lunes, 31 de diciembre de 2012

CINCO AÑOS DE CULTURA ANARQUISTA. LAMALATESTA, LIBRERÍA Y EDITORIAL


Este año 2012 que se acaba, ha sido el del primer lustro de un proyecto anarquista que ha dado mucho a la cultura y a la Idea libertaria. LaMalatesta ha cumplido cinco años. Y han sido cinco años intensos de trabajo, integridad y extensión del anarquismo.
            Situada en la Calle Jesús y María de Madrid, entre las Plaza de Tirso de Molina y la Plaza de Lavapiés, cuando entras por sus puertas ya te chocas con una librería nada usual. Novela, ensayo, historia, filosofía, etc. Todas las obras relacionadas con el anarquismo, ya sean favorables o críticas, de todas las ramas y tendencias, te encontrarás en sus estanterías. Y no solo historias generales. Cualquier obra que salga a nivel local o regional, tiene cabida en LaMalatesta. Y si no la tienen solo tienes que encargarla, que la encuentran.
            Pero LaMalatesta es más que una librería. Es un centro de encuentro de la cultura anarquista. Todos los viernes se realizan presentaciones de obras de distintas editoriales. Por su sala de presentaciones han pasado historiadores, filósofos, ensayistas, novelistas, poetas, etc., para presentar sus obras y ponerlas a disposición de gran público.
            También LaMalatesta es una editorial. Desde que surgió mas de 20 obras (24 si no recuerdo mal a fecha de hoy) han sido editadas. Desde clásicos como Kropotkin, Alexander Berkman o Francisco Ferrer, hasta nuevos investigadores y escritores que irrumpen en el panorama cultural del anarquismo.
            Y tras este gran proyecto, dos compañeros que han sabido aunar el esfuerzo que supone mantener esa estructura con la pasión que profesan por el anarquismo y la extensión de sus ideas. Porque LaMalatesta no habría sido posible sin Marcos y sin Ricardo. Ellos dos abren la librería todos los días (de lunes a viernes) en horario comercial (de 10:30 a 14:00 y de 17:00 a 21:00), organizan las presentaciones de todos los viernes, leen, editan, corrigen y publican los textos que forman parte de su colección, bucean en todas las páginas para encontrar siempre la última obra que hable del movimiento libertario. Una labor ingente, que en ocasiones ha contado con colaboradores, pero que en estos cinco años han tenido en Ricardo y Marcos dos incombustibles compañeros. ¿Qué sería de muchos investigadores del movimiento obrero si no existiese LaMalatesta y sin Marcos y Ricardo?
            Cinco años no son nada. Un lustro de cultura y propaganda por el anarquismo. En tiempos difíciles estos proyectos no son necesarios, son imprescindibles. Por eso tenemos que apoyar y arropar proyectos como LaMalatesta. Ellos aúnan la pasión por la extensión de la cultura en el anarquismo, una seña de identidad del movimiento libertario a lo largo de toda su historia. Y ponen a nuestra disposición esos textos clásicos y nuevos que nos mantienen en el espíritu crítico que siempre caracterizó y caracterizará el anarquismo. Muy en la línea de los compañeros anarquistas europeos y americanos que desarrollan proyectos similares. Para mí LaMalatesta solo es comparable a la Librería anarquista de París
            Que pasen muchos años más y sigamos disfrutando con LaMalatesta. Seguro que en este 2013 tendremos muchos más proyectos y presentaciones que disfrutar en su local de Madrid. Felicidades compañeros.

martes, 18 de diciembre de 2012

MOVIMIENTO AUTÓNOMO. LA MEMORIA RECIENTE


Francisco Salamanca y Gonzalo Wilhelmi (eds.) Tomar & hacer, en vez de pedir y esperar. Autonomía y movimientos sociales. Madrid, 1985-2011 (Solidaridad Obrera, Madrid, 2012). Precio: 12€

            Aunque muchas veces parece lo contrario, la memoria histórica supera los límites de la Segunda República y del franquismo. Numerosos estudios de la Transición política, donde se comprueban los déficits democráticos del Estado español son prueba de ello. Pero los años de democracia también han generado movimiento y luchas que ahora nos parecen ocultas o solo existen en la mente de quien las protagonizaron. Francisco Salamanca y Gonzalo Wilhelmi nos llevan en un ameno e interesante libro al recuerdo del movimiento autónomo desde 1985 hasta la actualidad. A través de trabajos de protagonistas, militantes o simpatizantes de dicho movimiento, se repasan acontecimientos, luchas, reivindicaciones, ocupaciones, manifestaciones y espacios de reunión, donde Lucha Autónoma se convirtió en Madrid en una referencia para el movimiento anticapitalista. Desde la lucha juvenil hasta el antifascismo pasando por la luchas en los barrios hasta el insurreccionalismo, los editores del libro han seleccionado trece autores que nos llevan en volandas desde sus vivencias a la situación general de todo un movimiento como el autónomo. Muy recomendable lectura para acercarnos a un pasado muy reciente.

