Este es el obituario que escribí para el compañero Canuto Pedro Marcos Centenera, militante histórico de la CNT de Guadalajara fallecido el pasado 9 de octubre. Está publicado en el último número del periódico CNT.
El pasado 9 de octubre nos dejaba
nuestro compañero Canuto Pedro Marcos Centenera, histórico militante de la CNT
de Guadalajara. Ya en noviembre de 2009 le dediqué un artículo en las páginas
de nuestro periódico. Ahora vuelvo sobre él, cuando con 93 años nos ha dejado
definitivamente.
Ya
llevaba un tiempo achacoso. Las piernas dejaron de responderle. Pero sin
embargo no había perdido ni el empuje ni las ganas de luchar por un mundo mejor
y más justo. Cuando podía, nos acompañaban a las manifestaciones del Primero de
Mayo, a las de la defensa de la sanidad y la educación pública, contra la
reforma laboral, etc. No había perdido en tantos años su conciencia de clase.
Y
así fue. Como se suele decir, “genio y figura hasta la sepultura”. Porque
Canuto (a él le gustaba que le llamaran Canuto) pasó sus últimos días en el
Hospital de Guadalajara. Y allí presidía su cama un cartel en defensa de la
Sanidad Pública. Esa que tanto ha costado conseguir y que tan fácil nos quieren
arrebatar. Y para un anarquista, que nos arrebaten nuestros derechos no es
plato de buen gusto. Por eso se lucha.
Nos
temíamos lo peor cuando unos días antes su sobrino vino a la sede del sindicato
a pedir una bandera de la CNT. Porque Canuto lo tenía dicho. Cuando él muriera
la bandera de la CNT tenía que estar presente. Y también que no faltara la
música. Por eso también se le pasó los himnos revolucionarios de nuestra
organización. A pesar de todo tuvo una leve mejoría. Las suficientes fuerzas
como para escribir, por última vez, al sindicato. No se olvidaba de su
sindicato. De su organización obrera.
Sin
embargo, el 9 de octubre a las 3:00 de la mañana no pudo aguantar más. Canuto
nos dejaba definitivamente. A partir de ese momento familiares y compañeros de
la organización rendimos un tributo a Canuto. La bandera de la CNT estuvo es su
féretro (también la republicana, bajo la que había combatido durante la Guerra
Civil, como soldado y como tanquista). Y en su entierro se hizo lo que él
quería. Fueron los libertarios y sus familiares quienes le portaron en hombros
hasta su último refugio. Allí le esperaba su hermano Emiliano, fusilado por el
fascismo el 9 de marzo de 1940. “Me he
comprado un piso al lado del de mi hermano” decía en sus últimos momentos.
Y es que su hermano Emiliano fue quien más influjo tuvo sobre su persona. Su
anarquismo viene de ahí. Emiliano fue uno de los organizadores de la CNT en
Guadalajara durante la República. Su militancia fue muy destacada. Su muerte
muy sentida por Canuto. Recordaba Canuto como el cura y los falangistas de
Guadalajara reían cuando fusilaron a Emialiano. Como vejaron su memoria y la
vida del propio Canuto, que más de una vez tuvo que dormir fuera de casa por
amenaza de los criminales falangistas.
Y
allí, en la fosa donde reposan los restos de centenares de combatientes por la
libertad en España. Allí junto a su hermano Emiliano, rendimos a Canuto un
último homenaje. Con la bandera se le descendió. Esa bandera que se regaló a su
compañera de toda la vida y a sus hijos. Allí la CNT dirigió unas palabras para
Canuto. Un recuerdo de su vida. Un recuerdo de su existencia. Un legado para el
anarcosindicalismo. Él decía que en su muerte había que cantar. Y así lo
hicimos. “¡A las barricadas! ¡A las
barricadas! Por el triunfo de la Confederación.” Nuestro himno. El himno de
los trabajadores de todo el mundo. El himno de Canuto Pedro Marcos Centenera.
Desde
que le conocí hace ya años y hasta cerca de su muerte, Canuto se definía como
un anarquista. “Seré anarquista toda mi
vida” nos decía. Y nosotros contigo, compañero. Hoy más que nunca.
Julián Vadillo Muñoz
No hay comentarios:
Publicar un comentario