Hoy 9 de octubre nos ha dejado el compañero Canuto Pedro Marcos Centenera (1920-2012), histórico militante de la CNT de Guadalajara. Una triste y luctuosa noticia para nuestra organización. Entre los homenajes que le vamos a tributar, quiero rescatar la entrevista que hice en noviembre de 2009 publicada en el periódico CNT.
Salud compañero. Que la tierra te sea leve.
Viva la CNT-AIT
Viva la Revolución Social y Libertaria
Viva la anarquía
“Seré anarquista toda la vida” Una militancia anarquista en
Guadalajara
Canuto Pedro Marcos Centenera
Julián
Vadillo Muñoz
Son 90
años los que jalonan la vida de este anarquista. Pelo blanco, mirada alegre y
muy dicharachero. Sentado en su sofá y junto a sus dos muletas pues hace unos
años que las piernas le dan la lata a la hora de caminar. Pero a medida que se
conversa con él se ve que las ganas de luchar y la confianza en un presente y
futuro libertario no las han aniquilado toda la represión y las desgracias que
ha tenido en su vida.
Canuto
Pedro Marcos Centenera (aunque a él le gusta que le llamen Canuto) nació en Guadalajara un 19 de enero de
1920. Sus padres, cercanos a la UGT, eran originarios del pueblo guadalajareño
de Tórtola de Henares. Recuerda su infancia, que fue de mucha necesidad, hambre
y miseria. La vida de la España del momento era muy difícil. Con apenas 8 años
tuvo que empezar a buscarse la vida: daba de comer a los cerdos, recogía leña
del monte, etc. No había derecho para la educación de los pobres. Siempre fue
un aficionado a las vaquillas y al toreo y recuerda como jugaba con sus amigos
en el barrio de El Chorrón.
Su
vinculación a la CNT viene ya en los años republicanos, cuando contaba con unos
14 años. Y fue por influencia de su hermano, Emiliano Marcos Centenera, que fue
uno de los impulsores del sindicato en la capital alcarreña. Recuerda como en
aquel tiempo la gente estaba mucho más unida, como en las manifestaciones la
UGT y la CNT iban de la mano. Como el anarcosindicalismo impulsó una pequeña
escuela en San Estaban. Allí tenían una amplia biblioteca donde pudieron leer a
los clásicos.
Al
sublevarse los militares contra la República tiene que salir hacia El Clavín
(una zona de Guadalajara). Recuerda como se refugiaron los militares en el
Alcázar y un primo suyo, militar republicano, informa a las fuerzas leales a su
llegada a Guadalajara. Ortiz de Zárate, el militar rebelde de Guadalajara, es
ejecutado por las fuerzas leales.
Canuto
se enrola en las milicias y el 2 de agosto parte con el Batallón Rosemberg
hacia Sigüenza. Retroceden por la pérdida de la ciudad de El Doncel. Tras la
militarización forma parte de la 49 Brigada Mixta, que era mayoritariamente
comunista. Entra en combate en la Batalla de Guadalajara, si bien no está en el
epicentro de la lucha, ya que su unidad estaba más cerca de Jadraque.
Tras la
Batalla de Guadalajara pasan a Don Benito, donde la sed corría a toda la tropa.
Un teniente comenzó a beber
agua y al querer hacer lo mismo Canuto, el teniente se la quita. Ni corto ni
perezoso Canuto le asesta un cabezazo al teniente. Aprovechan ello para darle
la baja por menor de edad.
Vuelve
a Guadalajara. Pero se vuelve a enrolar y le manda a Archena (Murcia), a la
Academia de Fuerzas Blindadas.
Allí estuvo mes y medio instruido por profesores soviéticos. Salen para Nules,
pero les sorprende el corte
que la zona republicana tiene a la altura de Vinaroz. La salida se hace pues a
Extremadura. En eso Canuto asciende en el Ejército Popular de la República y
alcanza el grado de sargento.
