Artículo publicado en la revista Tiempos Modernos, del Cineclub Chaplin de Cuenca, con motivo de las jornadas que el pasado mes de octubre dedicaron la cine de la Revolución rusa, y me dieron la oportunidad de poder presentar la película de Eisenstein Octubre y escribir un artículo sobre la misma para el número que ha salido recientemente.
A pesar de la importancia que
muchas películas han tenido para intentar recrear parte de la historia que
quiere transmitir, no fue hasta los años setenta, y bajo el influjo de la nouvelle vague cuando se empezó a tener
en cuenta al cine como un instrumento de análisis histórico. Y en esto hay
mucho que agradecer a historiadores como Marc Ferro que supo introducir estos
elementos en los materiales de investigación historiográficos a pesar de las
reticencias de algunos de los más grandes historiadores de la Escuela de
Annales como Fernand Braudel o Pierre Renouvin[1]. Gracias a gente como
Ferro, hoy el cine no solo se estudia como una materia en la historia sino para
analizar la historia misma.
Y
para mostrar la importancia del cine a la hora de analizar un acontecimiento o
proceso histórico, el cine soviético fue desde sus orígenes uno de los que
mayor interés puso en ello. No podemos olvidar los grandes cineastas que dio la
Unión Soviética y las grandes películas anejadas a sus nombres: Sergei
Mijailovich Eisenstein, Vsevolod Ilariónovich Pudovkin, Dziga Vertov, Lev
Vladímirovich Kuleshov, etc.
Aunque
todo ellos tuvieron una aportación fundamental al cine soviético e internacional
(los experimentos de Vertov fueron fundamentales), Eisenstein se convirtió en
un referente internacional a la hora de transmitir la historia. Su Octubre es una de las películas más
afamadas de la historia.
Ubicación de Octubre
Octubre, a pesar de ser una película
ficción, esta a caballo entre ese tipo de film y el documental. Encargada por
el propio gobierno soviético en el décimo aniversario de la Revolución de 1917,
la película es una recreación de los sucesos en Petrogrado entre febrero y
octubre de 1917 y la toma del poder por parte de los bolcheviques. Es la visión
oficial de la Revolución, la visión de los bolcheviques, de los comunistas
triunfantes frente a sus enemigos y rivales.
Sin
hacer una valoración cinematográfica de la película, pues la finalidad de este
texto es hacer una mirada histórica sobre la misma, Octubre se convierte en un film magnífico y trepidante que engancha
al espectador desde el primer momento y hace conectarle con los sucesos de la
Rusia revolucionaria. Además, Eisenstein no dejó pasar la oportunidad de
introducir en la película multitud de elementos simbólicos en comparación con
los personajes que aparecen. Un pavo real que simbolizaba la arrogancia de
Kerensky, figuras de Napoleón para igualar a este personaje, que un siglo atrás
había invadido Rusia, con personajes contrapuestos como Kerensky y el general
Kornilov, la destrucción del alcohol en las bodegas del palacio del Zar como
ejemplo de lucha contra el alcoholismo en la nueva sociedad, la risa de un niño
en el trono imperial que significa el nacimiento de una joven y nueva sociedad
socialista, el carro con el caballo muerto que cae al río que representa la
revolución y la fuerza que tira de ella, que ha sido derrotada en un primer
momento[2], etc. Algunas de estas
cuestiones han sido abordadas por historiadores del cine como Manuel Villegas
López en su obra Los grandes nombres del
cine[3].
Además,
la película reúne un amplio elenco de buenos actores y de personalidades de
primer nivel. La música corrió a cargo del gran compositor soviético Dimitri
Shostakovich, que tiene todo un repertorio de sinfonías para la revolución
(1905, 1917). También la caracterización de Lenin por el actor Vladimir
Nikandrov y de Kerensky por Nicolai Popov son excepcionales. Igualmente, entre
el elenco de actores había participantes reales de la revolución de 1917 como
Nicolai Podvoisky, que fue quien en realidad encargó, al frente de la Comisión
del Aniversario de la Revolución, la película a Eisenstein.
Los
planos y la fotografía de la película hacen de esta obra una de las más
importantes de la historia del cine.
Octubre y la historia de la Revolución de 1917
Aunque
se podría decir que Octubre es una
obra maestra del cine no hay que olvidar que fue un film encargado con fines
propagandísticos y que muestra la visión oficial de la revolución de 1917.
Tampoco hay que olvidar que la película bebe de la obra escrita por el
periodista norteamericano John Reed Diez
días que estremecieron el mundo, base sobre la que muchos años después
Warren Beatty rodaría la película Rojos.
