Reproduzco el artículo aparecido en el último número del periódico Diagonal. Escrito por Iván Pascual y Julián Vadillo en el aniversario del levantamiento del Gueto de Varsovia en 1943.
Origen
y desarrollo del gueto
Cuando
el 1 de septiembre de 1939 los alemanes invadieron Polonia el destino
de la población judía (así como de muchas otras personas) ya
estaba sellado por los nacionalsocialistas alemanes. Basándose en la
Leyes de Núremberg de 1935 la poblacion judía quedó marcada y el
objetivo era aislarla. El plan que fraguó fue un gueto para la
población de Varsovia donde poder albergar a ese 30% de la población
en un principio como paso previo a los campos de exterminio como
Treblinka. Si algo caracterizó el gueto de Varsovia fue la escasez,
el hambre y la situación límite en la que vivieron sus habitantes.
Los
judíos del gueto constituyeron un gobierno, el Judenrat, y se
dotaron de todos las infraestructuras para intentar desarrollar su
vida. Aun así, junto a las actividades culturales y políticas que
se llevaron en el gueto (muchas de ellas clandestinas), también la
policía del Judenrat y el propio gobierno en muchas ocasiones
colaboraron con las autoridades alemanas. Algo que a las
organizaciones clandestinas del gueto, de cariz socialista muchas de
ellas, no compartían en ningún punto.
En
el gueto llegó a contar con 445000 internados teniendo una capacidad
de 400000, tuvo personalidades de primer orden de la vida de polaca
como el pianista Wladyslaw Szpilman, el director de orquesta Simon
Pullman, el historiador Emanuel Ringelblum (autor de Crónica
del gueto de Varsovia),
el poeta Yitzhak Katzenelson, el pedagogo Janusz Korczak o la
trabajadora social Irena Sendler que ayudó a salvar muchas vidas.
La
suerte de los judíos se decidió el 20 de enero de 1942 en la
Conferencia de Wannsee. Allí personajes como Eichmann o Heydrich
propusieron el exterminio total de los judíos. La Solución Final en
la llamada Operación Reinhard. La deportación de judíos del gueto
de Varsovia comenzó a hacerse masiva hacía los campos de
exterminio.
A
pesar de ello algunos judíos intentaron resistir y fueron
constituyendo sus grupos que hicieron frente a los nazis, destacando
el ŹBO de Mordechai Anielewicz y el ŹZW, que tomaron incluso
contacto con el exterior del gueto. Ellos fueron los que plantearon
batalla del 19 de abril hasta el 16 de mayo de 1943
El
levantamiento
El
19 de abril se inició el trágico acto final del gueto. Los
alemanes seguían con las deportaciones. Una operación planeada
para tres días, se convirtió en la resistencia de un mes. Los
combatientes del ŹOB y
del ŹZW habían estado trabajando desde hacía tiempo en la
construcción de refugios y búnkeres. Habían hecho acopio de las
pocas armas y pertrechos que habían conseguido reunir del exterior.
Se habían entrenado rudimentariamente y habían decidido por fin
luchar. La victoria era imposible, pero consideraban que el tiempo en
el que los judíos se dirigían a su propio final sin oponer la más
mínima resistencia, había terminado. Los resistentes apenas
llegaban a los 800, mientras que las tropas alemanas disponibles, a
las órdenes de Jürgen Stroop, superaban los 2000.
Tras
unos primeros días de desconcierto y combates inconexos, los
alemanes decidieron cambiar de táctica e ir reprimiendo el
levantamiento del gueto. Mediante el uso de lanzallamas, artillería
y explosivos, los defensores fueron siendo expulsados uno tras otro
de sus posiciones. La inferioridad de los resistente fue aprovechada
por las tropas alemanas para cometer todo tipo de salvajadas. Si el
número de resistentes apenas llegaba a los 800, el número de
muertos (según el informe que Stroop, elevó a sus superiores poco
después) fue de 13.000.
Para
el 29 de abril la resistencia empezó a languidecer. Siendo poco a
poco arrinconados y sin ninguna esperanza, una parte de los
resistentes, usando las alcantarillas, consiguieron cruzar a la parte
polaca. Para el 8 de mayo fue descubierto el cuartel de mando de los
resistentes, siendo asesinados la mayoría, entre ellos su líder,
Mordechai Anielewicz. La resistencia, cada vez más inconexa y débil,
acabó por desmoronarse el 16 de mayo. Ese mismo día era volada por
los aires la Gran Sinagoga judía, y Stroop informaba a Hitler que
“el antiguo barrio judío de Varsovia ha dejado de existir”.
Epílogo
Una
vez sofocada la revuelta, lo que quedaba en pie del Gueto fue
destruido. Durante un mes de lucha, cerca de 13.000 civiles y
resistentes fueron asesinados y 56.000 enviados a los campos de
exterminio, de los cuales muy pocos regresarían a sus hogares con
vida. El levantamiento del Gueto les había costado a los alemanes
cerca de un centenar de bajas entre muertos y heridos, lo que habla
de la terrible disparidad de fuerzas y la bestial brutalidad usada
por los alemanes. Aquel era un combate desigual pero supuso una
muestra de que las víctimas no estaban dispuestas a seguir siéndolo,
y que si su destino era morir, al menos lo harían con las armas en
la mano.
Para
finalizar unas últimas palabras emitidas por el verdugo del gueto:
“la
tenacidad de vuestros judíos de Varsovia nos cogió completamente
por sorpresa. Esa es la auténtica razón por la que la destrucción
del Gueto llevó tanto tiempo”. Sin saberlo y sin quererlo, este
nazi reconoció la heroicidad de aquellos resistentes.
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