martes, 6 de noviembre de 2007

De memorias, desmemorias, historias y leyes


Hace poco un grupo de partidos integrantes del Parlamento español llegaban a un acuerdo para desbloquear la Ley de Memoria Histórica. En punto muerto durante varios meses, era uno de los asuntos "estrella" del programa de gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Presentada como una ley que iba a poner al final en su sitio todo lo relacionado con la Guerra Civil y la represión franquista, anunciada a bombo y platillo en la sesión de investidura del presidente del gobierno, reclamada por una parte importante de la sociedad, pero una vez más han vuelto a defraudar. Quizá los anarquistas, que no confiamos en la leyes y que desde luego en esta tampoco, preveíamos un desenlace similar.Este proyecto ha vuelto a quedar insuficiente, ya que se ha convertido en una nueva ley de punto final, tal como la que sellaron en su "pacto de la transición". Ha sido algo así como que la gente reclama cosas y para callar damos unas migajas, que magnificamos y así acallamos voces. Pero en este caso la situación es realmente terrible, porque juegan con la vida y los años de lucha de miles y miles de españoles, de las más diversas tendencias políticas, que se dejaron la piel en la cárceles franquistas y muchos de ellos acabaron su vida delante de un pelotón de fusilamiento.Todo lo que ha rodeado a lo que han denominado "Memoria Histórica" tiene mucho comentario, desde la derecha hasta la izquierda, pasando por la Iglesia.Lo primero aclarar algo que en más de una ocasión se ha mostrado en las páginas de este periódico. Que la terminología "memoria histórica" está mal concebida y al amparo de ella se ha establecido una auténtica moda. No hay que quitar mérito a las asociaciones que se preocupan de ello y que están realizando una más que interesante labor en la ubicación de fosas comunes y en la recuperación de cadáveres. Algo encomiable que nadie puede mirar con malos ojos. El dolor de las personas a poder recuperar los restos mortales de su ser querido es algo a lo que nada ni nadie puede poner trabas. Aunque por desgracia sí que las ponen.Pero lo más interesante de todo ha sido la reacción de los líderes políticos y de los medios de comunicación ante este tipo de acuerdo en los ya más de tres años en los que se lleva hablando del tema.Lo primero habría que analizar es el discurso de la derecha política. Una vez más los mandamases del PP no han podido evitar mostrar cuáles son sus orígenes. El secretario general del PP, Ángel Acebes, aquel personaje que durante el 11 M realizó toda una muestra de cómo se debe manipular y mentir a la población, dijo que esta ley solo reabría heridas del pasado y que con ella Rodríguez Zapatero no hacia sino sepultar la transición recuperando la Guerra Civil. Mariano Rajoy, ínclito jefe de la oposición que se permite dar discursos a la manera de monarca reivindicando su hispanidad, dijo que cuando él fuera presidente del gobierno "se acabó eso de la Memoria Histórica" La derecha española sigue demostrando con su actitud y sus comentarios que su procedencia está en aquel régimen. España nunca ha sido capaz de desarrollar una derecha democristiana al estilo de otros países europeos. Y en ese origen de la dictadura se encuentra la razón por la cual los líderes derechistas españoles defienden implícitamente a la dictadura. Mientras en Europa el fascismo es derrotado, en España sufre una transformación por la cual los dirigentes de la dictadura pasan a engrosar las filas demócratas, con la ayuda inestimable de sectores de la izquierda pactista. No pueden enterrar su pasado porque sería negarse ellos mismo. Y la frase de "reabrir viejas heridas" no es sino el colmo del cinismo de unos políticos de derechas que nunca se han molestado en cerrar esas heridas que ellos mismo contribuyeron a abrir. En sucesivas manifestaciones del PP, por las mil pataletas que han tenido en los últimos cuatro años, se han visto banderas franquistas y se han coreado lemas guerracivilistas, eso de lo que los derechistas siempre acusan a la izquierda. Todo el mundo sabe que el abuelo del actual presidente del gobierno fue un militar republicano asesinados por los golpistas. Algo que en muchas manifestaciones de la derecha se ha coreado como todo un triunfo. Eso indica la clase de gente que compone el mundo de la derecha española.A esto se viene a unir la ayuda inestimable de la Iglesia católica. Mientras la Iglesia no hace más que criticar que se están reabriendo heridas, se molesta en contabilizar 498 "mártires" católicos de la Guerra Civil para canonizar en el Vaticano. Todos ellos victimas de la "persecución roja". Ojeando el libro que ha sacado la Conferencia Episcopal se ven datos completamente fuera de lugar como el de una monja, que dicen fue aserrada por unos malvados milicianos y que echaron sus vísceras a los cerdos. Una historia sacada sin duda de la Causa General, documento elaborado por el franquismo y cuyos datos en muchas ocasiones fueron inventados para justificar todo el alzamiento militar. Y todo esto por no hablar de las soflamas que desde las ondas de su cadena, la COPE, se lanzan a través de los "piquitos de oro" que tienen en nómina. Un auténtico lenguaje de la confrontación unido a la radiobasura.Y frente a esta derecha cerril, absurda, vengativa y carca nos encontramos con una pléyade de partidos de la izquierda que han mareado la perdiz y al final han llegado al acuerdo de querían, que no es otro que aquel tan lampedusiano de "cambiar todo para que no cambie nada".El PSOE prometió una ley que cuando vio que le podía desbordar y que podía tocar puntos que ellos mismos pactaron hace unos años, la encerró en un cajón y solo la ha sacado a unos meses de las elecciones. Y sus socios de gobierno, a excepción de ERC, le han seguido el juego.La ley del PSOE es insuficiente y deja puntos muertos en muchos lugares. Lo primero es que no anula los juicios del franquismo, tan solo los denomina "ilegítimos". Una argucia legal para cubrirse las espaldas. De esta manera la revisión de los procesos franquistas se haría a través de recursos jurídicos que pueden tardar años hasta que se dé un fallo, lo que no garantiza que sea favorable a la anulación. Con la cantidad de causas que hay, está claro que es inviable de todas todas. Y sigue siendo incomprensible el porqué no se declaran nulos esos juicios. Según estaba estructurada la legislación franquista es