lunes, 26 de octubre de 2015

OTRA HISTORIA DEL SUEÑO TRUNCADO

El jueves 29 de octubre, a las 19:00, se presenta en el aula 6 de la Facutad de Filosofía y Letras de la Universidad de Alcalá de Henares, el libro de Urbano Brihuega Moreno La Bicicleta. La historia de Felipe Loeches Gismero, concejal socialista de Alcalá de Henares, fusilado en Madrid en 1943. Aquí pongo el prólogo que he escrito para esta obra. 

El 25 de mayo de 1943 era fusilado en las tapias del cementerio de Madrid (el Cementerio del Este) Felipe Loeches Gismero. Junto a él eran ejecutados ese día 11 personas más: Francisco Alonso García, Juan Aguera Bello, Mauricio Díaz Garnacho, Eusebio García Terrero, Mauricio Garnacho Vos, Sixto Hurtado Hurtado, Francisco Prado Pérez, Francisco Rajado Pérez, Moisés Sánchez Gallego, Antonio Sánchez Román y Balbino Vaquero Hurtadoi.
Felipe Loeches fue uno de tantos obreros vinculado al movimiento obrero. Natural de Alcalá de Henares, se afilió a la UGT en el año 1929 y fue uno de los más brillantes militantes obreros que tuvo la sociedad complutense. Un obrero que luchaba por los obreros. Su vinculación a la Casa del Pueblo situada en la entonces calle Pablo Iglesias de la ciudad se ceñían a instruir a la clase obrera para que se respetasen sus derechos. Y por ello se afilió al movimiento obrero que mayor raigambre tuvo en la ciudad: el socialismo.
Felipe Loeches es uno de los protagonistas de mi tesis doctoral, hoy libro, que versó sobre el movimiento obrero en Alcalá. Allí vemos como con el inicio de la Guerra Civil, Felipe Loeches tiene una participación activa en favor de la causa republicana. Y en la ciudad llegó a ostentar importantes cargos de representación. A finales de 1937 forma parte de la Junta Calificadora que tenía que estimar la incautación de tierras y el régimen de explotación de la mismas. En dicha Junta participaron los 19 consejeros municipalesii más la representación del Frente Popular y de las organizaciones sindicales. Por la CNT lo hizo Aurelio García Martínez y por la UGT, Felipe Loeches Gismeroiii.
Pero el propio Felipe Loeches llegó a representar a la UGT en el Ayuntamiento complutense. SU nombramiento se produjo el 26 de junio de 1938 y mantuvo el cargo hasta el final de la Guerra Civiliv.
Pero la derrota republicana en la Guerra Civil fue también la derrota de Felipe Loeches. Detenido tras la contienda en su intento de salida de España acabó en el campo de concentración de Albatera. Trasladado a Madrid en 1941 es juzgado en consejo de guerra sumarísimo el el 16 de abril de 1942 y condenado a muertev. Aunque durante un tiempo siguió penando en prisiones entre Madrid y Alcalá de Henares, finalmente fue ejecutado en el cementerio del Este en la fecha que indicábamos más arriba.
No es el único concejal alcalaíno ejecutado en el cementerio de Madrid. Allí también fueron ejecutados el concejal de Unión Republicana, Epifanio Chavarría Samper el 28 de enero de 1941, el anarcosindicalista Leandro García Martín el 24 de febrero de 1940 y el comunista Casimiro Illarraza Inoso el 27 de junio de 1940. También, aunque no fue concejal, su compañero de sindicato, el maestro Ángel García Gómez fue fusilado el 30 de abril de 1940vi.
Y no será los únicos concejales alcalaínos ejecutados por los vencedores. En la fosa del Cementerio Municipal de Alcalá de Henares se encuentran los cuerpos del ugetista Basilio Yebra, del militante de las JSU, Agustín Anuarbe Pardo y del comunista Manuel Muñoz Murcia. Todos ellos ejecutados el 28 de abril de 1939 en Alcalá de Henares junto a otros militantes de izquierdas.
No es pues la historia de Felipe Loeches única. Pero única es la obra que hoy se le brinda. Y no ha podido caer en mejor pluma que la de Urbano Brihuega Moreno. Autor y personaje comparten muchas cosas. Creen en los mismos ideales. Ambos han sido concejales y representantes del Ayuntamiento alcalaíno. A ambos la ciudad de Alcalá les importa.
