Los días 30 y 31 de octubre y 1
de noviembre de 1910, se celebró en Barcelona un congreso obrero nacional que
dio como resultado la fundación de la Confederación Nacional del Trabajo. A
pesar de que Solidaridad Obrera, un sindicato revolucionario nacido en 1907,
tenía una implantación en Cataluña, la reclamación de otros sectores del
obrerismo en España apuntaba a la necesidad de un sindicato que abarcase todo
el país. La Semana Trágica de Barcelona frenó la celebración de un comicio
nacional que se celebró con un año de retraso. Aquel congreso, que reunió a
sectores del socialismo, del anarquismo y del sindicalismo revolucionario,
sirvió para sentar las bases de una organización que bajo los parámetros
sindicalistas revolucionarios y la inspiración del anarquismo, conformara una
entidad que buscaban desde la desaparición de la FTRE a finales del siglo XIX.
El
abuelo del anarquismo, Anselmo Lorenzo, dirigió estas palabras al congreso que
se celebraba en el Palacio de Bellas Artes de Barcelona:
“Ante vosotros, el libro de la
historia presenta una página en blanco. Preparaos a llenarlo con honra para
vosotros, con provecho para todos, presentes y futuros.”.
De
entre aquellos asistentes al congreso, hay que destacar la presencia de José
Negre, entonces secretario general de Solidaridad Obrera y elegido en aquel
comicio como primer secretario general de la CNT.
José
Negre había nacido en Ludientes, un pequeño pueblo de la provincia de
Castellón, el 13 de mayo de 1875. Tipógrafo de profesión, periodista y gran
orador, Negre fue uno de los impulsores del obrerismo barcelonés en los
primeros años del siglo XX, donde había emigrado por cuestiones laborales.
Los
ecos que llegaban de Francia por el sindicalismo revolucionario de finales del
siglo XIX, y las aportaciones doctrinales que al modelo societario introducían
en España personajes de la talla de José Prat o Anselmo Lorenzo, convencieron a
un Negre que comenzó a destacar como militante y como orador.
Negre
vivió uno de los periodos clave para entender el avance del sindicalismo en
Barcelona y como se convertiría en una espoleta para el resto del país. Su
actividad sindical fue fundamental en la fundación de Solidaridad Obrera en
1907, así como la pugna que mostró contra la influencia que comenzaba a ejercer
en el proletariado barcelonés y catalán por una parte el lerrouxismo y por otra
el catalanismo. El nacimiento de Solidaridad Obrera coincide en prácticamente
en tiempo con la expansión del catalanismo conservador, representado por la
Lliga, y el nacimiento de la Solidaritat Catalana (que data de 1906) al calor
de las consecuencias del asalto a Cu-Cut! y de la aprobación de la Ley
de Jurisdicciones, y la fundación del Partido Republicano Radical de Alejandro
Lerroux, “el Emperador del Paralelo”. Ambas fuerzas rivalizaron los espacios de
sociabilidad del obrerismo, donde Solidaridad Obrera fue más influyente. Negre
tenía claro que la lucha de los trabajadores estaba por encima de la cuestión
nacional catalanista y de la demagogia lerrouxista.
En
el año 1908, se desató un conflicto entre los sindicalistas de Solidaridad
Obrera y el periódico lerrouxista El Progreso, dirigido por Emiliano
Iglesias. José Negre dejaba en sus memorias esta impronta del conflicto entre
radicales y sindicalistas:
“Minorías que no se acobardaron
en ningún momento a pesar de tener que hacer frente a la vez a la burguesía, a
las autoridades que las perseguían y atropellaban sin descanso y sin
consideración alguna, al partido lerrouxista encastillado sagaz e
hipócritamente en las mismas sociedades obreras, partido que tenía la
pretensión de apoderarse de la Federación Local de Solidaridad Obrera y que
afirmó por boca del pirata de la política Emiliano Iglesias que, o la
Federación Obrera se domiciliaba en la Casa del Pueblo, o desaparecería, y a
pesar de ser el dicho partido literalmente árbitro de Barcelona, teniendo a
todas las autoridades a su disposición, contar con la adhesión de una masa de
60000 votantes y con un periódico con un tiraje de los mayores en aquellos
años, fue derrotado estrepitosamente después de la ruda y enconada lucha por
una Federación Obrera que a lo sumo reunía una masa de 15 a 20000 federados y
un semanario de unos 3000 ejemplares como todo tiraje”
El
conflicto hizo crecer en influencia a Solidaridad Obrera donde ya destacaba
Negre. Al frente de los tipógrafos de Barcelona, Negre se convirtió en una
referencia para el sindicalismo revolucionario y por ello fue elegido
secretario general de Solidaridad Obrera.
