jueves, 5 de noviembre de 2020

JOSE NEGRE, EL PRIMER SECRETARIO DE LA CNT


Artículo publicado en El Obrero

Los días 30 y 31 de octubre y 1 de noviembre de 1910, se celebró en Barcelona un congreso obrero nacional que dio como resultado la fundación de la Confederación Nacional del Trabajo. A pesar de que Solidaridad Obrera, un sindicato revolucionario nacido en 1907, tenía una implantación en Cataluña, la reclamación de otros sectores del obrerismo en España apuntaba a la necesidad de un sindicato que abarcase todo el país. La Semana Trágica de Barcelona frenó la celebración de un comicio nacional que se celebró con un año de retraso. Aquel congreso, que reunió a sectores del socialismo, del anarquismo y del sindicalismo revolucionario, sirvió para sentar las bases de una organización que bajo los parámetros sindicalistas revolucionarios y la inspiración del anarquismo, conformara una entidad que buscaban desde la desaparición de la FTRE a finales del siglo XIX.

                El abuelo del anarquismo, Anselmo Lorenzo, dirigió estas palabras al congreso que se celebraba en el Palacio de Bellas Artes de Barcelona:

“Ante vosotros, el libro de la historia presenta una página en blanco. Preparaos a llenarlo con honra para vosotros, con provecho para todos, presentes y futuros.”.

                De entre aquellos asistentes al congreso, hay que destacar la presencia de José Negre, entonces secretario general de Solidaridad Obrera y elegido en aquel comicio como primer secretario general de la CNT.

                José Negre había nacido en Ludientes, un pequeño pueblo de la provincia de Castellón, el 13 de mayo de 1875. Tipógrafo de profesión, periodista y gran orador, Negre fue uno de los impulsores del obrerismo barcelonés en los primeros años del siglo XX, donde había emigrado por cuestiones laborales.

                Los ecos que llegaban de Francia por el sindicalismo revolucionario de finales del siglo XIX, y las aportaciones doctrinales que al modelo societario introducían en España personajes de la talla de José Prat o Anselmo Lorenzo, convencieron a un Negre que comenzó a destacar como militante y como orador.

                Negre vivió uno de los periodos clave para entender el avance del sindicalismo en Barcelona y como se convertiría en una espoleta para el resto del país. Su actividad sindical fue fundamental en la fundación de Solidaridad Obrera en 1907, así como la pugna que mostró contra la influencia que comenzaba a ejercer en el proletariado barcelonés y catalán por una parte el lerrouxismo y por otra el catalanismo. El nacimiento de Solidaridad Obrera coincide en prácticamente en tiempo con la expansión del catalanismo conservador, representado por la Lliga, y el nacimiento de la Solidaritat Catalana (que data de 1906) al calor de las consecuencias del asalto a Cu-Cut! y de la aprobación de la Ley de Jurisdicciones, y la fundación del Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux, “el Emperador del Paralelo”. Ambas fuerzas rivalizaron los espacios de sociabilidad del obrerismo, donde Solidaridad Obrera fue más influyente. Negre tenía claro que la lucha de los trabajadores estaba por encima de la cuestión nacional catalanista y de la demagogia lerrouxista.

                En el año 1908, se desató un conflicto entre los sindicalistas de Solidaridad Obrera y el periódico lerrouxista El Progreso, dirigido por Emiliano Iglesias. José Negre dejaba en sus memorias esta impronta del conflicto entre radicales y sindicalistas:

“Minorías que no se acobardaron en ningún momento a pesar de tener que hacer frente a la vez a la burguesía, a las autoridades que las perseguían y atropellaban sin descanso y sin consideración alguna, al partido lerrouxista encastillado sagaz e hipócritamente en las mismas sociedades obreras, partido que tenía la pretensión de apoderarse de la Federación Local de Solidaridad Obrera y que afirmó por boca del pirata de la política Emiliano Iglesias que, o la Federación Obrera se domiciliaba en la Casa del Pueblo, o desaparecería, y a pesar de ser el dicho partido literalmente árbitro de Barcelona, teniendo a todas las autoridades a su disposición, contar con la adhesión de una masa de 60000 votantes y con un periódico con un tiraje de los mayores en aquellos años, fue derrotado estrepitosamente después de la ruda y enconada lucha por una Federación Obrera que a lo sumo reunía una masa de 15 a 20000 federados y un semanario de unos 3000 ejemplares como todo tiraje”

                El conflicto hizo crecer en influencia a Solidaridad Obrera donde ya destacaba Negre. Al frente de los tipógrafos de Barcelona, Negre se convirtió en una referencia para el sindicalismo revolucionario y por ello fue elegido secretario general de Solidaridad Obrera.