Urbano nos tiene acostumbrados a rescatar figuras y la historia alcalaíno. LO ha hecho con otro socialista alcalaíno, Andrés Saborit. Nos acercó a la historia de la educación en la ciudad entre 1873 y 1939. Nos rescató una figura legendaria, la de Fernando Nacarino Moreno. Un trabajo este último que vino a complementar el libro que Alejandro Remeseiro y yo mismo publicamos en 2009 sobre la explosión del polvorín en Alcalá de Henares en 1947. Nacarino es uno de los protagonistas de aquella historia. Una memoria que se apagó en 2007.
La obra sobre Nacarino guarda una similitud con esta de Felipe Loeches. Urbano lo que hace es redactar un trabajo por boca de otra persona. El protagonista de la obra sobre Felipe Loeches Gismero es su hijo. A través de su memoria Urbano realizado un importante ejercicio de recuperación de memoria histórica. Y lo hace con un leiv motiv: una bicicleta. El bien más preciado (como diría una canción revolucionaria) del hijo de un proscrito tras la guerra. La historia de Jesús Loeches, es la historia de miles de familias tras la Guerra Civil. Sin destripar un ápice del libro, Jesús Loeches nos muestra la dificultad y las carencias de los derrotados tras la guerra. Un padre fusilado, una madre fallecida de tuberculosis y de hambre, unos falangistas que no paraban de cobrarse una contribución de sangre, una ciudad silenciada y reprimida y un joven que quiere salir adelante con ideales y sin olvidar el pasado.
Porque por debajo de toda la historia que nos cuenta Urbano subyace lo que significó para la sociedad alcalaína (y para la española en general) la represión y el totalitarismo franquista. Voy a tomar prestado un párrafo del libro del historiador Fernando Hernández Sánchez, que sintetiza muy bien lo que es la dictadura franquista y donde tienen que poner énfasis aquellos que se dediquen a estudiar esta parte de la historia de España: “Cualquier análisis que olvide que el franquismo fue una dictadura totalitaria, emparentada en su origen con los fascismos, cuyas prácticas policiales y judiciales se encontraban al margen y en contra de toda homologación con las admisibles en un estado de derecho, errará en la valoración del comportamiento de los actores políticos que se opusieron a ella.”vii.
El libro de Urbano se ajusta perfectamente al párrafo anterior. No obvia lo que fue el franquismo. Y lo presenta a través de la figura del hijo de un concejal fusilado. De uno de esos tantos hombres que buscaron un mundo distinto, una sociedad diferente, y pagó con su vida esa lucha.
Hay que agradecer profundamente a Urbano Brihuega que haya recuperado esta figura. Que la haya sacado del ostracismo, de las tinieblas en las que la sepultó el franquismo. Un gran ejercicio de recuperación de memoria histórica. Felipe Loeches Gismero es una víctima del franquismo. Jesús Loeches también. Y como víctimas del mismo, y siguiendo el camino trazado en otros países del que todavía carece el nuestro, tenemos que pedir verdad, justicia y reparación para ellas.
Gracias Urbano por rescatar a Felipe Loeches a través de su hijo
i Núñez Díaz-Balart, Mirta y Rojas Friend, Antonio. Consejo de guerra. Los fusilamientos en el Madrid de la posguerra (1939-1945), Compañía Literaria, Madrid, 1997. Pág. 160.
ii En enero de 1937, por un decreto ministerial del gobierno de la República, los Ayuntamientos pasaron a denominarse Consejo Municipales y sus integrantes consejeros (concejales). La composición de dicho consejo estará formada por todas las organizaciones integrantes del Frente Popular.
iii Vadillo Muñoz, Julián. El movimiento obrero en Alcalá de Henares, Silente ediciones, Guadalajara, 2014. Pág. 389.
iv Lledó Collada, Pilar. Alcalá en Guerra, Brocar, Alcalá de Henares, 1999. Pág. 264. Ver también: http://www.fpabloiglesias.es/archivo-y-biblioteca/diccionario-biografico/biografias/15302_loeches-gismero-felipe
v AHGD. Causa 58793
vi Núñez Díaz Balart, Mirta y Rojas Friend, Antonio. Op. Cit, Págs. 179, 189, 190 y 199.
vii Hernández Sánchez, Fernando. Los años de plomo. La reconstrucción del PCE bajo el primer franquismo (1939-1953), Crítica, Barcelona, 2015. Pág. 9

