Desde luego que la literatura generada sobre las cuestiones de la memoria y la represión franquista es ingente. Algunas obras son de escaso valor, otras bastante manipuladas, pero desde luego que si existen algunas de enorme valor y que merece la pena leerlas y comentarlas.
Hace poco me regalaron dos libros de estos. Uno de Emilio Silva, fundador de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, titulado Las fosas de Franco. Crónica de un desagravio. Otro del periodista Isaías Lafuente titulado Esclavos por la patria. La explotación de los presos bajo el franquismo. No son libros nuevos, el primero de 2003 y el segundo de 2002. Si bien el libro de Emilio Silva tiene una pequeña ampliación que la hace en 2005.
El libro de Emilio Silva cuenta la historia de cómo localiza la fosa de su abuelo, Emilio Silva Faba, militante de Izquierda Republicana. La fosa estaba ubicada en Priaranza del Bierzo (León) y es exhumada en el año 2000.
A partir de este hallazgo, surge la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH). El objetivo que se plantea es la dignificación de los fusilados, que se cuenta a razón de miles en toda España.
Nos encontramos ante un buen libro y bastante crítico con todos los gobiernos españoles sobre este tema. Si bien, al estar escrito al inicio del gobierno de Rodríguez Zapatero es mas benevolente con este. Hoy, en el año 2009, la Ley de Memoria Histórica ya ha tenido una buena crítica por parte de todos los sectores de la izquierda política, por considerarla timorata e insuficiente.
Del libro hay algunos datos generales que son discutibles:
Hay un leiv motiv, en el que los fusilados durante la Guerra y el franquismo son defensores de la democracia, los primeros constructores del régimen actual. Esto no es cierto. Lo primero porque dentro del bando antifranquista había diversas tendencias que luchaban por objetivos distintos. Todos encontraron una misma represión. Y por otra parte el régimen actual no es sino una continuación del franquista adecentando la fachada por los pactos de la Transición. ¿Se quiere decir que los republicanos, socialistas o anarquistas que lucharon contra la dictadura de Franco lo hacían por una democracia con la monarquía de Juan Carlos I? Desde luego que no.
Igualmente, antes de la exhumación de Priaranza del Bierzo, también existieron intentos de recuperar la memoria. Hubo exhumaciones anteriores a ella.
Pone como clímax el 23 de febrero de 1981, y como si desde entonces hasta el años 2000 hubiese un vacío. No es cierto tampoco. Hay quien siempre busco la verdad. Hubo reivindicaciones de la dignificación de los fusilados durante aquellos años. Organizaciones políticas y sindicales, aunque minoritarias, realizaban jornadas de la memoria y pedían una justicia histórica que se les venía negando sistemáticamente.
Pero la verdad es que algo sí que ha cambiado. Ahora desde determinadas asociaciones se habla mas abiertamente de República, de Guerra Civil y de represión franquista, algo que no se hacía antes con tanta solvencia o más bien no tenía la repercusión necesaria. Lo que viene a decirnos que los pactos de la transición han entrado en fecha de caducidad.
Con sus respectivas críticas, el trabajo de la ARMH ha sido realmente importante, así como el de otros muchos. Parece que si hemos entrado en un punto de no retorno. El libro de Emilio Silva ese muy recomendable.
El otro de los textos es del periodista Isaías Lafuente. En él hace un repaso a como tras el 1 de abril de 1939 para los derrotados en la contienda no comenzó la paz sino la victoria de Franco. No solo les esperó los fusilamientos, la represión en la cárcel, las torturas sin límites o el exilio. Muchos de ellos fueron utilizados como mano de obra esclava por el franquismo. Y muchas empresas se beneficiaron de aquella situación, sacando rentabilidad económica de los vencidos.
La obra del Valle de los Caídos es un ejemplo de ello. Pero no fue el único. El Canal del Bajo Guadalquivir también fue realizado por presos políticos. Este acontecimiento fue trabajado de forma mucho mas profunda por Gonzalo Acosta Bono, José Luís Gutiérrez Molina, Lola Martínez Macías y Ángel del Río Sánchez en el libro El Canal de los Presos (1940-1962) Trabajos forzados: de la represión política a la explotación económica. También numerosas líneas de ferrocarril como la de Navacerrada y Cotos. También Regiones Devastadas, etc. Y lejos de ocultarlo, el franquismo se regodeaba de esto. En sucesivas memorias se puede extraer lo rentable de la explotación sobre los vencidos. Algo que se alargó hasta bien entrada la década de 1960. Empresas de primera línea en España como Dragados o empresarios como Banús, hicieron fortuna por la explotación a presos políticos.
Pero Isaías Lafuente no solo se queda en estos aspectos. También nos acerca a la situación vital de esos presos, con jornadas interminables y unas redenciones de penas que eran durísimas. Compensaciones mínimas por jornadas agotadoras y que muchas veces acababa con la vida del propio preso. También la situación social, como la de sus mujeres y sus hijos. No solo era negativo estar en la cárcel. El estigma de “la mujer del rojo” hacía la situación de mujeres y niños realmente difícil.
Y entorno a ello todas unas instituciones y fuerzas que lo apoyaban. Desde el Estado a la Iglesia católica, que también se benefició de esta situación.
Esclavos por la patria es un texto estremecedor. Si bien esta falto de un aparato de notas que nos diga la fuente del texto, lo cierto es que Lafuente cita estas obras y contiene al final una amplia bibliografía. No hace mucho apareció otro texto excelente sobre estos temas de Gutmaro Gómez Bravo con el titulo La redención de penas. La formación del sistema penitenciario franquista, 1936-1950.
