miércoles, 25 de septiembre de 2013

LUGARES DE LA REPRESIÓN FRANQUISTA

Es importante saber donde se realizaron los actos del horror durante del franquismo. La Dirección General de Seguridad (DGS) fue uno de ellos. Partes de este texto han sido utilizados para el artículo aparecido en el número 206 de Diagonal con el título "El terror de la Dirección General de Seguridad" escrito entre el periodista Tomás Muñoz y el historiador Julián Vadillo

Hay instituciones y lugares que marcan la historia y el pasado. Lugares donde en muchos momentos históricos se produjeron actos delictivos, crímenes contra la humanidad. Lugares que fueron amparados por instituciones y estancias estatales en el momento concreto. En muchos países esos lugares son actualmente lugares de la memoria. Los campos de concentración nazis (Dachau, Mauthausen, Auschwitz, etc.), los gulags soviéticos, los campos de exterminio camboyanos, etc. Sin embargo en otros países a esos lugares les han desdibujado la memoria y han ocultado su pasado oscuro. En el Estado español existen muchos de esos lugares. Y uno de ellos es la antigua Dirección General de Seguridad, hoy sede del gobierno autonómico de Madrid. Situado en la madrileña Puerta del Sol (escenario de tantos momentos históricos y luchas políticas), ocupa toda una manzana entre la Calle Carretas y la Calle Correo. Durante muchos años sus muros fueron testigos de la represión ejercida por la dictadura franquista.

Origen y desarrollo

         La Dirección Nacional de Seguridad fue fundada en octubre de 1886 como dependencia policial del Ministerio de Gobernación. Fundado bajo los auspicios del gobierno liberal-fusionista de Sagasta el primer director de la DGS fue el mariscal Antonio Dabán y Ramírez Arellano. Los distintos gobiernos de la Restauración de Alfonso XII y de Alfonso XIII se dotaron de instrumentos para poder ejercer las tareas de represión contra los distintos movimientos huelguísticos y de oposición que se presentaron. Eran momento donde el movimiento obrero organizado convocó numerosas huelgas. Igualmente fueron momentos de intentonas republicanas a través de movimientos civiles y militares. El gobierno de la Restauración consideró este tipo de movimientos como problemas de orden público para lo cual la DGS fue el instrumento necesario de represión. La DGS fue protagonista de la represión de las huelgas de  inicios de siglo XX o de la Huelga General Revolucionaria de agosto de 1917. Ejercía un control total sobre las reuniones y manifestaciones de las sociedades obreras, que tenían que notificar cualquier tipo de acto o movilización, siendo en última estancia la DGS quien lo aprobaba.
         La característica común de este primer momento que es que sus directores eran militares profesionales. Desde la aprobación de la Ley de Jurisdicciones en 1906 por el gobierno de Segismundo Moret, los militares pasaron a ser protagonistas indiscutibles de la política española. Fue el comienzo de una derechización en el Ejército que remató el franquismo. Durante la dictadura de Primo de Rivera los directores de la DGS ejercieron las tareas de represión contra todos los movimientos de oposición a la dictadura y la monarquía. De este último periodo de la monarquía habría que destacar como director de la DGS a Emilio Mola, que ejerció como tal desde febrero de 1930 hasta abril de 1931. Mola sería después uno de los cerebros del golpe de Estado del 18 de julio.
         La Segunda República trajo algunas variaciones en la DGS. Si bien los militares siguieron controlando el organismo, también hubo momentos donde los civiles vinculados a los partidos políticos de la izquierda tuvieron el control del mismo. Destacan los casos de Ángel Galarza Gago, Manuel Andrés Casaus o José Alonso Mallol. Aun así las tareas de represión contra el movimiento obrero y huelguísticos siguió adelante. Eran numerosos los escritos de anarcosindicalistas que denunciaban la actitud que Galarza tenía contra los trabajadores. Los problemas estructurales de la clase obrera se siguieron considerando un problema de orden público.
         La actuación de la DGS durante la Guerra Civil no dejó de ser polémico. Madrid permaneció leal a la República hasta el final de la contienda. La dirección del organismo correspondió al gobierno republicano. A pesar de que tuvo actuaciones polémicas (cosa de Paracuellos del Jarama), lo cierto es que la reestructuración de la justicia en la retaguardia republicana, impulsada sobre todo por el ministro anarquista Juan García Oliver, sirvió para que la represión fuese controlada. Igualmente el control de la DGS estuvo básicamente en manos de civiles. Solo dos militares estuvieron al frente del organismo durante la Guerra Civil y en espacios muy cortos de tiempo.
         El final de la guerra inauguró un nuevo momento de la DGS donde la maquinaria represiva franquista tuvo su mejor escenario.

