He terminado de leer un interesante libro del psiquiatra Enrique González Duro titulado, La sombra del general. Lo que queda de franquismo en España. Aunque escrito en 2005, con todo lo que eso conlleva de las informaciones que desde entonces se han generado por el tema de la recuperación histórica, el libro trata temas de enorme importancia. Y textos como esté vienen bien a la luz de la última noticia de Auto del Juez Baltasar Garzón para la instrucción contra los criminales de Guerra durante la Guerra Civil y la dictadura franquista. Auto que será comentado en este blog en breve y que viene a redundar en mas de lo mismo. Mucho ruido y pocas nueces.
A lo que nos lleva hoy es al comentario de libro de González Duro. A pesar de que no está escrito por un historiador, el rigor histórico que destila sus páginas lo hace una buena lectura. González Duro hace un repaso de la historia de España desde la muerte de Franco hasta el propio año 2005, con pasajes amplios de la vida de Franco y de la evolución en el seno del régimen franquista de la figura del Rey. Aunque sin entrar mucho en la crítica, esta claro que el autor enmarca la coronación de Juan Carlos como un hecho mas del franquismo y que luego el actual sistema democrático legitima. La conclusión que se saca es que de la ilegitimidad del régimen franquista, producido por un golpe de Estado contra la República en julio de 1936, procede la legitimidad del actual sistema. Es decir, la llamada Transición y el posterior desarrollo de la democracia esta lejos de ser una ruptura con el régimen liberticida de Franco, sino una continuación del mismo. En el libro se muestra como el Rey, en los sucesivos libros que sobre el se ha escrito, no critica a Franco en ningún momento. Puede criticar alguna actitud, pero su agradecimiento al dictador es infinito. ¿Como es posible que dicho esto en libro como el de Vilallonga, todavía se puede defender la figura del monarca como alguien democrático? No solo eso, sino que el autor rescata una frase de la Reina refiriéndose así a Franco: "En cuanto a que faltaba libertades personales, de expresión, de reunión, de asociación, de manifestación... era una dictadura. En cuanto que estaba los partidos políticos y los sindicatos, era un dictador. Y en cuanto que se hacia lo que mandaba Franco, y que el tenía todos los poderes, era una dictadura. Pero cuando yo vine, en 1963, no vi purgas ni represiones brutales. Excepto, y muy subrayado, la penas de muerte de septiembre de 1975. Claro que, ley en mano, aquí había pena de muerte. A mi me parece horrible, inhumana, me repugna. Y mi marido trato de que no les fusilaran [...] Franco era un dictador pero no un tirano. (...)" Excelente declaración de principios de Sofía de Grecia. Olvida por ejemplo la brutal represión que se desarrolló en España entre 1939-1944 y 1947-1949. Igualmente dice que llegó en 1963, año de ejecución del comunista Julián Grimau y de los anarquistas Granados y Delgado. Y que decir de Heinz Chez o Salvador Puig Antich en 1974. Esta claro que los actuales jefes de Estado de España agradecidos quedan a Franco por todo lo que hizo. (Estas declaraciones de la reina y muchas otras se pueden comprobar en el libro de Pilar Urbano La reina, de la editorial Plaza & Janés de 1996) Así que no hace falta descubrir nada. Juan Carlos de Borbón ha medrado en el franquismo y en la democracia. Por el poder lo que sea. El conoce mejor que nadie la historia de su familia, donde Fernando VII, Isabel II o Alfonso XIII salieron fuera de España porque el pueblo así lo quiso. El tenía que ser mas sibilino para mantener el poder.
Pero no solo se queda González Duro con todo ese repaso a los años de transición y el papel de los políticos. Toca, aunque de manera sucinta y sin entrar demasiado en ello, en el golpe de Estado del 23-F.
Después inicia un minucioso viaje por los años del gobierno socialista y del gobierno de Aznar. En ambos se ven efectos permanentes del franquismo. Coincidiendo con Paul Preston, el autor ve en la corrupción un elemento fundamental de continuismo de la etapa franquista. Durante los años de gobierno socialista de Felipe González (1982-1996) hubo mas de un ejemplo de ello. Con José María Aznar a eso se une la mentalidad claramente autoritaria de alguien que se ha criado entre el falangismo y que ha crecido políticamente en él.
Otro aspecto fundamental del libro es cuando toca el tema de la Iglesia católica, tanto en su posición durante la Guerra como en la actualidad. La Iglesia fue una defensora desde el inicio, en su amplísima mayoría, del golpe militar de Franco y sus secuaces, así como complice in situ de la represión que se genera desde entonces. Los discursos de Pla y Deniel son esclarecedores a este respecto. La actitud actual por la cual la Iglesia tiende al enfrentamiento y al guerracivilismo, acusando de "abrir heridas" a los que piden justicia histórica y ensalzando a los altares a "mártires" a los religiosos asesinados durante la contiende de 1936-1939. La memoria selectiva de la Iglesia entroniza también con la propia retorica y estética de la época. Las fachadas de las Iglesias todavía son testigos de esos "caídos por Dios y por España". O, en el caso tocado también por González Duro, del Valle de los Caídos, donde al ser traslados algunos muertos republicanos (de quienes no constan el nombre) para lavarse la cara el franquismo, la condición es que esos republicanos fueran católicos. Una nueva dicotomía: católicos contra no católicos. Según la mentalidad de la derecha, la España contra la AntiEspaña. La hipocresía de la Iglesia aflora por doquier. Ellos calificaron a la Guerra como Cruzada. Y todavía no se han bajado del burro.
En pleno periodo de recuperación histórica se oye mucho eso de "no levantar heridas" o "no herir sensibilidades" ¿Pero heridas y sensibilidades de quien? ¿De aquellos que se manifiestan bandera con águila en mano? ¿De los que cantan a Franco y José Antonio en los pedestales de sus estatuas retiradas? ¿Esa son las sensibilidades? ¿Y donde queda la de aquellos que tiene a sus muertos en fosas, desaparecidos o todavía constan en sus causas como "bandoleros"? ¿Pero de que estamos hablando? Esto demuestra, que mande quien mande en España, la sensibilidad sigue siendo la de los franquistas y su acólitos. O rompemos con ello o todo seguirá igual.
Excelente pues el análisis de González Duro, tanto del franquismo político como del franquismo sociológico. Lectura recomendada, aunque hay acontecimientos que se han producido posteriormente que no los abarca como el lógico. Pero para ello ya hemos comentado otros textos aquí que complementan el presente.
1 comentario:
Fernando VII no salió de España porque el pueblo lo quiso, sino porque quería seguir siendo rey en lugar del rey. Fue aquello de las abdicaciones de Bayona.
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