jueves, 3 de septiembre de 2015

EL MAESTRO QUE PROMETIÓ EL MAR

Artículo publicado en la edición digital del periódico Diagonal

A finales de julio de 1936 era detenido en la estación de Briviesca (Burgos) el maestro Antoni Benaiges. Conocido en la zona por ser el maestro del pequeño pueblo de Bañuelos de Bureba, la autoridades golpistas que se habían sublevado contra la República el 18 de julio de 1936 procedían a su detención. Su delito: ser socialista, ser militante del PSOE y de la UGT, integrante de la Casa del Pueblo de Briviesca y uno de los maestros más avanzados. Torturado fue trasladado hasta La Pedraja, en los Montes de Oca, fusilado y enterrado. El Bulletí del Comité de Defensa Local de Vilanova i la Geltrú daba cuenta del asesinato de Benaiges en agosto de 1936. A partir de ahi, el silencio y un expediente de depuración. Poco más se sabía de quién era Antoni Benaiges Nogués.

Una historia de un maestro

Antoni Benaiges Nogués había nacido en 1903 en el pueblo tarraconense de Mont Roig del Camp. Su familia era humilde pero con posibles como para hacer que Antoni pudiese estudiar. A pesar de la muerte de su padre y del esfuerzo que él y sus hermanos hicieron para sacar la familia adelante, Benaiges logró estudiar en la Escuela de Magisterio de Ávila primero y en la Escuela Normal de Barcelona después. En 1929 alcanzaba su sueño: ser maestro.
Coincidía esto con las vísperas de la proclamación de la República en abril de 1931. La joven República traía consigo un paquete de medidas educativas que iba a mejorar de forma sustancial el desarrollo en España. Valiéndose de las experiencias exteriores, de los proyectos que había crecido en España al calor de las nuevas pedagogías (Institución Libre de Enseñanza, Escuela Moderna, etc.) y de la ingente labor alfabetizadora que el movimiento obrero había desarrollado entre la clase trabajadora, la República puso en marcha una serie de medidas que hizo incrementar el número de escuela, mejoró las condiciones materiales de las mismas, mejoró la situación de los maestros y se llevó la educación hasta rincones donde no se había hecho hasta el momento.
Al calor de ese proceso de evolución educativa creció el maestro Antoni Benaiges. Y con él una tecnica que comenzó a desarrollar: la tecnica Freinet.

La imprenta como técnica

Celestín Freinet (1896-1966) puso en marcha un interesante proyecto pedagógico que invitaba a la creatividad del alumnado a través de la utilización de la imprenta. Y curiosamente en Cataluña encontró un eco entre numerosos maestros que lo pusieron en marcha en sus escuelas. El proceso consistía en trabajar a partir de un texto libre del alumnado (obviando por ello los libros de texto), la creación de una revista escolar, el fomento de las conferencias, del desarrollo de las bibliotecas a través del intercambio, de la asamblea en clase y de la correspondencia escolar para contrastar las distintas experiencias. Y todo poniendo a la imprenta como eje de la educación del niño. Los textos escolares serían publicados por los propios alumnos, que aprenderían a trabajar con la imprenta.
Un método original y revolucionario, que al abrigo de las corrientes renovadoras de la pedagogía, venían a cambiar de paradigma. Un método que convenció a los maestros anarquistas que como Patricio Redondo influyeron en Benaiges.
En España esta técnica encontró eco a través del pedagógo albacetense Herminio Almendros y su esposa María Cuyas. Trasladados ambos a Barcelona en vísperas de la República, introdujeron la técnica Freinet y publicaron un interesante texto: La imprenta en la escuela (1932). Entre los seguidores y discipulos de Almendros y Cuyás había un joven maestro que comenzó a desarrollar la técnica: Antoni Benaiges Nogués.

El método Freinet en un pequeño pueblo de la Bureba

Tras su paso por la Escuela Graduada de Niños de Vilanova i la Geltrú, Antoni Benaiges fue destinado, tal como él quería, en el curso 1934-35 a un pueblo. Y el destino fue Bañuelos de Bureba, una pequeña población cercana a Briviesca, en la provincia de Burgos. Allí Benaiges encontró una pequeña escuela, con unos 20 alumnos, y donde comenzó a desarrollar la técnica Freinet. La imprenta que se adquirió en un primer momento la compró el propio Benaiges de su bolsillo. Desde el primer momento los alumnos del pequeño pueblo burgalés mostraron entusiasmo ante la imprenta. Y lo que se desarrolló fue un sentimiento de interés por la educación, un ansía de creatividad entre el alumnado que hizo que la escuela de Bañuelos de Bureba pasase a ser referencia en la técnica Freinet. En enero de 1935 salió el primer número de la revista realizada por los alumnos: Gestos. A través de sucesivos números alumnos como Anita Ortiz, José Cuesta, Lucía Carranza, Antonio García, Emerenciana Palacios, Baldomero Saez, Soledad Palacios, Eladio Díez, Florentina Saez, Severino Diez, Natividad Hernáez, Isaías Cuesta, etc., nos cuentan la vida del pueblo, sus sueños, sus juegos, sus tareas, sus deseos, etc. La revista sacada por los alumnos recopila el día a día de Bañuelos de Bureba. Esta experiencia la comenzó a dar a conocer el propio Benaiges en los congresos pedagógicos y en la revista Colaboración, donde aparecieron artículos sobre la escuela de Bañuelos de Bureba. Al darse a conocer la escuela comenzó a tener contacto con otras y la revista de los alumnos recogían los intercambios de correspondencia, de revistas y de libros que se hacian entre ellos. Esa pequeña escuela de la Bureba se estaba haciendo importante a nivel educativo.
El año 1936 fue fundamental. A la revista Gestos, se unió otra más: Recreo. También se multiplicaron los números especiales de la revista. Aparecieron números como “El retratista”, donde cuenta la llegada de un fotógrafo a Bañuelos de Bureba, o “El mar. Visión de unos niños que no lo han visto nunca”. El maestro Benaiges prometió una cosa a sus alumnos. Cuando llegará las vacaciones de verano de 1936 se los llevaría para que viesen el mar.
Así iba a ser. El maestro Benaiges se quedó en Bañuelos de Bureba para poder llevarse a los niños al mar. Pero el golpe de Estado de 1936 impidió tal circunstancia. El maestro fue asesinado por los golpistas y los alumnos no fueron al mar con su maestro.

Un silencio de más de setenta años

El final de la Guerra significó el exilio para muchos maestros. Muchos de esos maestros freinetista se esparcieron por el mundo y aun hoy en lugares como México se sigue utilizando la técnica Freinet. Entre los maestros que se asentaron allí algunos conocieron a Benaiges.
Pero la figura del maestro Antoni Benaiges cayó en el ostracismo y el olvido. El olvido generado por una dictadura que duró cuarenta años. El olvido que también se mantuvo tras la muerte del dictador.
Sin embargo la exhumación de la fosa de La Pedraja en 2010 y los esfuerzos de algunas personas están sirviendo para rescatar la figura de Benaiges. Al calor de esta exhumación Sergi Bernal realizó un documental sobre la figura de Benaiges: “El retratista”. Y los habitantes de Bañuelos de Bureba han iniciado una bonita iniciativa de rehabilitación de la escuela y la restitución de la figura del maestro con el impulso de la Asociación Escuela Benaiges (http://escuelabenaiges.blogspot.com.es/).
Tras años de silencio la figura de Antoni Benaiges y su legado salé del ostracismo y vuelve a ocupar el lugar que la historia le robó

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