El pasado 29 de febrero se celebró en el salón de actos del Colegio San Ildefonso de Alcalá de Henares (Universidad Cisneriana) la presentación del libro de Urbano Brihuega Nacarino (historias de la guerra, de la cárcel, de Alcalá, ...). En dicha presentación estuvo también el presidente del Foro del Henares, el portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados, Diego López Garrido, y el alcalde de Alcalá de Henares, Bartolomé González.
Muchas son las cosas que se hablaron allí, muchas de ellas de las que discrepo completamente por estar en contra de como se ha desarrollado y el resultado la Ley de Memoria Histórica, que como es lógico López Garrido defendió. Porque frente a la teoría de que libros como el de Urbano se ha sacado al amparo del paragüas de la memoria histórica, hay que decir que tal tipo de obras hubiese salido igualmente.
Pero hay algo en aquel acto de lo que me quedo, dejando a un lado a los grandes y buenos amigos con los que me encontré allí. Hacía pocas semanas que habíamos constituido en Alcalá una comisión homenaje a Nacarino, con la intención de que su nombre quedará para la posteridad en la ciudad alcalaina. Era de recibo para alguien que como él había luchado tanto por la libertad y por la defensa de unos ideales. Urbano Brihuega, el Foro de Henares y tres historiadores, entre los que estoy, firmamos un acta en la cual se establecía como claúsula que ibamos a pedir al alcalde de Alcalá que Fernando Nacarino Moreno tuviese una calle en la ciudad. Huba una primera reunión donde se dijo que se haría todo lo posible. Pero en el acto de presentación del libro, el alcalde confirmó que Nacarino tendrá calle en Alcalá. Para mi fue un gran día. Mi amigo Nacarino, con el que había pasado largas tardes hablando de la República en Alcalá, de la injusticia de su encarcelamiento por la explosión del polvorín en Alcalá en septiembre de 1947, de la dureza de las cárceles franquistas, etc., iba a tener una calle en mi ciudad. Ahora, cada vez que alguien pase por esa calle sabrá quien es Nacarino. Una persona que lejos de rencores se llevaba bien con todo el mundo y hablaba con admiración ante personajes que no tenía sus mismas ideas. Siempre recordaré el cariño con el que trata a los anarquistas, con los que tan identificado se sentía, a pesar de que profesaba ideas distintas.
Y para saber quien es Nacarino hay que recurrir a los libros que de él hablan. El primero el de Urbano, que ha realizado una compilación de entrevistas a Nacarino y lo ha publicado. Por boca del propio personaje conocemos todos sus pormenores políticos y también personales. Conoceremos también a Nacarino por el libro que va a salir sobre la explosión del polvorín, donde se relata los pormenores de un montaje del aparato de represión franquista para seguir su tarea de exterminio contra la oposición a ese ignominioso sistema.
La comisión sigue adelante y queremos hacer algunos actos más. El próximo 30 de marzo es el primer aniversario de la muerte de Nacarino. Algo habrá que hacer. Igualmente con la inauguración de la exposición de la explosión del polvorín y del libro sobre el mismo acontecimiento, que en esta ocasión esta patrocinado por el Foro del Henares y el Ayuntamiento de Alcalá.
Lo que tiene que quedar claro de todo esto es que el homenaje a Nacarino y la inclusión de una calle en la ciudad no es un acto de benevolencia por parte de ninguna institución de la ciudad, hoy gobernadas por el PP. Es un acto de justicia histórica, para alguien que lo dio todo por buscar un mundo mejor y mas justo.
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1 comentario:
bueno, cuando esté la calle habrá que hacer saber como minimo a la gente que vive allí quien era nacarino. Hay mucha gente que vive en un lugar sin saber el porqué del nombre del mismo. Mi calle, Hernando de Soto, está dedicada no a un conquistador del siglo XVI, si no a un descubridor del SIglo XVI que remontó el Mississippi, se perdió, convivió con los indios en paz y al morir los indios lanzaron su cadaver al río por el que había llegado. Sin embargo los vecinos de mi barrio no sólo confunden su nombre si no que además dicen que sería un conquistador más de esos. O bien puede ocurrir como con la estatua de la plaza de la capilla del oidor, que nadie sabe quien es el individuo... un historiador complutense. Bueno, la calle no solo erá un homenaje, sino que además recuperará la historia local a todo aquel que se interese por saber el porqué del nombre donde vive, sólo hay que poner medios que perduren en la memoria local más allá de los actos y publicaciones puntuales del momento. Esa es nuestra tarea y responsabilidad social como historiadores y ciudadanos, así lo comprendo yo. Saludos, y si algún día ves en alcalá una calle llamada Lalín y no sabes quién era, cuando nos veamos me lo preguntas y te lo digo... Un saludo Mauricio.
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