Cuando el día ya terminaba aquel
25 de abril de 1974, el cuartel do Carmo era tomado por el capitán Salgueiro
Maia, del Primer Escuadrón de la Escuela Práctica de Caballería de Santarén que
se había sublevado la madrugada anterior. El presidente derrocado, Marcelo
Caetano, firmaba una trasmisión de poderes que recaía en el Movimiento das
Forças Armadas (MFA) y que luego delegarían en una Junta de Salvación Nacional
que recaerá en las manos del general Antonio Spínola. Caetano partiría al
exilio. No iba a ser juzgado por los crímenes cometidos de la dictadura
salazarista.
Así
culminaba la conocida “Revolución de los Claveles”. Nos adentramos un poco en
el interior de ese proceso.
¿Qué liquidó la Revolución de
los Claveles?
El
25 de abril de 1974 se ponía fin a la dictadura más larga de Europa. Portugal,
que en 1910 había tomado el camino republicano y la vía democrática, pronto se
vio absorbida por unos sectores que no aceptaron esos procesos. En 1917 se dio
un golpe de Estado que proponía el establecimiento de una dictadura
conservadora. Aunque en 1919 se volvió a restablecer la legalidad republicana,
sus estructuras quedaron erosionadas y entre 1921 y 1926 se produce una
conservadurización de las instituciones portuguesas que finalizan el 28 de mayo
de 1926 con un golpe de Estado del general Gomes da Costa. A él se adhiere el catedrático de Economía y
Finanzas de la Universidad de Coimbra Antonio Oliveira Salazar, diputado desde
1921 por el Centro Católico. Tras el paso del general Carmona por la
presidencia de la dictadura, en 1932 Salazar es aupado al a presidencia del
Consejo y en 1933 se proclama el “Estado Novo”, comenzado de esta manera la
dictadura salazarista. A pesar de los debates generados a partir de la figura
de Salazar, este era un personaje gris, autoritario, católico e integrista, que
fue presentado como un personaje “providencial” para Portugal.
El
modelo de dictadura que se implanta en Portugal es muy similar al que Mussolini
tiene en Italia. Se procede a una dura represión contra el movimiento obrero,
que en aquellos año dinamizaban los anarquistas. Se forma un sistema basado en
el corporativismo, a imagen y semejanza de la “Carta del Trabajo” italiana. El
sistema cuenta con el apoyo de los sectores adinerados de la sociedad
portuguesa, que vieron su estatus en peligro ante el avance del obrerismo
portugués, de la Iglesia y de parte del
Ejército. El aparato represivo del salazarismo recayó sobre la Policía de
Vigilancia y Defensa del Estado (PVDE), que contó incluso con instructores de
la Gestapo como Kramer y estableciéndose campos de concentración como el de
Tarrafal en Cab o Verde. En 1946, cuando el Eje fue derrotado, la PVDE pasó a
denominarse PIDE (Policía Internacional de Defensa del Estado), que ejerció una
durísima represión contra todo tipo de oposición. La cárcel de Caixas pasó a la
historia por su crueldad.
Las
similitudes en muchos puntos entre el salazarismo y el franquismo es patente.
Salazar colaboró con Franco durante la Guerra Civil española mandado unidades
de voluntarios a España, los Viriatos. Y durante la Segunda Guerra
Mundial, a pesar de la no beligerancia de Portugal, Salazar mostraba simpatías
por nazis y fascista, montando la Legión Verde, a imagen y semejanza de la
División Azul en España, que combatió en el frente soviético.
Pero
a pesar de esto la Portugal de Salazar siempre contó con el apoyo de
Inglaterra, que veía ventajas económicas en ello. Esta tutela hizo que durante
la década de 1950 y 1960 Portugal optara, como hizo España, por un modelo
desarrollista apoyado en un liberalismo salvaje y patrocinado por los
tecnócratas del país. Incluso Portugal formó parte de los países EFTA, el
modelo de mercado común impulsado por Inglaterra frente a la Comunidad Económica
Europea, aunque al final todos acabaron en el mercado común europeo.
La oposición al salazarismo
A pesar de asentarse en una maquinaria represiva, el
salazarismo siempre contó con sectores opositores al mismo. Dentro del ejército
siempre existió un sector liberal que en numerosas ocasiones intentó poner fin
al régimen de Salazar. Hubo intentones en 1927, en 1931, en 1935, en 1936, en
1947 o en 1961. Personaje como Herminio da Palma Inacio, Enrique Galvao,
Botelho Moniz o Humberto Delgado, cada uno con diferencias ideológicas,
intentaron derrocar a Salazar.
También
hubo determinados intelectuales como Jaime Cortesao, Raul Proença, Cámara
Reyes, Antonio Sergio o Azevedo Gomes que desde distintas plataformas
literarias criticaron el régimen fascista de Portugal.
