos, o ninguno!”, el anarquismo ponían en tela de juicio la propia existencia del Ejército y de la casta militar que lo encabezaba:

“Otra calamidad nuevecita es la del militarismo. Esta improductiva gentuza, arrogantes y briosos, como matones entre miedosos, han tomado la alternativa, como diría un revistero taurino, y se han metido a primeros espadas liándose a cintazaros con los periodistas burgueses por el quítame allá esas pajas de creerse ofendidos en su dignidad de zánganos y en su clase de asesinos legales (…).
Y tras los palos, la ley militar, por sí y ante sí, haciendo mangas y capirotes de la libertad de estos buenos ciudadanos periodistas que con sus bombos al ejército contribuyeron a elevarlos hasta la cúspide de la soberbia del matón por excelencia.”[1]

            Aun así los anarquistas sabían marcar y analizar los que sucedía en el seno de ese ejército. Dentro del pragmatismo que siempre caracterizó los análisis libertarios, el que fuese un ejército de leva donde estaban la mayoría de los trabajadores, consideraban lo siguiente:

“No rechazamos el ejército; no a esas masas de hijos del trabajo hacinado sen los cuarteles; rechazamos – porque para nada nos sirve – a la aristocracia del ejército, a ese elemento autocrático y dominador que hace del soldado una máquina de sus caprichos.
Los soldados son hijos del pueblo, los soldados no son responsables de la desmoralización que en ellos introducen asquerosas Ordenanzas, impuestas por esa semilla que tratamos que desaparezca.”[2].

            Esta idea de la composición de obreros en el Ejército, le llevó al anarquismo a sacar incluso órganos de expresión para introducir en los propios cuarteles y llevar la voz del anarquismo a los soldados que lo conformaban. Periódico como el Soldado del Pueblo, editado en Madrid y que desde muy temprano aparece en la documentación de la FAI madrileña, es un ejemplo de ello, ya en el periodo republicano.
            Pero igualmente a los anarquistas no se les pasaba por alto la existencia de elementos más liberales y avanzados en el propio ejército, con lo que en algunos momento de la historia llegaron a tener contacto y desarrollar movimiento insurreccionales en conjunto. La simpatías que militares republicanos como Nicolás Estévanez tenían hacia el anarquismo, la participación de los libertarios en conspiraciones con militares durante la dictadura de Primo de Rivera o las grandes simpatías que Fermín Galán, mártir de Jaca, mostraba hacía el anarquismo, son ejemplo de ello[3].
            Y cuando estalla la Guerra Civil los anarquistas se encuentran ante una tesitura muy complicada. Frente a un ejército sublevado hay que oponer una resistencia. Y esa resistencia la representó las Milicias populares que aplastan el golpe. Y a medida que avanza la guerra, desde las páginas de los periódicos anarquistas así como en el seno de las propias organizaciones se pide el Mando Único. Cuando los libertarios aceptan la militarización, lo hacen con una idea muy clara: van a ser soldados de la República, pero nunca bajo el mando de un partido concreto. Critican de esta manera la actividad que los comunistas están desarrollando y la idea de implantación de un modelo militar parecido al Quinto Regimiento. Así justifica la decisión de la militarización Cipriano Mera:

“Val, el comandante Palacios y yo nos presentamos en el Estado Mayor de la Defensa de Madrid. El general Miaja nos recibió nada más llegar y se apresuró a felicitarnos por la defensa que había hecho nuestras fuerzas en la Cuesta de las Perdices. Hizo al mismo tiempo un gran elogio del comandante Palacios.
      Contesté a Miaja que no veníamos a buscar felicitaciones. Que su presencia ante él obedecía a mi decisión de aceptar la militarización y de ponerme a sus órdenes:
-                      Mi general, sé perfectamente que no poseo los conocimientos necesarios en la orden militar y soy incapaz para mandar una gran unidad. Pero visto el fracaso de las Milicias, si puedo ayudar a militarizarlas, cosa que estimo de urgente necesidad. Póngame de sargento, de cabo o de simple soldado, me es igual, ya que mi único interés consiste en ser más útil de lo que he sido hasta ahora. Aquí estoy para lo que mande.
-                      Muy bien, Mera – se apresuró a decir el teniente coronel Rojo, que estaba presente –: ese es el único camino que nos permitirá ganar la guerra.
-                      Aunque algo tarde, Mera – dijo entonces el general Miaja –, lo importante es que hayas comprendido esa necesidad. Todavía es tiempo de enderezar la situación. Lo que hace falta es que en lo sucesivo antepongas los intereses de la guerra a todos los demás. No tiene que haber intereses personales, ni siquiera de organización o partido, frente a los supremos de ganar la guerra.
-                      Así lo entiendo yo ahora – respondí –, después de haber aceptado la militarización y decidirme a ser yo en lo sucesivo un militar más. Desde hoy quedo a las órdenes exclusivas del gobierno de la República y de sus mandos militares superiores. Este paso que doy me ha costado muchas horas de reflexión e incluso hubo momento en que, aunque no lo crean, las lágrimas me han saltado de los ojos solo al pensar que las profundas convicciones que anidaron siempre en mi de una radical transformación social, quedarían en gran parte abandonadas al aceptar la militarización. Pero el sacrificio de los que han caído en la lucha no ha de ser en vano. Además, cabe esperar que cuando ganemos la guerra habrá una República distinta a la que conocimos hasta ahora, una República que tenga mucho más en cuenta los intereses de los trabajadores.”[4]

