sábado, 26 de abril de 2014

LA REVOLUCIÓN DE LOS CLAVELES 40 AÑOS DESPUÉS

Artículo publicado en la edición digital del periódico Diagonal con motivo del 40 aniversario de la Revolución de los Claveles en Portugal.

Cuando el día ya terminaba aquel 25 de abril de 1974, el cuartel do Carmo era tomado por el capitán Salgueiro Maia, del Primer Escuadrón de la Escuela Práctica de Caballería de Santarén que se había sublevado la madrugada anterior. El presidente derrocado, Marcelo Caetano, firmaba una trasmisión de poderes que recaía en el Movimiento das Forças Armadas (MFA) y que luego delegarían en una Junta de Salvación Nacional que recaerá en las manos del general Antonio Spínola. Caetano partiría al exilio. No iba a ser juzgado por los crímenes cometidos de la dictadura salazarista.
            Así culminaba la conocida “Revolución de los Claveles”. Nos adentramos un poco en el interior de ese proceso.

¿Qué liquidó la Revolución de los Claveles?

            El 25 de abril de 1974 se ponía fin a la dictadura más larga de Europa. Portugal, que en 1910 había tomado el camino republicano y la vía democrática, pronto se vio absorbida por unos sectores que no aceptaron esos procesos. En 1917 se dio un golpe de Estado que proponía el establecimiento de una dictadura conservadora. Aunque en 1919 se volvió a restablecer la legalidad republicana, sus estructuras quedaron erosionadas y entre 1921 y 1926 se produce una conservadurización de las instituciones portuguesas que finalizan el 28 de mayo de 1926 con un golpe de Estado del general Gomes da Costa.  A él se adhiere el catedrático de Economía y Finanzas de la Universidad de Coimbra Antonio Oliveira Salazar, diputado desde 1921 por el Centro Católico. Tras el paso del general Carmona por la presidencia de la dictadura, en 1932 Salazar es aupado al a presidencia del Consejo y en 1933 se proclama el “Estado Novo”, comenzado de esta manera la dictadura salazarista. A pesar de los debates generados a partir de la figura de Salazar, este era un personaje gris, autoritario, católico e integrista, que fue presentado como un personaje “providencial” para Portugal.
            El modelo de dictadura que se implanta en Portugal es muy similar al que Mussolini tiene en Italia. Se procede a una dura represión contra el movimiento obrero, que en aquellos año dinamizaban los anarquistas. Se forma un sistema basado en el corporativismo, a imagen y semejanza de la “Carta del Trabajo” italiana. El sistema cuenta con el apoyo de los sectores adinerados de la sociedad portuguesa, que vieron su estatus en peligro ante el avance del obrerismo portugués,  de la Iglesia y de parte del Ejército. El aparato represivo del salazarismo recayó sobre la Policía de Vigilancia y Defensa del Estado (PVDE), que contó incluso con instructores de la Gestapo como Kramer y estableciéndose campos de concentración como el de Tarrafal en Cab o Verde. En 1946, cuando el Eje fue derrotado, la PVDE pasó a denominarse PIDE (Policía Internacional de Defensa del Estado), que ejerció una durísima represión contra todo tipo de oposición. La cárcel de Caixas pasó a la historia por su crueldad.
            Las similitudes en muchos puntos entre el salazarismo y el franquismo es patente. Salazar colaboró con Franco durante la Guerra Civil española mandado unidades de voluntarios a España, los Viriatos. Y durante la Segunda Guerra Mundial, a pesar de la no beligerancia de Portugal, Salazar mostraba simpatías por nazis y fascista, montando la Legión Verde, a imagen y semejanza de la División Azul en España, que combatió en el frente soviético.
            Pero a pesar de esto la Portugal de Salazar siempre contó con el apoyo de Inglaterra, que veía ventajas económicas en ello. Esta tutela hizo que durante la década de 1950 y 1960 Portugal optara, como hizo España, por un modelo desarrollista apoyado en un liberalismo salvaje y patrocinado por los tecnócratas del país. Incluso Portugal formó parte de los países EFTA, el modelo de mercado común impulsado por Inglaterra frente a la Comunidad Económica Europea, aunque al final todos acabaron en el mercado común europeo.