La
película es una constante posición binaria entre los revolucionarios
bolcheviques, que quieren la conquista del poder para establecer las bases de
una sociedad socialista, frente a los diversos intentos contrarrevolucionarios:
desde el gobierno provisional hasta los golpistas de Kornilov, pasando por las
posiciones mencheviques y socialistas revolucionarias que tratan de impedir la
toma del poder por parte de los comunistas de Lenin.
Además
la película fue finalizada por Eisenstein en 1927, un momento clave en la
historia de Rusia, cuando Stalin se ha hecho control total del Partido
Comunista y todos sus adversarios (Trotsky, Preobrazhevsky, Bujarin, etc.) han
sido derrotados. A pesar de que mucho metraje del film fue censurado, las pocas
imágenes de Trotsky que aparecen son para hacerle perder una votación contra
Lenin en la cuestión del levantamiento de octubre de 1917, cuando el propio
Trotsky había preparado esa insurrección y fue uno de sus más importantes
protagonistas. Lo que le separaba de Lenin era si el papel director lo tenía
que llevar el Partido Bolchevique o los soviets en su conjunto[4].
Lo
que sí queda claro a lo largo de la película es el contrapunto que representan
para los bolcheviques los rivales de su visión de la revolución. Kerensky
aparece como tal personaje, pero otros quedan en alter egos o personajes que se
puede suponer qué era lo que pensaban los dirigentes socialistas
revolucionarios y del menchevismo: Yuli Martov, Feodor Dan, Irakli Tsereteli,
etc.
Kerensky
es un personaje que ha quedado completamente desdibujado en la historia. Casi
ninguna obra acierta a ubicar al que fue uno de los presidentes del Gobierno
Provisional. Integrante del Partido Trudovique (una de las muchas escisiones
que tuvieron los socialistas revolucionarios tras la Revolución de 1905 y que
sería una especie de Partido Laborista), la figura de Kerensky fue un intento
por una parte de los integrantes del Soviet de Petrogrado de conectar las
aspiraciones revolucionarias del Soviet con el Gobierno Provisional. Como
afirma el historiador Julián Casanova, al referirse al propio Kerensky, “En realidad, tras cuatro meses de revolución
sin un líder claro, fue el primero en rellenar ese vacío”[5].
Pero Kerensky contó con numerosos problemas. El primero la paulatina pérdida de
apoyos entre los elementos obreros que vio como con el golpe de Estado de Lavr
Kornilov se diluía completamente. El peso de la derrota de ese golpe de Estado
vino por parte de los elementos revolucionarios y Kerensky perdió gran parte de
sus aspiraciones de consolidar un modelo de revolución alejada de bolcheviques,
socialistas revolucionarios de izquierda y anarquistas. De hecho la película Octubre hace una comparación entre
Kerensky y Kornilov, comparando a ambos como sendos Napoleones y poniéndolos en
el eje contrarrevolucionario.
Igualmente
la película analiza de forma un tanto maniquea a los actores políticos.
Mientras mencheviques y socialitas revolucionarios se debaten en el congreso
del Instituto Smolny en sus apoyos al Gobierno Provisional, solo los
bolcheviques son los defensores de dar el paso definitivo a la revolución
socialista. Aquí cabría hablar de un gran silencio alrededor de los socialistas
revolucionarios de izquierda y de lo anarquistas en la película[6]. Quizá por la parte
espinosa que significó las colisiones posteriores entre agentes que
participaron en el propio Comité Revolucionario y dieron forma a un proceso
mucho más complejo de lo que nos han legado. Ni siquiera la presencia de los
marinos de Kronstadt hace suponer en la película la influencia de otros agentes
que no fueran los bolcheviques. Y eso a pesar de la enorme influencia que
anarquistas y socialistas revolucionarios de izquierda tenían en la fortaleza
militar de Kronstadt y su soviet, realmente plural y cercano a la llamada democracia
obrera, con figuras tan representativas como los anarquistas Efim Yarchuk o
Anatoli Zhelezniakov[7].
Por
último habría que reseñar, entre algunas otras cuestiones, la imagen romántica
de la toma del Palacio de Invierno por parte de unas masas obreras que asaltan
las dependencias, detienen al gobierno provisional, Lenin sube al estrado del
Congreso de los Soviets en el Smolny como presidente y se empieza a legislar en
favor del socialismo. Unas medidas que, en realidad, provocaron un fuerte
debate entre las fuerzas revolucionarias, por cómo se tenía que desarrolla el
Decreto de la Tierra (socialización frente a nacionalización) o el Decreto de
la Paz (oposición de socialistas revolucionarios de izquierda y anarquistas al
Tratado de Brest-Litovsk). La imagen de Vladimir Antonov-Ovseyenko redactando
la detención del gobierno provisional fue mítica. Sin embargo esa toma no fue
así, sino algo mucho más planificado y donde la resistencia a la Revolución de
Octubre fue completamente nula por las escasas bases de apoyo con la que
contaba el gobierno provisional de Kerensky que ya había huido. Curioso el
final del propio Antonov-Ovseyenko, que fue durante la Guerra Civil española
cónsul soviético en Barcelona, y que a su regreso a Moscú fue fusilado en medio
en de las purgas del estalinismo en 1937, como la casi totalidad del Comité
Central del Partido Bolchevique protagonista de 1917.