            Lo que sorprende del movimiento libertario es la capacidad que tuvo de adaptarse a la nueva estructura militar y a al modelo de hacer una guerra. Siendo como había sido el anarquismo un movimiento de carácter antimilitarista sorprendió la capacidad militar de muchos de sus militantes. Los casos de Cipriano Mera (antes citado), Miguel González Inestal, Ricardo Sanz, García Vivancos, etc., son paradigmáticos de obreros convertidos en militares con grandes dotes para ello.
            ¿A que se debió este aspecto? En primer lugar muchos libertarios habían vivido la guerra muy de cerca en las campañas que los distintos gobiernos de la monarquía borbónica habían conducido al país en Marruecos. Esto les había dado conocimiento de que era una guerra. Por otra parte, en la biblioteca de los sindicatos obreros, existían numerosos libros de estrategia militar. Los militantes anarquistas, en su deseo de cultivarse y formarse, querían conocer las armas de sus enemigos para poder combatirlos con conocimientos.
            Abraham Guillén (Corduente, Guadalajara, 1913-Madrid, 1993) no solo fue para el movimiento libertario uno de los máximos conocedores de las teorías económicas del mismo. Guillén se convierte en uno de los mejores conocedores de la estrategia militar y guerrillera. Su experiencia durante la Guerra Civil y la que le dio el exilio en la participación en guerrillas en Uruguay, le convierte en uno de los pocos anarquistas autorizados para hablar de la estrategia militar. En El error militar de la izquierdas, Guillén hace un repaso a lo que fue la organización y estrategia militar del Ejército Popular de la República. Para Guillén la República podría haber ganado la guerra, pero partió del error de combatir a un ejército profesional con otro, abandonando la táctica guerrillera como elemento fundamental para derrotar al Ejército regular enemigo.
            Pero lejos de la idea usual que se pueda dar del anarquismo (estableciendo lugares comunes) que nieguen la existencia de un Ejército en la guerra, Guillén establece que para haber ganado la Guerra Civil no era suficiente solo un ejército regular. Éste era necesario para combatir en campo abierto al enemigo. Pero a él se tenían que unir unidades de Milicias Populares regionales, para dar cobertura a ese ejército profesional, y sobre todo unidades de guerrillas locales que actuasen en la retaguardia del enemigo para destruir sus infraestructuras.
            Guillén analiza batalla a batalla y deja claro que la defensa de Madrid fue lo más cercano a ese modelo de guerrilla. Y por eso Madrid resistió tres años. Sin embargo cuando el Ejército Popular establecía estrategias de choque frontal en campo abierto, las derrotas fueron cayendo sobre la República. Una estrategia, según Guillén, establecidas por los militares profesionales y por los comunistas que se tornó en fracaso absoluto. Ni siquiera la Batalla de Guadalajara es para Guillén un ejemplo de victoria, pues las bajas fueron casi iguales y después se renunció a unidades motorizadas que hubiesen supuesto ganar terreno al enemigo.
            Esta obra se puede completar con artículos que el propio Abraham Guillén escribió durante la Guerra Civil. En el periódico CNT tuvo algunas colaboraciones hablando de estrategia militar. Destacaríamos, por ejemplo, su artículo “La organización de retaguardia y la coordinación de mandos militares”[5], donde ya presenta dotes para la estrategia militar. Y es que para Abraham Guillén la dirección de la guerra esta íntimamente ligada al desarrollo político y social de la misma.
            Tenemos que felicitar a la editorial Queimada que haya vuelto a editar esta obra, que no se conocía en España desde 1980. Bajo el nuevo título de El error político militar de la República. La pérdida de la Guerra Civil, 1936-1939, se reedita una obra necesaria e importante a la par que olvidada por la amplia literatura sobre el conflicto civil español. Gracias a los esfuerzo de Joaquín y José Antonio (que son quienes llevan esta editorial) hoy podemos volver a disfrutar de este gran clásico, de este análisis militar desde la pluma de un anarquista.

