Muchas
son las fechas que jalonan la historia del movimiento obrero. El
Primero de Mayo es quizá la más conocida. Tomando como orígen la
huelga que se produjo en Chicago en mayo de 1886 y donde se
reivindicaba las 8 horas de trabajo. Posteriormente fechas como el
aniversario de la Revolución Rusa (7 de noviembre), el día de la
mujer trabajadora (8 de marzo) y otros son muestras de ese imaginario
colectivo del que se dotó el obrerismo.
Pero
entre las primeras fechas las que más destacó fue una que hoy ya no
se celebra. Por menos a nivel internacional. El 18 de marzo,
aniversario de la Comuna de París. Solo Francia sigue rindiendo
homenaje a los communards. Si
bien es una fecha que el paso del tiempo no ha deformado.
Aun
así el corolario de integrantes de aquel acontecimiento es múltiple.
Edouard Vaillant, Jules Valles, Nathalie Le
Mel, Gustave
Courbet (uno de los pintores más famosos de Francia), Emile Eudes,
etc. Entre los participantes habría que destacar también a Louise
Michel, uno de los personajes más importantes del movimiento obrero
francés. Dedicada a la enseñanza conoce a las máximas
personalidades políticas y literarias de la época. Condenada por su
participación en la Comuna es deportada a Nueva Caledonia donde toma
contacto con los autóctonos de la zona y les enseña a leer
aprendiendo la lengua de los canacos. De vuelta a Francia se vincula
a los grupos anarquistas y participa de numerosos
movimientos y procesos huelguísticos, debatiendo con las otras
corrientes del movimeinto obrero. Escribió numerosos textos entre
ellos sus propios recuerdos de la participación en la Comuna. Murió
en 1905 siendo su entierro una gran manifestación del obrerismo
francés. Su
vida ha sido objeto de numerosos trabajos, documentales y películas.
La
represión contra la Comuna fue desmedida. Siendo un movimeinto que
no generó víctimas excepto al final del mismo, durante las jornadas
de la Semana Sangrienta, el objetivo de las autoridades de Versalles
era claro: borrar de un plumazo la obra de los revolucionarios
parisinos. Y esto llevó a la ejecución de 30000 communards y el
juicio contra miles de integrantes de la misma que fueron deportados
y encarcelados. Durante años estuvo prohibido en Francia hablar de
la Comuna. El Mac Mahon se encargó de ejecutar la represión.
Incluso
se erigieron algunos monumentos actuales de París, como el Sacre
Croeur en Montmatre.
Entre
los grandes logros de la Comuna estuvieron la implantación de una
educación para todos, la abolición de la pena de muerte, el
establecimiento de una jornada digna de trabajo, la extensión de los
derechos y los deberes en la población, la igualdad entre hombre y
mujer, etc. Fueron dos meses frenéticos con los versalleses y los
prusianos presionando. Además
la Comuna no solo se quedó en París. En Lyon se produjo también un
importante movimeinto donde incluso se llegó a tomar el Ayuntamiento
de la ciudad. Bakunin participó activamente en la Comuna de Lyon.
También se dieron movimientos en Burdeos, Narbona o Marsella.
Sin
embargo la Comuna vivió en el imaginario de la clase obrera
internacional. Dentro de Francia se recordaba a través de canciones
y en celebraciones cerradas. Y tan solo un año después de la misma
ya comienza a ser conmemorada en muchos lugares.
El
cementerio de Pere Lachaise de París, que fue escenario de los
últimos combates entre los versalleses y los communards, también
fue testigo de ejecuciones masivas y sumarias. Allí se encuentra el
Muro de los Federados, como
recuerdo de las víctimas de la Comuna.
Lo
curioso de la Comuna de París es que es reivindicada por el amplio
conjunto del movimiento obrero. Anarquistas, marxistas,
socialdemócratas,
etc. Incluso sus personajes, siendo definidos como el caso de Varlin
o Louise Michel, son queridos y admirados por el conjunto del
movimiento obrero. La Comuna fue la máxima referencia del movimiento
obrero revolucionario antes de la Revolución rusa de 1917 o
la española de 1936.
La
Comuna en Alcalá de Henares
No
quiero dejar pasar la oportunidad de referirme a como este episodio
del movimiento
obrero tuvo también su reflejo en la ciudad de Alcalá de Henares.
