sábado, 20 de octubre de 2007

Las memorias de Marcos Ana. "Decidme como es un árbol"


Hace tiempo que conozco la figura de Marcos Ana. Las razones son varias pero una era poderosa. Mi tesis doctoral versa sobre el movimiento obrero en Alcalá de Henares y, a parte de ella, realizo trabajos de investigación sobre la represión franquista en la ciudad complutense. Debido a ello, al acercarte a ese movimiento obrero del periodo republicano y de la Guerra Civil, el nombre de Fernando Macarro Castillo (verdadero nombre de Marcos Ana) se coloca en una posición de privilegio. Él pasó a engrosar en enero de 1936 las filas de las Juventudes Socialistas, que apenas unos meses después se unificaron con las Juventudes Comunistas y dieron paso a la creación de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) Fernando Macarro fue Secretario de Organización de dicha organización el tiempo que estuvo durante la Guerra en Alcalá, cuando el secretario general de la misma era Agustín Anuarbe.

Pero el nombre de Fernando Macarro o de Marcos Ana no ha pasado a la historia de Alcalá por su paso por las JSU, sino por unos luctuosos sucesos que ocurrieron en la cuna de Cervantes durante la Guerra Civil, y de los que, aunque Marcos Ana era ajeno, pago con las culpas. A Marcos Ana se le acusó de ser el asesino del párroco de Alcalá, Marcial Plaza. Por este mismo crimen y por otros muchos donde también aparece el nombre de Marcos Ana, pagaron inocentes con su vida. Fue el caso de Basilio Yebra "Varillas" militante de la FAI o Ángel García, militante del PSOE. Si nos hiciéramos caso a lo que nos dice la Causa General, en los papeles de Alcalá de Henares, estos tres personajes practicamente eran omnipresente y estaban en todos los sucesos macabros que pasaron en Alcalá. Y desgraciadamente, a día de hoy, las figuras de los fallecidos Basilio Yebra y Ángel García, así como las de todavía vivo Marcos Ana, no están rehabilitadas. Nada de lo que se les acusó fue cierto, pero algunos pagaron con el tributo de la sangre y otros lo hicieron con la de larga condenas de cárcel. Marcos Ana no pudo asesinar a Marcial Plaza, porque el propio Marcos Ana presentó en su juicio papeles que demostraban que él estuvo en un puesto de la Cruz Roja en el momento de producirse el asesinato. Ni el Varillas, ni Ángel García ni Marcos Ana participaron en la quema de la Iglesia de Santa María la Mayor en agosto de 1936. Ese acontecimiento fue obra de unos personajes que las organizaciones obreras de Alcalá repudiaban. Y así una larga lista, como de los llamados "resucitados" que tras la guerra, y habiéndoseles creído muerto, vuelven para contar lo malos que eran los "rojos" y calmar así su sed de venganza. Sed de venganza que no paró en los casi 40 años de dictadura. Sin embargo hoy todavía hay una deuda con ellos. Y esa deuda no es legislable sino que es moral y ética, donde las leyes no alcanzan ni van a alcanzar nunca.

Hace poco Marcos Ana ha editado sus memorias en la editorial Umbriel-Tabla Rasa con el título Decidme como es un árbol, nombre que le da también a unos de sus poemas. Tengo que decir que he leído detenidamente las memorias. Si bien se me quedan cortas en su etapa de Alcalá y de todo lo sucedido, sus testimonios carcelarios y de oposición a la dictadura de Franco es una parte mas de la dilatada historia de los militantes antifranquistas. Y es que 23 años en la cárcel es algo terrible. Hace un tiempo tuve la oportunidad de hacer una entrevista al viejo anarquista Gregorio Gallego, uno de los integrantes de la primera Junta de Defensa de Madrid, y militantes de las Juventudes Libertarias. Gallego, al igual que Marcos Ana, estuvo 23 años en la cárcel. Como investigadores que rescatamos la historia, poner 23 años de carcel en cualquier papel es terriblemente fácil. Pero al hacerlo, al establecer ese concepto de empatía que se tiene que tener en cualquier investigación histórica para comprender mejor el acontecimiento, te das cuenta de las penalidades y sufrimientos de estos militantes, al que desde luego si algo les ayudo a salir de tan duro bache fue su ideología.