Julián Vadillo Muñoz
Octubre de 2012



[1] El Despertar. 20 de abril de 1895
[2] El Corsario. 21 de mayo de 1893
[3] Ver Fermín Galán. Nueva creación. La política ya no es solo arte sino ciencia, Rafael Caro Reggio, Madrid, 1931
[4] Cipriano Mera. Guerra, exilio y cárcel de un anarcosindicalista, LaMalatesta y otros, Madrid, 2006. Pág. 165-166.
[5] CNT. 20 de octubre de 1936

domingo, 4 de noviembre de 2012

SALUD CANUTO. QUE LA TIERRA TE SEA LEVE

Este es el obituario que escribí para el compañero Canuto Pedro Marcos Centenera, militante histórico de la CNT de Guadalajara fallecido el pasado 9 de octubre. Está publicado en el último número del periódico CNT.

El pasado 9 de octubre nos dejaba nuestro compañero Canuto Pedro Marcos Centenera, histórico militante de la CNT de Guadalajara. Ya en noviembre de 2009 le dediqué un artículo en las páginas de nuestro periódico. Ahora vuelvo sobre él, cuando con 93 años nos ha dejado definitivamente.
            Ya llevaba un tiempo achacoso. Las piernas dejaron de responderle. Pero sin embargo no había perdido ni el empuje ni las ganas de luchar por un mundo mejor y más justo. Cuando podía, nos acompañaban a las manifestaciones del Primero de Mayo, a las de la defensa de la sanidad y la educación pública, contra la reforma laboral, etc. No había perdido en tantos años su conciencia de clase.
            Y así fue. Como se suele decir, “genio y figura hasta la sepultura”. Porque Canuto (a él le gustaba que le llamaran Canuto) pasó sus últimos días en el Hospital de Guadalajara. Y allí presidía su cama un cartel en defensa de la Sanidad Pública. Esa que tanto ha costado conseguir y que tan fácil nos quieren arrebatar. Y para un anarquista, que nos arrebaten nuestros derechos no es plato de buen gusto. Por eso se lucha.
            Nos temíamos lo peor cuando unos días antes su sobrino vino a la sede del sindicato a pedir una bandera de la CNT. Porque Canuto lo tenía dicho. Cuando él muriera la bandera de la CNT tenía que estar presente. Y también que no faltara la música. Por eso también se le pasó los himnos revolucionarios de nuestra organización. A pesar de todo tuvo una leve mejoría. Las suficientes fuerzas como para escribir, por última vez, al sindicato. No se olvidaba de su sindicato. De su organización obrera.
            Sin embargo, el 9 de octubre a las 3:00 de la mañana no pudo aguantar más. Canuto nos dejaba definitivamente. A partir de ese momento familiares y compañeros de la organización rendimos un tributo a Canuto. La bandera de la CNT estuvo es su féretro (también la republicana, bajo la que había combatido durante la Guerra Civil, como soldado y como tanquista). Y en su entierro se hizo lo que él quería. Fueron los libertarios y sus familiares quienes le portaron en hombros hasta su último refugio. Allí le esperaba su hermano Emiliano, fusilado por el fascismo el 9 de marzo de 1940. “Me he comprado un piso al lado del de mi hermano” decía en sus últimos momentos. Y es que su hermano Emiliano fue quien más influjo tuvo sobre su persona. Su anarquismo viene de ahí. Emiliano fue uno de los organizadores de la CNT en Guadalajara durante la República. Su militancia fue muy destacada. Su muerte muy sentida por Canuto. Recordaba Canuto como el cura y los falangistas de Guadalajara reían cuando fusilaron a Emialiano. Como vejaron su memoria y la vida del propio Canuto, que más de una vez tuvo que dormir fuera de casa por amenaza de los criminales falangistas.
            Y allí, en la fosa donde reposan los restos de centenares de combatientes por la libertad en España. Allí junto a su hermano Emiliano, rendimos a Canuto un último homenaje. Con la bandera se le descendió. Esa bandera que se regaló a su compañera de toda la vida y a sus hijos. Allí la CNT dirigió unas palabras para Canuto. Un recuerdo de su vida. Un recuerdo de su existencia. Un legado para el anarcosindicalismo. Él decía que en su muerte había que cantar. Y así lo hicimos. “¡A las barricadas! ¡A las barricadas! Por el triunfo de la Confederación.” Nuestro himno. El himno de los trabajadores de todo el mundo. El himno de Canuto Pedro Marcos Centenera.
            Desde que le conocí hace ya años y hasta cerca de su muerte, Canuto se definía como un anarquista. “Seré anarquista toda mi vida” nos decía. Y nosotros contigo, compañero. Hoy más que nunca.

Julián Vadillo Muñoz

jueves, 25 de octubre de 2012

ANNUAL, 1921. LA TRAGEDIA DEL COLONIALISMO ESPAÑOL

En el último número del periódico Diagonal he escrito un artículo sobre el desastre de Annual, motivado por la condecoración que recibió el Regimiento de Caballería Acorazado de Alcántara (que participó en Annual) por parte de la monarquía y el Ejército. El artículo sirve para mostrar que lo que sucedió en Annual fue algo que solo pagó la clase obrera. Y aun hoy se vanaglorian las castas de España en reivindicar lo que fue una masacre del colonialismo español. Aquí esta la versión larga del artículo.