lunes, 19 de octubre de 2015

MARÍA DOMÍNGUEZ REMÓN. UNA MUJER HECHA A SÍ MISMA

Publicado en la edición digital del periódico Diagonal

El 7 de septiembre de 1936 era fusilada en el cementeriod e Fuendejalón María Domínguez Remón. Obrera, periodista, literata, republicana, socialista, primera mujer alcaldesa en la Segunda República. Alguien desconocida para las actuales generaciones y que sin embargo marcaron una época.
Su historia la ha rescatado el documental María Domínguez. La palabra libre dirigido por Vicky Calavia y que se va a proyectar en la XVIII Muestra Internacional de Cine realizado por Mujeres que se celebra en Zaragoza entre el 17 y el 24 de octubre. Una Muestra que reune más de 25 proyecciones entre largometrajes, ficción, documental y cortos. El documental de María Domínguez se podrá ver el viernes 23 de octubre en el Centro de Historias (Plaza de San Agustín, s/n) y charlar con su directora.
Vicky Calavia es gestora cultural, programadora, documentalista, realizadora y productora. Tiene una amplia trayectoria en diversos proyectos y documentales, pero para Vicky Calavia la historia de María Domínguez “la enamoró”. Un personaje desconocido: “Es curioso que no había datos sobre ella siendo quien era”. La fase de elaboración del documental no fue sencilla. Había pocos datos del personaje. Sin embargo a través de bibliófilos como Javier Barreiro, de las historiadoras y biógrafas Julita Cifuentes y Pilar Maluenda o por escritoras como Rosa Montero, se pudo rescatar al figura de María Domínguez. “Lo que me gustó de María Domíngue fue su libertad y su clarividencia”. Porque María Domínguez trató temas revolucionarios en su época pero no que no han perdido actualidad (feminismo, igualdad de género, divorcio, etc.). Y algo “que me dejó completamente impresionada fue que era autodidacta”, sentencia. Y es que a diferencia de otras mujeres de la época (Federica Montseny, Hildegart Rodríguez, Victoria Kent, Clara Campoamor, etc.), María Domínguez se autoformó. Era de origen humilde pero su familia no tenía ninguna vinculación política. No pertenencí a esa “aristocracia obrera” de la que se formó una buena parte de militantes obreros entre finales del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX. Sin embargo ese ansía de formación le llevó a estudiar, a ser maestra, a escribir. Una de esas señas de identidad de la cultura obrera. Este deseo de conocimiento le llevó a conocer y a comprender. “Ella se da cuenta por sí misma de la injusticia y la desigualdad”, nos comenta Vicky. Fue una luchadora nata por la libertad y “por eso titulé el documental como La palabra libre” dice Vicky.
El documental, a través de pequeñas píldoras, nos muestra de forma sencilla quién era María Domínguez. A destacar una cosa. Fue la primera alcaldesa de un pueblo elegida democráticamente. Alcaldesa de Gallur (Zaragoza) entre el 29 de julio de 1932 y el 6 de febrero de 1933. Vicky Calavia define su gestión municipal como recta y honesta. “En seis meses saneó las cuentas del Ayuntamiento”. Otro tema, el de la transparencia y las cuentas municipales, muy actual.
Sin embargo el final de María Domínguez fue triste. Como el de miles de personas en España que se opusieron al golpe de Estado de julio de 1936. Fue fusilada en septiembre de 1936 y poco existe que recuerde su figura. Una calle en Zaragoza, otra en Gallur, el nombre del Colegio Público de Gallur, una placa en el cementerio de Fuentejalón. Todo conseguido desde la segunda mitad de la década de 1990, por iniciativas particulares o por instituciones como la Fundación María Domínguez (http://www.fundacionmariadominguez.com/), que ha colaborado de forma activa para que este documental se hiciese realidad.
La acogida del documental ha sido excelente. Ha dado a conocer la figura: “Se suele hacer debates con el público”, nos comenta Vicky Calavia. Algo fundamental para poner nuevamente encima de la mesa la figura y la obra de María Domínguez.

