El próximo 18 de agosto se cumplirán 80 años del asesinato de
Federico García Lorca a manos de un grupo de falangistas y
derechistas de Granada. Su delito fue tener un compromiso social a lo
largo de su vida, y especialmente durante la Segunda República. Pero
a pesar de su trágica muerte el legado de Lorca no fue asesinado.
Solo nos cabe una duda, una de esas preguntas ucrónicas que circulan
muchas veces en nuestras cabezas: ¿Hasta donde habría llegado Lorca
de no haberse truncado su vida? Nunca lo sabremos.
El
pasado 1 de abril se estrenaba en el Teatro Valle Inclán de Madrid,
del Centro Dramático Nacional la obra Así
que pasen cinco años
dirigida por Ricardo Iniesta. Con una puesta en escena atrevida, de
la que el propio Lorca se sentiría orgulloso, se ha rescatado una de
las obras menos conocidas, más simbólicas y de enorme carga
sentimental. Una obra que Lorca concibe en su periplo norteamericano,
cuando más le influyó la vanguardia surrealista y que
revolucionaría el teatro español. Una obra que Lorca nunca vio
representada, pues mucha gente de su círculo más íntimo no la
entendió. La primera vez que se representó en España fue en 1978.
Y curiosamente en el Teatro Eslava, el mismo que vio representada la
primera obra teatral representada en Madrid de Federico García
Lorca: El
maleficio de las mariposas.
Ricardo
Iniesta y su compañía nos acercan a todo ese mundo surreal,
vanguardista, de amor y desamor, de la infancia perdida, de la
tragedía, etc. Un guiño a todo lo que Lorca amaba: la música, los
títeres, sus temas, la vida, la muerte, etc. Unos personajes llenos
de simbología que representan el futuro, la infancia perdida.
Algunos personajes inertes que trasmiten todos los sentimientos. Un
guiño lorquiano a la Commedia dell'arte con todo un elenco de
arlequines.
Una
representación atrevida que ha salido a la perfección y mantiene
toda la esencia del mejor Lorca. Iniesta y su compañía ha dado en
el punto y alguno de los personajes son representados con una enorme
calidad. Personajes nada convencionales: un jugador de rugby, un
gato, un niño camino de la muerte, una mecanógrafa, etc.
Merece
la pena acercarse a esta representación de Lorca tras varios lustros
de silencio ante la misma.
La revolución teatral del joven Lorca
Lorca
dejó un gran legado que le ha elevado entre uno de los poetas,
escritores y dramaturgos más importantes de la historia de España.
El joven Lorca que llegó a Madrid con apenas 21 años, se convirtió
pronto en una referencia de uno de los centros culturales más
importantes de la época: la Residencia de Estudiantes. En contacto
con lo que será una de las generaciones más importantes de la
literatura española, solo un año después ya comenzó a
revolucionar el mundo de la escena cuando estrenó en el Teatro
Eslava El
maleficio de la mariposa
que rompía con el teatro clásico dominante de los premios Nobel de
literatura José Echegaray y Jacinto Benavente.
La
temática de Lorca circuló en aquellos entre las heroínas y el
amor, siendo ejemplo su magnífica Mariana
Pineda.
Un Lorca amante de la música, la danza, las artes plásticas y los
títiteres. Algo que era novedoso y revolucionario en el teatro de
los años 20. Sus obras Tragicomedia
de Don Cristobal y la señá Rosita,
La zapatera
prodigiosa
o El amor de don
Perlimpín con Belisa en su jardín
encumbrán a Federico García Lorca a lo más alto de la dramaturgia
española apoyado también por su carrera como poeta.
La importancia de su viaje a Nueva York
Fue
gracias a Fernando de los Ríos, el que fuese Ministro de Instrucción
Pública en el primer gobierno de la Segunda República, por el que
Federico García Lorca viajó a EEUU. En un momento imporante de su
vida, cuando su relación con Salvador Dalí y Luis Buñuel comenza a
resquebrajarse.
En EEUU, Lorca encontró un mundo distinto. Una sociedad que se
asomaba al abismo. Porque Lorca llegó a Nueva York en la primavera
de 1929, solo unos meses antes del crack financiero que sumió al
país y al mundo en una profunda crisis. Los barrios newyorkinos, al
música afromericana, la vanguardia, completaron toda una revolución
mental en García Lorca. Todo se vio completamentado cuando viajó
igualmente a La Habana.