Tan solo un año después del acontecimiento parisino en la ciudad
complutense se estaba formando la primera sociedad obrera adscrita a
la Federación Regional Española, la sección de la AIT en España.
A su cabeza se situó en fotógrafo, Florencio Navarro, que siempre
estuvo vinculado en la ciudad a los movimientos progresistas. El
16 de marzo de 1872 el periódico La
Emancipación
decía los siguiente: “Las
secciones de Alcalá de Henares piensan conmemorar igualmente la
gran
revolución de París con una manifestación pública”.
Por primera vez en Alcalá se celebraba un acontecimiento relacionado
con el movimeinto obrero internacional. El lugar de la celebración
fue desconocido.
Lafargue
volvió a Francia y allí se vinculó al POF de Jules Guesde. Es
una de las figuras más singulares del movimiento obrero
internacional, con una gran producción bibliográfica y de
artículos. Incluso su muerte es realmente curioso. Cuando vio que no
podía dar más a la sociedad se suicidó junto a su mujer, Laura
Marx. Ambos están enterrados en el cementerio de Pere Lachaise en
París. Un
hijo de ambos murió mientras estaban en Madrid y está enterrado en
la capital de España.
Pero
este imaginario colectivo de la Comuna no se quedó en los orígenes
del obrerismo alcalaíno. Cuando a inicios del siglo XX la ciudad ve
nacer un poderoso movimeinto obrero socialista impulsado bajo la
figura de Antonio Fernández Quer, la Comuna de París es uno de esos
acontecimientos que sirve para la unión y participación de la clase
obrera de la ciudad.
Y
esta celebración fue algo que se extendió mucho en el tiempo. Tal
como dice el historiador Manuel Morales “Una
fecha que venía mostrar la comunidad de intereses de la que
participaban los trabajadores de todo el mundo y la afirmación de su
identidad como
clase obrera (...)”
La
Comuna de París y el cancionero
C’est
la lutte finale :
Groupons-nous,
et demain,
L’Internationale
Sera
le genre humain
Debout
! les damnés de la terre !
Debout
! les forçats de la faim !
La
raison tonne en son cratère :
C’est
l’éruption de la fin.
Du
passé faisons table rase,
Foule
esclave, debout ! debout !
Le
monde va changer de base :
Nous
ne sommes rien, soyons tout !
Il
n’est pas de sauveurs suprêmes :
Ni
Dieu, ni César, ni tribun,
Producteurs,
sauvons-nous nous-mêmes !
Décrétons
le salut commun !
Pour
que le voleur rende gorge,
Pour
tirer l’esprit du cachot,
Soufflons
nous-mêmes notre forge,
Battons
le fer quand il est chaud !
L’État
comprime et la loi triche ;
L’Impôt
saigne le malheureux ;
Nul
devoir ne s’impose au riche ;
Le
droit du pauvre est un mot creux.
C’est
assez languir en tutelle,
L’Égalité
veut d’autres lois ;
«
Pas de droits sans devoirs, dit-elle
«
Égaux, pas de devoirs sans droits ! »
Hideux
dans leur apothéose,
Les
rois de la mine et du rail
Ont-ils
jamais fait autre chose
Que
dévaliser le travail ?
Dans
les coffres-forts de la bande
Ce
qu’il a créé s’est fondu
En
décrétant qu’on le lui rende
Le
peuple ne veut que son dû.
Les
Rois nous soûlaient de fumées,
Paix
entre nous, guerre aux tyrans !
Appliquons
la grève aux armées,
Crosse
en l’air, et rompons les rangs !
S’ils
s’obstinent, ces cannibales,
À
faire de nous des héros,
Ils
sauront bientôt que nos balles
Sont
pour nos propres généraux.
Ouvriers,
paysans, nous sommes
Le
grand parti des travailleurs ;
La
terre n’appartient qu’aux hommes,
L’oisif
ira loger ailleurs.
Combien
de nos chairs se repaissent !
Mais,
si les corbeaux, les vautours,
Un
de ces matins, disparaissent,
Le
soleil brillera toujours !
C’est
la lutte finale :
Groupons-nous,
et demain,
L’Internationale
Sera
le genre humain
Otras
entradas en el blog sobre la Comuna de París
No hay comentarios:
Publicar un comentario