María Domínguez. Autodidacta, maestra, luchadora

El personaje de María Domínguez es uno de más de lo que pensamos el por qué no ha llegado a nuestros días como referencia.
María Domínguez nació el 1 de abril de 1882 en el pueblo de Pozuelo de Aragón, en el seno de una familia muy humilde. El destino de María iba a ser las tareas agrícolas y el cuidado de la casa. Pero desde pequeña su pasión por el conocimiento le hace romper con los moldes de la sociedad imperante. Aprende a leer y a escribir. Aunque se le concertó un matrimonio de conveniencia, María no quiso apartarse del camino que ella se había trazado. La relación con su marido Bonifacio Ba Cercé fue nefasta. Fue una mujer maltrada y decidió romper los vínculos con alguien al que no quería y que no la respetaba. Se marchó de su pueblo ante el escándalo de la separación y se instaló en Barcelona. Allí trabajó, vivió sola y se formó. Escribió su primer artículo para el periódico republicano El País. En ese momento, a la altura de 1914, María Domínguez decide estudiar, instalandose en Zaragoza donde estudia en la Escuela de Artes y Oficios de la capital maña y trabaja cosiendo medias. Se vincula en ese momento con los círculos republicanos de la capital aragonesa y comienza escribir en El ideal de Aragón. A pesar de que ya había comenzado a trabajar como maestra no tenía la titulación, matriculándose en la Escuela Normal de Pamplona y consiguiendo el título de Magisterio. Pero en 1918 María Domínguez cae enferma. Se traslada nuevamente a Zaragoza y tiene una vida discreta.
En 1922 su marido, del que llevaba separa muchos años, fallece. Oficialmente viuda vuelve a contraer matrimonio con el militante socialista Arturo Segundo Romanos. A partir de ese momento María Domínguez se ve influenciada por las ideas socialistas. Instalados en Gallur, comenzaron a desarrollar una intensa actividad en el desarrollo del movimiento obrero y socialista de la zona. María comenzó a colaborar en el semanario socialista Vida Nueva de Zaragoza donde escribía con su nombre o con el seudónimo de “María la Tonta”.
La inestabilidad del Ayuntamiento de Gallur le llevó a dimitir en pleno y eso provocó que el Gobernador civil conformase una Gestora Municipal con María Domínguez al frente. La gestión municipal de María Domínguez fue corta pero intensa. Aplicó la legislación republicana, constituyó bolsas de trabajo (en la linea de las disposiciones ministeriales de Largo Caballero), etc. Pero se preocupó por la educación en Gallur. Instituyó una escuela unitaria (de niños y niñas), reportó una partida económica para la limpieza de la escuela (y que no la hiciese los maestros y los niños), acondicionó las dependencias educativas, etc. Se resumen como una buena gestión municipal. Pero las gestoras municipales eran transitoras, así como los gobiernos municipales que se habían formado en abril de 1931 pero donde solo se presentó una candidatura. Es por ello que las gestoras quedaron disueltas para proceder a elecciones municipales parciales, dejando María Domínguez el cargo el 6 de febrero de 1933.
En ese momento María Dominguez vuelve a la escuela. Ese año publicó, gracias al impulso que otra mujer, Hildegart Rodríguez Carballeira, su libro Opiniones de mujeres en la editorial Castro. Aquí se nos revela una María Domínguez feminista, defensora de la ley de divorcio, de la igualdad, del perfeccionamiento democrático, etc. Algo que no pasó inadvertido a Hildegart Rodríguez que le dedicó un extenso prólogo a la obra, solo unos meses antes de su trágico final.
El golpe de Estado de julio de 1936 sorprende a María Domínguez y a Arturo Segundo en Gallur. Se refugian el pueblo natal de María, Pozuelo de Aragón, casa de su hermana. Pero poco después fueron detenidos por los golpistas y encarcelados. El 7 de septiembre de 1936 fueron sacados de la cárcel y asesinados en las tapias del cementario del pueblo vecino de Fuentejalón.
Desde entonces un manto de silencio rodeó la figura de María Domínguez. Esta mujer hecha a si misma, como dice Vicky Calavia, no solo fue asesinada por los golpistas. La historia la condenó al olvido, al ostracismo, que es la peor de las muertes.
Ahora, gracias a la obra biográfica de Julita Cifuentes y Pilar Maluenda, y al documental de Vicky Calaviam, podemos saber quien fue María Domínguez Remón, la primera alcaldesa en la Segunda República.