El pasado 1 de octubre de 2012, en una ceremonia castrense impensable, Juan Carlos de Borbón, escoltado por su familia y el gobierno del PP, condecoraba con la Cruz Laureada de San Fernando al Regimiento de Caballería Acorazado de Alcántara, que en 1921 había participado en la derrota española en Annual. Considerados “héroes de la patria” no deja de ser una nueva puesta en escena de un modo deformado de entender la historia por parte de la derecha. Vamos a repasar que pasó en Annual en aquel verano-otoño de 1921 y cuales fueron las consecuencias de ello. Comprobaremos como fueron aquellos “héroes de la patria”

El colonialismo español en Marruecos

Cuando Cuba, Filipinas y Puerto Rico consiguen su independencia, se acababa cinco siglos de dominio colonial español. Lejos de dar por finalizado dicho periodo y seguir los postulados anticolonialistas que el movimiento obrero y el progresismo español estaban defendiendo, las autoridades políticas y el Ejército se embarcaron en una nueva aventura colonial. Ahora iba a ser en el norte de África. España va ocupando paulatinamente el territorio marroquí en distintas zonas (Yebala, Locus, Chauen, Rif y Kert). Son zonas que se van ocupando con el paso de los años, merced a las políticas colonialistas impuestas tras la Conferencia de Berlín de 1885, y de la que España es actor terciario pero que no renuncia a su parte.
Fue una ocupación económica (pues se explotaban los recursos naturales de la zona) y militar-política, que sirvió para ascender en la escala militar a un grupo de militares que con el tiempo determinaran la historia del país. Económicamente era la zona del Rif la más próspera, merced a las minas de hierro que tenía y que fueron explotadas por el capitalismo español.
Pero había varios vectores que dificultaban la empresa española en el norte de África:
  1. La ocupación no era colonialista al puro estilo de la época. España no fomenta en ningún momento las infraestructuras de la zona. Es una ocupación formal del territorio.
  2. En el interior del país hay una clara oposición al colonialismo encabezada por, sobre todo, por el movimiento. Las levas de reservistas afectaban sobre todo a la clase obrera que no tenía dinero para poder librarse de las guerras que se iniciaban en la zona. Eso llevó a las grandes movilizaciones de los sindicatos en defensa de los intereses obreros y contra la política imperialista de España que pagaban los trabajadores (la Semana Trágica es consecuencia de esta política)
  3. Los conflictos en el protectorado (forma jurídica que se adopta en la colonia marroquí) no sirve sino para elevar en el escalafón militar a un grupo de militares, los llamados “africanistas”, y que se van a haciendo con enorme poder en el seno de la institución castrense.
  4. El creciente sentimiento de odio hacia los españoles en las zonas ocupadas, llevará a sublevaciones y organización de una resistencia nacionalista contra la invasión que tendrá en Adbdelkrim su mejor representante.

Annual, 1921. El desastre

Si algo había caracterizado a la presencia militar en Marruecos era el fracaso. La idea de constitución de la República independiente del Rif fue concebida en España como una provocación de Abdelkrim, y el Ejército inicia el ataque. El general Fernández Silvestre quería llegar hasta la Bahía de Alhucemas para derrotar a los rifeños. Para ello se establecen en Annual. Pero las tropas de Abdelkrim atacan Annual y las fuerzas español huyen desaparecidas hasta refugiarse en Arruit. Allí los españoles ofrecen resistencia pero al final deponen las armas. Los rifeños arrasan a los españoles en Arruit en una matanza sin precedentes. Las fotografías conservadas de la época son espeluznantes, así como testimonios de testigos. Un ejemplo sería Arturo Barea, autor de La forja de un rebelde, donde muestra el cuadro de lo que fue la toma de Arruit y el desastre de Annual. El fracaso de Fernández Silvestre era evidente. Y los rifeños proclaman la República en su zona en septiembre de 1921. Esto llegó hasta la opinión pública española e internacional. La campaña por la desocupación de Marruecos y la lucha por la descolonización era evidente entre el obrerismo español, que se moviliza para ello.
La venganza de los españoles no se hizo esperar. Fue una venganza cruel y despiadada. Grupos de militares africanistas y de la Legión Española (fundada en 1920 por Millán Astray) detenían a rifeños y les sometían a torturas y muertes violentas. Amputaciones masivas o decapitaciones eran los métodos utilizados. Pero también se utilizó el amedrentar a la población con bombardeos selectivos a la retaguardia y a la población civil. Fue una de las primeras ocasiones en las que se utilizó armamento químico para atacar a la población. Los aviones eran cargados de bombas de TNT y de gas mostaza y se lanzaba sobre la población rifeña. Efecto de cuyas bombas aun se hace notar en la zona. Los supervivientes de aquellos ataques nos dan testimonios realmente terribles del acontecimiento.

