jueves, 14 de abril de 2011

ILUSIONES Y ESPERANZAS DE LA SEGUNDA REPÚBLICA ESPAÑOLA


Hace 80 años España amanecía llena de entusiasmo e ilusión. Tras las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, que da una victoria a las candidaturas republicanas en las capitales de provincia, y por una presión popular incontenible, Alfonso XIII abandona el país con su séquito y se proclama la Segunda República española (14 de abril)
Era una ruptura con un pasado ominoso. La monarquía borbónica belicosa había llevado al país al colapso. Tanto es así que, incluso, cuando su final estaba cerca, recurrió a la instauración de una dictadura (la de Miguel Primo de Rivera) para salvar los muebles. Pero tras unos años de fuerte represión, la caída de la Casa de Borbón estaba servida.
Cayó la monarquía y se proclamó la República. Y comenzó un periodo de amplitud de libertades, de recorrer un camino que había sido bloqueado.
La República del 14 de abril tuvo grandes aciertos. Fue un periodo donde se ampliaron los derechos. Exigencia de la población obrera. El gran acierto de la República fue la educación. Durante los dos años del primer bienio republicano, gobernado por republicanos y socialistas, se construyeron más escuelas y centros de instrucción que durante toda la monarquía de Alfonso XIII. La República llevó la cultura a los pueblos. Algo que se reclamaba. Algo que los Ateneos y Centros obreros de anarquistas y socialistas llevaban haciendo desde hacía mucho tiempo pero con medios mucho mas modestos. La alfabetización era algo fundamental en el movimiento obrero y lo había llevado a cabo. La República monta las Misiones Pedagógicas, crea escuelas, forma a los maestros y profesores, impulsa la creación de institutos de segunda enseñanza, se reforma la Universidad.
Otros derechos reclamados se impulsan. Libertad de asociación tras una dictadura que había reprimido duramente las posiciones contrarias a su establecimiento, sobre todo contra anarquistas y republicanos. Libertad de prensa. Libertad de opinión.
Se establece el sufragio universal, tanto para hombres como para mujeres. Será en 1933 cuando las mujeres españolas podrán ejercer por primera vez el derecho al voto. Una defensa del sufragio femenino colosal por Clara Campoamor, diputado por el Partido Radical, en la primera legislatura, que contó con el escepticismo de otras mujeres como Victoria Kent, diputada por el Partido Radical-Socialista, Margarita Nelken, diputada del Partido Socialista Obrero Español (que no participó en el debate), o la indiferencia de mujeres como Federica Montseny, anarquista, que consideraba prioritario otros derechos para la mujer. Es el momento en el que comienza despuntar mujeres de la talla de Hildegart Rodríguez Carballeira. Ser aprueba en 1932 la Ley del Divorcio y ya en Guerra, en 1936, la Ley del Aborto (impulsada siendo Ministra de Sanidad y Asistencia Social Federica Montseny)
Es un momento del desarrollo de las vanguardias artísticas, de la creación.
Es el periodo de la verdadera laicización. Es decir, de la separación Iglesia-Estado. La República nació laica. Dio libertad de culto. Algo que la Iglesia católica jamás perdonaría. El perder su poder e influencia (en educación, en la sociedad) hizo que la población española se encontrara con una Iglesia cainita, vengativa y beligerante. Pero el ritmo de la sociedad era separarse definitivamente del yugo vaticanista.
Se configura una nueva forma de Estado y en el artículo 6 de la nueva Constitución se elimina la guerra como instrumento de política nacional.
Pero la República falló en problemas estructurales del país. Sobre todo en material laboral. No se acometió con la contundencia que se reclamaba la Reforma Agraria, uno de los principales escollos de España. La expropiación a un reducido número de terratenientes monárquicos y el desigual reparto de la tierra, hizo que los jornaleros pronto comenzasen a criticar estas medidas republicanas por insuficientes. El plan de la Reforma Agraria era demasiado extenso en el tiempo. Y la miseria y el hambre de los jornaleros era inmediata. Aquí se sitúan sucesos como los de Arnedo o Castiblanco, encabezados por miembros de la UGT, o los de Casas Viejas, impulsados por los anarquistas, que pedían una verdadera igual social y económica.
A pesar de que la República avanzó en leyes proteccionistas laborales, también fueron insuficientes. Las leyes del trabajo, así como la Ley de Términos Municipales (solo se podía contratar a gente del municipio) y la Ley de Vagos y Maleantes (aplicando en muchas ocasiones en cuestiones laborales), se tornaron en leyes mas represivas que conciliatorias con el movimiento obrero. Cuando se aprobó la Ley de Defensa de la República se demostró que determinados republicanos temían mas el poder e influencia del movimiento obrero español (mayoritariamente anarquista) que a los verdaderos enemigos de la República, que eran los reaccionarios que se sublevaron contra ella en julio de 1936. La propia constitución de los Jurados Mixtos, impulsadas por el ministro de trabajo Francisco Largo Caballero, tenía una finalidad clara: eliminar del panorama sindical a la CNT para favorecer los intereses de la UGT. Los cenetistas advirtieron al ministro que ese sistema se volvería contra él. Y cuando ganan las derechas en noviembre de 1933 ese sistema excluye a la UGT que opta por los pactos y alianzas con los anarcosindicalistas. La República reprimió duramente, en alguna ocasión sangrientamente, al movimiento obrero.
Cuando en noviembre de 1933 ganan las derechas las elecciones se producen tremendos retrocesos en los derechos adquiridos. Incluso los que fueron los fallos de ese primer bienio republicano-socialista sufren una dura merma. Y eso hace reaccionar a la población que había traído la República. No iban a permitir que sus derechos fueran pisoteados una vez más. Y salen a la calle a defenderlos. Ahí se entiende la Revolución de Asturias de 1934, sangrientamente reprimida por Lerroux y la CEDA. La movilización hizo que las izquierdas confluyeran. Nació el Frente Popular conformado por el PSOE, UGT, PCE, Izquierda Republicana, Unión Republicana, Partido Sindicalista, etc. La CNT y sus militantes, aunque no participa directamente en el Frente Popular (se integrará en él durante la Guerra Civil), dará libertad a sus militantes y votaran en amplia mayoría a las candidaturas frentepopulistas. Un ejercicio de pragmatismo y aun de responsabilidad del anarquismo español, que al igual que aceptando participar en Guerra de las instituciones republicanas, demuestra hasta que punto de los anarquistas estaban al servicio de una mejor calidad de vida de los trabajadores españoles y porque no se retrocediera ningún derecho más. Solo cabía avanzar. En febrero de 1936 las izquierdas vuelven a ganar las elecciones.
Pero las derechas no daban tregua. Desde el mismo 16 de febrero, día de la victoria del Frente Popular, la derecha conspira. Parte del Ejército, la Iglesia, los fascistas, se sublevan contra la República en julio de 1936. Y una vez más el pueblo, generoso, no va a permitir que se establezca una dictadura, que vuelvan a mandar los de siempre. A pesar de que la República ha actuado duramente contra los trabajadores en muchos aspectos, estos se lanzan a defender esa República que trajeron el 14 de abril de 1931. Era el inicio de la Guerra Civil. Otra historia con un final trágico que sumió a España en una larga noche.
Una larga noche en la que algunos, aun hoy, no quieren encender la luz. Donde la continuidad de estructuras de la dictadura siguen intactas y todo recuerdo y reivindicación de la República o de lo que sucedió durante la República es silenciado y condenado al ostracismo como hizo Franco en sus largos años de dictadura, represión, terror y genocidio.
Ya es hora de restablecer nuestros verdaderos derechos y libertades.

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