La Revolución rusa no es un
acontecimiento que se pueda medir en parámetros de compartimento estanco con
ideología y grupos perfectamente definidos. Muy por el contrario, como
cualquier acontecimiento histórico, su desenvolvimiento fue poroso y diverso.
Aun así si hubo organizaciones, ideas y partidos que dinamizaron el proceso
revolucionario ruso. Aquí se presenta las principales de las que se más se
habla.
Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia
Fundado en 1898, seguidor del ideario marxista que había partido desde Georgi Plejanov, en 1903 el partido se dividió en dos grandes facciones: los bolcheviques (mayoritarios) encabezados por Lenin y los mencheviques (minoritarios) con la figura de Yuli Martov. Sus grandes diferencias eran los métodos de acceso de al poder y las estrategias. Por ejemplo en su visión de los soviets, donde los bolcheviques fueron muy críticos con estos organismos obreros hasta 1908 y, sobre todo, hasta el estallido revolucionario de 1917. En 1912 la facción bolchevique se constituye como partido.
Con
la revolución de 1917, y aunque los mencheviques estaban mejor organizados, los
bolcheviques lograron hacerse con importantes cuotas de poder, arrastrando
hacia su influencia a muchas personalidades (como Trotsky), convirtiéndose en
el grupo más dinámico en el asalto al poder de octubre de 1917.
Partido Socialista Revolucionario
Sin
olvidar al obrero industrial, los socialistas revolucionarios encontraron en el
campesino la base de su fuerza para el desarrollo de su programa agrario. Aquí
radica una de las diferencias entre la facción eserista (o socialistas
revolucionarios de derechas) que consideraba una expropiación paulatina a los
SR de izquierda partidarios de un programa máximo. De hecho, una parte del
socialismo revolucionario constituyó el movimiento maximalista que acabó en las
filas de los campesinos anarquistas. Otros optaron por posiciones más moderadas
y de sus filas nació el Partido Trudovique, del que Kerensky fue su mayor
representante.
Entre sus líderes habría que destacar a Víctor Chernov (entre
los eseristas) o María Spiridinova entre los SR de izquierda.
Anarquistas
Con
importante desarrollo desde finales del siglo XIX, los anarquistas rusos
encontraron base en diversas poblaciones rusas restando influencia a sus
rivales socialdemócratas y socialistas revolucionarios. De importancia en la
revolución de 1905 en Bialystok, Krinki, Moscú y San Petersburgo, los debates
de los anarquistas hasta la revolución de 1917 circularon entre las estrategia
terrorista en pequeño grupos y minoritarios hasta los grandes debates entre los
que pretendía una organización anarquista de grupos o los que pretendían el
desarrollo del anarquismo a partir del sindicalismo revolucionario.
Sus
organismos, periódicos y actividades fueron reprimidos por las autoridades
comunistas. Entre sus figuras más importantes destacan Volin (Vsevolod
Mijailovich Eichembaum), Georgi Maximov, Néstor Majnó, Daniil Novomirsky, Piotr Archinov, Emma
Goldman, Alexander Berkman o Efim Yarchuk, entre otros muchos.
Otros grupos políticos
El
mapa no se acaba en estas tres grandes corrientes. A la izquierda también
actuaron grupos moderados como el Partido Trudovique (laboralista), nacido de las filas del PSR tras el fracaso de la revolución de 1905 y donde estaba
integrado Alexander Kerensky, que llegó a acuerdos con los socialistas
revolucionarios en el gobierno y en los soviets. Los socialdemócratas tuvieron
otros grupos además de lo bolcheviques y los mencheviques, como los
Socialdemócratas Internacionalistas de Novaya Zhin (Nueva Vida) o Yedinsvo
(Unidad), grupo seguidor de Plejanov. Incluso los propios mencheviques estaban divididos entre mencheviques internacionalistas de Martov y mencheviques simplemente. Habría que unir grupos como el Bund,
partido de los judíos socialistas, o el Partido Socialista Polaco, de
influencia en las zonas que el Imperio ruso tenía en Polonia.
Los
liberales se encuadraron de forma mayoritaria en el Partido Constitucional
Demócrata o Kadete (acrónimo en ruso), cuyas políticas fracasaron con la caída
de Lvov y Miliukov frente a Kerensky.
Los
monárquicos también jugaron sus cartas, desde las posiciones liberales hasta el
Partido Octubrista (nacido en 1905) con los intentos de conciliación del
zarismo y una apertura liberalizante. Su fracaso fue la propia caída del Zar en
marzo de 1917.
También existieron
grupos de extrema derecha y con una fuerte base antisemita que como las
Centurias Negras, actuaron desde inicios del siglo XX contra las fuerzas
revolucionarias y la población judía. Su influencia desapareció con el avance
de las fuerzas revolucionarias.
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