viernes, 2 de octubre de 2015

EL FASCISMO YA TIENE SU MUSICAL

Artículo aparecido en la edición digital del periódico Diagonal

Al final el teatro Arlequín de Madrid albergará la puesta en escena de “Mi princesa roja”, la obra que recrea la historia de amor entre José Antonio Primo de Rivera y Elisabeth Asquith Bibesco durante la Segunda República. Un musical que no solo se ciñe a esa historia sino que se convierte en una reivindicación de la figura de José Antonio Primo de Rivera, presentando al fundador de Falange como alguien que trató de evitar por todos los medios la Guerra Civil, de la que él fue víctima, y la amistad que le unía a personajes de la izquierda política republicana como Manuel Azaña o el poeta Federico García Lorca.
Una reivindicación de José Antonio bastante alejada de la realidad del propio personaje y con un toque intencionado del director Álvaro Saenz de Heredia.


Un musical con intenciones muy claras

Según el proyecto que presentó el director del musical hace unos meses, éste está estructurado en 20 canciones, si bien el proyecto mostraron tres. La primera es el fusilamiento de José Antonio. La segunda la fundación de Falange el 29 de octubre de 1933 en el Teatro de la Comedia de Madrid. Sáenz de Heredia lo denomina “el antipartido” y tan sólo se dedica a mostrar los discursos de José Antonio mientras una serie de personajes, desde militares a figuras de la derecha o la izquierda, analizan el movimiento. Entre los militares, Mola y Franco, que ven entre el excepticismo y la esperanza a los falangistas. Un análisis del texto, no deja lugar a dudas. Falangistas y militares están en sintonía para acabar con la República. Luego aparecen integrantes de organizaciones de derechas que quieren unir a los falangistas a sus luchas de calle. Y, finalmente, el análisis de la izquierda, donde aparece un Largo Caballero al que implícitamente se le acusa de ser instigador de la lucha callejera contra los falangistas. En medio de todos ellos, el autor eleva a José Antonio a salvador de la nación, un hombre mal entendido por todos. Curiosamente en el discurso que rescata de la fundación de Falange sólo cita las cuestiones relacionadas con la banca y con el “programa social” de la organización. Nada relativo a la violencia que transmitió la fundación de Falange o de sus partidas callejeras para amedrentar que condujeron al país al desastre, esa “dialéctica de los puños y las pistolas” que marcará la historia del falangismo.