                Sus visiones de la Semana Trágica de Barcelona también son paradigmáticas a la hora de analizar el momento, sobre todo por la represión ejercida contra los sindicalistas y revolucionarios:

“Una vez que fueron desalojadas las barricadas por los revolucionarios, abandonadas o escondidas las armas por los obreros, la ciudad quedó en posesión de las autoridades y de los pacos, quienes desde los campanarios de las iglesias y otros establecimientos religiosos de las iglesias tenían en tensión los nervios del vecindario con sus continuos disparos, disparos que no tenían otra finalidad que hacer creer a este que los autores de estos disparos no eran otros que los revolucionarios, y que fuesen tenidos como enemigos irreconciliables de la tranquilidad pública, y por lo tanto, dispuestos a impedir que se restableciera la normalidad, y que reaccionando contra ellos toda la opinión, dejara a los victimarios las manos libres para llevar a cabo impunemente la feroz y salvaje represión que se proponía para vengarse de los miedos y terrores pasados durante los días en que los obreros batieron bravamente el cobre en las barricadas.”

                El momento cumbre de Negre vino cuando meses después de aquellos sucesos, fue uno de los impulsares del Congreso de Bellas Artes que dio origen a la fundación de la CNT. Él era consciente de la necesidad que el obrerismo español tenía de una organización a nivel general que planteándose un modelo sindicalista revolucionario y alimentándose de una ideología y organización anarquista, tuviese una alternativa a la UGT. Un congreso lleno de contenido que finalizó con la aprobación de esa necesidad a cuyo frente se puso José Negre.

                Negre tenía dos cuestiones claras en mente. La primera era, que a pesar del nacimiento de la CNT, el objetivo era trabajar por la unidad del proletariado español en un solo organismo obrero, que llevase a la unión de ambas centrales sindicales en una sola. Una posición compartida por la mayoría de los sindicalistas revolucionarios en el mundo.

                Por otra parte, para Negre la formación sindical e ideológica del proletariado era fundamental. Y esta no se podía llevar solo exclusivamente en los sindicatos, sino en el desarrollo de entidades independientes que sirvieran para gestionar debates de calado entre los obreros. Por su impulso se desarrolló en Barcelona en 1909 el Ateneo Sindicalista, entidad base para esos debates. Un modelo de organización que fue repetido en otros lugares como Madrid, Gijón o Ferrol, y que fueron base embrionaria del desarrollo de la CNT en esas zonas.

                Además, Negre pertenecía a aquella generación de sindicalistas y anarquistas que creían en la organización puramente obrera, intentando a alejar a los trabajadores de modelos individualistas o minoritarios basados en una violencia que dio nulos resultados.

                Negre fue representante obrero en numerosos congresos posteriores, así como participante en la fundación de entidades como el Ateneo Sindicalista de Baracaldo. Igualmente, participó como representante español en congresos sindicalistas internacionales. Tuvo una participación activa en la clandestinidad entre 1911 y 1914, manteniéndose con posterioridad en la redacción de Solidaridad Obrera.

                Sin embargo, a pesar de la enorme influencia de Negre en aquellos años, de participar activamente en la creación de secciones como las del sector ferroviario o de visitar varias veces la prisión por su actividad sindical, en los años de la crisis de la Restauración se fue alejando de la primera línea. Sus debates con sindicalistas como Salvador Seguí o Manuel Buenacasa lo eclipsaron.

                Hubo que esperar hasta 1936 para ver nuevamente a Negre activo, si bien nunca abandonó la causa sindicalista. De los años de la crisis de la Restauración destacó su pequeña obra ¿Qué es el sindicalismo?, aunque sus textos más representativos fueron Recuerdos de un viejo militante publicado en 1936 y ¿Qué es el colectivismo anarquista? de 1937.

                La llegada de las tropas franquistas a Cataluña le hace huir, siendo ya mayor, a la frontera francesa. En Francia fue recluido en un campo de concentración falleciendo en diciembre de 1939 en el campo de Argelès-sur-Mer. Triste final para uno de los exponentes más importantes del obrerismo que hoy es apenas conocido.

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