El expediente Picasso

Fueron estas acciones una de las razones por las que Miguel Primo de Rivera instaura la dictadura en septiembre de 1923. Acallar a la opinión anticolonial, reprimir al movimiento obrero y comenzar una campaña (junto con Francia) para derrotar a los rebeldes rifeños. Y esto teniendo en cuenta que Primo de Rivera fue en un primer momento crítico con la intervención de España en Marruecos, para convertirse después en furibundo defensor de la ocupación y la venganza.
Previamente a establecerse la dictadura, se comenzó a investigar lo sucedido en Annual en el llamado “Expediente Picasso”. Instruido por el general Juan Picasso González, se trataba de un informe de más de 2400 folios, donde se depuraban responsabilidades de lo sucedido y que se tardó meses en recopilar. Cuando todo estaba dispuesto para que pasara a trámite parlamentario, Primo de Rivera establece la dictadura y el informe quedó en suspenso. La dictadura quería tapar responsabilidades. Pero con la proclamación de la Segunda República el informe fue rescatado y se pudo comprobar la responsabilidad de Alfonso XIII (abuelo del actual monarca) en el propio desastre y las consecuencias posteriores. El documento fue publicado, si bien durante el franquismo se volvió a ocultar. Hoy se puede consultar en una edición de 1976, editada en Buenos Aires, y prologada por el anarquista Diego Abad de Santillán.

Fue la de Marruecos la guerra más impopular para España. Y hay que tener en cuenta que al calor de esa guerra fueron creciendo una serie de militares africanistas como Franco, Millán Astray, Goded, Fanjul, Sanjurjo o Yagüe, que años después impusieron en la Península los métodos de la guerra colonial y el terror (apoyado por la Legión y los regulares), para iniciar una de las dictaduras más terribles de la historia.

Julián Vadillo Muñoz

lunes, 22 de octubre de 2012

Ley de Amnistía: como apuntalar los pilares de una dictadura

Cuelgo aquí el artículo que hace unos días publiqué en la edición digital del periódico Diagonal. Un ejemplo de como el actual sistema democrático está sustentado sobre la dictadura y los cadáveres de los luchadores por la libertad que todavía hoy están en las cunetas de España. 

“El presupuesto ético-político de la democracia, de aquella democracia a la que aspiramos, que por ser auténtica no mira hacia atrás, sino que, fervientemente, quiere superar y trascender las divisiones que nos separaron y enfrentaron en el pasado.” Con esta frase definía la Ley de Amnistía Rafael Arias Salgado, portavoz del gobierno de UCD de Adolfo Suarez. La Ley de Amnistía fue aprobada el 15 de octubre de 1977 por las primeras cortes democráticas tras la muerte de Franco.

Pero tras esa Ley y tras esas palabras de Arias Salgado, se esconde todo un componente que marcará el devenir del nuevo régimen, que viene de la ilegitimidad del anterior y no de una ruptura con él.

La Ley de Amnistía exoneraba de todos los crímenes cometidos en España con anterioridad al 15 de diciembre de 1936 y hasta el 15 de junio de 1977. Todos los crímenes cometidos en ese tiempo quedaban amnistiados y los presos políticos quedaban en libertad. No todos, porque aquellos que no aceptaron el modelo siguieron en la cárcel, al tipificar la ley que todos los actos cometidos con anterioridad al 15 de octubre de 1977 que fuesen constitutivos de delitos lesivos no serían amnistiados. Era un párrafo dirigido básicamente contra los integrantes de ETA-Militar.

Sin embargo, el exonerar cualquier crimen entre 1936 y 1977 era el gran triunfo del Franquismo para que no fuese juzgado por crímenes contra la Humanidad. Todos los supuestos crímenes que había cometido el bando perdedor en la Guerra habían sido juzgados por el Franquismo bajo una legislación arbitraria que contemplaba la presunción de culpabilidad y no la de inocencia. Los miles de consejos de guerra que durante el Franquismo se desarrollaron eran todo un componente ilegítimo donde el reo estaba sentenciado de antemano. Y no por crímenes sino por cuestiones ideológicas. Un modus operandi que no varió el franquismo en sus casi 40 años de existencia. A pesar del surgimiento del TOP (Tribunal de Orden Público) donde se siguió juzgando las ideas, lo que el Franquismo consideraba como un atentado contra el régimen pasaba por tribunal militar. Incluso ese TOP, que había tenido como antecedente el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo, se convirtió con la muerte de Franco en la actual Audiencia Nacional.

La Ley de Amnistía exoneraba a los criminales que durante el Franquismo habían actuado de tal forma. Pero por dicha Ley también se cubría en un manto de olvido a las víctimas. No iban a poder ser reparadas. Aquellos que entre 1936 y 1977 había sido asesinados por cuestiones políticas iban a quedar condenados al ostracismo. Desde los miles de militantes antifascistas de primera hora, hasta Salvador Puig Antich, los cinco fusilados en septiembre de 1975, los muertos en Vitoria en enero de 1976 o, incluso, los abogados laboralistas de Atocha de enero de 1977.

