Si existe en la actualidad un
historiador capaz de concentrar en una investigación todos los avatares de un
periodo histórico tan importante como la Segunda República, ese es el profesor Ángel
Viñas. Su ardua tarea de investigación le han permitido publicar en las últimas
décadas libros de enorme trascendencia para las nuevas generaciones de
historiadores y ha marcado un modo de entender el periodo de la Segunda República,
la Guerra Civil y el franquismo, que han roto los lugares comunes a los que
durante generaciones se adhirieron multitud de investigadores y público en
general. Viñas pertenece a esa generación de historiadores que como Paul
Preston, Julio Aróstegui, Ángel Bahamonde y otros nos han
motivado y han sido pilares de formación. En la misma línea se encuentran otros
como Fernando Hernández Sánchez, Juan Pablo Calero Delso, Chris Ealham, Eduardo González Calleja, Francisco Sánchez Pérez, Matilde Eiroa, Sandra Souto y un largo etcétera donde mi generación se ha formado.
Desde
hace años he leído la obra del profesor Viñas y en todos de sus trabajos saco
la mismo conclusión: cuando termino el libro tengo la certeza que he aprendido
mucho. Me pasó con su trilogía sobre la Guerra Civil (La soledad de la República, El
escudo de la República y El honor de
la República). También con la obra escrita a la par con Fernando Hernández
Sánchez sobre el final de la Guerra Civil (El
desplome de la República) y lleva un tiempo aportando cuestiones de interés
sobre el origen y desarrollo de la Guerra Civil, como fue su aportación en la
obra coral Los mitos del 18 de julio
o Sobornos donde nos habla del papel
de Inglaterra y su compra de voluntades para impedir que España entrase de
lleno en la Segunda Guerra Mundial.
Recientemente,
nos ha sorprendido con otro voluminoso libro donde aborda algo que ya esbozó en
su aportación a Los mitos del 18 de julio.
Con su obra ¿Quién quiso la guerra civil?
Historia de una conspiración, Ángel Viñas nos adentra en los movimientos de
pieza, negocio y contacto que los monárquicos, encabezados por José Calvo Sotelo, llevaron a cabo desde la temprana fecha de 1933 para promover un golpe de
Estado que pusiera fin a la experiencia republicana en España. El elenco de
personajes que circundan el libro de Viñas es impresionante donde, en
ocasiones, de forma casi detectivesca, nos adentra en un mundo de contactos
intentado localizar todas las fuentes que sujeten su hipótesis. Un libro
extremadamente minucioso e investigado que coloca en su lugar no solo a Calvo Sotelo
sino a una serie de personajes a su alrededor que sirvieron como enlace entre los
monárquicos españoles y los fascistas italianos, como Antonio Goicoechea o
Pedro Sainz Rodríguez.
Es
muy interesante el trazo que Viñas nos da de un personaje como Calvo Sotelo,
que por su trágico final y todo lo que posteriormente aconteció se perdió la
perspectiva de quien era realmente. Un personaje que fue ministro de la
dictadura, que nunca abandonó las posiciones más puramente monárquicas y que se
fue “fascistizando” poco a poco. Aunque el profesor Viñas no lo analiza de
lleno en su libro, muchas de las medidas ministeriales que implementó en la década
de 1920 durante la dictadura tienen una semejanza con el naciente poder de
Mussolini en Italia, así como las que Eduardo Aunós también desarrolló.
No
solo es la figura de Calvo Sotelo lo que analiza Viñas de forma pormenorizada.
También lo hace con otros personajes como Goicoechea o Ansaldo, el piloto que
intentó trasladar a Sanjurjo de Portugal a España tras el golpe del 18 de julio
y que se estrelló en su avión.
Viñas
demuestra empíricamente algo que ya se conocía. La llegada de Franco al poder
de la zona sublevada solo vino determinada por una serie de circunstancias que
van a despejar el camino a su cúspide. El asesinato de Calvo Sotelo, verdadero
cerebro de un golpe y de un modelo alternativo político, la muerte de Sanjurjo
como jefe de la sublevación militar y la posterior desaparición del general
Mola, allanaron un camino a Franco que hasta ese momento no estaba tan claro.
El
eje de los monárquicos es algo que siempre se analizó pero nunca se le dio la
trascendencia que realmente tuvieron de cara al golpe de Estado. Viñas también
analiza la participación carlistas y falangistas y como estos dos grupos también
tenían contacto con la Italia fascista, país que intervino de forma directa en
el golpe de Estado contra la República española.
De
forma muy acertada, el profesor Viñas lanza el reto a la historiografía más
conservadora y revisionista que realicen un trabajo similar para encontrar los
contactos que siempre se le han achacado a la República con la URSS,
acusaciones sin pruebas documentales. Por el contrario, toda la información alrededor del contacto de
la Italia de Mussolini con los grupos monárquicos en España ya está fuertemente
documentada. En ese caso, la respuesta a la pregunta que efectúa el libro es
muy clara.
Un
libro imprescindible el que nos ofrece el profesor Viñas. Quizá, la única crítica
que podría hacer, que básicamente la hago extensiva a toda la obra de Viñas, es
el excesivo peso negativo que muestra respecto al anarcosindicalismo y la CNT,
en su relación con la República y posteriormente con la Guerra Civil. Una
cuestión que no deja de ser un debate historiográfico donde mis conclusiones
son distintas.
Desde
luego, que si tienen la oportunidad, no dejen de leer este libro de Ángel
Viñas. Una pieza más en esos fundamentos para establecer una sólida
historiografía sobre la Segunda República y los orígenes de la Guerra Civil
No hay comentarios:
Publicar un comentario