Unas dependencias al servicio del franquismo

         El periodo más oscuros de este organismo fue la dictadura franquista. Nada más acabar la guerra fue nombrado director el militar José Ungría Jiménez, que duró muy poco en el cargo. Le sustituyó José Finat y Escrivá Romaní, Conde de Mayalde. La característica de este integrante de Falange fue sus simpatias por la Alemania nazi. Como dice Josep Fontana: Era el conde de Mayalde un hombre con las manos manchadas de sangre que, como director general de Seguridad, había invitado en 1940 a Heinrich Himmler para que visitara Madrid, con el fin de establecer formas de colaboración con la Gestapo. Finat elaboró al frente de la DGS todo un censo de judios para poder deportar a los campos de exterminio nazis. Y es que una de las reclamaciones que los nazis hacian a España era ese censo de judíos. Hasta 6000 fueron censados en el llamado Archivo Judaíco (mucho de ellos judíos chuetas). El fanatismo de Finat le llevó a ser nombrado Embajador en Alemania una vez que cesó como director general de Seguridad. Fue posteriormente alcalde de Madrid entre 1952 y 1965, falleciendo el 30 de mayo de 1995. Hoy en Madrid todavía se conserva la calle Alcalde Conde de Mayalde en el distrito de Hortaleza.
         Pero quizá del periodo franquista el director de la DGS más trascendental fue Carlos Arias Navarro. Sus actuaciones durante la Guerra Civil ya marcaban su impronta. Conocido como el carnicero de Málaga, Arias Navarro estuvo al frente de la DGS entre junio de 1957 y febrero de 1965, cuando fue nombrado alcalde de Madrid. Fueron momento duros para la oposición antifranquista. Al frente del Tribunal especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo (rebautizado con diversos nombres durante la dictadura) estaba la siniestra figura de Enrique Eymar.  Bajo la dirección de Arias Navarro se produjeron dos de los hechos más destacables de la DGS. La muerte del comunista Julián Grimau y de los anarquistas Francisco Granado y Joaquín Delgado. En este momento tiene mucha importancia también el ministerio de Camilo Alonso Vega, que actuó con Arias Navarro para ejercer la represión, tortura, carcel y ejecución de numerosos militantes antifranquistas.
         Tras su paso por la alcaldía de Madrid, Arías Navarro alcanzó la presidencia del gobierno tras la muerte de Carrero Blanco en diciembre de 1973. Con Franco muerto, Arias fue ratificado como presidente por Juan Carlos I y en las primeras elecciones de 1977 se presentó en las listas de Alianza Popular junto a Manuel Fraga. Murió en 1989. En el año 2010 el Ayuntamiento de Madrid le rindió un homenaje y puso a un parque en el barrio de Aluche el nombre de Carlos Arias Navarro.
         La DGS actuó como aparato represor durante toda la dictadura. Lo curioso es que tras la muerte de Franco siguió dirigida por militares y falangistas. En diciembre de 1975 tomó el cargo de director el militar franquista Víctor Castro Sanmartín. Y entre julio de 1976 y mayo de 1979 el cargo lo tuvieron los falangistas Emilio Rodríguez Román y Mariano Nicolás García.

Los casos de Centeno, Grimau y Granados y Delgados

 
Si bien son muchas las historias y las torturas que se produjeron entre los muros de la DGS, destacaremos tres por su trascendencia. La primera la del militante del PSOE Tomas Centeno Sierra. Su trayectoria en el socialismo era muy dilatada. En 1953 Centeno fue detenido por la Brigada Político-Social. Fue torturado hasta la muerte en los sótanos de la DGS. Posteriormente las autoridades franquistas dijeron que Centeno se había suicidado en su calabozo. Era director de la DGS el militar Rafael Hierro Benítez.
       
El caso de Grimau tiene una conexión directa con la Guerra Civil. Integrante del PCE, Julián Grimau fue delatado y detenido en 1962. Juzgado por supuestos delitos nunca probados durante la Guerra Civil por un tribunal militar, fue condenado a muerte. Previamente había sido torturado en las dependencia de la DGS.

         El caso de Granados y Delgado pasa a la historia por ser un juicio express durante el franquismo. Integrantes de las Juventudes Libertarias, se desplazaron a España con la intención de asesinar a Franco. No consiguiendo su objetivo fueron detenidos y torturados por acusaciones falsas en los sótanos de la DGS. Juzgados en agosto de 1963 fueron ejecutados apenas 10 días después de la sentencia a garrote vil en la cárcel de Carabanchel.



¿Desaparición?

         En 1986 la DGS fue disuelta y se integró en una secretaria, la actual Secretaria de Estado de Seguridad.
         Hoy el edificio es la sede del gobierno de la Comunidad de Madrid. En ningún lugar del mismo se encuentra ningún recordatorio u homenaje a los que fueron torturados y asesinados entre sus muros. Sin embargo muchas calles de Madrid y espacios públicos tiene los nombres de los torturadores. 

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