Una Ley que, como no podía ser de otra manera, fue alegremente recibida por los franquistas. Teniendo en cuenta que todo el proceso de Transición fue dirigido por esas élites provenientes del Franquismo, era evidente que iban a legislar en esa línea. Pero esta Ley contó con la inestimable colaboración de un sector de la izquierda que recibió con algarabía y entusiasmo un proceso que sepultaba su propia historia. Poco le importó al PSOE y al PCE la combatividad de la sangre derramada por miles y miles de sus militantes fusilados, encarcelados y exiliados durante los largos años de la dictadura. Muy por el contrario prefirieron “amnistiar” los crímenes del Franquismo frente a sus propios militantes.

La jugada no quedó solo ahí. Esa ley fue aprobada, como hemos dicho anteriormente, por una cortes surgidas de las elecciones de junio de 1977. Elecciones que estaban lejos de ser libres. No todas las candidaturas políticas pudieron presentarse. Todas las opciones críticas con el proceso iniciado no fueron legalizadas. Ni republicanos ni extrema izquierda tuvieron hueco en esas elecciones. El parlamento lo compusieron opciones políticas, desde la izquierda moderada hasta los nacionalistas y los sectores franquistas, pasando por los comunistas, que iban a aprobar esa ley de punto y final. Igualmente, sin ser constituyentes, comenzaron a redactar una constitución que afianzaba las estructuras heredadas del Franquismo (el Jefe de Estado, la verticalidad política y sindical, las estructuras judiciales, etc.). Ningún funcionario franquista, fuese del cuerpo que fuese, fue depurado. Por el contrario continuaron en sus puestos. Lo mismo el Ejército o la colaboración eclesiástica con la dictadura. Tal como el dictador había dicho “todo quedaba atado y bien atado”.

Cuando muchos años después esos pactos de silencio habían caducado, las oligarquías políticas que siguen en el Gobierno se amparan en la Ley de Amnistía de 1977 para no juzgar los crímenes del Franquismo. Incluso el tan cacareado auto de Garzón era bloqueado por el propio juez en virtud de dicha ley y de su propia inhibición para juzgar el Franquismo. Han pasado ya 35 años. Y de esos polvos estos lodos.

lunes, 15 de octubre de 2012

Jornadas «Sueños colectivos. Colectivizaciones en Guadalajara 1936-39», Azuqueca de Henares, 20 de octubre de 2012 / Foro por la memoria de Guadalajara


10.00 Apertura y conferencia de Julián Vadillo (Foro por la Memoria de Guadalajara): “Antecedentes históricos y políticos de las colectivizaciones”
11.30 Mesa redonda de historiadores con Jorge Herrero (UCM) y Fernando Hernández Sánchez (UAM): “Colectivizaciones en el Estado español”
14.00 COMIDA
16.00 Conferencia de Juan Pablo Calero (CNT-AIT): “Colectivizaciones en Guadalajara”.
18.00 Documental “Sueños Colectivos” (104′, 16/9, Color y B/N, 2011) Marco Potyomkin y Manuel Gómez.

Organiza: Foro por la Memoria de Guadalajara

martes, 9 de octubre de 2012

Salud Canuto. Que la tierra te sea leve

Hoy 9 de octubre nos ha dejado el compañero Canuto Pedro Marcos Centenera (1920-2012), histórico militante de la CNT de Guadalajara. Una triste y luctuosa noticia para nuestra organización. Entre los homenajes que le vamos a tributar, quiero rescatar la entrevista que hice en noviembre de 2009 publicada en el periódico CNT.
Salud compañero. Que la tierra te sea leve.
Viva la CNT-AIT
Viva la Revolución Social y Libertaria
Viva la anarquía

