Con motivo del 80 aniversario del periódico CNT se ha editado un libro escrito por María Losada, Juan Pablo Calero, Carles Sanz y Julián Vadillo, sobre la trayectoria de este medio confederal desde su fundación el 14 de noviembre de 1932 hasta la actualidad. Un necesario reconocimiento para una de las cabeceras más longevas del obrerismo español.
El 14 de noviembre de 1932
aparecía por primera vez en Madrid el periódico CNT. Concebido como “Órgano de expresión de la Confederación
Nacional del Trabajo”, podía uno más entre los miles de periódicos que los anarquista
editaron en España (“si se juntan dos anarquistas hacen un periódico”, decían).
Sin embargo la importancia del CNT
estriba en más cosas. Era el reflejo de una incipiente CNT madrileña, que con
la proclamación de la Segunda República había comido terreno en la que
históricamente era la central sindical de Madrid, la UGT. Sobre todo en dos
sectores, uno de ellos clave para los socialistas madrileños: construcción y
camareros. Igualmente la nueva cabecera gana protagonismo frente al que hasta
ese momento es el periódico referencia de los libertarios y de la extrema
izquierda republicana: La Tierra.
Estamos ante un periódico de clara implantación madrileña, pues los órganos por
excelencia de los anarquistas de aquello momentos son Solidaridad Obrera y Tierra y
Libertad. Su primer director fue el asturiano Avelino González Mallada y
era de tirada diaria.
La
etapa del periódico CNT durante la
República es muy clara. Defensa de los valores del anarcosindicalismo y
denuncia de las políticas que el gobierno republicano-socialista está llevando,
que consideran insuficientes para la mejora de la clase obrera en España. En
sus páginas se pueden seguir todos los conflictos que surgen a lo largo de
1933, teniendo especial importancia los sucesos de Casas Viejas o el
llamamiento al boicot electoral en noviembre de 1933. Muchas plumas que
escribían para La Tierra pasan a ser
colaboradores del periódico confederal.
La
victoria de la derecha en 1933 y las políticas regresivas que comienzan a
desarrollar desde entonces tienen una contestación en el diario confederal. El
apoyo a los numerosos conflictos, como las huelgas de la construcción, de
camareros y la huelga general de octubre de 1934, tienen un reflejo en sus
páginas. Y es precisamente la represión generada tras la derrota de la huelga
general de octubre de 1934 lo que liquida la primera época del diario
confederal.
Podría
haber acabado ahí la historia del CNT.
La victoria del Frente Popular en febrero de 1936 no significó el regreso del
diario a las calles y kioskos madrileños. Sin embargo el golpe de Estado contra
la República el 18 de julio de 1936, animó a los libertarios madrileños a
volver a sacar nuevamente la cabecera. A partir del 24 de julio el CNT volvió a estar en las calles de
Madrid, al haberse incautado de las rotativas del diario ultraconservador El Siglo Futuro. En formato diario y con
variación de páginas, el CNT fue fiel
hasta el final de la Guerra Civil en marzo de 1939. Dirigido en ese momento por
José García Pradas, por sus páginas escribieron las plumas más importantes del
anarcosindicalismo español. Lucia Sánchez Saornil (fundadora de Mujeres Libres),
Juan Gallego Crespo, Abraham Guillén, Eduardo de Guzmán, etc. Incluso
anarquistas internacionalmente conocidos como Emma Goldman o Rudolf Rocker
escribieron en sus páginas. Pero entre todos tendríamos que destacar a tres.
Elías García, que falleció en Córdoba en 1937, y que era cronista de los
frentes del sur. Manuel Zambruno Barrera
(Nobruzán), que tuvo crónica casi diaria. Y Mauro Bajatierra Morán, con
diferencia el mejor cronista de guerra del conflicto civil español y una de las
primeras víctimas del fascismo en Madrid en marzo de 1939. Pero el periódico CNT aglutinó durante ese periodo a los
mejores fotógrafos, a importantes poetas como Antonio Agraz o a dibujantes como
Coq (Gallo) o Alejo, que hicieron del
CNT uno de los mejores periódicos del
momento. No caminó en solitario en órgano confederal en Madrid. En 1937 había
surgido una nueva cabecera, Castilla
Libre. Y así junto a otras como Campo
Libre o Frente Libertario.
Pero
la derrota de la Guerra Civil significó el exilio y la represión para todos los
integrantes del movimiento libertario. El CNT
pasó a la clandestinidad. En un momento complicado para la historia del
anarquismo, donde la contribución de sangre en la lucha contra la dictadura fue
enorme, surgieron multitud de cabeceras con el título de CNT, que duraba poco tiempo. A medida que caían los distintos
comités nacionales de la CNT, leer la prensa confederal era más difícil. Aun así
innumerables cabeceras recorrían las ciudades españolas de forma clandestina.
El CNT llegó a tener una tirada de
12000 ejemplares en 1945. Pero la dura represión y la división en la que se vio
inmerso los libertarios hicieron que poco a poco se fuera fragmentando su
visibilidad, que aun en la década de 1960 era de gran importancia.
Junto
a la edición clandestina en el interior, también se desarrolló una edición en
el exilio confederal. Aun así las políticas de general Charles de Gaulle que
tendieron a la represión contra las estructuras de las organizaciones españolas
exiliadas, hizo desaparecer el CNT,
que pasó a denominarse Espoir, con
sede en Toulouse.
Tras
la muerte de Franco y la vuelta de parte de los exiliados, las estructuras
libertarias volvieron a desarrollarse con fuerza. El CNT volvió a aparecer y cubrió las noticias más importantes del
anarcosindicalismo en aquellos primeros momentos: el mitin de San Sebastián de
los Reyes, la legalización en mayo de 1977, el mitin de Montjuich, el caso Scala,
las jornadas y el V Congreso de 1979, etc. Sin embargo la ruptura y escisión
provocaron que el órgano de la Confederación fuese irregular hasta la llegada
de la década de 1990. Desde entonces el CNT
tiene una periodicidad mensual (durante un tiempo fue quincenario), y ha vuelto
a ser en la actualidad un referencia para la información de las luchas
sindicales en un incipiente anarcosindicalismo cenetista.
Es
de justicia recordar y conmemorar, que tras tanto tiempo, tras tanta represión
y crimen, las páginas (y su edición digital) del CNT se puedan seguir leyendo en España.
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