Por último, aparece una nueva canción donde José Antonio se despide de la princesa Elisabeth Bisbesco, esposa del embajador rumano en Madrid y con la que Primo de Rivera tenía un romance. En esa misma imagen aparece un desdibujado García Lorca, que agradece a José Antonio su favor para una subvención a La Barraca (¿?). De forma bastante avispada, se intenta vincular a José Antonio con la intelectualidad de la época. Su supuesta relación con Lorca está extraída de los recuerdos de Gabriel Celaya, que habló de la amistad de Lorca con algunos falangistas. Según Celaya, Lorca le habría confensado que cenaba de vez en cuando con José Antonio. Se trata de consideraciones dentro de un imaginario colectivo del 'falangismo auténtico' que también vincula al fundador de Falange amistad con Azaña (al que odiaba), Ángel Pestaña o Durruti, nada más lejos de la realidad. Según el musical, José Antonio solicitó a Lorca un verso para el himno de Falange y Lorca recitó unos versos de José Martí. El poema de marras es el siguiente: “No me pongan en lo oscuro / A morir como un traidor: /¡Yo soy bueno, y como bueno / Moriré de cara al sol!”. La realidad fue que José Antonio mandó la elaboración del Cara al Sol a una serie de poetas y literatos afines a Falange como fueron José María Alfaro, Agustín de Foxá, Dioniosio Ridruejo, Pedro Mourlane Michelena, Jacinto Miquelerena, Rafael Sánchez Mazas, el Marqués de Bolarque y el músico Juan Tellería.

Queda claro por la maqueta que Primo de Rivera no es denostado por el autor de la obra. Todo lo contrario, expresa su simpatía por el fundador de Falange de forma más que evidente. José Antonio Primo de Rivera. Hijo de dictador y fundador de Falange.
Los Saenz de Heredia, el falangismo y el franquismo

El autor del musical y el personaje protagonista del mismo comparten un apellido: Sáenz de Heredia. Y es que son familia. El tío del autor del musical es José Luis Sáenz de Herendia, el cineasta, que era primo de José Antonio.

Conviene hacer un repaso entonces tanto a la figura de Álvaro Sáenz de Heredia como de su tío José Luis. Álvaro nació en Madrid en 1942 y fue uno de los fundadores en 1982 de Producciones ASH Films SA. Ha sido también productor y guionista. Entre sus películas destaca La hoz y el Martínez (1982), protagonizada por Andrés Pajares, y en la que se hace pasar por un dirigente soviético; Aquí huele a muerto (1990), El robobo de la jojoya (1992) o toda una serie de películas con Chiquito de la Calzada como protagonista (Aquí llega Condemor, el pecador de la pradera, Brácula: Condemor II o Papa piquillo). También fue director de la serie televisiva Ana y los siete protagonizada por Ana Obregón.

Pero el apellido es mucho más famoso por su tío José Luis, uno de los cineastas del franquismo. Nacido en 10 de abril de 1911, José Luis Sáenz de Heredia se inició como cineasta en el círculo de Luis Buñuel. Ya en el periodo republicano, dirigió alguna película como Patricio miró a una estrella o La hija de Juan Simón basada en la zarzuela de José María Granada.

Durante la Guerra Civil, José Luis Sáenz de Heredia apoyó a los sublevados y estuvo escondido. Con la victoria franquista se convirtió en uno de los directores de cámara de Franco. En aquellos primeros años del franquismo se desarrolló un cine militarista y aún falangista. Películas como Harka o Rojo y Negro, de Carlos Arévalo, son ejemplo de ello. Pero Sáenz de Heredia dirigió la que fue una de las películas más representativas del franquismo: Raza, de 1942. Basada en la novela de Jaime de Andrade (seudónimo de Franco) con el mismo título, fue un encargo del propio dictador. Cuenta la historia de una familia separada por la guerra, donde uno de sus integrantes es simpatizante e integrante del bando republicano: Pedro Churruca. Otros son fusilados por los republicanos, que son son presentados de la forma más negativa posible. Pedro al final se pasa al bando sublevado.