También
una oposición política. Desde los primeros intentos de los anarquistas, como
fue el intento de articulación de una huelga general revolucionaria en enero de
1934 o el intento de asesinato a Salazar en 1937. También el Partido Comunista
de Álvaro Cunhal ejerció una oposición fuerte a partir de la década de 1940. Se
tiende a partir de ese momento a la formación de plataformas que aglutina a
gran parte de la oposición con el objetivo de poder arrebatar el poder a
Salazar. Pero el sistema viciado de la dictadura y el trabajo represivo de la
PIDE, impide cualquier cambio.
La llegada de Marcelo Caetano
En
septiembre de 1968 Salazar cae gravemente enfermo y queda imposibilitado para
ejercer el poder. Le sustituye Marcelo Caetano. Y a pesar que este parece que
daba unas muestra de aperturismo lo que procede es a un lavado de imagen para
continuar con las mismas estructuras. La PIDE pasa a denominarse Dirección
General de Seguridad. Hay unos sectores “liberales” que se hacen con el poder
para intentar mantener las estructuras de la dictadura.
Pero
la dictadura tiene importante problemas estructurales. Por ejemplo la Guerra
colonial (Angola, Monzambique y Guinea) que hace que una gran parte del
ejército se vaya separando de la dictadura. Incluso personajes conservadores y
de derechas como Antonio Spínola arremete contra la dictadura. Spínola en su
obra Portugal y el futuro intenta dos cosas claras:
1. Frenar la escalada bélica de
la dictadura de Caetano
2. Frenar el creciente poder de
socialistas y comunistas que piden la descolonización.
Spínola
es el mejor ejemplo de como la Revolución de los Claveles sufrió un retroceso
posterior.
Igualmente
Portugal era uno de los países más pobres en Portugal, con las tasas más bajas
de PIB y con mayor índice de analfabetismo.
El
capitalismo portugués se iba dando cuenta que las estructuras de la dictadura
se iban anquilosando. Y que si no querían perder su poder económico por el
avance que tenían los movimientos obreros y socialistas tenía que apostar por
otras estructuras. Un factor clave para entender el devenir de aquel 25 de
abril de 1974.
El Movimento das Forças
Armadas
El MFA nació en el verano de 1973 ante el descontento
que existía en el ejercito por la situación generada en las guerras coloniales.
Un movimiento que en poco tiempo se hace con un hueco importante y toma fuerza
entre la población militar portuguesa. La Fuerzas Armadas se plantean que
salida a la crisis de Portugal no es militar sino política. Hay que pasar a una
democratización de la sociedad y para ello el ejército tenía que reflexionar lo
que estaba sucediendo. “El Ejército solo será el pueblo en armas, cuando
entre el Ejército y el pueblo no exista ninguna clase de barreras”
sentenciaba el MFA.
Triunfo de la Revolución.
Debate y disgregación
En la madrugada del 25 de abril de 1974 una radio
portuguese pone una canción próscrita. Grândola, vila morena, terra da
fraternidade, o povo é quem mais ordena, … . La canción de Jose Afonso era
la señal de salida de los militares. Estos toman los puntos neurálgicos de la
ciudad de Lisboa. Solo hay tiroteo en la sede de la PIDE, con el resultado de
cuatro muertos entre los manifestantes. Caetano cede. Los militares tienen
claveles en sus armas. Los socialistas y los comunistas apoyan al MFA y a la
Junta de Salvación Nacional de Spínola con el objetivo de proceder a un cambio
democrático.
Portugal
comienza a pensar en la construcción del socialismo. El movimiento obrero y de
izquierdas es fuerte. Pero surge el debate en la propia izquierdas. Para unos
el movimiento generado el 25 de abril es el mejor modo de empezar a construir
una democracia y luego pasar a estadios más amplios de libertades y de control
económicos. Para parte de la extrema izquierda, si bien el movimiento es
importante hay que superarlo porque el capitalismo portugués está detrás de
alguno de sus dirigentes y quiere reconvertir el país. Mientras el Partido
Socialista de Portugal de Mario Soares y el Partido Comunista de Portugal de
Álvaro Cunhal se integraron, parte de la izqueirda no lo hizo así. Algo que
también se repitió en España tras la muerte de Franco.
Con
todo el movimiento del 25 de abril hizo temer a otros gobiernos su mismo final.
Es el caso del franquismo. Algunos militares en España intentaron emular al
MFA, haciendo surgir la UMD. Pero el franquismo pronto se encargó de aplastar
cualquier intento.
La
Revolución de los Claveles triunfó. Tumbó las estructuras de la dictadura
fascista portuguesa. Llevó al pueblo de Portugal a la calle. Las consecuencias
fueron múltiples y tiene muchas aristas. Pero 40 años después de su triunfo
sigue siendo un ejemplo.
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