En
esta época, Lorca no solo revisó alguno de sus trabajos anteriores,
sino que comenzó a pergueñar y desarrollar dos obras poco conocidas
de Lorca y con una enorme carga simbólica. Una la ya citada Así
que pasen cinco años
y otra El público,
donde de una forma abierta Lorca habla de la homosexualidad. Un tema
tabú. Algo revolucionario.
El Lorca que regresa a España en 1930 de su periplo trasatlático
es ya una persona con un alto contenido social. La República le
esperaba.
Lorca en la República
La
proclamación de la Segunda República el 14 de abril de 1931 iba a
significar un revulsivo en muchos sectores de la sociedad. Y en el
cultural también. El Lorca que había regresado de EEUU y Cuba tenía
muchos proyectos en la cabeza. En 1931 publicó las dos obras antes
citadas. Y una vez más su vida se entrecruzó con la de Fernando de
los Ríos, que siendo ya Ministro apoyó sin fisuras el proyecto de
Lorca de crear un teatro itinerante que llevase a los rincones más
profundos de España la cultura que en otras épocas se le había
negado. Una popularización de la cultura. Había nacido La Barraca,
fundada junto a Eduardo Ugarte, como proyecto de teatro
universitario. Un proyecto que se completamentaba con las Misiones
Pedagógicas. El gran éxito de la Segunda República, como fue la
popularización de la educación, y que tuvo a Lorca uno de sus
protagonistas.
De
esta época datan también sus obras más conocidas a nivel teatral:
Bodas de sangre,
Yerma o
La casa de
Bernarda Alba.
También su esplendida poesía. Y un nuevo viaje por Sudamérica,
junto a la compañía de Lola Membrives, que representaron muchas de
sus obras en Buenos Aires.
Los
círculos culturales tienen a Lorca como uno de los referentes. Una
de las figuras más importantes de esa denominada “generación de
plata”. También destaca una de sus más estrechas amigas: la
actriz Margarita Xirgu, que tuvo que partir al exilio tras la Guerra
Civil.
Sin
embargo el compromiso de Lorca iba mucho más allá que la cultura. A
través de las temáticas de sus obras (desigualdad, homosexualidad,
sociedad cerrada, clericalismo, convenciones sociales, etc.). Lorca
fue un firme partidario de la República. Vio en ella un baluarte
para la modernización del país. Y así lo hizo con alguno de sus
proyectos, que fueron proyectos de la propia República. Y aunque
nunca se vinculó a ningún partido político, lo cierto es que Lorca
tuvo un compromiso con la izquierda de su tiempo. Quizá su raiz
granadina, el haber visto de cerca la desigualdad social del campo
andaluz, le hizo simpatizante de las corrientes revolucionarias de la
época, a caballo entre el anarquismo y el comunismo, pero sin
mostrar profesión a ninguna ideología.
Esta cuestión fue su sentencia de muerte. A pesar de las
advertencias de sus más allegados, días antes de la sublevación
militar, García Lorca regresó a Granada. Con el golpe de militar en
curso la vida de Lorca estaba en peligro. Fue detenido por la Guardia
Civil y por los derechistas Luis Trescastro Medina, Luis García-Alix
Fernández y Ramón Ruiz Alonso, diputado de la CEDA. Puesto en
conocimiento de su detención Gonzalo Queipo de Llano, líder de la
sublevación en Andalucía, dio el visto bueno a su asesinato: “Dale
café, mucho café”. Las acusaciones contra Lorca, según un
informe de 1965, eran las siguientes: era socialista, amigo de
Fernando de los Ríos, masón adscrito a la Logia Alhambra con el
nombre simbólico de “Homero” y de hacer practicas homosexuales y
aberraciones. Fue ejecutado el 18 de agosto de 1936 junto al maestro
Dióscoro Galindo y a los banderilleros anarquistas Francisco Galadí
y Joaquín Arcollas.
Dos
cuestiones resultan paradójicas de la muerte de García Lorca. Fue
asesinado junto a un maestro y dos banderilleros. La prueba física
de la educación, por la que tanto trabajó Lorca, y el mundo del
toreo, al que Lorca le dedicó bastantes poemas. Y volviendo al
comentario de la obra del CDN, su obra Así
pasen cinco años
fue estrenada en 1931, justo cinco años antes de su asesinato.
Sorpresa macabra del destino.
Lorca
fue asesinado pero su obra no. Estos díoas podremos disfrutar en el
Valle-Inclán de Así
pasen cinco años.
Estos días y siempre. Siempre Lorca.
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