martes, 26 de marzo de 2013

Figuras desconocidas para tiempos convulsos

En momentos de agitación política, como los que estamos viviendo, la presencia de referencias históricas que den sentido a mucha de las luchas que se plantean son necesarias. Y, desde luego, rescatar figuras apenas conocidas en la historia, a pesar de la trascendencia que en su momento histórico tuvieron, se hace de completa necesidad. Ese es el objetivo que Joaquín Beltrán Dengra ha planteado con El populismo en el republicanismo federal español hasta 1868 y especialmente en Fernando Garrido Tortosa.

Pocas personas conocen hoy la figura de Fernando Garrido (1821-1883) y lo que significó para la historia del movimiento republicano y del movimiento obrero. Pertenece a esa generación de militantes que fraguó su ideología en un entorno hostil, con unas instituciones políticas débiles, tendentes a los gobiernos autoritarios recubiertos de un falso liberalismo político. Garrido conoció las obras de los políticos europeos de la época, los momentos de conflictividad política tanto en Europa (revolución de 1848) como las distintas asonadas en España y los distintos gobiernos moderados y progresista. En ese entorno se va perfilando lo que será el republicanismo federal que tendrá en Pi i Margall a su mejor representante, y también un primigenio socialismo que eclosionará con la Revolución de 1868 y el desarrollo del movimiento obrero. Es un momento en el que llegan a España ecos de los pensadores que comienzan a desarrollar el socialismo. Proudhon, Marx, etc.

Pero hasta entonces personajes como Fernando Garrido introduce y debate los conceptos de democracia, de los primeros socialista o socientistas como Fourier y los falansterios, Cabet y La nueva Icaria, el cooperativismo de Robert Owen (apenas conocido en España), etc. A través de un análisis de su figura, de su obra y de los conceptos del populismo que existen en ese primer republicanismo (populismo entendido como protagonismo del pueblo, tendencia que desarrollan muy bien los pensadores rusos como Herzen o Chernichevsky).

Una introducción a este figura tan desconocida como importante e interesante, que la historia se ha encargado de enterrar, y de la que Beltrán Dengra nos algunas pinceladas a falta de un estudio más profundo.

Aun así hay algunas cosas de las que esta pequeña síntesis de la figura de Garrido adolece. Una primera es que no se analiza la gran obra de Fernando Garrido Historia de las clases trabajadoras, dividida en “El esclavo”, “El siervo”, “El proletario” y “El obrero asociado” (la última edición de esta obra es de Zero ZYX). Primer acercamiento a la historia del obrerismo y de la clase de la que se quiere nutrir ese incipiente movimiento obrero y socialista. Una obra que Garrido escribe a partir de los artículos que publica en el diario “La Revolución Social” y por el que acabó preso en Saladero.

Igualmente esta interesante obra de Beltrán Dengra deja poco espacio para dilucidar o concluir cual es la importancia que Fernando Garrido tiene en el primer movimiento obrero organizado en España. Garrido asiste al nacimiento de la Federación Regional Española. Y de hecho es una de las referencias que la AIT tiene en España. Pero no congenia bien con las ideas que trae Guisseppe Fanelli. Esos primeros introductores del socialismo se ven rebasados por un movimiento más consistente que incluso supera los límites del republicanismo federal pimargaliano.

Pero esas tendencias que Garrido introduce antes de la gran eclosión del movimiento obrero, tienen una enorme importancia. Uno de los periódicos de defensa del fourierismo en España, “El Pensil de Iberia”, se hace portavoz de las primeras defensas de los derechos de los trabajadores, así como que por primera vez se defienden los derechos de la mujer en sus páginas por los artículos de Margarita Pérez de Celis. Algo que sin gente como Fernando Garrido jamás habría sido posible. Además esas comunidades falansterianas que se intentan desarrollar sirven para introducir los conceptos de cooperación y apoyo mutuo que después hará fraguar el poderoso movimiento obrero español. Incluso esa actividad falansteriana servirá para que personalidades como Aurora Rodríguez Carballeira, madre de Hildergart, intente la creación de un falansterio en la ciudad de Alcalá de Henares, que no llegó a cuajar.

Importante es pues rescatar una figura como la de Fernando Garrido, profundizar más en ella, ver la importancia y la trascendencia que tuvo para los movimientos posteriores. Eso nos acercará un poco más a que esos pioneros fueron fundamentales para el desarrollo del posterior movimiento obrero.



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