Aun
así, a nivel histórico la película Octubre
no está mal trabajada. Es la visión propagandística de los vencedores pero con
una fuerte carga de investigación histórica legada por la obra del periodista
norteamericano John Reed Diez días que
estremecieron el mundo, tal como se expresó más arriba. Los escenarios de
la película (Instituto Smolny, Palacio de Invierno, crucero Aurora, etc.) eran
los mismos que de las jornadas revolucionarias que puso fin al zarismo y al
gobierno provisional.
Coda
Decía
León Trotsky en 1923: “El hecho de que
hasta ahora no hayamos intervenido en el cine demuestra lo despistados e
incultos que hemos sido, por no decir completamente estúpidos. El cine es un
instrumento que se impone por sí mismo, es el mejor instrumento de propaganda.”[8].
Y aunque la imagen documental se dejó ver durante la Revolución rusa y la
Guerra Civil rusa (asalto a sedes anarquistas, despliegues del ejército en el
frente, etc.), no fue hasta que la situación interior del país se comenzó a
estabilizar cuando se pudo afrontar el reto de la imagen.
A
partir de 1923 comenzó a proliferar un importante cine soviético, con fuerte
carga de propaganda, pero con una calidad inconmensurable, que puso en la cima
de la cinematografía a directores que pasarán a la historia. De esta época hay
que destacar La huelga (1924) o El acorazado Potiokim (1925), ambas de
Eisenstein, para conmemorar la Revolución de 1905. Esta última película fue considerada
la mejor de la historia del cine según la clasificación de Bruselas. Eisenstein
tuvo nuevos proyectos tras Octubre,
destacando su película La línea general (1929)
(conocida también como Lo viejo y lo
nuevo) donde el protagonismo en la creación de koljós pasa de la masa de
sus anteriores películas a una protagonista concreta, Marfa Lapkina
protagonista de la película.
Pero
no solo Eisenstein abordó cuestiones de la Revolución rusa. Vsevolod Pudovkin
se acercó a la temática a través de La
madre (1926), como adaptación cinematográfica de la novela de Máximo Gorki,
o con El fin de San Petersburgo (1927)
como forma particular de homenajear a la revolución de 1917 y el nacimiento de
la ciudad de Leningrado frente a la anterior de San Petersburgo.
Alexander
Dovjenko también tuvo su aportación en películas posteriores como Tierra (1930) o Dziga Vertov en una serie
de películas como El aniversario de la
revolución (1919), El tren de Lenin (1921),
Historia de la Guerra Civil (1922) o
la ya muy posterior Tres cantos sobre
Lenin (1934). Vertov fue el más pionero en rescatar el acontecimiento histórico
y también, posteriormente, quien aportó mayores cuestiones de estilo, montaje y
desarrollo al propio cine.
Hay
muchos ejemplos pues la Revolución rusa de 1917 siempre fue una fuente de
inspiración para los directores soviéticos y también de otros lugares.
Lo
que no cabe ninguna duda es que a la cabeza de estas películas habría que poner
Octubre, una obra maestra del cine a
caballo entre la ficción y el documental que legaría para la posteridad toda
una imagen de la Revolución rusa de 1917.
[1] Marc Ferro. Historia contemporánea y cine, Ariel,
Barcelona, 2000. Pág. 15-16
[2] José María Caparrós Lera. 100 películas de historia contemporánea, Alianza
editorial, Madrid, 1997. Págs. 210-211.
[3] Manuel Villegas López. Los grandes nombres del cine, Planeta,
Barcelona, 1973. Volumen I.
Págs. 272-273
[4] David Renton. Trotsky, Haus Publishing, London, 2004. Pág. 68
[5] Julián Casanova. La venganza de los siervos. Rusia, 1917, Crítica,
Barcelona, 2017. Pág. 101
[6] Estudios recientes sobre
el anarquismo en la Revolución rusa son los siguientes: Carlos Taibo. Anarquismo y revolución en Rusia, 1917-1921,
Catarata, Madrid, 2017; Julián Vadillo Muñoz. Por el pan, la tierra y la libertad. El anarquismo en la Revolución
rusa, Volapük ediciones, Guadalajara, 2017.
[7] Paul Avrich. Kronstadt,
1921, Anarres, Buenos Aires, 2006; Alexander Skirda. Kronstadt, 1921. Proletariat contre bolchevisme, La Tête de
Feuilles, París, 1971
[8] Marc Ferro. Op. Cit., Pág. 123
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