Hace pocas fechas tuve la oportunidad de ver la adaptación teatral que se había hecho de la obra de Javier Cercas Soldados de Salamina, dirigida por Joan Ollé en el Centro Cultural de la Villa de Madrid.
Al ver la obra de teatro, que me pareció buena, me animé a leer nuevamente la novela, la cual leí hace tiempo, cuando salió como novedad, si no recuerdo mal, en el año 2001.
Y la segunda lectura de la obra de Cercas me ha gustado menos que la primera. La obra esta dividida en tres partes. En la primera Los hijos del bosque, se muestra como el protagonista de la obra, Javier Cercas, se va formando la idea de la historia del fusilamiento en el Collell y de la huida de Rafael Sánchez Mazas, dirigente de Falange (camisa vieja, para ser mas exactos) Podríamos decir que en esta parte, aunque hay varios protagonistas, el principal es el propio Cercas pues nos trasmite de como esta formando la idea de escribir un relato real sobre este suceso a través de las entrevistas de protagonistas de la época y de escritores, que como Andrés Trapiello, ha trabajado la figura del literato falangista. En la segunda parte, Soldados de Salamina, es la vida de Rafael Sánchez Mazas, desde su nacimiento a su muerte, deteniéndose en el episodio de su fusilamiento fallido y como un soldado republicano le perdona la vida cuando lo encuentra en el bosque. Aquí el protagonista indiscutible es Sánchez Mazas. Por último, la tercera parte, Cita en Stockton, Cercas se lanza a la búsqueda de ese soldado que perdonó la vida a Sánchez Mazas, localizando a un antiguo soldado de Líster, llamado Antonio Miralles, y que esta en una Residencia en Dijon. La vida de Miralles es apasionante, pues es la representación del personaje que estuvo luchando contra el fascismo desde 1936 hasta 1945, con la caída del nazismo.
En sí, el relato de Cercas no deja de tener un profundo atractivo a lo que se le une la facilidad de la lectura del mismo. Pero crear un eje conductor de una historia a través de un personaje como Sánchez Mazas no es bueno, siempre hablando para mi gusto. Rafael Sánchez Mazas (1894-1966) uno de los fundadores de Falange Española, tiene una obra literaria de segundo orden. Con ello no quiero caer en el discurso barato, que seguramente Cercas tuvo como crítica, que fue recuperar a un fascista. Sánchez Mazas fue un fascista toda su vida y se mantuvo fiel al ideario de Falange. Sus compañeros de partido, como Ridruejo y Laín Entralgo, no dudaron en pasarse a otros campos políticos cuando veían que en los suyos no conseguirían sus objetivos (entre otras razones) Pero la obra de Sánchez Mazas no pasa de ser segunda. Su episodio en el Collell no fue sino propaganda para franquismo que no dudo en reprimir durante los largos años de la dictadura. La magnanimidad que ese soldado republicano tuvo con Sánchez Mazas fue el lado opuesto a la represión sistemática que el régimen franquista impuso. Incluso Sánchez Mazas salva mas de una vez su vida gracias a la gente de izquierdas. Aunque todo esto Cercas lo remarca bien, quizá me siento mas indentificado con el personaje de Conchi, de que hay gran cantidad de buenos escritores asesinados por el fascismo como para reparar en Sánchez Mazas, que a pesar de todo lo que se diga, no deja de ser un hombre del régimen y por lo tanto complice de los crímenes del franquismo auspiciados por Falange. Este partido fue uno de los responsables de la Guerra Civil española por su apoyo a los golpistas.
Y aunque el personaje de Miralles sería ese contrapeso a la figura de Sánchez Mazas, su participación en la Guerra Civil española estuvo al lado de las tropas de Enrique Líster, reconocido estalinista y represor de las colectividades anarquistas de Aragón. Y en este caso Cercas si que falla, pues aunque dice en boca de Miralles que al principio sintió simpatía por los anarquistas, estos no hicieron sino crear el desorden en la retaguardia republicana. Visiones que han quedado como un lugar tanto en la literatura como en la historia, obviando lo que fue la realidad. Porque esos anarquistas que colocan como el desorden fueron los que mas intentaron poner orden. Porque si alguien fue generoso en la Guerra Civil española, esos fueron los anarquistas, que a pesar de su antiestatismo dieron ministros a la República, consejeros a la Generalidad, constituyeron el Consejo de Aragón y participaron de los Consejos Municipal junto a otras fuerzas políticas. Porque siendo antimilitaristas dieron soldados al Ejercito Popular de la República. Sería necesario preguntar en que cedieron el resto de opciones políticas que luchaban contra el franquismo.
Aun así, el personaje de Miralles es apasionante. Un personaje que ha luchado en la Guerra Civil, que estuvo en los campos de concentración franceses, que se unió a Leclerc en el norte de África y que llegó a París. Hay frase de Miralles realmente emocionante: Nunca nadie me ha dado las gracias por dejarme la juventud peleando por su mierda de país. Nadie. Ni una sola palabra. Ni un gesto. Ni una carta. Nada Y aquí si que acierta Cercas en la terrible realidad de aquellos que combatieron y el poder se empeño en olvidar. Y mas adelante el propio Miralles recuerda a otros de sus compañeros muertos en la batalla y dice lo siguiente: No hay ni va haber nunca una calle miserable de ninguna mierda de país que vaya a llevar el nombre de ninguno de ellos. Emotiva y emocionante frase y sobre todo terriblemente cierta. Porque la frase encierra dos realidades. Lo primero esa generación perdida de la historia de España, que podía haber cambiado el curso de la misma hacía concepciones mas progresista y avanzadas. Lo segundo el olvido de esa generación, por el silencio de la dictadura, el pacto de la transición y la desidia de una generación presionada por el miedo y manipulada inconscientemente por el poder.
Porque la derrota en la Guerra Civil no fue solo la derrota de la República. Fue la derrota de lo mejor de España. Fue la derrota de toda una red de escuelas, casas del pueblo, ateneos, escuelas racionalistas, sindicatos, periódicos, vehículos de cultura, etc., que quedó pulverizado por la vesania franquista y olvidado por la democracia heredera de ese régimen. Y también el olvido de personajes trascendentales y excelentes.
Soldados de Salamina no deja de ser una novela. Hemos marcado sus carencias. También sus aciertos. Pero creo que todavía estamos esperando esa gran novela de la Guerra Civil española.
Nota: Se conoce como "camisa vieja" a aquellos falangistas que participaron de la fundación de Falange y estuvieron en ella antes del decreto de unificación de 1937, que provocó una ruptura entre falangistas y también entre los carlistas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
A mi el libro de Cercas ya no me gustó en una primera lectura porque ese aire de reconciliación, tan falso para mi, flota en sus páginas como la equiparación de bandos en guerra.
Hace unos días llegó a mis manos la autobiografía, manuscrita y no publicada, de un anarquista que luchó en el frente republicano y que sufrió la represión en los campos franceses. Él fue muy genereso entregando su juventud a unos ideales que mataron en la guerra los "chinos", su decepción fue creciendo a medida que la revolución soñada se desvanecía, aún así luchó hasta el último minuto por la República. Murió hace unos años sin reconocimiento de ningún tipo, firme en sus ideas anarquistas. Como él muchos otros, cuyos testimonios nos pueden aportar mucho más que la visión almibarada de la salvación de un falangista. Todavía no me explico como tuvo tanto éxito este libro.
Publicar un comentario