“Seré anarquista toda la vida” Una militancia anarquista en Guadalajara
Canuto Pedro Marcos Centenera
Julián Vadillo Muñoz
Son 90 años los que jalonan la vida de este anarquista. Pelo blanco, mirada alegre y muy dicharachero. Sentado en su sofá y junto a sus dos muletas pues hace unos años que las piernas le dan la lata a la hora de caminar. Pero a medida que se conversa con él se ve que las ganas de luchar y la confianza en un presente y futuro libertario no las han aniquilado toda la represión y las desgracias que ha tenido en su vida.
Canuto Pedro Marcos Centenera (aunque a él le gusta que le llamen Canuto) nació en  Guadalajara un 19 de enero de 1920. Sus padres, cercanos a la UGT, eran originarios del pueblo guadalajareño de Tórtola de Henares. Recuerda su infancia, que fue de mucha necesidad, hambre y miseria. La vida de la España del momento era muy difícil. Con apenas 8 años tuvo que empezar a buscarse la vida: daba de comer a los cerdos, recogía leña del monte, etc. No había derecho para la educación de los pobres. Siempre fue un aficionado a las vaquillas y al toreo y recuerda como jugaba con sus amigos en el barrio de El Chorrón.
Su vinculación a la CNT viene ya en los años republicanos, cuando contaba con unos 14 años. Y fue por influencia de su hermano, Emiliano Marcos Centenera, que fue uno de los impulsores del sindicato en la capital alcarreña. Recuerda como en aquel tiempo la gente estaba mucho más unida, como en las manifestaciones la UGT y la CNT iban de la mano. Como el anarcosindicalismo impulsó una pequeña escuela en San Estaban. Allí tenían una amplia biblioteca donde pudieron leer a los clásicos.
Al sublevarse los militares contra la República tiene que salir hacia El Clavín (una zona de Guadalajara). Recuerda como se refugiaron los militares en el Alcázar y un primo suyo, militar republicano, informa a las fuerzas leales a su llegada a Guadalajara. Ortiz de Zárate, el militar rebelde de Guadalajara, es ejecutado por las fuerzas leales.
Canuto se enrola en las milicias y el 2 de agosto parte con el Batallón Rosemberg hacia Sigüenza. Retroceden por la pérdida de la ciudad de El Doncel. Tras la militarización forma parte de la 49 Brigada Mixta, que era mayoritariamente comunista. Entra en combate en la Batalla de Guadalajara, si bien no está en el epicentro de la lucha, ya que su unidad estaba más cerca de Jadraque.
Tras la Batalla de Guadalajara pasan a Don Benito, donde la sed corría a toda la tropa. Un teniente  comenzó a beber agua y al querer hacer lo mismo Canuto, el teniente se la quita. Ni corto ni perezoso Canuto le asesta un cabezazo al teniente. Aprovechan ello para darle la baja por menor de edad.
Vuelve a Guadalajara. Pero se vuelve a enrolar y le manda a Archena (Murcia), a la Academia de Fuerzas  Blindadas. Allí estuvo mes y medio instruido por profesores soviéticos. Salen para Nules, pero les  sorprende el corte que la zona republicana tiene a la altura de Vinaroz. La salida se hace pues a Extremadura. En eso Canuto asciende en el Ejército Popular de la República y alcanza el grado de sargento.
El final de la Guerra le coge en Levante y trata de ir a Valencia primero y luego a Alicante para partir al exilio. Al estar atrapados va hacia Almansa. Una frase de Canuto es conmovedora: - No se puede expresar con palabras cuando vi el primer Tercio y la bandera de los sublevados. La Guerra se había perdido. Fue retenido y agredido, pero pudo escapar. Llega hasta Aranjuez. Allí se encuentra con su paisano Agustín Yela. Recuerda el hambre que pasó.
A su vuelta a Guadalajara comienza el calvario de Canuto. La represión se comienza a cebar con los elementos que han luchado al lado de los leales. Y ellos son anarquistas. Un tío suyo es ejecutado. Pero quizá la muerte más sentida para Canuto fue la de su hermano Emiliano. El 9 de marzo de 1940 es ejecutada la pena de muerte que sobre él pesada. Estaba preso en Guadalajara. Fueron a llevarle comida y le dijeron que lo habían trasladado. Preguntó donde, pero no obtuvo respuesta. Canuto sabía que lo habían matado. Bajó al cementerio y le dijeron que allí no estaba. Subió al Ayuntamiento de Guadalajara y le dicen que efectivamente había sido ejecutado esa misma mañana y que su cuerpo está en el cementerio. El dolor que sentía no se podía expresar. Va a recoger dinero para poder comprar un caja para su hermano. Se lo facilita su novia (hoy su compañera). Reconoce a su hermano. Recuerda de forma triste (y que todavía nos llena de rabia) como cuando enterraban a Emiliano, el cura y los falangistas de Guadalajara se reían. Después de esto ¿hace falta preguntar para qué sirve la memoria histórica?
Aun así Canuto esta un año tras la Guerra en Guadalajara. Es movilizado y, al estar fichado por anarquista, lo llevan a Teruel, a un Batallón de Trabajadores. En Teruel estuvo 2 años, con más de 1000 guadalajareños. Allí conoció a otros anarquistas. Uno, que aun vive en Francia, todavía conserva su amistad. Y me mostró fotografías de aquel momento.
Vuelve a Guadalajara y se colocó como camarero. Luego pasa a trabajar en la construcción. Recuerda como los falangistas le insultaban y escupían. Le dijeron que le iban a hacer lo mismo que a su hermano. Los falangistas hicieron que Canuto durmiera más de una noche en el campo.
Siguió manteniendo contacto con miembros de la CNT alcarreña. Recuerda como en 1942 detuvieron a unos cuantos. Se salvó por poco de la quema. Aun así son años de terror y miedo. Eso paralizó cualquier intento de reestructurar nada.
Cuando murió Franco sintió alegría. Pero no tanta por verle morir en la cama. Como todos los represaliados soñaban con derribar al dictador en vida y que diera explicación de su criminal conducta contra la humanidad.
Participó de la reestructuración de la CNT. Pero todavía le atenazaba el miedo de la dictadura, por lo que su compromiso no fue tan alto.
Este anarquista de 90 años sigue fiel al ideal. Considera que la democracia no tiene seriedad. Cree que hay una falta de escrúpulos en los sindicatos y que tan solo se salva la CNT. Las opiniones del PP le enfadan muchísimos. Son los neofranquistas llenos de corrupción.
Cuando hace unos años retiraron las estatuas de Franco y José Antonio Primo de Rivera de Guadalajara (campaña que estuvo impulsada por la CNT) sintió alegría. ¿Cómo no la iba a sentir, si de las calles alcarreñas desaparecían el ejecutor de su hermano (y de tantos miles de compañeros) y el inductor ideológico de esos crímenes?
Su solución sigue estando en el anarquismo. En él ve la única salida en nuestra sociedad. Por ello cree que tenemos que dar más de sí. Su opinión es que hay que afearles la actitud a CCOO y UGT.
“Seré anarquista toda la vida” sentencia. Y nosotros contigo, compañero.


