Me he terminado de leer un libro que me ha resultado un tanto peculiar. Se trata de la obra editada por Alikornio Barcelona, Mayo 1937. Testimonios desde las barricadas, coordinada por C. García, H. Piotrowski y Sergi Rosés. Se trata de una selección de textos de trotskistas y anarquistas extranjeros sobre los Sucesos de Mayo de 1937 en Barcelona. Escriben trotskistas como Hugo Oehler (seudonimo), Albert Weisbord, Clara y Paul Thalmann, o anarquistas como Ernesto Bonomini, Jane H. Patrick, Fred Schöder, etc.
La pretensión de los coordinadores de la obra, a través de estos testimonios, es la de culpabilizar a las direcciones del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) y de la CNT (Confederación Nacional del Trabajo) de traicionar la revolución al contemporizar con estalisnistas y burgueses, no provocando un enfrentamiento directo en los Sucesos de Mayo de 1937. Es la justificación de los trotskista de la Guerra, donde establecieron que lo que le faltó al proletariado español fue la dirección vanguardista de un partido revolucionario que dirigiera sus designios. De ahí la constante comparación que hacen los marxistas con el caso de la Revolución Rusa de 1917. Pocas son las organizaciones que se salvan de la crítica. A saber la Sección Bolchevique-Leninista de España (SBLE), que también sufre alguna crítica, o "Los Amigos de Durruti". Grandizo Munis (autor del libro Jalones de derrota, promesas de victoria) sale a relucir en el texto. Los autores anarquistas del texto son mas diversos. Los testimonios de los italianos critican mucho la militarización de las milicias, mientras que otros, sin estar por completo de acuerdo, considera que los anarquistas españoles han llegado a la política de colaboración con el resto de fuerzas antifascistas por pura necesidad. Coincidiendo, eso sí, todos en culpabilizar de la situación al Partido Comunista de España (PCE) y a su apéndice catalán, el Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC)
Esta claro que los Sucesos de Mayo de 1937 son un putsch comunista contra los avances revolucionarios. La intención que tanto el PCE como el PSUC, dirigidas sus cúpulas por el elemento soviético en España, así como la ayuda colateral de determinados sectores del PSOE así como algunos republicanos era:
1. Desplazar a la CNT y la FAI (también al POUM, aunque mas centrado en Cataluña y siendo una organización menor) de determinados órganos de dirección de la Guerra.
2. Tumbar al gobierno de Largo Caballero, donde la CNT tenía cuatro ministros. Los sucesores serían Indalecio Prieto (que no era bien visto por los comunistas) o Juan Negrín.
3. Un control comunista de resortes importantes del aparato estatal republicano, sobre todo a nivel militar y policial.
4. Poder provocar una movilización del frente a la retaguardia y poder provocar una intervención extranjera contra las fuerzas revolucionarias. De ahí que barcos franceses y británicos estuviesen en la costa catalana durante todos los sucesos.
Muchos de los puntos programados fueron conseguidos. Largo Caballero dimitió, la CNT y la FAI se vieron relegadas, el POUM ilegalizado y sus militantes perseguidos, y los comunistas controlando lo que pretendían. Asume el gobierno Juan Negrín.
Los trotskistas, haciendo un alarde de no entender la situación, culpan a la CNT, a los ministros anarquistas (García Oliver y Federica Montseny sobre todo) y a los dirigentes del POUM de traicionar la revolución, de dar rienda suelta a los estalinistas y de no estar a la altura de la circunstancias. Que hacía falta un partido obrero revolucionario, como en 1917. Ya Trotsky había escrito un libro sobre la revolución española, donde recomendaba a los militantes de la Izquierda Comunista de España, dirigida por Andreu Nin, que hicieran entrismo en el PSOE y que no constituyeran el POUM. Los propios militantes españoles decían que Trotsky no entendía la situación en España. De ahí que los trotkistas dijeran de Nin que era un intelectual provinciano de estrechas miras.
Lo que se deja sentir en los testimonios de los trotskistas extranjeros es que estaban valorando la situación de España con parámetros que no se correspondían con la realidad. Lo primero porque no existía traición de ningún tipo. La CNT y la FAI eran organizaciones libertarias y por ello no debían de ser nunca vanguardia de nada. Eso le correspondía a los marxistas. Pero en España el marxismo no tuvo tanto eco como el anarquismo. Y para colmo estaba muy dividido y fragmentado. El PCE, que era raquítico antes de la Guerra, se ve crecer su influencia debido a la ayuda soviética. El POUM tenía una actividad muy circunscrita a Cataluña. Y los sectores marxistas del PSOE solo controlaban una parte del aparato del partido. Los otros grupos marxistas eran tan minoritarios que apenas se les puede tener como una voz en el conflicto.
