Hace
unos días una amiga me regalaba este libro: La escuela de la
República. Memoria de una ilusión
de Carmen García Colmenares y Luz Martínez Ten, editado por
Catarata y por la FETE-UGT. Un
sencillo y breve texto que en treinta capítulos hace un repaso a lo
que significó la educación de la España de la Segunda República,
partiendo de sus orígenes, sus bases ideológicas y pedagógicas, el
avance para la población, etc. Tengo que reconocer que lo he leído con avidez.
Quizá lo podemos considerar un libro más sobre la educación republicana.
Sí, lo es. Para lo que nos hemos acercado al tema en otros trabajos
quizá este texto no nos aporta nada nuevo. Personajes ya trabajados,
temáticas ya tocadas en trabajos muchos más profundos, etc.
Pero
si hay algo que del texto me gustaría destacar, lo que hace que
tenga un valor añadido. Para la gente que quizá no tenga tan claro
que significó la educación durante la Segunda República este texto
es sencillo y esclarecedor. Los capítulos son cortos. Y sobre todo
pone ejemplos prácticos y personificados en algunos casos. Historias
reales de esos maestros y maestras que intentaron forjar en España
un nuevo concepto educativo. Y cuando lo tenían todo a favor, cuando
parecía que el país podía salir del atraso cultural y educativo en
el que estaba inscrito, sobrevino el golpe de Estado contra la
República.
Me
gustaría destacar algunas cosas del libro. Por ejemplo el rescatar
la importancia de la mujer en el modelo educativo que la República.
La proliferación de maestras durante el periodo republicano fue
evidente. Y con ella la modernidad de una sociedad que se iba
sacudiendo el yugo de siglos de atraso. Quizá ese acceso a la
educación es uno de los factores fundamentales para entender el
avance. Mucho más, incluso, que el propio voto femenino, que durante
la República (y antes también) fue debatido por la propias mujeres
y para algunas nunca ocupó un papel central. Si bien la mujer había
entrado en política muchas décadas antes, lo cierto es que durante
la República su implicación social fue mucho más mayor y más
efectiva.
Otra
cuestión a destacar fueron los avances que se dieron durante el
periodo republicano tanto en la formación del profesorado como en la
extensión de la educación en aquellos lugares donde nunca había
existido. El fomento de las Escuelas Normales y el Plan Profesional
de 1931 pusieron al magisterio en el centro de la reforma. Igualmente
la extensión de la educación hacia las áreas rurales y la
importancia que adquirieron las Misiones Pedagógicas son
fundamentales para entender el desarrollo de la educación
republicana. A lo que hay que añadir el avance en la construcción
de nuevos edificios en las ciudades y haciéndolos acordes con el
entorno y con la educación de la infancia.
Destacable
también es la importancia que se le dan a experiencias como la
Institución Libre de Enseñanza (ILE) o a personajes como Lorenzo
Luzuriaga en su aportación a la pedagogía en España. También
esas historias que el libro incluye de maestras y maestros en los
pueblos de España, como la de Antonio Benaiges en el burgalés
pueblo de Bañuelos de Bureba o el de Avelina Caloca de la Hera en el
palentino pueblo de Baños de Cerrato. Historias sintomáticas de una
época y con un final trágico.
Porque
esta historia tan gratificante de la educación de la España
republicana tiene un final trágico. La Guerra Civil y la dictadura
franquista acabó con el modelo educativo y también con la vida de
muchos maestros y maestras. Otros tuvieron que partir al exilio y
pudieron seguir en otras tierras desarrollando sus conceptos
pedagógicos. Otros se quedaron, fueron depurados y nunca más
volvieron a ejercer el magisterio. Fue el triste final de esta obra.
Aun así el libro recupera alguna experiencias posteriores que en
parte bebieron de estas experiencias.
Hay
un pero a este libro. Como a otros muchos. Si bien estamos ante una
buena síntesis de lo que fue la educación republicana, didáctico y
divulgativo, siempre se queda en un segundo plano la importancia que
tuvo el movimiento obrero para el desarrollo de la escuela
republicana. Aunque el libro cita asunto en realidad la influencia se
pasa del soslayo. La escuelas nocturnos de las que habla tiene mucho
mejor referente para la clase obrera en esas clases que ateneos
anarquistas y republicanos desarrollaron para la clase obrera desde
el último tercio del siglo XIX. La coeducación de sexos fue algo
que los anarquistas introdujeron mucho antes que cualquier otra
experiencia educativa. La influencia que tuvieron las sociedades
obreras es fundamental para entender el legado que recoge la
República. Incluso las propias ineficiencia de algunas medidas
tomadas por la República a nivel educativo las siguió subsanando el
movimiento obrero.
Este
aspecto hay que cuidarlo más porque corremos el riesgo de que al
igual que durante mucho tiempo se cayó en el olvido de
lo que significó la educación republicana, cometamos la misma
injusticia con los antecedentes de la misma. Hay mucha bibliografía
al respecto
Una
última cuestión. Al final del libro se habla de que fue la “edad
de plata de la educación”. Discrepo completamente. No fue la edad
de plata sino la edad de oro de la educación. Quizá fuese la edad
de plata de la literatura, que rivalizó con aquella generación del
siglo XVII. Pero a nivel educativo España no había conocido un
periodo más próspero que el señalado por las autoras.
De
todos modos estamos ante una obra muy interesante y que sirve para
recuperar la historia. Un perfecto complemento al documental “Las
maestras de la República”
(http://fraternidaduniversal.blogspot.com.es/2014/03/la-educacion-y-sus-maestras-proposito.html),
para hacer resaltar el gran triunfo de la República: la educación.
Enhorabuena a las autoras de la obra así como a María Luisa Vico
Nieto que ha ilustrado el libro de una forma magistral.
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