En definitivo nos encontramos antes dos obras de gran valor, sencillas y que nos acercan a unos duros momentos de la historia reciente de España.
Hace poco me regalaron dos libros de estos. Uno de Emilio Silva, fundador de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, titulado Las fosas de Franco. Crónica de un desagravio. Otro del periodista Isaías Lafuente titulado Esclavos por la patria. La explotación de los presos bajo el franquismo. No son libros nuevos, el primero de 2003 y el segundo de 2002. Si bien el libro de Emilio Silva tiene una pequeña ampliación que la hace en 2005.
El libro de Emilio Silva cuenta la historia de cómo localiza la fosa de su abuelo, Emilio Silva Faba, militante de Izquierda Republicana. La fosa estaba ubicada en Priaranza del Bierzo (León) y es exhumada en el año 2000.
A partir de este hallazgo, surge la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH). El objetivo que se plantea es la dignificación de los fusilados, que se cuenta a razón de miles en toda España.
Nos encontramos ante un buen libro y bastante crítico con todos los gobiernos españoles sobre este tema. Si bien, al estar escrito al inicio del gobierno de Rodríguez Zapatero es mas benevolente con este. Hoy, en el año 2009, la Ley de Memoria Histórica ya ha tenido una buena crítica por parte de todos los sectores de la izquierda política, por considerarla timorata e insuficiente.
Del libro hay algunos datos generales que son discutibles:
Hay un leiv motiv, en el que los fusilados durante la Guerra y el franquismo son defensores de la democracia, los primeros constructores del régimen actual. Esto no es cierto. Lo primero porque dentro del bando antifranquista había diversas tendencias que luchaban por objetivos distintos. Todos encontraron una misma represión. Y por otra parte el régimen actual no es sino una continuación del franquista adecentando la fachada por los pactos de la Transición. ¿Se quiere decir que los republicanos, socialistas o anarquistas que lucharon contra la dictadura de Franco lo hacían por una democracia con la monarquía de Juan Carlos I? Desde luego que no.
Igualmente, antes de la exhumación de Priaranza del Bierzo, también existieron intentos de recuperar la memoria. Hubo exhumaciones anteriores a ella.
Pone como clímax el 23 de febrero de 1981, y como si desde entonces hasta el años 2000 hubiese un vacío. No es cierto tampoco. Hay quien siempre busco la verdad. Hubo reivindicaciones de la dignificación de los fusilados durante aquellos años. Organizaciones políticas y sindicales, aunque minoritarias, realizaban jornadas de la memoria y pedían una justicia histórica que se les venía negando sistemáticamente.
Pero la verdad es que algo sí que ha cambiado. Ahora desde determinadas asociaciones se habla mas abiertamente de República, de Guerra Civil y de represión franquista, algo que no se hacía antes con tanta solvencia o más bien no tenía la repercusión necesaria. Lo que viene a decirnos que los pactos de la transición han entrado en fecha de caducidad.
Con sus respectivas críticas, el trabajo de la ARMH ha sido realmente importante, así como el de otros muchos. Parece que si hemos entrado en un punto de no retorno. El libro de Emilio Silva ese muy recomendable.
El otro de los textos es del periodista Isaías Lafuente. En él hace un repaso a como tras el 1 de abril de 1939 para los derrotados en la contienda no comenzó la paz sino la victoria de Franco. No solo les esperó los fusilamientos, la represión en la cárcel, las torturas sin límites o el exilio. Muchos de ellos fueron utilizados como mano de obra esclava por el franquismo. Y muchas empresas se beneficiaron de aquella situación, sacando rentabilidad económica de los vencidos.
La obra del Valle de los Caídos es un ejemplo de ello. Pero no fue el único. El Canal del Bajo Guadalquivir también fue realizado por presos políticos. Este acontecimiento fue trabajado de forma mucho mas profunda por Gonzalo Acosta Bono, José Luís Gutiérrez Molina, Lola Martínez Macías y Ángel del Río Sánchez en el libro El Canal de los Presos (1940-1962) Trabajos forzados: de la represión política a la explotación económica. También numerosas líneas de ferrocarril como la de Navacerrada y Cotos. También Regiones Devastadas, etc. Y lejos de ocultarlo, el franquismo se regodeaba de esto. En sucesivas memorias se puede extraer lo rentable de la explotación sobre los vencidos. Algo que se alargó hasta bien entrada la década de 1960. Empresas de primera línea en España como Dragados o empresarios como Banús, hicieron fortuna por la explotación a presos políticos.
Pero Isaías Lafuente no solo se queda en estos aspectos. También nos acerca a la situación vital de esos presos, con jornadas interminables y unas redenciones de penas que eran durísimas. Compensaciones mínimas por jornadas agotadoras y que muchas veces acababa con la vida del propio preso. También la situación social, como la de sus mujeres y sus hijos. No solo era negativo estar en la cárcel. El estigma de “la mujer del rojo” hacía la situación de mujeres y niños realmente difícil.
Y entorno a ello todas unas instituciones y fuerzas que lo apoyaban. Desde el Estado a la Iglesia católica, que también se benefició de esta situación.
Esclavos por la patria es un texto estremecedor. Si bien esta falto de un aparato de notas que nos diga la fuente del texto, lo cierto es que Lafuente cita estas obras y contiene al final una amplia bibliografía. No hace mucho apareció otro texto excelente sobre estos temas de Gutmaro Gómez Bravo con el titulo La redención de penas. La formación del sistema penitenciario franquista, 1936-1950.
En definitivo nos encontramos antes dos obras de gran valor, sencillas y que nos acercan a unos duros momentos de la historia reciente de España.
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