Carmen Barrero Aguado, Martina Barroso García, Pilar Bueno Ibáñez, Elena Gil Olaya, Virtudes González García, Ana López Gallego, Joaquina López Laffite, Dionisia Manzanero Salas, Victoria Muñoz García, Luisa Rodríguez de la Fuente, Julia Conesa Conesa, Adelaida García Casillas y Blanca Brisac Vázquez. Trece nombres, trece mujeres y un solo crimen.
El 5 de agosto de 1939 se procedía a la ejecución de estas trece mujeres, muchas de ellas menores de edad, por el único delito de miles y miles de personas que cayeron bajo el régimen liberticida de Franco. El no pensar como ellos, el creer en otras cosas, el considerar que se podía conseguir un mundo mas justo e igualitario.
Encarceladas por su pertenencia a las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), la organización juvenil comunista, fueron juzgados por un turbio asunto del que nada tenían que ver. El asesinato del militar Isaac Gabaldón, que tenía en su poder bastantes documentos que podía comprometer el futuro de diversos generales cercanos a Franco por su pertenecía a la masonería. Gabaldón es asesinado en extrañas circunstancias en la carretera de Talavera, junto a su hija y su chófer. Las autoridades militares no dudan en incriminar a miembros de la JSU del crimen, incluso a gente que ya está detenida y encarcelada. En este expediente, el 30426, son incluidas las trece mujeres arriba reseñadas, que pasarán a la historia con el nombre de las "Trece Rosas". El 3 de agosto de 1939 se lleva a efecto el Consejo de Guerra en Madrid donde se dicta la sentencia de muerte. Tan solo 48 horas después se procede a la ejecución de la condena en la tapia del cementerio municipal del Madrid. Con ello el régimen cometía un crimen mas en su dilatada historia. Antes habían sido otro. Todavía quedaban muchos más. Si esa tapia del cementerio de Madrid pudiera hablar nos narraría todo el horror que ha vivido. Todos los impactos de bala por sentencias y sacas de ese régimen de terror, de barbarie y de opresión que dominó España durante 4 décadas. Cuantos anarquistas, socialistas, republicanos, comunistas, etc., perecieron bajos las bayonetas criminales en esos muros.
Hoy solo hay allí una placa que recuerda a las Trece Rosas. Pero ningún monumento o placa que recuerde a todos los que allí cayeron por un mundo mejor. A esa gente excelente que lo dio todo por unas ideas y que fueron apartadas del camino por los criminales.
Y hoy se sigue dando largas a ese reconocimiento. Hoy se sigue mareando la perdiz cuando se reclama justicia. Justicia histórica. Hoy algunos siguen enclaustrados en el olvido voluntario, en las medias tintas, en los discursos retóricos y construidos mal. Mientras otros ladran desde sus posiciones, defendiendo veladamente a aquellos verdugos.
El caso de las Trece Rosas solo es una muestra más de la crueldad del franquismo. Con él hay que reivindicar la memoria colectiva de los que fueron (o fuimos) derrotados en la Guerra Civil y perecieron durante la dictadura.
Por último recomendar dos materiales para un mejor acercamiento a la historia de las Trece Rosas. El primero el libro, desde el punto de vista periodístico, de Carlos Fonseca con el título "Trece Rosas Rojas" Por otra parte el documental de Delta Films titulado "Que mi nombre no se borre de la historia" Solo son dos ejemplos. Si tuviéramos que escribir un libro y hacer un documental sobre cada historia de la represión franquista no habría estanterías ni cines suficientes como para leer y proyectar todo. Pero en nuestra mano está que nada de esto quede en el olvido.
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