Franco quiso mostrar la propia imagen de su familia en dicha película, donde Pedro no sería otro que Ramón Franco. Raza fue toda una apoteosis del franquismo triunfante. Sus guiños al nazismo y al falangismo fueron suprimidos en una versión posterior de 1950, cuando las potencias nazis y fascistas habían sido derrotadas en Europa.

Pero Sáenz de Heredia fue director de otras películas no menos polémicas o de trato histórico deficiente. Por ejemplo, Mariona Rebull (1947), donde muestra una visión del atentado del Liceo de Barcelona de 1893 muy en la línea del franquismo, o Faustina (1957), una visión feminina del Fausto con un acentuado antisemitismo. Aunque en ningún momento se nombra a los judíos, el diablo (protagonizado por Fernando Fernán Gómez) y todos los conjuros del infierno están decorados con estrellas de David. Incluso Mefistófeles habla en la película que tiene que volver a Suez, en clara alusión al conflicto que en ese momento dirimía Egipto e Israel. El binomio comunismo y judaísmo era muy del gusto del franquismo.

Por último habría que destacar la película documental Franco, ese hombre (1964), film conmemorativo de los llamados 25 años de Paz, donde Sáenz de Heredia presenta una figura de Franco completamente idealizada y como si hubiese llegado a España por gracia divina. Muy en la línea de Raza. Estamos pues ante uno de los directores de cabecera del franquismo en España.



Una justificación histórica peculiar

El asesor histórico de “Mi princesa roja”, Ángel María García, ha justificado la aparición de este musical en con esta frase en el periódico El País: “El se desmarca del 18 de julio, era muy crítico con los militares”. Sin embargo esta frase choca frontalmente con la actitud que los integrante de Falange tuvieron en el 18 de julio de 1936 y su participación en la trama civil del golpe. La carta que José Antonio envía a los militares estando en la cárcel Modelo de Madrid, rompe con la visión que el asesor histórico del musical tiene: “Cuando lo permanente mismo peligra, ya no tenéis derecho a ser neutrales. Entonces ha sonado la hora en que vuestras armas tienen que entrar en juego para poner a salvo los valores fundamentales, sin los que es vano simulacro la disciplina. Y siempre ha sido así: la última partida es siempre la partida de las armas. A última hora –ha dicho Spengler–, siempre ha sido un pelotón de soldados el que ha salvado la civilización.”
Igualmente, Ángel Maria García habla de un José Antonio que quería una tercera España sin que se tuviese que extirminar a la otra media. Sin embargo su “dialectica de los puños y las pistolas” que remarcó la historia de Falange y de la que el propio José Antonio participó le aleja de esa imagen que se intenta dar. A lo mejor hace falta contrastar algunas fuentes para acercarnos a la realidad de José Antonio.

El teatro Arlequín. La Gran Vía

El estreno será en el teatro Arlequín, en plena Gran Vía madrileña, esquina con San Bernardo. Tal como reclamaba el director, por haber sido la Gran Vía de Madrid durante la dictadura franquista la Avenida de José Antonio. Lástima las lagunas históricas. Efectivamente fue la Avenida de José Antonio. Pero porque el franquismo así lo estableció. Antes había sido dividida en varios tramos. A medida que se iba construyendo se iban poniendo esos nombres. El primer tramo se llamo calle Eduardo Dato, el segundo Pi i Margall y el tercero Conde de Peñalver. Así se mantuvo durante la República. Durante la Guerra Civil los tramos de Dato y de Conde de Peñalver se pasaron a denominar Avenida de la Unión Soviética. El franquismo instituyó que esa calle fuese la Avenida de José Antonio, manteniendo esa denominación hasta 1981 en la que Tierno Galván recupero el nombre de Gran Vía de Madrid.


 El fascismo tiene un musical. Lo van a poder representar. Se sigue mostrando la impunidad.