Julián Vadillo Muñoz

jueves, 13 de diciembre de 2012

Presentación de "El hilo rojinegro de la prensa confederal. 80 aniversario del periódico 'CNT'"


Presentación de la obra que conmemora del 80 aniversario del periódico CNT, escrito por la historiadora María Losada Urigüen y los historiadores Carles Sanz, Juan Pablo Calero Delso y Julián Vadillo Muñoz.

En esta presentación intervendrán:

Juan Pablo Calero: Autor del capítulo sobre el CNT en los años de la Transición y Democracia.
Julián Vadillo: Editor y autor del capítulo sobre el CNT en la Guerra Civil

La presentación será en la librería LaMalatesta (Calle Jesús y María, 24. Madrid) a las 19:30

lunes, 3 de diciembre de 2012

Un maestro llamado Pedro Martínez Magro. Consecuencias de la explosión del polvorín de Alcalá de Henares en 1947


Hace 65 años tembló la ciudad de Alcalá de Henares. Cuando a las 21:45 horas de aquel 6 de septiembre de 1947 explotó los polvorines Gurugú A y B, muchas cosas pasaron por la cabeza de los alcalaínos. Quizá el recuerdo de una reciente guerra y de una durísima represión que atizó a la población de Alcalá. Quizá que una maldición caía sobre la ciudad y que iba de desgracia en desgracia. Ese año el río Henares se había desbordado. También explotaba el polvorín.
            Con las primeras pesquisas militares estaba claro que había sido un terrible accidente. Las malas condiciones de las instalaciones, grupos electrógenos averiados, material en mal estado que se había destruido los días previos, etc. Nada nuevo para un país que había tenido otros casos como en Peñaranda de Bracamonte (Salamanca) en 1939, Cerro el Águila (Sevilla) en 1941, Ferrol en 1943 o el más cercano de Cádiz en agosto de ese 1947. Tampoco fue el último. Sucedió en Tarancón en 1949 o en Pinar de Antequera (Valladolid) en 1950. Desastres militares de un Ejército que se autodenominaba de la Victoria pero que tenía enormes carencias. Una negligencia que se cobró un total de 24 víctimas.
            Sin embargo algo fue distinto en Alcalá de Henares. Lejos de considerarse un accidente, tal como ocurrió, se consideró un atentado político. Una acción de integrantes del Partido Comunista y de la JSU en la ciudad. Y se aprovechó la circunstancia para reprimir las estructuras clandestinas que estas organizaciones tenían en la ciudad. Los militares rebeldes que se habían levantado en armas contra la República en julio de 1936 tenían una cuenta pendiente con Alcalá. Con “Alcalá la roja”, como la denominaban. Contra una ciudad que había desarrollado importantes estructuras del obrerismo, que alcanzó grados de desarrollo durante la República y la Guerra y que fueron derrotadas. Alcalá era una ciudad progresista, había sido leal a la República. Ahora le tocaba la represión. En las tapias del cementerio de Alcalá se ejecutó a casi 300 personas. En 1946 las estructuras clandestinas de la CNT habían sido desarticuladas. En 1947 se aprovechó la explosión del polvorín para acusar a los comunistas de atentado.
            Decenas de detenciones, interrogatorios, vejaciones, torturas, etc., tuvieron que sufrir los militantes comunistas de Alcalá, Corpa, Villalbilla y Madrid. Toda una estructura organizativa clandestina que se diluyó como un azucarillo. Confesiones inverosímiles, contradicciones por las torturas, etc., fueron la tónica de aquellas detenciones. Arsenales que no existían, bombas que no tenían, envoltorios de bocadillos convertidos en papel de explosivos, etc.
            Lo peor estaba por venir. Tras la instrucción del Rafael de las Morenas, la causa pasa a Enrique Eymar, integrante del Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo. Por la firma de Eymar se conocen más de 1000 ejecuciones en España. Para Eymar estaba claro. Era un atentado de los comunistas, la bestia negra del franquismo. Opinión que ni compartían los informes periciales del Ejército, ni los datos de la Guardia Civil, ni los de la Dirección General de Seguridad ni el Consorcio de Seguros, que se hizo cargo de los daños (cuestión que nunca hubiesen hecho si hubiese sido un atentado)
            El Consejo de Guerra se celebró en Ocaña el 9 de julio de 1948. Era el primero de una larga serie (hasta un total de cinco). De allí salieron ochos penas de muerte ejecutadas el 20 de agosto de 1948. Manuel Villalobos Villamuelas, Eugenio Parra Rubio, Rogelio García del Barrio, Pedro Martínez Magro, Benito Calero Vázquez, Daniel Elola Gómez, Luciano Arroyo Cablanque y Félix López Casares. Son los 8 nombres para el recuerdo. Otros penaron en cárceles durante muchos años. Fernando Nacarino Moreno (fallecido en marzo de 2007) o Ricardo Lidó Expósito, fallecido el pasado mes de agosto. También un recuerdo y una mención para ellos.

