jueves, 3 de julio de 2008

Mateo Morral, "Polvora Negra" y las teorías conspiranoides


El 31 de mayo de 1906, al paso de la cortejo nupcial de Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battemberg por la calle Mayor de Madrid, a la altura del número 88, hizo explosión una bomba que a punto estuvo de acabar con la vida de los recién casados. El autor del atentado fue un anarquista de Sabadell que respondía al nombre de Mateo Morral Roca, de familia acomodada y que trabajaba como bibliotecario de la Escuela Moderna, fundada por Francisco Ferrer Guardia en Barcelona en 1901.

Con este argumento el autor Montero Glez ha realizado una novela. Y tengo que decir que al principio la obra me entusiasmo. Presentaba lo desfasado de la monarquía haciendo un recorrido por todos los invitados a la boda de Alfonso XIII. Criticaba la propia estructura monárquica de España y el régimen caciquil que se imponía. Mostraba como era la represión ejercida por la policía monárquica, sus torturas inhumanas, representadas por el comisario Beltrán, personaje lascivo, torturador y ladrón (roba los objetos de valor de los cadáveres)

Pero a medida que iba avanzando la obra la desilusión de la temática era cada vez mas fuerte. Parece que a la hora de tratar determinados temas, y sobre todo el anarquismo, la desfiguración del mismo es tarea imprescindible. Relacionar los bajos fondos madrileños, donde se mueve toda una pléyade de prostitutas, chulos, invertidos, mal vividores y relacionarlo con el anarquismo organizado, es todo uno. Ocurrió con un documental de reciente creación titulado "El honor de la injurias" sobre la figura de Felipe Emilio Sandoval Cabrerizo. Ahora lo hace Montero Glez en una novela sobre la figura de Mateo Morral.

Los personajes que aparecen en la novela relacionados con el movimiento libertario están completamente esquematizados. Desde Mateo Morral, joven catalán al que le pone una enfermedad de trasmisión sexual, que frecuenta la prostitución y cosas similares, hasta Federico Urales (Juan Montseny) al que le vincula con favores políticos por parte del Conde de Romanones. Y entremedia otros personajes como Francisco Ferrer Guardia, al que se le culpa directamente de toda la trama del atentado contra el Rey, al igual que el haber promovido el atentado en París contra la misma persona en 1905 (donde también estaba Morral). Republicanos como Nicolás Estévanez, que lo pone como un fanático de la polvora, o José Nakens, director de "El Motín", cuyo único delito fue dar cobijo a Morral horas después del atentado.

Lo peor de todo es la culpabilización de Ferrer en el acontecimiento. Se basa sobre todo en el libro de José Esteban "Mateo Morral. El anarquista", que también mantiene esa hipótesis. Hipótesis que por otra parte esta deshechada. Es increíble que se ponga a la Escuela Moderna y su editorial como un trampolín para tejer una trama terrorista. Se afirma que todos los acusados en la causa por regicidio estaban de acuerdo para que cuando detuvieran a Morral o este muriera, todo quedara como un crimen pasional. La conspiración. Parece que el argumento lo ha montado Pedro Jeta Ramírez para "El Mundo", por lo del 11-M. Una trama que todo el mundo sabe pero que los culpables lo logran capear. A Francisco Ferrer lo llama "el Quico" (desconozco si con ese apelativo se conocía al fundador de la Escuela Moderna) Sorprendente es también una de las consideraciones finales en las que según el autor, Fernando Tárrida de Mármol le dice a Errico Malatesta que habría que provocar la detención de Ferrer para que pudiera seguir la propaganda libertaria. Impresionante. También la esquematización de un personaje como Charles Malato, autor de la "Filosofía del anarquismo", que en la novela aparece como cual dinamitero.

Pero en ningún momento aparece el novela un factor que es determinante para el enjuiciamiento de Ferrer, tanto por el atentado de 1906 como por los hechos de la Semana Trágica de Barcelona en 1909. La Iglesia veía en el pedagogo de Alella un autentico peligro, sobre todo los jesuitas. Y es la Iglesia y el Estado los que no paran hasta que llevan a Ferrer al paredón. Esta falta de crítica para la Iglesia católica, enemiga acérrima del desarrollo educativo laico, hace que la obra sea completamente sesgada.

Si Mateo Morral perpetró el atentado contra Alfonso XIII, lo hizo con la idea de que eliminando a la cabeza visible del Estado promovería el estallido revolucionario y la transformación de la sociedad. Estos actos se tomaban como los chispazos para un acontecimiento mucho mas amplio. No deja de ser inocente la idea, pero para nada vincula a ella a personajes como Ferrer o Nakens.

Desde luego que la novela entretiene, pero Montero Glez ha montado una historia sesgada y raquítica. No llega ni a novela histórica y reincide en lugares comunes que el propio franquismo impuso. Para mí esta novela no es recomendable. En los agradecimientos finales encontramos muchas explicaciones a este motivo. Las fuentes que cita no son recomendables para nada.

Estoy todavía esperando que alguien haga un trabajo sobre anarquismo que sea de interés y esté bien basado. Pólvoras negras u honor de las injurias sobran.

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