martes, 29 de mayo de 2018

El poder histórico de "Octubre"

Artículo publicado en la revista Tiempos Modernos, del Cineclub Chaplin de Cuenca, con motivo de las jornadas que el pasado mes de octubre dedicaron la cine de la Revolución rusa, y me dieron la oportunidad de poder presentar la película de Eisenstein Octubre y escribir un artículo sobre la misma para el número que ha salido recientemente.

A pesar de la importancia que muchas películas han tenido para intentar recrear parte de la historia que quiere transmitir, no fue hasta los años setenta, y bajo el influjo de la nouvelle vague cuando se empezó a tener en cuenta al cine como un instrumento de análisis histórico. Y en esto hay mucho que agradecer a historiadores como Marc Ferro que supo introducir estos elementos en los materiales de investigación historiográficos a pesar de las reticencias de algunos de los más grandes historiadores de la Escuela de Annales como Fernand Braudel o Pierre Renouvin[1]. Gracias a gente como Ferro, hoy el cine no solo se estudia como una materia en la historia sino para analizar la historia misma.
            Y para mostrar la importancia del cine a la hora de analizar un acontecimiento o proceso histórico, el cine soviético fue desde sus orígenes uno de los que mayor interés puso en ello. No podemos olvidar los grandes cineastas que dio la Unión Soviética y las grandes películas anejadas a sus nombres: Sergei Mijailovich Eisenstein, Vsevolod Ilariónovich Pudovkin, Dziga Vertov, Lev Vladímirovich Kuleshov, etc.
            Aunque todo ellos tuvieron una aportación fundamental al cine soviético e internacional (los experimentos de Vertov fueron fundamentales), Eisenstein se convirtió en un referente internacional a la hora de transmitir la historia. Su Octubre es una de las películas más afamadas de la historia.

Ubicación de Octubre

            Octubre, a pesar de ser una película ficción, esta a caballo entre ese tipo de film y el documental. Encargada por el propio gobierno soviético en el décimo aniversario de la Revolución de 1917, la película es una recreación de los sucesos en Petrogrado entre febrero y octubre de 1917 y la toma del poder por parte de los bolcheviques. Es la visión oficial de la Revolución, la visión de los bolcheviques, de los comunistas triunfantes frente a sus enemigos y rivales.
            Sin hacer una valoración cinematográfica de la película, pues la finalidad de este texto es hacer una mirada histórica sobre la misma, Octubre se convierte en un film magnífico y trepidante que engancha al espectador desde el primer momento y hace conectarle con los sucesos de la Rusia revolucionaria. Además, Eisenstein no dejó pasar la oportunidad de introducir en la película multitud de elementos simbólicos en comparación con los personajes que aparecen. Un pavo real que simbolizaba la arrogancia de Kerensky, figuras de Napoleón para igualar a este personaje, que un siglo atrás había invadido Rusia, con personajes contrapuestos como Kerensky y el general Kornilov, la destrucción del alcohol en las bodegas del palacio del Zar como ejemplo de lucha contra el alcoholismo en la nueva sociedad, la risa de un niño en el trono imperial que significa el nacimiento de una joven y nueva sociedad socialista, el carro con el caballo muerto que cae al río que representa la revolución y la fuerza que tira de ella, que ha sido derrotada en un primer momento[2], etc. Algunas de estas cuestiones han sido abordadas por historiadores del cine como Manuel Villegas López en su obra Los grandes nombres del cine[3].
            Además, la película reúne un amplio elenco de buenos actores y de personalidades de primer nivel. La música corrió a cargo del gran compositor soviético Dimitri Shostakovich, que tiene todo un repertorio de sinfonías para la revolución (1905, 1917). También la caracterización de Lenin por el actor Vladimir Nikandrov y de Kerensky por Nicolai Popov son excepcionales. Igualmente, entre el elenco de actores había participantes reales de la revolución de 1917 como Nicolai Podvoisky, que fue quien en realidad encargó, al frente de la Comisión del Aniversario de la Revolución, la película a Eisenstein.
            Los planos y la fotografía de la película hacen de esta obra una de las más importantes de la historia del cine.

