Siguiendo con los artículos relacionados con la Revolución rusa, cuelgo aquí el publicado en el último número de la revista Libre Pensamiento sobre el majnovismo, una de las oportunidades del anarquismo organizado durante el periodo revolucionario.
Aunque suene a tópico, la
historia la escribe quien gana. Y la Revolución rusa que estalló en 1917 tuvo
varios triunfadores que, en definitiva, introdujeron su impronta y su visión de
la historia. En ese caso, aunque con partes reales, la historia se deforma, se
cae en olvidos intencionados y en conclusiones que tienen mucho más de político
que de histórico.
En la Revolución rusa hubo dos
triunfadores. Por una parte los bolcheviques que en octubre de 1917 se hicieron
con el poder y desde ese momento marcaron una línea histórica que en muchos
autores roza la hagiografía. Por otra parte la historia liberal, opositora
frontal al bolchevismo, y que rescato una parte de la historia de la Revolución
rusa con la clara misión de hacer de detractores ante el acontecimiento
histórico.
El
anarquismo fue uno de los movimientos derrotados en la revolución y al mismo
tiempo olvidado por la historia o bien criminalizado ante la misma. Parte de la
historiografía comunista habló del anarquismo, pero para considerar que sus
teorías fueron superadas por el bolchevismo y para poner a algunos de sus
militantes como enemigos del proceso revolucionario que, para este modo de
entender la historia, solo fue capitaneado por los comunistas. Frente a esta
corriente historiográfica también hubo otra que directamente condenó al
ostracismo al movimiento anarquista.
Sin
embargo, cuando nos acercamos a la fuentes primarias y secundarias del
movimiento libertario ruso, leemos las memorias de algunos de sus
protagonistas, nos damos cuenta que el
anarquismo no solo no fue marginal sino que fue una de las ideologías y
movimientos que dinamizaron el proceso revolucionario ruso desde sus orígenes
en el siglo XIX y que participó de forma activa y decidida en el Comité
Revolucionario de octubre de 1917 que derrocó al gobierno provisional de
Kerensky. El anarquismo tuvo una posición concreta de cómo tenía que ser el
proceso revolucionario, se opuso al modelo bolchevique de dictadura de partido
haciendo un llamamiento desde 1918 a la llamada “tercera revolución”, tras la
de febrero y la de octubre de 1917. El movimiento anarquista se convirtió en
una alternativa al poder comunista, en medio de una guerra civil en Rusia que
llevó al propio anarquismo en muchas ocasiones a postergar debates
fundamentales en la revolución con la idea de vencer a los blancos y fuerzas contrarrevolucionarias.
Y
a pesar de ello el anarquismo tuvo algunos escenarios y oportunidades donde
poder plantear esa alternativa al régimen comunista. En Ucrania se dio una de
esas circunstancias y tuvo a Néstor Majnó y al Ejército Insurreccional Majnovista
como uno de los ejemplos más acabados de esa alternativa de modelo
revolucionario. Sin embargo su derrota significó su olvido o su deformación.
Majnó y la revolución
Las
imágenes que nos ha legado de la historia de Néstor Majnó es la de un personaje
osco, serio y que comandaba una partida de guerrilleros campesinos que se
dedicaron al aventurerismo en la Ucrania oriental. Alexei Tolstoi, pariente de
León Tolstoi, en la obra Mañana sombría,
como una de las obras narrativas oficiales de la Guerra Civil rusa, muestra a
un Néstor Majnó asesinando a gente en Gulai Polé, su pueblo natal. La
propaganda contemporánea de la guerra y posterior le mostró como un antisemita
que desarrolló el terror hasta la llegada del Ejército Rojo. Para la
historiografía liberal, Majnó, en caso de aparecer, no dejaba de ser un
aventurero o un “atamán” que sembraba el caos allí por donde pasaba.
Sin
embargo la historia de Néstor Majnó fue muy otra a la que la se nos ha legado.
Nacido en la población de Gulai Polé el 27 de octubre de 1889, Majnó era hijo
de una familia de campesinos pobres, que con la revolución de 1905 adquirió
conciencia revolucionaria y se adhirió al grupo anarquista comunista de su
población. Su participación en el proceso revolucionario le llevó a la cárcel y
a ser condenado a muerte, pena que se conmutó y logró salir de prisión tras la
amnistía decretada tras la caída del Zar en la revolución de febrero de 1917.
