
Hace unos días acabé un libro que ha salido hace pocas fechas. Mi querida hija Hildegart, editado por Destino y escrito por Carmen Domingo, periodista autora de otros libros sobre la mujer y la guerra civil como Con voz y voto de la editorial Lumen, donde analiza el voto femenino durante la Segunda República española, o Nosotras también hicimos la guerra, editado por Flor de Viento.
Sobre el personaje de Hildegart Rodríguez Carballeira ya escribí en este blog (ver noticia del 18 de agosto de 2007 con el título "El caso de Hildegart Rodríguez") con lo cual no voy a insistir sobre lo ya dicho en aquel escrito, sino mas bien en un comentario a la obra de Carmen Domingo.
Nos encontramos con un libro que no nos dice nada nuevo a lo que conocemos el caso de Aurora Rodriguez y de Hildegart. Quizá un profano en la material encuentre interesante su lectura pues se acercaría aun hecho para él desconocido. Pero personalmente no creo que aporte nada nuevo a lo ya escrito por Eduardo de Guzmán, Guillermo Rendueles o al mas reciente artículo de María Losada en la revista Germinal (que por cierto lo reseña en la bibliografía pero se equivoca de número. Ese artículo salió en el número 2 de la revista y no en el 1 como dice Carmen Domingo) Hay otro libro que no he leído sobre el tema de Rosa Cal titulado A mi no me doblega nadie: Aurora Rodríguez, su vida y su obra (Hildegart) No vamos a quitarle a Carmen Domingo ningún mérito en esta linea. Si el libro, bastante fácil de leer, esta escrito para dar a conocer a un público mas amplio un acontecimiento como este, es desde luego un acierto. Pero pasando las páginas nos damos cuenta que lo que la autora pretende en dar una nueva visión, como si lo que dijera nadie lo supiera. Lo da como algo novedoso y no es así. Porque en lineas generales el libro es bastante flojo y ambiguo. Lo primero porque confunde cosas que son realmente importantes. Por poner un ejemplo pone al Partido Radical de Lerroux en la izquierda política, cuando ya en le periodo republicano los radicales de Lerroux han entrado en una dinámica ambigua. El propio Lerroux está ya en su fase conservadora, que le llevará a pactar con la derecha política tras las elecciones de noviembre de 1933. Igualmente cuando habla del diario La Tierra comenta las formaciones políticas a las que está defiende. Cita al Partido Federal de Barriobero o al Partido Social Ibérico, pequeña formación que forman algunos miembros de la extrema izquierda republicana y que se torna en auténtico fracaso. Pero sorprendentemente dice que el diario defiende también a partidos como Izquierda Republicana. Varias aclaraciones. En la época de Hildegart no existe Izquierda Republicana, partido que surge como fusión de Acción Republicana de Manuel Azaña, del Partido Republicano Radical Socialista Independiente de Marcelino Domingo, de la ORGA de Santiago Casares Quiroga y de algunos restos del Partido Radical de Lerroux, ya en 1935. Que La Tierra tan solo se acercó a Azaña en época temprana de 1930, cuando todavía la dictadura no había sido derrocada y la República se divisaba en el horizonte. La autora ha confundido IR con la Izquierda Republicana y Antiimperialista (IRA) de César Falcón, pequeño grupo de la extrema izquierda republicana sin apenas incidencia.
La verdad es que Carmen Domingo no ha hecho una biografía de Hildegart, algo que se echa en falta. Ha vuelto a hablar de Hildegart poniendo como centro de todo a su madre Aurora, algo que han realizado los escritos anteriores, por ser el personaje que mejor se conoce. La prensa de la época se hizo mucho eco del juicio contra Aurora Rodríguez Carballeira por delito de parricidio. Igualmente en ocasiones en la obra se cae en reduccionismo, como a la hora de ver la visión republicana, la visión distorsionada que tiene del anarquismo (al que califica como ortodoxo en algunas cuestiones) o al voto femenino. Es curioso que en alguna ocasión habla de la eugenesia, vinculado a movimientos de extrema derecha como los nazis con las visiones de Aurora. Personalmente creo que cuestiones como estas tiene que tener un grado mayor de seriedad, que es lo que se le pide medianamente a un texto de carácter científico.
También hay que resaltar que mucha de las citas del libro no tienen nota, con lo cual no se sabe muy bien de donde salen.
Aun así creo que la obra tiene un mérito, y lo repito. Carmen Domingo ha vuelto a poner a Hildegart y su madre Aurora en las estanterías de las librerías. Y eso es importante. Porque si bien para un investigación profunda sobre este acontecimiento o sobre la época la obra no nos va a aportar nada, lo cierto es que para aquellos que vayan a tener una buena toma de contacto estamos ante una buena compilación y reconstrucción de los sucedido, con unos interesantes anexos finales, de artículos de Hildegart y de Havelock Ellis, así como una lista de todas las obras de la joven asesinada y que nunca sabremos hasta donde habría podido llegar.