completamente irregular. Lo primero porque proviene de un golpe de Estado, con lo cual es una legislación impuesta por la fuerza de las armas. Lo segundo porque la legislación franquista no permitía las mínimas garantías de defensa al acusado. Todas las causas, hasta 1964, estaban en manos de la jurisdicción militar (el Estado de Guerra dura en España hasta la década de 1950), en consejos de guerra que no duran ni dos horas y donde en expedientes con 10 reos llegaban a salir 30 condenas a muerte. Los llamados "defensores" eran autenticas comparsas, que no eran abogados, y que tan solo pedían clemencia para "esa gente equivocada", que no tenían el derecho ni a la "presunción de inocencia". Es decir, todo un aparato judicial montado sobre la mentira, la venganza y la manipulación. Razones suficientes como para declarar nulos todos los juicios del franquismo.Por otra parte la Ley de Memoria Histórica prohibe cualquier acto de exaltación de la Guerra Civil y el franquismo. Dicho así puede sonar bien, ya que los aberrantes actos de la Cruz de los Caídos promovidos por grupos ultraderechistas españoles no se podrán realizar. Pero aquí hay que decir aquello de que "quien hace la ley, hace la trampa" ¿Quién nos dice ahora que con esta ley en la mano no vamos a poder ir a un cementerio a realizar un homenaje a los represaliados por el franquismo o a recordar en cualquier acto público la Revolución española de 1936? Una vez más los socialistas muestran que sus posturas en ocasiones no están tan alejadas de la derecha.Y esto lo podemos engarzar con lo que ha sido el colmo de todo el proceso de desbloqueo de la Ley. La actitud de CiU al hablar de "equiparación de daños" y decir que en la zona republicana también se cometieron atrocidades. Habría que explicar a estos nacionalistas catalanes (por cierto, Unió Democrática de Cataluña es una organización que proviene de los sectores carlistas) que no es lo mismo la represión de la zona republicana que en la zona franquista. La República fue atacada y se tuvo que defender. Los franquistas son los atacantes y solo les movió el espíritu de venganza. Mientras la República controló la zona y fue construyendo un aparato jurídico revolucionario, donde los anarquistas tuvieron un papel protagonista en la figura de Juan García Oliver, y con ello frenaba el asesinato descontrolado de los dos primeros meses de la Guerra (agosto y septiembre), los franquista establecieron desde un inicio que todo tenía que ser de lo más violento he imponiendo el terror contra las organizaciones obreras (Mola dixit). No son equiparable ambas zonas y no estamos hablando de los mismo parámetros de represión. Estas comparaciones sibilinas solo caben en la mente de gente tan retrógrada como la que forma CiU. Y es más, Francisco Tomás y Valiente, asesinado por los terroristas de ETA, escribió algunas páginas muy interesante sobre la legislación en período de guerra que quizás los políticos deberían repasar.Igualmente la ley cierra en falso la cuestión de los archivos. Se habla de ilegitimidades, de atrocidades, etc. Pero no se reconoce la propiedad documental de los archivos de Salamanca a las organizaciones que fueron expoliadas. A la FAI o a la CNT se les niega sistemáticamente el reconocimiento de la propiedad de los documentos. Es decir, esta Ley no soluciona el expolio que los franquistas sometieron a las organizaciones derrotadas. Es la manera de acabar con los resabios del franquismo que tienen los políticos.
¿Y en que lugar quedamos los anarquistas en todo esto? Pues no quedamos en buen lugar. Lo primero porque a pesar de haber sido una de las ideas que mas tributo de sangre ha dado a las luchas contra el régimen liberticida de Franco, se nos sigue negando todo. Y no contentos con ellos nos inculpan de todos los males. La Ley de Memoria reconoce la legalidad republicana. Pone a las políticas "moderadas" como las reivindicables. En el editorial de El País del 9 de octubre de 2007 se llegaba a comparar el golpe de los facciosos con el proceso revolucionario que estalla en la retaguardia republicana. En debates de radio se escuchaba cómo los anarquistas tenían la culpa de todo. Es una forma de esconder sus miserias. Lo único que demuestran todos lo que dicen esto es el grado de desconocimiento (intencionado o no) que tienen del anarquismo. Su miopía y estrechez les lleva a seguir afirmando años después, lugares comunes que los archivos ya han desmentido, todo por la defensa de unos intereses concretos. Ahora aparecen anarquistas malvados que mataban curas con patrones definidos, de memorias de milicianos en archivos inverosímiles, etc. Se vuelve a demostrar cuál es la catadura moral de toda esta gente.Igualmente al amparo de todo esto, a favor o en contra, surge toda una literatura al respecto que trata de establecer "su verdad". Nos encontramos con trabajos de una bajeza total, neofranquistas que reivindican cuestiones fuera de lugar. Mentirosos compulsivos de la derecha que solo quieren justificar su franquismo, con tendencias pseudo historiográficas que no viene sino a restablecer lo que los Comín Colomer o Mauricio Karl decían, unido ahora todo a un fenómeno de telebasura que abruma. Pero por otra parte determinado sector quiere establecer una historia canónica y justificativa de determinadas personalidades acusando a los demás como responsables de crímenes donde no hay ninguna vinculación. Frente ello tendremos que construir una historia bien basada y metodológica, para establecer que esa historia canónica esta muy alejada de la realidad. Es por ello que flaco favor hacen aquellos que autodenominándose anarquistas realizan trabajos de investigación sin ningún tipo de contenido y donde quieren convertir las anécdotas en generalidades, siguiendo la misma base de mentiras que las anteriores reseñadas. Afortunadamente lo que podríamos denominar historiografía anarquista, la seria, tiene hoy buenos y sanos canales para poder plasmar valiosos trabajos de investigación.Resumiendo. La Ley de Memoria Histórica no ha solucionado nada. Si algún punto positivo se le puede encontrar es la obligatoriedad de quitar la simbología franquista de las calles y plazas de España. Pero veremos cómo lo aplican.Mientras tanto, a nosotros los anarquistas solo nos queda seguir en la brecha. Nuestra historia no la tiene que pisotear nadie y en nuestra mano está que esto no suceda por la acción de franquistas nostálgicos o de demócratas papanatas.