lunes, 8 de octubre de 2012

LA MUERTE DE SANTIAGO CARRILLO SOLARES

Reproduzco aquí la pequeña reseña que he publicado en el periódico CNT en relación a la reciente muerte de Santiago Carrillo.

A petición de mi buen amigo y director del periódico CNT, Iván Nistal, escribo unas breves palabras sobre la reciente muerte del que fuera Secretario General del PCE, Santiago Carrillo Solares.
            Conocí a Santiago Carrillo hace unos años. Le entrevisté para un libro que escribí sobre un caso de represión franquista en Alcalá de Henares en 1947, que acabó con la ejecución de ocho militantes comunistas un año después y la condena de varias decenas de persona (una de las cuales falleció el pasado verano, Ricardo Lidó Expósito)
            Aquella agradable entrevista, con una pasmosa lucidez del protagonista de la misma, con un personaje importante de la historia de España, me dejó algunas incertidumbres de la propia figura de Carrillo. Fallecido el personaje difícil va a ser resolverlas. Pero trataré de resumirlas:
  1. La primera fue el desarrollo de lo que aconteció en Paracuellos del Jarama. Durante los años del régimen liberticida de Franco y la machacona propaganda derechista se provocó la intoxicación del suceso. Pero el entonces delegado de Orden Público en Madrid tampoco contribuyó a esclarecer quien dio la orden. Lejos de las apologías fascistas o de los “demócratas” actuales que quieren cargar el mochuelo a la CNT madrileña, para un investigador es importante este asunto. He investigado mucho sobre el mismo y he llegado a la conclusión que Carrillo no da la orden. Él no es el responsable. Pero algunos de sus más allegados fueron los responsables directos. Pero ¿quién? ¿Serrano Poncela? ¿José Cazorla? ¿Mijail Kolstov? ¿Grigulevich? Carrillo podía haber esclarecido mucho y al final calló.
  2. Que los agentes soviéticos en España llevaron tareas policiales y de purga en España no es sorpresivo. Pero los sucesos de Mayo de 1937, la desaparición del lider del POUM Andréu Nin, el asesinato de Berneri y Barbieri, el considerar a la CNT un problema de orden público, la desarticulación de colectividades, etc. Algo sabía una de las figuras máximas del comunismo ibérico. Pero también calló.
  3. Si hay un partido que se llene de malditos, ese es el PCE. Durante el exilio numerosos militantes abnegados del comunismo fueron condenados al ostracismo por el propio partido. Heriberto Quiñones (que murió fusilado atado a una silla por la paliza que le imposibilitó de andar), Jesús Monzón, Gabriel León Trilla (uno de los pioneros del comunismo español) fueron postergados y arrojados a las llamas del olvido por sus propios “camaradas”. Por el propio Carrillo que entonces actuaba como responsable de la organización en el interior. También aquí las explicaciones que pusieron freno a la invasión del Valle de Arán quedaron cubiertas de un triste manto de olvido por los dirigentes comunistas como Carrillo.
  4. Su papel en la Transición. Aunque muchos le encumbrarán, Carrillo sepultó la memoria de aquellos que lucharon por la libertad durante la dictadura con un pacto que postergó todas las luchas que habían sucedido. Algunos dicen que fue necesario hacerlo. Otros consideramos que de esos polvos estos lodos.

Todos y cada uno de estos puntos sería óbice para un extenso artículo de cada uno. Estamos acostumbrados a que cada vez que muere alguien relevante se hacen grandes apologías de su persona. Pero lejos de esas apologías la historia es la historia y no podemos faltar a la verdad. Incluso los propios militantes del PCE se debaten hoy si dar un tributo al que fue su secretario general más años en el cargo o enterrar definitivamente la herencia del carrillismo que lo sepultó al ostracismo.
Julián Vadillo Muñoz