Octubre y la historia de la Revolución de 1917

            Aunque se podría decir que Octubre es una obra maestra del cine no hay que olvidar que fue un film encargado con fines propagandísticos y que muestra la visión oficial de la revolución de 1917. Tampoco hay que olvidar que la película bebe de la obra escrita por el periodista norteamericano John Reed Diez días que estremecieron el mundo, base sobre la que muchos años después Warren Beatty rodaría la película Rojos.
            La película es una constante posición binaria entre los revolucionarios bolcheviques, que quieren la conquista del poder para establecer las bases de una sociedad socialista, frente a los diversos intentos contrarrevolucionarios: desde el gobierno provisional hasta los golpistas de Kornilov, pasando por las posiciones mencheviques y socialistas revolucionarias que tratan de impedir la toma del poder por parte de los comunistas de Lenin.
            Además la película fue finalizada por Eisenstein en 1927, un momento clave en la historia de Rusia, cuando Stalin se ha hecho control total del Partido Comunista y todos sus adversarios (Trotsky, Preobrazhevsky, Bujarin, etc.) han sido derrotados. A pesar de que mucho metraje del film fue censurado, las pocas imágenes de Trotsky que aparecen son para hacerle perder una votación contra Lenin en la cuestión del levantamiento de octubre de 1917, cuando el propio Trotsky había preparado esa insurrección y fue uno de sus más importantes protagonistas. Lo que le separaba de Lenin era si el papel director lo tenía que llevar el Partido Bolchevique o los soviets en su conjunto[4].
            Lo que sí queda claro a lo largo de la película es el contrapunto que representan para los bolcheviques los rivales de su visión de la revolución. Kerensky aparece como tal personaje, pero otros quedan en alter egos o personajes que se puede suponer qué era lo que pensaban los dirigentes socialistas revolucionarios y del menchevismo: Yuli Martov, Feodor Dan, Irakli Tsereteli, etc.
            Kerensky es un personaje que ha quedado completamente desdibujado en la historia. Casi ninguna obra acierta a ubicar al que fue uno de los presidentes del Gobierno Provisional. Integrante del Partido Trudovique (una de las muchas escisiones que tuvieron los socialistas revolucionarios tras la Revolución de 1905 y que sería una especie de Partido Laborista), la figura de Kerensky fue un intento por una parte de los integrantes del Soviet de Petrogrado de conectar las aspiraciones revolucionarias del Soviet con el Gobierno Provisional. Como afirma el historiador Julián Casanova, al referirse al propio Kerensky, “En realidad, tras cuatro meses de revolución sin un líder claro, fue el primero en rellenar ese vacío”[5]. Pero Kerensky contó con numerosos problemas. El primero la paulatina pérdida de apoyos entre los elementos obreros que vio como con el golpe de Estado de Lavr Kornilov se diluía completamente. El peso de la derrota de ese golpe de Estado vino por parte de los elementos revolucionarios y Kerensky perdió gran parte de sus aspiraciones de consolidar un modelo de revolución alejada de bolcheviques, socialistas revolucionarios de izquierda y anarquistas. De hecho la película Octubre hace una comparación entre Kerensky y Kornilov, comparando a ambos como sendos Napoleones y poniéndolos en el eje contrarrevolucionario.
            Igualmente la película analiza de forma un tanto maniquea a los actores políticos. Mientras mencheviques y socialitas revolucionarios se debaten en el congreso del Instituto Smolny en sus apoyos al Gobierno Provisional, solo los bolcheviques son los defensores de dar el paso definitivo a la revolución socialista. Aquí cabría hablar de un gran silencio alrededor de los socialistas revolucionarios de izquierda y de lo anarquistas en la película[6]. Quizá por la parte espinosa que significó las colisiones posteriores entre agentes que participaron en el propio Comité Revolucionario y dieron forma a un proceso mucho más complejo de lo que nos han legado. Ni siquiera la presencia de los marinos de Kronstadt hace suponer en la película la influencia de otros agentes que no fueran los bolcheviques. Y eso a pesar de la enorme influencia que anarquistas y socialistas revolucionarios de izquierda tenían en la fortaleza militar de Kronstadt y su soviet, realmente plural y cercano a la llamada democracia obrera, con figuras tan representativas como los anarquistas Efim Yarchuk o Anatoli Zhelezniakov[7].
            Por último habría que reseñar, entre algunas otras cuestiones, la imagen romántica de la toma del Palacio de Invierno por parte de unas masas obreras que asaltan las dependencias, detienen al gobierno provisional, Lenin sube al estrado del Congreso de los Soviets en el Smolny como presidente y se empieza a legislar en favor del socialismo. Unas medidas que, en realidad, provocaron un fuerte debate entre las fuerzas revolucionarias, por cómo se tenía que desarrolla el Decreto de la Tierra (socialización frente a nacionalización) o el Decreto de la Paz (oposición de socialistas revolucionarios de izquierda y anarquistas al Tratado de Brest-Litovsk). La imagen de Vladimir Antonov-Ovseyenko redactando la detención del gobierno provisional fue mítica. Sin embargo esa toma no fue así, sino algo mucho más planificado y donde la resistencia a la Revolución de Octubre fue completamente nula por las escasas bases de apoyo con la que contaba el gobierno provisional de Kerensky que ya había huido. Curioso el final del propio Antonov-Ovseyenko, que fue durante la Guerra Civil española cónsul soviético en Barcelona, y que a su regreso a Moscú fue fusilado en medio en de las purgas del estalinismo en 1937, como la casi totalidad del Comité Central del Partido Bolchevique protagonista de 1917.
            Aun así, a nivel histórico la película Octubre no está mal trabajada. Es la visión propagandística de los vencedores pero con una fuerte carga de investigación histórica legada por la obra del periodista norteamericano John Reed Diez días que estremecieron el mundo, tal como se expresó más arriba. Los escenarios de la película (Instituto Smolny, Palacio de Invierno, crucero Aurora, etc.) eran los mismos que de las jornadas revolucionarias que puso fin al zarismo y al gobierno provisional.