En prisión, Majnó había conocido de forma más firme los ideales anarquistas, al
tener contacto con personajes como Piotr Archinov, que había pasado del
bolchevismo al anarquismo.
El
regreso de Majnó a Ucrania le sirve para comprobar in situ el desarrollo de la
revolución y participar activamente en la fundación de las estructuras
revolucionarias en su región. Majnó
fundó en la primavera de 1917 la Unión Profesional de Obreros Agrícolas, la
comuna libre y el soviet de Gulai Polé, que el mismo presidió. El triunfo
de la revolución de octubre de 1917 aceleró el proceso y la firma del Tratado
de Brest Litovsk entre el gobierno bolchevique y el las potencias centrales,
hizo que Majnó se opusiese al mismo y organizase el Comité Revolucionario de
Gulai Polé ante la más que previsible invasión proalemana.
Tras
la entrevista que Majnó tuvo en Moscú con Yakov Sverdlov y Vladimir Ilich
Ulianov “Lenin”, de la que no regresó muy satisfecho, regresó a Ucrania y
comenzó a dar forma a su ejército guerrillero que pronto se convirtió en el
Ejército Insurreccional de campesinos de la región libre que dominaba.
El majnovismo pronto hizo frente a los
invasores proalemanas, a los nacionalistas de Simón Petlura, que había
establecido su contingente en la capital, Kiev, y contra las fuerzas del
Ejército Blanco, entre otros muchos actores de la Guerra Civil ucraniana.
Tal como Majnó había planteado a Lenin en su entrevista, el movimiento
revolucionario ucraniano era mayoritariamente socialista revolucionario y
anarquista, pues los bolcheviques no tenían apenas influencia en la zona. Sin
embargo, la intervención del recién creado Ejército Rojo sirvió como base de
apoyo a las fuerzas revolucionarias ucranianas, incluidas las majnovistas.
Hasta en tres ocasiones las fuerzas majnovistas llegaron a acuerdos con los
comunistas para derrotar a las fuerzas blancas, nacionalistas o aventureros.
Pero en todas las ocasiones, tras los objetivos, se rompía hostilidades entre
ambas fuerzas al defender modelos revolucionarios distintos.
El
ejército que comandó Majnó, de raíz campesina, no dejaba de ser una fuerza
creada para combatir en la Guerra Civil. Una parte programática de ese ejército
era la defensa de la zona libre de Ucrania, ubicada en el este del país, donde
se comenzó a desarrollar un modelo económico, político y social diferente,
basado en la autogestión, en la horizontalidad y en la creación de un modelo
social entorno a las ideas libertarias. Aunque el Ejército de Majnó defendió
ese modelo nunca intervino como tal en el desarrollo de la sociedad
antiautoritaria que defendía. Numerosas
colectividades agrarias surgieron en esa zona libre, así como experiencias
educativas basadas en el modelo ferreriano de escuelas. El Comité
Revolucionario de Gulai Polé era completamente independiente del Estado Mayor
Majnovista.
El
debate que se generó entorno al majnovismo era si se podía considerar un
movimiento anarquista o no. Anatol Gorelik consideraba que era un movimiento de
las masas laboriosas pero que no era propiamente anarquista, a pesar de que los
anarquistas defendieran el modelo desarrollado. Pero a pesar de las
consideraciones a nivel ideológico de Gorelik, lo cierto es que la base general
de la zona majnovista era anarquista así como la gran cantidad de sus
adherentes, tanto en el ejército como en el desarrollo de la sociedad en su
área de influencia (Majnó, Archinov, Taranovsky, Belash, Karetnik, Rybin, etc).
Igualmente, junto al majnovismo, se estableció en Ucrania la Confederación de
Organizaciones Anarquistas “Nabat”, que fue el intento más acabado de articular
una organización general de anarquistas y que tuvo contactos y apoyo con los
majnovistas, pero que eran movimientos independientes. Estas cuestiones
muestran la complejidad del movimiento en Ucrania.