Julián Vadillo

2 comentarios:

Canichu, el espía del bar dijo...

añado a todo esto una anécdota ocurrida según la prensa durante la sesión que aprobaba la ley, aunque no la contaron de manera destacada, sólo de pasada. Duran i Lleida usó una de sus intervenciones para decir que apoyarían la ley, a la cual se añadió la petición que hicieorn sobre la reprsión a los católicos, pero que según él aún debía mejorar más el texto porque hubo otros catalanes no católicos que también fueron represaliados y esta ley no les hacía justicia por ser sus represores republicanos y no franquistas, a continuación citó nombres de ejemplo, el principal Andreu Nin. A lo que desde la tribuna de invitados, desde la parte donde estaban sentadas varias personas del PCE de edad avanzada, entre ellas Carrillo, una señora dijo en plan de sorna a su compañeros que a ver si ahora Duran i Lleida iba a ser trotskista... Broma que a mí me pareció de mal gusto y bastante maquiavélica y oscura para venir desde las filas que vino, porque tal vez ciertamente esta ley no hace justicia a todos los que debiera.

Mauricio dijo...

Efectivamente, hay una serie de muertos de los que no se habla. Y no solo por Andreu Nin, que quizá es el mas destacado. ¿Quien se acuerda de Alfredo Martínez, Camilo Berneri o Barbieri, todos ellos anarquistas asesinados por los estalinistas?
Lo peor de este asunto es quien se esta acordado de ellos. Lo hace la COPE con Jiménez Losantos, Duran i Lleida (un católico recalcitrante) en el parlamento y algunos individuos mas en cadenas televisivas. La razón es simple. A la derecha no le gusta eso de recuperar la historia (porque sale su peor pasado) y tiende a manipular unos muertos que en realidad les importa un comino. Yo invitaría a todos estos derechistas que dejen en paz a Nin o Berneri. Solo nosotros, la izquierda que no está de acuerdo con como discurre los acontecimientos, podemos reivindicarlos