Estamos en plena conmemoración del inicio de la Guerra Civil española. Hace ahora 73 años y un grupo del Ejercito, apoyado por los sectores conservadores y pudientes de la sociedad y por la casi totalidad de la Iglesia Católica, se alzaron en armas contra el pueblo español y contra la República. Según ellos para restablecer el orden y eliminar el caos que sumía al país. Pero estaba claro que lo que se intentó fue salvaguardar los privilegios. El franquismo fue la tabla de salvación del capitalismo, la salvaguarda para no perder los privilegios de unos pocos en detrimento de muchos.
Pero lo que parecía un pronunciamiento, como muchos que había existido durante el siglo XIX, se tornó en una Guerra. Una cosa que no se esperaba los militares rebeldes, y que era inédito hasta el momento en las tramas y desarrollos golpistas, fue la resistencia popular a ese golpe. Parece que el año 1931 había marcado un punto de no retorno. La gente no quería volver a periodos oscuros del a historia de España. Si tenía que llegar una transformación está iba a ser para mejorar, nunca para retroceder.
Los planes del golpe de Estado eran claro. Primero sublevar plazas fijas de triunfo, sobre todo las zonas del protectorado en Marruecos. Luego sublevar las zonas de fácil control por los apoyos (Canarias, Navarra, etc.) y por último las zonas mas difícil sublevarlas cuando las anteriores hubiesen triunfado y que pudieran acudir en su ayuda. Capitales como Cádiz, Sevilla, Córdoba o Pamplona, caen pronto en control de los rebeldes. Pero el fracaso en la mayoría del país, incluido las dos grandes ciudades como Barcelona o Madrid.
Se inicia en ese momento una guerra larga. Pero aparejada a esa guerra se produjo una profunda transformación revolucionaria. Algo que es menos conocido, pero que poco a poco va saliendo a la luz. El pueblo español luchó por la República cuanto menos, pero también fue consciente que la lucha no se podía circunscribir la lucha a una mera dicotomía de república sí o república no. El proletariado español necesitó algo mas tangible por lo que luchar. Y en ese contexto quiso transformar, quiso perfeccionar. La Revolución Española es un ejemplo al mundo. Las cotas de transformación social, económico, político y cultural, superan ampliamente a las dos revoluciones de gran calado anteriores: la Revolución Francesa y la Revolución Rusa. Numerosas colectividades campesinas e industriales, una revolución en el mundo de la cultura y en las relaciones humanas, jalonan lo que hasta la fecha ha sido el mayor avance social en todas las materias. Y todo esto canalizado por un sentimiento anarquista. El anarquismo, como movimiento de profundo arraigo en España, llevaba décadas desarrollando una labor cultural y política muy por encima de otro movimiento. Y eso le generó ser el movimiento mas dinámico, mas organizado y con mas militantes y simpatizantes. La revolución de 1936 canalizó perfectamente todo ese sentimiento. Eso provocó que fueran los anarquistas protagonistas indiscutibles de todo el proceso transformador en España.
Tal es el caso de la lucha del pueblo español que su resonancia internacional no tiene parangón y numerosos extranjeros vinieron a España a luchar, con las armas en la mano, por las libertades conquistadas y contra el fascismo. Sentían muy dentro que su lucha era la lucha de sus países. Que la lucha de España era una lucha internacional por la dignificación del ser humano.
Pero las disquisiciones internas en el campo republicano, el aislamiento internacional que las potencias democráticas sometieron a la República y el apoyo que la Alemania nazi y la Italia fascista prestaron a Franco, son fundamentales para la derrota de la República y la Revolución.
Desde entonces una larga noche de represión y crimines se cernió sobre España. El silencio internacional y la falta de apoyo a la causa de la libertad perpetuó a Franco en el gobierno hasta 1975. Un gobierno ilegal e ilegitimo que comenzó asesinado y terminó asesinando. Y cuyas víctimas, hoy aun no han sido reconocidas. Como tampoco lo han sido la de aquellos luchadores desinteresados, que en julio de 1936 vieron que todo estaba en juego y dieron su vida por ello.