Lo
cierto fue que Majnó defendió hasta sus últimas consecuencias el modelo
organizativo creado. En el último pacto con los bolcheviques llegó a incluso a
proponer una claúsula política por la cual, el gobierno soviético Moscú
respetara las zonas de influencia del majnovismo y el majnovismo respetaría la
implantación del modelo comunista en el resto del territorio. Una proposición
que no fue refrendada ni aprobada por el gobierno de Lenin.
Igualmente
es imposible entender la victoria revolucionario sobre los ejércitos blancos y
otros agentes sin la intervención del Ejército Insurreccional Majnovista. La
expulsión de los proalemanes de Skoropadsky, la derrota de Denikin y Wrangel, la
de los nacionalistas de Petlura, el aniquilamiento de las bandas aventureras de
Nikifor Grigoriev, etc, tienen a los majnovistas como agentes protagonistas. De
ahí hay que entender también la búsqueda de pactos con el Ejército Rojo.
Sin
embargo, cuando las fuerzas contrarrevolucionarias estaban vencidas a la altura
de 1921, el gobierno comunista comenzó una tarea de persecución contra las
unidades del majnovismo. Sus estructuras
revolucionarias fueron desmanteladas, sus integrantes perseguidos, encarcelados
o asesinados por la Cheká, y gran parte de sus dirigentes más destacados
partieron al exilio cuando no fueron purgados y asesinados. El propio Majnó
alcanzó la frontera rumana, pasó a Polonia donde fue detenido y juzgado
eludiendo responsabilidades y marchándose a París donde moriría en 1934. Sobre
el majnovismo cayó entonces el ostracismo y el olvido.
Consideraciones sobre el majnovismo
Si
algún movimiento estuvo cerca de poder plantear, con una base más sólida, una
alternativa al gobierno comunista, ese fue el majnovismo. No es justo incluir a
Majnó y su movimiento en las revueltas campesinas que entre 1919 y 1922 se
desarrollaron en Rusia. Lo de Majnó no fue una revuelta al uso como pudo ser la
liderada por Antonov en la región de Tambov. Majnó tenía una idea de la
revolución, un modelo de sociedad distinta que llevó a la práctica y que chocó
con el orden establecido. Los campesinos majnovistas no actuaron exclusivamente
en contra del comunismo de guerra porque ellos realizaron tareas de
colectivización y autogestión. De ahí que tanto el majnovismo como la rebelión
de los marinos de Kronstadt en febrero de 1921 fuesen tomadas por las
autoridades bolcheviques como movimientos alternativos serios al modelo
revolucionario en el gobierno.
La derrota de Majnó y su ejército significó
pasar al ostracismo de la historia o a la deformación de su movimiento. Volin, uno de los
historiadores más reconocidos de la Revolución rusa desde la perspectiva
anarquista, siempre achacó a Majnó un exceso de autoritarismo y una falta de
formación al movimiento que conformó. Pero todos coinciden en plantear que las
zonas de influencia de majnovista era, hasta ese momento, el modelo
revolucionario más cercano a las posiciones anarquistas que había existido,
haciéndose eco de la propia Comuna de París de 1871.
Para
el anarquismo ruso en su conjunto, la derrota que habían sufrido en la
revolución era un elemento a analizar. Y es algo que hicieron en el exilio y
que sirvió para plantear, aun más, las diferencias existentes entre el propio
movimiento anarquista ruso. La falta de una organización de coordinación fue el
elemento en el que coincidieron todos. Pero que modelo de organización
desarrollar fue lo que les separó. El “plataformismo” de Archinov, y apoyado en
un primer momento por Majnó, se tornó en un nuevo fracaso para el historiador
del majnovismo, que decidió volver a la URSS en 1932 y desapareció en medio de
las purgas del estalinismo en 1937.
Lo que pudo ser una oportunidad para el anarquismo se tornó en una
tragedia por su final. A pesar de las memorias escritas, de los libros de
Archinov y Volin, de las propias memorias de Majnó, el movimiento majnovista es
hoy poco conocido. La peculiaridad de que en España la Revolución rusa no haya
sido objeto de estudio por los historiadores hace que esa parte de la misma
esté por hacer.