La oposición al salazarismo

            A pesar de asentarse en una maquinaria represiva, el salazarismo siempre contó con sectores opositores al mismo. Dentro del ejército siempre existió un sector liberal que en numerosas ocasiones intentó poner fin al régimen de Salazar. Hubo intentones en 1927, en 1931, en 1935, en 1936, en 1947 o en 1961. Personaje como Herminio da Palma Inacio, Enrique Galvao, Botelho Moniz o Humberto Delgado, cada uno con diferencias ideológicas, intentaron derrocar a Salazar.
            También hubo determinados intelectuales como Jaime Cortesao, Raul Proença, Cámara Reyes, Antonio Sergio o Azevedo Gomes que desde distintas plataformas literarias criticaron el régimen fascista de Portugal.
            También una oposición política. Desde los primeros intentos de los anarquistas, como fue el intento de articulación de una huelga general revolucionaria en enero de 1934 o el intento de asesinato a Salazar en 1937. También el Partido Comunista de Álvaro Cunhal ejerció una oposición fuerte a partir de la década de 1940. Se tiende a partir de ese momento a la formación de plataformas que aglutina a gran parte de la oposición con el objetivo de poder arrebatar el poder a Salazar. Pero el sistema viciado de la dictadura y el trabajo represivo de la PIDE, impide cualquier cambio.

La llegada de Marcelo Caetano

            En septiembre de 1968 Salazar cae gravemente enfermo y queda imposibilitado para ejercer el poder. Le sustituye Marcelo Caetano. Y a pesar que este parece que daba unas muestra de aperturismo lo que procede es a un lavado de imagen para continuar con las mismas estructuras. La PIDE pasa a denominarse Dirección General de Seguridad. Hay unos sectores “liberales” que se hacen con el poder para intentar mantener las estructuras de la dictadura.
            Pero la dictadura tiene importante problemas estructurales. Por ejemplo la Guerra colonial (Angola, Monzambique y Guinea) que hace que una gran parte del ejército se vaya separando de la dictadura. Incluso personajes conservadores y de derechas como Antonio Spínola arremete contra la dictadura. Spínola en su obra Portugal y el futuro intenta dos cosas claras:
1. Frenar la escalada bélica de la dictadura de Caetano
2. Frenar el creciente poder de socialistas y comunistas que piden la descolonización.
            Spínola es el mejor ejemplo de como la Revolución de los Claveles sufrió un retroceso posterior.
            Igualmente Portugal era uno de los países más pobres en Portugal, con las tasas más bajas de PIB y con mayor índice de analfabetismo.
            El capitalismo portugués se iba dando cuenta que las estructuras de la dictadura se iban anquilosando. Y que si no querían perder su poder económico por el avance que tenían los movimientos obreros y socialistas tenía que apostar por otras estructuras. Un factor clave para entender el devenir de aquel 25 de abril de 1974.

El Movimento das Forças Armadas

            El MFA nació en el verano de 1973 ante el descontento que existía en el ejercito por la situación generada en las guerras coloniales. Un movimiento que en poco tiempo se hace con un hueco importante y toma fuerza entre la población militar portuguesa. La Fuerzas Armadas se plantean que salida a la crisis de Portugal no es militar sino política. Hay que pasar a una democratización de la sociedad y para ello el ejército tenía que reflexionar lo que estaba sucediendo. “El Ejército solo será el pueblo en armas, cuando entre el Ejército y el pueblo no exista ninguna clase de barreras” sentenciaba el MFA.

Triunfo de la Revolución. Debate y disgregación

            En la madrugada del 25 de abril de 1974 una radio portuguese pone una canción próscrita. Grândola, vila morena, terra da fraternidade, o povo é quem mais ordena, … . La canción de Jose Afonso era la señal de salida de los militares. Estos toman los puntos neurálgicos de la ciudad de Lisboa. Solo hay tiroteo en la sede de la PIDE, con el resultado de cuatro muertos entre los manifestantes. Caetano cede. Los militares tienen claveles en sus armas. Los socialistas y los comunistas apoyan al MFA y a la Junta de Salvación Nacional de Spínola con el objetivo de proceder a un cambio democrático.
            Portugal comienza a pensar en la construcción del socialismo. El movimiento obrero y de izquierdas es fuerte. Pero surge el debate en la propia izquierdas. Para unos el movimiento generado el 25 de abril es el mejor modo de empezar a construir una democracia y luego pasar a estadios más amplios de libertades y de control económicos. Para parte de la extrema izquierda, si bien el movimiento es importante hay que superarlo porque el capitalismo portugués está detrás de alguno de sus dirigentes y quiere reconvertir el país. Mientras el Partido Socialista de Portugal de Mario Soares y el Partido Comunista de Portugal de Álvaro Cunhal se integraron, parte de la izqueirda no lo hizo así. Algo que también se repitió en España tras la muerte de Franco.
            Con todo el movimiento del 25 de abril hizo temer a otros gobiernos su mismo final. Es el caso del franquismo. Algunos militares en España intentaron emular al MFA, haciendo surgir la UMD. Pero el franquismo pronto se encargó de aplastar cualquier intento.

            La Revolución de los Claveles triunfó. Tumbó las estructuras de la dictadura fascista portuguesa. Llevó al pueblo de Portugal a la calle. Las consecuencias fueron múltiples y tiene muchas aristas. Pero 40 años después de su triunfo sigue siendo un ejemplo.



            

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