He tenido la oportunidad ver la película de Benito Zambrano La voz dormida. Tengo que reconocer que fui al cine con mucha cautela, más teniendo en cuenta que la temática casi nunca es tratada de forma positiva. Varias son las razones para esto:
- Todavía recuerdo con desagrado la película Las trece rosas de Emilio Martínez Lázaro, por lo mal tratado del tema en el film.
- La novela de Dulce Chacón La voz dormida es una gran obra. Llevar al cine una obra de esas características tiene sus riesgos.
- Todas las críticas que había leído de la misma no eran nada buenas.
El libro de Dulce Chacón lo leí hace ya algunos años. Recuerdo que lo hice en un momento en el que escribía mi libro La explosión del polvorín en Alcalá de Henares (1947), y que la obra me sirvió para ponerme en la época de ese primer franquismo y de la brutalidad de represión franquista. Antes de ir a ver la película decidí releerme la obra de Dulce Chacón y a años vista volví a quedar muy satisfecho.
Quedaba pues ver el film de Benito Zambrano. Y tengo que reconocer que la película me ha gustado. Evidentemente no es tan buena como el libro. También el espacio que para tratar determinados temas tiene un libro no es el que tiene una película. Pero Zambrano ha tratado muy bien la situación de las presas en Ventas (cosa que la película Las trece rosas lo hizo de forma horrenda) y el hacinamiento que tenían. No hay que olvidar que esa cárcel para mujeres se pone en marcha siendo Victoria Kent Delegada de Prisiones y la capacidad para la misma era muy inferior a la que se dio durante el régimen liberticida de Franco. La solidaridad entre las mismas y la situación de angustia ante las sacas de presos. Quizá es en la parte de la organización política en el interior de las cárceles donde Zambrano puede patinar un poco más (presas comunistas repartiendo Solidaridad Obrera que era un periódico anarquista) Pero es un tema menor, pues no es lo que la película nos quiere trasmitir. Igualmente el maltrato a las presas por parte de las funcionarias de prisiones esta muy bien tratado.
Ni que decir tiene las torturas de la que son víctimas los presos políticos (electrodos, palizas, torsión de testículos, etc.), incluida a las propias mujeres (internamiento desnudas en los calabozos y torturas con electrodos en los pechos).
También la forma de recrear los juicios durante el franquismo. La pamema de unos reos que estaban sentenciados de antemano. Juicios de apenas dos horas donde lo que esperabas era la pena de muerte o penas de hasta 30 años de reclusión. Algo constatable no solo por esta película o el libro de Dulce Chacón. No hay más que repasar cualquier juicio durante el franquismo en los expedientes de los archivos militares para ver la veracidad de lo que nos muestran. El juzgado no tenía presunción de inocencia sino de culpabilidad.
Es quizá la parte de la guerrilla, muy tratada en el libro, donde la película no incide.
Una valoración muy positiva de la película.
Muchas de las críticas que había leído y escuchado es que Benito Zambrano había hecho una película sensiblera donde los malos son muy malos y los bueno muy buenos. Teniendo en cuenta la capacidad que algunos sectores de este país tienen para valorar la memoria antifascista no me extraña nada que haya tenido esa crítica tan pobre. Para los que así piensan lanzó algunas preguntas retóricas: ¿es qué durante el franquismo la cárcel de Ventas no fue testigo de hacinamiento, maltrato, sacas y ejecuciones sumarias? ¿Cuántas mujeres no fueron separadas de sus hijos y ejecutadas por sentencias arbitrarias por acusación de rebelión por aquellos que se habían rebelado contra la República? ¿es qué la Guardia Civil no tenía vía libre para ejecutar a todos los guerrilleros que en las montañas se resistían al fascismo? ¿No es cierto que en la Dirección General de Seguridad se torturó y asesino a centenares de luchadores por la libertad? ¿Es que las tapias del cementerio del Este en Madrid no fueron testigos de miles de ejecuciones? Hoy todavía pueden ir los que así piensan y ver en esos trozos de muro que quedan los impactos de bala que sesgaron la vida de aquellos que creían en un mundo nuevo. ¿Es que el odio cainita del Ejército no llevó la venganza hasta las últimas consecuencias? ¿Es que la Iglesia católica no fue fiel partidaria y colaboradora del régimen liberticida y genocida de Franco? No entiendo que se hable de sensiblería ni de historia de buenos y malos. La historia de España y la historia del franquismo no es un cuento de hadas.
Este país tiene una cuenta pendiente para aquellos que lucharon por la libertad. Y esa deuda va mucho más allá que una placa en determinados lugares o la exhumación de cadáveres en fosas comunes a lo largo y ancho de la geografía española. Solo cuando se tenga el respeto suficiente a todos los antifascistas españoles, cuando no se siga equiparando las víctimas de lo que denominan erróneamente “los dos bandos”, habremos alcanzados la madurez para entender determinadas cosas.
Es evidente que mientras estemos bajo la égida de un régimen como el actual, cuya legitimidad proviene la de la ilegitimidad del régimen genocida de Franco, cuya cabeza visible del Estado fue designado por el propio dictador asesino, cuyas estructuras políticas pactaron un vergonzoso pacto de silencio para enterrar lo “inenterrable”, cualquier intento de mostrar la brutalidad del franquismo va a recibir duras críticas. Y es por ello que no debemos cejar en el empeño.
La película, desde mi punto de vista, es un buen tributo a la genial escritora Dulce Chacón, y un tributo aceptable para la memoria antifascista.
1 comentario:
Mauricio, ¿no se ha dado usted cuenta de que lo de "bandos" hace una equiparación con las guerras civiles nobiliarias, que eran entre banderizas?
Mire su correo esta noche, que tendrá recado.
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