Un maestro llamado Pedro Martínez Magro

            Si alguna impronta puede quedar de un acontecimiento son las vidas personas. De todos los fusilados, algunos tenían una amplia trayectoria en el movimiento obrero alcalaíno, como fue el caso de Daniel Elola. Pero de todas las historia es interesante destacar la de Pedro Martínez Magro, por haber conocido recientemente a las hijas del mismo.
            Pedro Martínez Magro nació en el guadalajareño pueblo de Jadraque el 29 de agosto de 1913. Curso los estudios de magisterio, profesión que ejerció durante la Segunda República como maestro nacional. Su llegada a Alcalá de Henares se produjo porque su padre, que era Guardia Civil de profesión, fue destinado a la ciudad complutense. En Alcalá comienza a tomar contacto con las organizaciones obreras. Cuando estalla la Guerra Civil se incorpora al Ejército Popular de la República donde alcanza el grado de Teniente. Es capturado por los rebeldes en Castellón y encarcelado. Aunque su causa es sobreseída y puesto en libertad, no se libra de la depuración como maestro y jamás volvió a ejercer su verdadera profesión.
            Aunque su militancia de izquierdas es anterior a la Guerra no ocupó cargos de responsabilidad. Es ya en la clandestinidad cuando Pedro Martínez Magro comienza a tener puestos en la organización clandestina. Primero en la UNE (Unión Nacional Española) siguiendo la línea monzonista que en ese momento defiende el PCE. La tareas eran, básicamente, repartir los órganos de prensa (Mundo Obrero y Reconquista de España), así como acciones como la que se llevó a cabo el 7 de noviembre de 1947 (coincidiendo con el aniversario de la Revolución Rusa y de la Defensa de Madrid) de llenar de pintadas y pasquines republicanos la ciudad de Alcalá de Henares. Por aquel entonces Pedro Martínez Magro es el Secretario General de la Comarcal del PCE. Igualmente organiza en la fábrica Forjas Alcalá (su centro de trabajo) el Comité de Empresa clandestino compuesto por Julio Perdigón Sánchez, Martín Zamarraño Pérez, Marcial López López y Bonifacio Piquet Rosado.
            Dos días después de la explosión del polvorín Pedro Martínez Magro es detenido. Se le acusa de ser uno de los ideólogos e inductores del atentado. Consciente de su inocencia y la de sus compañeros, Pedro Martínez Magro entiende que lo mejor es que el juicio al que les van a someter tenga resonancia internacional. Iba a ser un nuevo crimen de Estado por parte del franquismo.
            Gracias a Pedro Martínez se conoce también la lucha de los presos en interior de las cárceles y los plantes que se llevaron a cabo entre 1946 y 1947, apoyados por la organización comunista que él mismo lideraba.
            Aun así el maestro comunista fue juzgado y condenado a muerte el 9 de julio de 1948. Y ejecutado el 20 de agosto de ese mismo año. Su mujer, Basilia Solis Campos cayó enferma de tuberculosis y trasladada al sanatorio de Alcolea del Pinar. Sus hijas internadas en un colegio. Vidas rotas por la represión franquista.
            El olvido sobre Pedro Martínez Magro ha continuado hasta nuestros días. Pero hoy podemos tomar prestada la frase de Julia Conesa, una de las 13 rosas asesinada en agosto de 1939 y decir también para Pedro Martínez Magro: “Que su nombre no se borre de la historia”