El
final de la Guerra le coge en Levante y trata de ir a Valencia primero y luego
a Alicante para partir al exilio. Al estar atrapados va hacia Almansa. Una
frase de Canuto es conmovedora: - No se puede expresar con palabras cuando vi el
primer Tercio y la bandera de los sublevados. La Guerra se había perdido. Fue
retenido y agredido, pero pudo escapar. Llega hasta Aranjuez. Allí se encuentra
con su paisano Agustín Yela. Recuerda el hambre que pasó.
A su
vuelta a Guadalajara comienza el calvario de Canuto. La represión se comienza a
cebar con los elementos que han luchado al lado de los leales. Y ellos son
anarquistas. Un tío suyo es ejecutado. Pero quizá la muerte más sentida para
Canuto fue la de su hermano Emiliano. El 9 de marzo de 1940 es ejecutada la
pena de muerte que sobre él pesada. Estaba preso en Guadalajara. Fueron a
llevarle comida y le dijeron que lo habían trasladado. Preguntó donde, pero no
obtuvo respuesta. Canuto sabía que lo habían matado. Bajó al cementerio y le
dijeron que allí no estaba. Subió al Ayuntamiento de Guadalajara y le dicen que
efectivamente había sido ejecutado esa misma mañana y que su cuerpo está en el
cementerio. El dolor que sentía no se podía expresar. Va a recoger dinero para
poder comprar un caja para su hermano. Se lo facilita su novia (hoy su
compañera). Reconoce a su hermano. Recuerda de forma triste (y que todavía nos
llena de rabia) como cuando enterraban a Emiliano, el cura y los falangistas de
Guadalajara se reían. Después de esto ¿hace falta preguntar para qué sirve la
memoria histórica?
Aun así
Canuto esta un año tras la Guerra en Guadalajara. Es movilizado y, al estar
fichado por anarquista, lo llevan a Teruel, a un Batallón de Trabajadores. En
Teruel estuvo 2 años, con más de 1000 guadalajareños. Allí conoció a otros
anarquistas. Uno, que aun vive en Francia, todavía conserva su amistad. Y me
mostró fotografías de aquel momento.
Vuelve
a Guadalajara y se colocó como camarero. Luego pasa a trabajar en la
construcción. Recuerda como los falangistas le insultaban y escupían. Le
dijeron que le iban a hacer lo mismo que a su hermano. Los falangistas hicieron
que Canuto durmiera más de una noche en el campo.
Siguió
manteniendo contacto con miembros de la CNT alcarreña. Recuerda como en 1942
detuvieron a unos cuantos. Se salvó por poco de la quema. Aun así son años de
terror y miedo. Eso paralizó cualquier intento de reestructurar nada.
Cuando
murió Franco sintió alegría. Pero no tanta por verle morir en la cama. Como
todos los represaliados soñaban con derribar al dictador en vida y que diera
explicación de su criminal conducta contra la humanidad.
Participó
de la reestructuración de la CNT. Pero todavía le atenazaba el miedo de la
dictadura, por lo que su compromiso no fue tan alto.
Este
anarquista de 90 años sigue fiel al ideal. Considera que la democracia no tiene
seriedad. Cree que hay una falta de escrúpulos en los sindicatos y que tan solo
se salva la CNT. Las opiniones del PP le enfadan muchísimos. Son los
neofranquistas llenos de corrupción.
Cuando
hace unos años retiraron las estatuas de Franco y José Antonio Primo de Rivera
de Guadalajara (campaña que estuvo impulsada por la CNT) sintió alegría. ¿Cómo
no la iba a sentir, si de las calles alcarreñas desaparecían el ejecutor de su
hermano (y de tantos miles de compañeros) y el inductor ideológico de esos
crímenes?
Su
solución sigue estando en el anarquismo. En él ve la única salida en nuestra
sociedad. Por ello cree que tenemos que dar más de sí. Su opinión es que hay
que afearles la actitud a CCOO y UGT.
“Seré
anarquista toda la vida” sentencia. Y nosotros contigo, compañero.
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