Coda

            Decía León Trotsky en 1923: “El hecho de que hasta ahora no hayamos intervenido en el cine demuestra lo despistados e incultos que hemos sido, por no decir completamente estúpidos. El cine es un instrumento que se impone por sí mismo, es el mejor instrumento de propaganda.”[8]. Y aunque la imagen documental se dejó ver durante la Revolución rusa y la Guerra Civil rusa (asalto a sedes anarquistas, despliegues del ejército en el frente, etc.), no fue hasta que la situación interior del país se comenzó a estabilizar cuando se pudo afrontar el reto de la imagen.
            A partir de 1923 comenzó a proliferar un importante cine soviético, con fuerte carga de propaganda, pero con una calidad inconmensurable, que puso en la cima de la cinematografía a directores que pasarán a la historia. De esta época hay que destacar La huelga (1924) o El acorazado Potiokim (1925), ambas de Eisenstein, para conmemorar la Revolución de 1905. Esta última película fue considerada la mejor de la historia del cine según la clasificación de Bruselas. Eisenstein tuvo nuevos proyectos tras Octubre, destacando su película La línea general (1929) (conocida también como Lo viejo y lo nuevo) donde el protagonismo en la creación de koljós pasa de la masa de sus anteriores películas a una protagonista concreta, Marfa Lapkina protagonista de la película.
            Pero no solo Eisenstein abordó cuestiones de la Revolución rusa. Vsevolod Pudovkin se acercó a la temática a través de La madre (1926), como adaptación cinematográfica de la novela de Máximo Gorki, o con El fin de San Petersburgo (1927) como forma particular de homenajear a la revolución de 1917 y el nacimiento de la ciudad de Leningrado frente a la anterior de San Petersburgo.
            Alexander Dovjenko también tuvo su aportación en películas posteriores como Tierra (1930) o Dziga Vertov en una serie de películas como El aniversario de la revolución (1919), El tren de Lenin (1921), Historia de la Guerra Civil (1922) o la ya muy posterior Tres cantos sobre Lenin (1934). Vertov fue el más pionero en rescatar el acontecimiento histórico y también, posteriormente, quien aportó mayores cuestiones de estilo, montaje y desarrollo al propio cine.
            Hay muchos ejemplos pues la Revolución rusa de 1917 siempre fue una fuente de inspiración para los directores soviéticos y también de otros lugares.
            Lo que no cabe ninguna duda es que a la cabeza de estas películas habría que poner Octubre, una obra maestra del cine a caballo entre la ficción y el documental que legaría para la posteridad toda una imagen de la Revolución rusa de 1917.


[1] Marc Ferro. Historia contemporánea y cine, Ariel, Barcelona, 2000. Pág. 15-16
[2] José María Caparrós Lera. 100 películas de historia contemporánea, Alianza editorial, Madrid, 1997. Págs. 210-211.
[3] Manuel Villegas López. Los grandes nombres del cine, Planeta, Barcelona, 1973. Volumen I. Págs. 272-273
[4] David Renton. Trotsky, Haus Publishing, London, 2004. Pág. 68
[5] Julián Casanova. La venganza de los siervos. Rusia, 1917, Crítica, Barcelona, 2017. Pág. 101
[6] Estudios recientes sobre el anarquismo en la Revolución rusa son los siguientes: Carlos Taibo. Anarquismo y revolución en Rusia, 1917-1921, Catarata, Madrid, 2017; Julián Vadillo Muñoz. Por el pan, la tierra y la libertad. El anarquismo en la Revolución rusa, Volapük ediciones, Guadalajara, 2017.
[7] Paul Avrich. Kronstadt, 1921, Anarres, Buenos Aires, 2006; Alexander Skirda. Kronstadt, 1921. Proletariat contre bolchevisme, La Tête de Feuilles, París, 1971
[8] Marc Ferro. Op. Cit., Pág. 123