Se ha celebrado el 77 aniversario de la proclamación de la Segunda República española. Ante la misma hemos leído y asistido a numerosos actos, de los cuales algunos son realmente interesantes para poder sacar conclusiones de aquel acontecimiento, y otros no son mas que panegíricos, que ponen el periodo republicano o bien como un gran caos o bien como una sociedad idílica. Todo muy alejado de la realidad.
La Segunda República fue un intento de modernizar España. Y un intento necesario, ya que la estructuras del país estaban mas que anquilosadas. Sin ir mas lejos España nunca llegó a fraguar su revolución liberal. Siempre quedaba pendiente. Los problemas estructurales se heredaban de régimen en régimen, de gobierno en gobierno. Las políticas de desamortización iniciadas en el siglo XIX estaban muy lejos de ser una reforma agraria, que era lo que reclamaba la masa campesina del país. No se producía una efectiva modernización industrial. Y para mayor escarnio, la clase política era claramente ineficaz. Todos los intentos de modernización que se quisieron llevar a cabo, como la experiencia del Trienio Liberal (1820-1823) o el Sexenio Democrático (1868-1874) son cortados de forma súbita.
Cuando en 1930, tras el apoyo que la monarquía dispensó de forma abierta a la militarada de Miguel Primo de Rivera, la cuestión republicana estaba mas cercana. Y lejos de pensar que la República es establecida por unos políticos preclaros que firman un pacto en San Sebastián, la República la proclama el pueblo. Es un acontecimiento popular, del que todos son responsables. Popular y necesario, porque era la manera de poder llegar a una modernización efectiva de España.
Pero la República no palía los problemas estructurales de España. Sus políticas reformistas se mostraron insuficientes en muchos aspectos y ahí radica el fracaso de la República.
Viene aquí muy a cuento hablar de la participación del anarquismo en ese acontecimiento. Los anarquistas no fueron reacios a la República, tal como se ha querido siempre presentar. La CNT no se opone de entrada a la llegada de la República. Es más, muchos de sus integrantes habían participado de movimientos contrario a la monarquía durante los años de la dictadura de Primo de Rivera. Así esta el caso de Mauro Bajatierra, que en contacto con republicanos como Marcelino Domingo o Rodrigo Soriano, se llega a entrevistar con Miguel de Unamuno para proponerle la presidencia de la República en 1924. O el caso de Manuel Buenacasa Tomeo que es el encargado de hablar con Santiago Ramón y Cajal para ofrecerle esa misma presidencia ya en 1926. Es decir, una amplia parte del movimiento libertario, si bien no creen en las instituciones estatales y luchan por la sociedad libertaria, ven en el establecimiento de la República un primer paso importante para deshacerse de unas instituciones anquilosadas y poder avanzar socialmente hacia estadios mas completos de libertad. Cuando la República se proclama el 14 de abril de 1931 solo dos grupos políticos se oponen a la misma. Los monárquicos alfonsinos, por razones obvias, y el Partido Comunista de España que recibe la celebración republicana de la Puerta del Sol con un ¡Abajo la República! ¡Vivan los soviets!, política que irá variando con el paso de los años.
Pero ese apoyo revolucionario que los anarquistas ofrecen a la República tiene contrapartida. Para Solidaridad Obrera el 15 de abril de 1931 el cometido de la República tiene que ser claro. Si cuenta con los trabajadores triunfara, pero si les da la espalda perecerá. Y aquí comienza los problemas de la República, porque no cuenta con los trabajadores, que son lo que han traído la República a España.
Pronto comienzan esos problemas laborales que en vez de abordarlos con inteligencia, se acometen con leyes que les oprimen. Hay está la Ley de Defensa de la República, la Ley de Términos Municipales o la propia Reforma Agraria. Esta cuestión la advirtió la CNT. Le iba a estallar en las manos a los políticos republicanos.
La oposición que hace los anarquistas a ese primer bienio (1931-1933) es sobre todo por el desencanto generado. Y en ese desencanto, propio de los problemas estructurales que no sabe abordar la República, se entiende los conflictos de Arnedo, Castilblanco, Alto Llobregat o Casas Viejas, estos dos últimos, en 1932 y 1933 respectivamente, aprobados por la CNT y la FAI.
Pero lo mismo que esos problemas no los sabe abordar, hay que reconocer a la República su capacidad para mejorar la educación en España. Una educación por los suelos y en manos de la Iglesia. En solo un año la República da plazas a mas de 7000 profesores, mas que toda la historia de la Restauración. Crea multitud de Escuelas, Institutos e impulsa la mas que interesantes Misiones Pedagógicas. Igualmente es el periodo de plata de la cultura española, donde se desarrolla la Generación del 27. Pero esa cultura también es cultura obrera. Multitud de Ateneos, grupos culturales se expanden a lo largo y ancho de la geografía española. Publicaciones, prensa y debates son cotidianas en la España republicana.
El retroceso del gobierno de la derecha, así como el golpe de Estado del 18 de julio de 1936 ponen fin de manera trágica a esta experiencia. Ese julio de 1936, son nuevamente los trabajadores, el pueblo, quien se enfrenta a los militares rebeldes contra la República, y sobre todo, contra ellos mismos. Tres largos años de guerra que acaban con el triunfo de Franco y el retroceso de España.
El retroceso democrático de la República fue abortado lo mismo que los anteriores, de forma súbita y trágica. Y por mucho que se empeñen hoy el origen rupturista de la República nada tiene que ver con el régimen actual, por mucho que algunos intenten ver herencia. Este es otro tema que abordaremos en otro momento.
De momento estas lineas son el recuerdo para uno de los periodos mas intensos e interesantes de la historia de España.
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2 comentarios:
es la revolcuión de octubre de 1934 la que más debates provoca hoy día, y ya sabes quien los fomenta. En todo caso, la República fue uno d elos periodos más esperanzadores de la Historia de España, y eso no es poco en el camino al bienestar de las personas... lo malo fueron las desesperanzas.
La República tuvo una motivación muy buena, pero no supieron canalizarla. Los políticos republicanos se mostraron incapaces de sacar adelante de forma factible las medidas de reforma. Tenían mas miedo a la revolución que a un golpe de Estado militar. Y eso fue un gran problema para la República
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