Sus
visiones de la Semana Trágica de Barcelona también son paradigmáticas a la hora
de analizar el momento, sobre todo por la represión ejercida contra los
sindicalistas y revolucionarios:
“Una vez que fueron
desalojadas las barricadas por los revolucionarios, abandonadas o escondidas
las armas por los obreros, la ciudad quedó en posesión de las autoridades y de
los pacos, quienes desde los campanarios de las iglesias y otros
establecimientos religiosos de las iglesias tenían en tensión los nervios del vecindario
con sus continuos disparos, disparos que no tenían otra finalidad que hacer
creer a este que los autores de estos disparos no eran otros que los
revolucionarios, y que fuesen tenidos como enemigos irreconciliables de la
tranquilidad pública, y por lo tanto, dispuestos a impedir que se restableciera
la normalidad, y que reaccionando contra ellos toda la opinión, dejara a los victimarios
las manos libres para llevar a cabo impunemente la feroz y salvaje represión
que se proponía para vengarse de los miedos y terrores pasados durante los días
en que los obreros batieron bravamente el cobre en las barricadas.”
El
momento cumbre de Negre vino cuando meses después de aquellos sucesos, fue uno
de los impulsares del Congreso de Bellas Artes que dio origen a la fundación de
la CNT. Él era consciente de la necesidad que el obrerismo español tenía de una
organización a nivel general que planteándose un modelo sindicalista
revolucionario y alimentándose de una ideología y organización anarquista,
tuviese una alternativa a la UGT. Un congreso lleno de contenido que finalizó
con la aprobación de esa necesidad a cuyo frente se puso José Negre.
Negre
tenía dos cuestiones claras en mente. La primera era, que a pesar del nacimiento
de la CNT, el objetivo era trabajar por la unidad del proletariado español en
un solo organismo obrero, que llevase a la unión de ambas centrales sindicales
en una sola. Una posición compartida por la mayoría de los sindicalistas
revolucionarios en el mundo.
Por
otra parte, para Negre la formación sindical e ideológica del proletariado era
fundamental. Y esta no se podía llevar solo exclusivamente en los sindicatos,
sino en el desarrollo de entidades independientes que sirvieran para gestionar
debates de calado entre los obreros. Por su impulso se desarrolló en Barcelona
en 1909 el Ateneo Sindicalista, entidad base para esos debates. Un modelo de
organización que fue repetido en otros lugares como Madrid, Gijón o Ferrol, y
que fueron base embrionaria del desarrollo de la CNT en esas zonas.
Además,
Negre pertenecía a aquella generación de sindicalistas y anarquistas que creían
en la organización puramente obrera, intentando a alejar a los trabajadores de
modelos individualistas o minoritarios basados en una violencia que dio nulos
resultados.
Negre
fue representante obrero en numerosos congresos posteriores, así como participante
en la fundación de entidades como el Ateneo Sindicalista de Baracaldo.
Igualmente, participó como representante español en congresos sindicalistas
internacionales. Tuvo una participación activa en la clandestinidad entre 1911
y 1914, manteniéndose con posterioridad en la redacción de Solidaridad
Obrera.
Sin
embargo, a pesar de la enorme influencia de Negre en aquellos años, de
participar activamente en la creación de secciones como las del sector
ferroviario o de visitar varias veces la prisión por su actividad sindical, en
los años de la crisis de la Restauración se fue alejando de la primera línea.
Sus debates con sindicalistas como Salvador Seguí o Manuel Buenacasa lo
eclipsaron.
Hubo
que esperar hasta 1936 para ver nuevamente a Negre activo, si bien nunca
abandonó la causa sindicalista. De los años de la crisis de la Restauración
destacó su pequeña obra ¿Qué es el sindicalismo?, aunque sus textos más
representativos fueron Recuerdos de un viejo militante publicado en 1936
y ¿Qué es el colectivismo anarquista? de 1937.
La
llegada de las tropas franquistas a Cataluña le hace huir, siendo ya mayor, a
la frontera francesa. En Francia fue recluido en un campo de concentración
falleciendo en diciembre de 1939 en el campo de Argelès-sur-Mer. Triste final
para uno de los exponentes más importantes del obrerismo que hoy es apenas
conocido.
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