Debido a estas corrientes hoy se ha llegado a una autentica mistificación alrededor de algunos aspectos de estos acontecimientos. Sobre todo con el grupo de "Los amigos de Durruti", que si bien salen del seno de las organizaciones libertarias, tienen unos postulados y unos comportamientos mas cercano a los marxistas que a los anarquistas. De ahí que los trotskistas los defiendan con más ahinco que los propios anarquistas. Ni que decir tiene que, quizá sin conocerlo, los Amigos de Durruti se sitúan muy cerca de las corrientes plataformistas de Pedro Archinov, anarquista ruso exiliado tras la victoria bolchevique en la Revolución Rusa, que hizo una declaración de principio de como se deberían organizar los anarquistas a nivel internacional para que no vuelva a suceder lo de Rusia. Era algo así como unos bolcheviques antibolcheviques.
Se les acusa a los anarquistas que su política de colaboración con el Estado republicano. Pero esa estrategia no era improvisada para los anarquistas. En el congreso de Zaragoza de 1936 la CNT ya está anticipando esa política, al proponer un pacto revolucionario con la UGT. Igualmente en ese congreso se habló del ejercito, donde no se establecía abolirlo de inmediato tras el inicio revolucionario, pues sus estructuras se podrían reutilizar (con una reforma de peso) hasta el triunfo definitivo de la revolución.
No se puede polarizar la historia. Hay que hacer estudios serios y no propaganda barata. Y no me refiero tanto al libro de Alikornio, que es una recopilación de datos, sino a las lecturas se sacan de ellos y a las corrientes psuedohistoriográficas que generan. Libros como La revolución traicionada de Miguel Amorós parte de este hecho. Son propaganda, donde se cuentan medias verdades y donde la anécdota se hace el ente general. En un trabajo de supuesta actividad científica se introducen juicios de valor sin ningún sentido. Son obras mas cercanas a un marxismo militante que al intento de creación de una tendencia historiográfica libertaria.
El libro de Alikornio es curioso en tanto en cuanto nos ha trasladado en un solo volumen una serie de testimonios interesantes en la época. Textos en su mayoría desconocidos. Pero habría que realizar un gran libro sobre los Sucesos de Mayo de 1937 y tratarlo en su justa medida. No hacer una historia de buenos y malos, de traidores y de damnificados. Hay que alejarse de visiones que como las de Miguel Amorós o Ferrán Gallego (cada uno en su perspectiva) no tratan de imponer. Factores, soportes y fuentes tenemos de sobra.
6 comentarios:
Buen post (ojo a algunos fallos de escritura: al vuelo, "Jalones de derrotada", y "puchst" en vez de putsch). No puedo comentar más por falta de tiempo. Pero creo que sobredimensionas a Miguel Amorós.
Corrijo los errores. Me alegro que te gusté el post. De Amorós ya hablaremos.
Un abrazo
Los trotskistas europeos nunca comprendieron la realidad ideológica del POUM, cuando hasta Nin se había peleado con Trotski. Un tema a estudiar.
Breve comentario: el POUM era un producto de la década de 1930 (similar al SAP alemán), en el que había tres tendencias: los catalanistas como Rovira (futuro núcleo del MSC junto con catalanistas del PSUC), partidarios del reconocimiento del derecho a la secesión y no sólo del de la autodeterminación nacional; los ultraizquierdistas como Rebull, partidarios de la formación de consejos obreros; y los partidarios de la unidad antifascista con el Frente Popular, como los bujarinistas valencianos del POUM. Nin tuvo que actuar de árbitro entre las tres, y si no se llegó a la escisión (sobre todo, por parte de los catalanistas), fue por el contexto de una Guerra Civil primero, y de la represión contra el partido después.
Los trotskistas no sólo formaron su propio partido en septiembre de 1936 con la Sección Bolchevique-Leninista de España, sino que se integraron en las milicias de la CNT, y no en las del POUM.
Postdata: si mal no recuerdo, las Juventudes Comunistas Ibéricas (juventudes del POUM) también llamaban a la formación de soviets/consejos obreros.
(El breve comentario iba por el comentario de Canichu)
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