
Hace unos días terminé de leer el último libro de Javier Paniagua que lleva el título de este post: La larga marcha hacia la anarquía. Pensamiento y acción del movimiento libertario. El libro está dentro de la colección "Nuestro ayer", de la editorial Síntesis. Tengo que felicitar desde aquí a la editorial Síntesis por el buen trabajo que está haciendo. Hace poco editó un magnifico libro de José Luís Gutiérrez Molina (El Estado frente a la anarquía), y me consta que hay por ahí algún título de interés de próxima aparición.
En relación al libro de Paniagua, viene a redundar en sus escritos anteriores. Con ello sigue en la linea de remarcar algunos lugares comunes sobre el anarquismo que la historiografía canónica no es capaz de deshacerse.
El libro intenta ser una obra de síntesis entre la historia del anarquismo y la filosofía política y económica del mismo. Esto es algo positivo de la obra. Trata el cuerpo teórico anarquista y sus influencias. Proudhon, Bakunin (habla de la influencia de Kant sobre este, haciendo alusión a los excelentes trabajos de Elena Sánchez Gómez), Kropotkin, Malatesta, los socialistas utópicos, etc.
Esta cuestión, que como remarcaba con anterioridad es positiva, hace que la obra se convierta en excesivamente ambiciosa y muchos de los aspectos quedan tratados de forma deficiente.
Y por lo que respecta a la cuestiones históricas el libro viene a admitir aspectos que están superados o bien hacen alusiones de situaciones que nada tuvieron que ver con la realidad. Los lugares comunes del anarquismo, tan traído a lo largo y ancho de esta bitácora.
Por ejemplo, Paniagua intenta vaciar de contenido a la CNT, afirmando que como tal no era anarquista y que los anarquistas, que según él eran muy pocos en España, la controlan. Si bien la CNT no es una organización específicamente anarquista (de ahí la necesidad del anarquismo de crear una entidad propia como fue la FAI), su esencia, funcionamiento y estructuras son libertarias. Con la afirmación de que en España había pocos anarquistas, elimina todo el atisbo de la cultura libertaria, forjada durante años en el contexto de la cultura obrerista. Anarquistas en España hubo muchos y merced a ello se ve reflejado en la fuerza de sus organizaciones y en los debates que inician. ¿Podría haber llevado a tal estado de cosas solo un pequeño grupo? Aquí Paniagua no se atiene a la verdad.
Igualmente redunda en el mito de la FAI como organismo controlador de la CNT. Ni su origen y, ni mucho menos y de forma mas importante, sus documentos atestiguan esa acusación. No hace mucho tiempo salió un trabajo en la revista Germinal titulado Desarrollo y debates de los grupos anarquistas de la FAI en el Madrid republicano que viene a romper esta serie de mitos con documentos en la mano. Y los trabajo de José Luís Gutiérrez Molina también van en esa linea.
Con la Guerra Civil española Paniagua quiere demostrar que la actitud del anarquismo y del anarcosindicalismo es la demostración fehaciente de lo inconsistente de las ideas. Sin embargo se vuelve a olvidar (él como otros muchos) de la generosidad del anarquismo al ceder gran parte de su revolución pendiente en vista a la realidad de la Guerra. Ministros, concejales, alcaldes, militares, etc., es la demostración que la colaboración del movimiento libertario estaba mirada con la exclusiva idea de la derrota del fascismo. Sobre si fue un error o no, no es cuestión de los historiadores. Eso lo hacen los opinadores, tan alejados de la historia y creando historia ficción. Ejemplos hay últimamente muchos, incluso de algunos que se denominan "libertarios". La adaptación a las circunstancias del anarquismo español fue realmente importante.
Paniagua apenas toca ni el exilio y pasa de puntillas por la Transición y la democracia actual, donde la guerra sucia y las artimañas actuaron contra la CNT y la FAI.
La conclusión de Paniagua a todo esto es la idea de que la historia del anarquismo es la historia de un fracaso. Si bien las obras de Paniagua (esta y las anteriores) se tienen que convertir en referentes para la historia del anarquismo, viene también a reclamar que vayamos forjando una historia libertaria bien basada, para que el anarquismo deje de tener opinadores (no es el caso de Paniagua) y forjadores de lugares comunes (donde si entre él)