Han pasado 73 años. Y desde aquí un homenaje a los luchadores de la libertad.
Pero lo que parecía un pronunciamiento, como muchos que había existido durante el siglo XIX, se tornó en una Guerra. Una cosa que no se esperaba los militares rebeldes, y que era inédito hasta el momento en las tramas y desarrollos golpistas, fue la resistencia popular a ese golpe. Parece que el año 1931 había marcado un punto de no retorno. La gente no quería volver a periodos oscuros del a historia de España. Si tenía que llegar una transformación está iba a ser para mejorar, nunca para retroceder.
Los planes del golpe de Estado eran claro. Primero sublevar plazas fijas de triunfo, sobre todo las zonas del protectorado en Marruecos. Luego sublevar las zonas de fácil control por los apoyos (Canarias, Navarra, etc.) y por último las zonas mas difícil sublevarlas cuando las anteriores hubiesen triunfado y que pudieran acudir en su ayuda. Capitales como Cádiz, Sevilla, Córdoba o Pamplona, caen pronto en control de los rebeldes. Pero el fracaso en la mayoría del país, incluido las dos grandes ciudades como Barcelona o Madrid.
Se inicia en ese momento una guerra larga. Pero aparejada a esa guerra se produjo una profunda transformación revolucionaria. Algo que es menos conocido, pero que poco a poco va saliendo a la luz. El pueblo español luchó por la República cuanto menos, pero también fue consciente que la lucha no se podía circunscribir la lucha a una mera dicotomía de república sí o república no. El proletariado español necesitó algo mas tangible por lo que luchar. Y en ese contexto quiso transformar, quiso perfeccionar. La Revolución Española es un ejemplo al mundo. Las cotas de transformación social, económico, político y cultural, superan ampliamente a las dos revoluciones de gran calado anteriores: la Revolución Francesa y la Revolución Rusa. Numerosas colectividades campesinas e industriales, una revolución en el mundo de la cultura y en las relaciones humanas, jalonan lo que hasta la fecha ha sido el mayor avance social en todas las materias. Y todo esto canalizado por un sentimiento anarquista. El anarquismo, como movimiento de profundo arraigo en España, llevaba décadas desarrollando una labor cultural y política muy por encima de otro movimiento. Y eso le generó ser el movimiento mas dinámico, mas organizado y con mas militantes y simpatizantes. La revolución de 1936 canalizó perfectamente todo ese sentimiento. Eso provocó que fueran los anarquistas protagonistas indiscutibles de todo el proceso transformador en España.
Tal es el caso de la lucha del pueblo español que su resonancia internacional no tiene parangón y numerosos extranjeros vinieron a España a luchar, con las armas en la mano, por las libertades conquistadas y contra el fascismo. Sentían muy dentro que su lucha era la lucha de sus países. Que la lucha de España era una lucha internacional por la dignificación del ser humano.
Pero las disquisiciones internas en el campo republicano, el aislamiento internacional que las potencias democráticas sometieron a la República y el apoyo que la Alemania nazi y la Italia fascista prestaron a Franco, son fundamentales para la derrota de la República y la Revolución.
Desde entonces una larga noche de represión y crimines se cernió sobre España. El silencio internacional y la falta de apoyo a la causa de la libertad perpetuó a Franco en el gobierno hasta 1975. Un gobierno ilegal e ilegitimo que comenzó asesinado y terminó asesinando. Y cuyas víctimas, hoy aun no han sido reconocidas. Como tampoco lo han sido la de aquellos luchadores desinteresados, que en julio de 1936 vieron que todo estaba en juego y dieron su vida por ello.
Han pasado 73 años. Y desde aquí un homenaje a los luchadores de la libertad.
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