Marcos Ana es importante para mi porque en la cárcel conoce a un grupo de militantes comunistas que son acusados en Alcalá de Henares de un suceso que nunca cometieron. La explosión de un polvorín militar en septiembre de 1947 es la excusa que los militares franquistas utilizan para llevar al paredón a 8 militantes antifranquistas y a 69 condenados a diversas penas de cárcel. Marcos Ana conocía a algunos de ellos de su etapa en Alcalá, como el caso de Luciano Arroyo Cablanque (fusilado en la mañana del 20 de agosto de 1948) o Fernando Nacarino Moreno (condenado a 30 años de cárcel de los que cumplió 13 en diversos penales de España) Este suceso tendrá en breve la publicación de un libro tras una ardua investigación y escrito por un amigo mío y por mi.

Y aquí radica uno de los puntos nodales. La necesidad, y no solo la importancia, de recuperar los acontecimientos del pasados, que fueron mancillados por la dictadura y condenados al ostracismo por el actual sistema. Y aquí esta la importancia de memorias como las de Marcos Ana, que lejos de valorar sus ideas o algunos comentarios (no es aquí donde se debe hacer) sirve para rescatar una parte de la historia como espejo de vida. Por eso es importante Decidme como es un arbol, como lo es las memorias de Eduardo de Guzmán, de Gregorio Gallego, de García Oliver y de otros muchos que sería interminable enumerar. Y también rescatar desde la actualidad, desde los documentos, los acontecimientos históricos en su mas amplio contenido. Rescatar la historia de Alcalá de Henares, mi ciudad, y sus luchas obreras, o la de personajes que hoy están injustamente olvidados, como el caso del periodista Mauro Bajatierra, es necesidad.

Recomiendo las memorias de Marcos Ana. Son sencillas de leer y enganchan. Te acercan al lado mas humano de estos militantes. A sus sufrimientos en la cárcel, sus pasiones y sus penas. Sus esperanzas frustradas y las que tienen que venir. Porque este tipo de memorias lo que rebosan es optimismo. Optimismo frente a la adversidad, que es el mas necesario.
Ellos ya hicieron su trabajo, ahora nos toca a nosotros.

5 comentarios:

Cuboderubik dijo...

Gracias por esa labor de recuperación, en general; y gracias, en particular, por abrirme los ojos a tantas y tantas historias.

Que no hablen de "moda". Lo que ocurre es que desgraciadamente hasta ahora no ha habido una actitud más o menos de orejas abiertas a este tema (la generación de los nietos, hay que joderse..., pero el silencio y el miedo son muros difíciles, muy difíciles de atravesar).

Películas, libros, artículos... Y más, muchos más, que están por venir. Por necesidad, por justicia, sí, por dignidad (y ya no por ellos, por nosotros mismos...).

edu dijo...

a ver, el de los puntos nodales. ¿el tema de la publicación como anda? ¿esta todo negro sobre blanco? Tendremos obra escrita?

Mauricio dijo...

El miercoles tenemos reunión con los del Foro del Henares. Parece que al final el Ayuntamiento se pringa en la publicación. Así que supongo que es cuestión de semanas.

Canichu, el espía del bar dijo...

es curiosa una de las acusaciones que se le hace a ángel garcía en su expediente de depuración: enseñar el satanismo al enseñar a los niños en doctrinas marxistas. en fin, aparte de eso, te voy a dejar una nota de proselitismo, disculpa:

http://www.vientosur.info/


es de simpatizantes del poum (¿por qué será que te hago este enlace? ejem, ejem). Un saludo.

rinorinon dijo...

Sorprendido , embelezado del los infortunios de Marcos Ana. Por hojas de week end , me entero de sus letras encarceladas. ¿quién fue el primero en mostrarle un árbol? ¿quién en enseñarle a dar un beso de amor?
Hago votos por los encacelados de Chile, que a pesr de llegar la democracia en el 90 ,siguen alli dentro por tratar de deshacerse del zátrapa Pinochet.