Reproduzco aquí la pequeña reseña que he publicado en el periódico CNT en relación a la reciente muerte de Santiago Carrillo.
A petición de mi buen amigo y
director del periódico CNT, Iván
Nistal, escribo unas breves palabras sobre la reciente muerte del que fuera
Secretario General del PCE, Santiago Carrillo Solares.
Conocí
a Santiago Carrillo hace unos años. Le entrevisté para un libro que escribí
sobre un caso de represión franquista en Alcalá de Henares en 1947, que acabó
con la ejecución de ocho militantes comunistas un año después y la condena de
varias decenas de persona (una de las cuales falleció el pasado verano, Ricardo
Lidó Expósito)
Aquella
agradable entrevista, con una pasmosa lucidez del protagonista de la misma, con
un personaje importante de la historia de España, me dejó algunas
incertidumbres de la propia figura de Carrillo. Fallecido el personaje difícil
va a ser resolverlas. Pero trataré de resumirlas:
- La primera fue el desarrollo de lo que aconteció en Paracuellos del Jarama. Durante los años del régimen liberticida de Franco y la machacona propaganda derechista se provocó la intoxicación del suceso. Pero el entonces delegado de Orden Público en Madrid tampoco contribuyó a esclarecer quien dio la orden. Lejos de las apologías fascistas o de los “demócratas” actuales que quieren cargar el mochuelo a la CNT madrileña, para un investigador es importante este asunto. He investigado mucho sobre el mismo y he llegado a la conclusión que Carrillo no da la orden. Él no es el responsable. Pero algunos de sus más allegados fueron los responsables directos. Pero ¿quién? ¿Serrano Poncela? ¿José Cazorla? ¿Mijail Kolstov? ¿Grigulevich? Carrillo podía haber esclarecido mucho y al final calló.
- Que los agentes soviéticos en España llevaron tareas policiales y de purga en España no es sorpresivo. Pero los sucesos de Mayo de 1937, la desaparición del lider del POUM Andréu Nin, el asesinato de Berneri y Barbieri, el considerar a la CNT un problema de orden público, la desarticulación de colectividades, etc. Algo sabía una de las figuras máximas del comunismo ibérico. Pero también calló.
- Si hay un partido que se llene de malditos, ese es el PCE. Durante el exilio numerosos militantes abnegados del comunismo fueron condenados al ostracismo por el propio partido. Heriberto Quiñones (que murió fusilado atado a una silla por la paliza que le imposibilitó de andar), Jesús Monzón, Gabriel León Trilla (uno de los pioneros del comunismo español) fueron postergados y arrojados a las llamas del olvido por sus propios “camaradas”. Por el propio Carrillo que entonces actuaba como responsable de la organización en el interior. También aquí las explicaciones que pusieron freno a la invasión del Valle de Arán quedaron cubiertas de un triste manto de olvido por los dirigentes comunistas como Carrillo.
- Su papel en la Transición. Aunque muchos le encumbrarán, Carrillo sepultó la memoria de aquellos que lucharon por la libertad durante la dictadura con un pacto que postergó todas las luchas que habían sucedido. Algunos dicen que fue necesario hacerlo. Otros consideramos que de esos polvos estos lodos.
Todos y cada
uno de estos puntos sería óbice para un extenso artículo de cada uno. Estamos
acostumbrados a que cada vez que muere alguien relevante se hacen grandes
apologías de su persona. Pero lejos de esas apologías la historia es la
historia y no podemos faltar a la verdad. Incluso los propios militantes del
PCE se debaten hoy si dar un tributo al que fue su secretario general más años
en el cargo o enterrar definitivamente la herencia del carrillismo que lo
sepultó al ostracismo.
Julián
Vadillo Muñoz
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