Artículo publicado en el periódico Diagonal con motivo del centenario del Congreso por la Paz de Ferrol de 1915
Si algo distinguió al movimiento
obrero internacional desde su nacimiento fue la lucha que mantuvo por
la paz. Pero no una paz indiferente. Frente a las guerras que
denunciaban de las distintas potencias del momento oponían la lucha
de clases. O lo que en terminología anarquista llamaban la guerra
social.
Esa posición casi unánime del
movimiento obrero, con la peculiaridades de cada escuela, la vino a
romper el estallido de la Primera Guerra Mundial. Frente a todo el
pacifismo, antimilitarismo e internacionalismo proletario precedente,
el movimiento obrero socialista explotó y muchos de los partidos
socialistas votaron los créditos de guerra en sus países. Aun así
el socialismo no fue un bloque. Pequeños grupos se opusieron a la
guerra, teniendo a nivel internacional la figura de Jaurès como eje.
En España lo representó Andrés Saborit, Núñez de Arenas, García
Cortes y las Juventudes Socialistas de Ramón Lamoneda.
El anarquismo, por parte, fue más uniforme. Su oposición a la
guerra fue más general a pesar de que hubo un pequeño grupo que
dudó ante la misma. La posición firme de Malatesta contra la guerra
fue eficiente y la amplia mayoría del anarquismo se decantó por
ello. Las posiciones del histórico Kropotkin quedaron en minoría.
No es de extrañar pues que fuese
por iniciativa anarquista la celebración de un congreso
internacional por la paz.
El Congreso por la Paz de Ferrol
Algo que distinguió a
España de otros países fue que una misma organización, la CNT, se
opuso en bloque a la Guerra Mundial. El anarquismo español fue casi
monolítico en este aspecto, a excepción de figuras concretas como
Ricardo Mella, Federico Urales o Soledad Gustavo.
Esta oposición a la guerra hizo que el anarquismo español
impulsase la celebración de un congreso por la paz que tuvo como
sede la ciudad de Ferrol. A pesar de que desde inicios de 1915 la
prensa anarquista comenzó una fuerte campaña contra la guerra, fue
por iniciativa del Ateneo Sindicalista de Ferrol que se comenzó a
organizar el congreso, estructurado en tres punto:
1. Medios rápidos para acabar con la guerra europea.
2. Orientaciones futuras para evitar crímenes de lesa humanidad.
3. Desarme de los ejércitos.
El congreso quedó convocado para los días 29 de abril y 1 y 2 de
mayo de 1915. Su secretario sería José López Beunza. Y a él
acudirían las figuras más importantes del anarquismo español del
momento: Mauro Bajatierra, Ángel Pestaña, Francisco Miranda,
Antonio Loredo, etc. Estaba convocado a dicho congreso todas las
corrientes obreristas y de distintos países. Los convocantes eran
conscientes de la dificultad del congreso. Muchos delegados no
podrían acudir al mismo por la situación de guerra generado. Y
otros no estaban de acuerdo con el modelo de organización del mismo.
En este caso se situaron los socialistas, ya que siguiendo los
postulados aliadófilos de Pablo Iglesias, no apoyaron el Congreso de
Ferrol.
Igualmente los convocantes encontraron otro escollo. El gobierno de
Eduardo Dato prohibió la celebración del congreso argumentado que
se preparaba una reunión internacional de anarquistas.
A pesar de todos estos inconvenientes el congreso inició sus
sesiones con delegados españoles, portugueses y una indirecta de
franceses. En la primera sesión se debatió el nombramiento de un
comité permanente del Congreso por la Paz, que tuviese cinco
miembros y que tuviera como objetivo introducir la propaganda
antibélica en las propias trincheras. La sede del comité estaría
en Lisboa. En esa sesión se marcó también la impronta del
antiparlamentarismo, criticando la actitud del gobierno español
contra el congreso y de los socialistas por no apoyarlo.
La siguiente sesión no contó con la presencia de los delegados
portugueses que fueron expulsados de España por orden gubernativa.
La protesta de los delegados españoles no se hizo esperar, pero el
congreso se reanudó con solo presencia española. Incluso se valoró
la posibilidad de convocar una huelga general en señal de protesta
pero fue rechaza la idea por iniciativa de Mauro Bajatierra y
Francisco Miranda.
Dada esta situación los temas del
congreso variaron y comenzaron a debatir sobre la reorganización de
la CNT que hacía unos meses que había salido de la clandestinidad.
Contra la guerra se vio prioritario el reforzamiento de la CNT y del
periódico Solidaridad
Obrera.
Aquí ya se sentaron las bases de los que sería los acuerdos del
Congreso de Sans de 1918 y del Congreso de la Comedia de 1919.
Fue la última sesión que se celebró en el congreso. Cuando estaba
a punto de finilizar aparecieron delegaciones de Gijón y de Cuba que
fueron puestas al día de lo debatido.
A
pesar de lo dificil de la situación la impronta de este congreso se
dejó sentir. Su iniciativa y sus acuerdos fueron la base del
anarquismo internacional contra la guerra. Y también signficó el
definitivo afianzamiento de la CNT en el seno del movimiento obrero
español.
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