Reseña publicada en Germinal. Revista de Estudios Libertarios del libro: Pimentel, Josep, Refugiados. Una historia del exilio de 1939,
Calumnia edicions, Palma de Mallorca, 2019
Que el final de la Guerra Civil
en el año 1939 provocó la salida al exilio de un número ingente de personas por
sus ideas políticas y huyendo de una represión inquisitorial es un hecho
conocido por muchos, aunque determinada historiografía quiera negarlo o
minusvalorarlo. La historia de las grandes organizaciones o biografías de
personajes de primera línea han rescatado el éxodo español, que todavía nos
sorprende con nuevos estudios y aportaciones al respecto.
Sin
embargo, de lo que adolecemos son de libros que nos hablen de las vivencias y
del día a día de gente anónima. Las vivencias de militantes que tuvieron que
pasar por la peregrinación de un exilio que para muchos de ellos fue definitivo
y no pudieron volver a su tierra. La represión franquista tuvo muchas aristas y
esta fue una de las más crueles.
El
historiador Josep Pimentel, en un libro sencillo, bien escrito y directo nos
rescata algunas de esas historias. Un muestreo y un elenco que no deja de ser
un granito de arena en el desierto por las miles y miles de voces que aun
quedan por rescatar. Una obra que obtiene una nota alta por el mundo difícil y
complejo que intenta abarcar. Además, es un libro pertinente, pues nos
encontramos en la conmemoración del 80 aniversario del exilio español, donde
están apareciendo multitud de obras de interés que nos acercan a lo que supuso
el final de la Guerra Civil y el inicio de una larga dictadura, las consecuencias
de una derrota que marco la historia reciente de nuestro país.
Quizá
una de las cuestiones que habría que aclarar es que la obra de Pimentel no es
un libro del exilio al uso. Si lo que el lector busca en la historia de las
organizaciones, de los personajes carismáticos, de los grandes debates del
exilio, no lo van a encontrar aquí. Tampoco es un libro de un solo grupo
político, pues todas las familias políticas derrotadas en la Guerra Civil
tienen cabida en la obra, si bien el autor lanza más guiños a los libertarios
de los que han encontrado muchas más referencias por los fondos con los que ha
trabajado.
El
libro de Josep Pimentel es un libro de dimensión humana del primer exilio de
los españoles. Además, el autor centra su atención sobre un área concreta de
ese exilio, como fue Francia, el sur francés más concretamente, pues la obra no
tiene testimonios ni historias del exilio en el norte de África, Inglaterra,
América Latina o la Unión Soviética. El sur de Francia fue donde se produjo el
exilio más numeroso y donde la historia fue más terrible, en parte, para los
españoles.
Igualmente,
el libro de Pimentel es un mosaico y cada una de las historias que cuenta sería
una tesela de ese mosaico. En realidad nos encontramos ante pequeñas historias
de personajes anónimos, algunos con hilo conductor a través de los diferentes
capítulos. Muchas de esas historias solo son un párrafo, una referencia que nos
ha permitido que no caiga en el olvido. Otras son más largas y duraderas en el
tiempo. Y como se ha afirmado son gente y militantes apenas conocidos o
desconocidos para el gran público. Los más avezados en las lecturas de ese
exilio si reconocerán a algunos de los personajes, que como Ana Delso o José
Fortea, militantes de la CNT, aparecen en sus páginas.
Josep
Pimentel, en esta elección de personajes, solo hace una excepción, pues en la
obra aparece el conocido poeta Antonio Machado. La razón de ello es simple,
pues para Pimentel de entre todos aquellos personajes más conocidos, solo
Machado renunció a determinados privilegios que podía haber disfrutado y
falleció poco después, el 22 de febrero de 1939, en los inicios del exilio.
También aparece citada, aunque de pasada, una mujer excepcional como fue
Soledad Gustavo (Teresa Mañé) que falleció con el profundo dolor de una derrota
que la condenó, posteriormente, a un ostracismo histórico.
La
estructura del libro de Pimentel es muy sencilla. Comienza por el final de la
Guerra Civil continuando con el exilio y la represión. En todo momento la
impronta que nos deja es que el exilio no fue fácil para miles de españoles,
pues la salida del país tuvo numerosos inconvenientes y dificultades. No todos
lo consiguieron. El libro nos muestra a la perfección distintos escenarios
donde fueron protagonistas los exiliados. Escenarios de la derrota y de la
humillación, del hambre y de la muerte. Retratos de una frontera que, como dice
el profesor Fernando Hernández Sánchez en su último libro, fue salvaje. Los
escenarios de los campos de concentración de sur de Francia (Argelers, Saint
Cyprien, Barcarès, Vernet, Bram, etc. Hubo muchos más) donde los españoles
encontraron el maltrato y la humillación donde esperaban compresión y apoyo en
su causa. Aquí cabría introducir un elemento central en el campo de la historia
y es la actitud que la República francesa tuvo con los españoles. El abandono
que sufrió la República española durante la guerra por su homologa francesa y
el desdén y maltrato a los españoles una vez que finalizó. Luego llegó Vichy y
Pétain, abiertos colaboradores con los nazis y con Franco. Y aunque Francia ha
trabajado de forma muy distinta sus políticas de la memoria, debido a que fue
una de las ganadores de la Segunda Guerra Mundial, el trato a los españoles no
deja de ser una de las vergüenzas de su pasado traumático. Y es que a pesar de
la importancia del antifascismo francés, fundamental para entender la derrota
nazi, los españoles tuvieron un papel protagonista en la resistencia y el
combate contra el nazismo en el territorio vecino y sus colonias. Igualmente,
el libro de Pimentel no deja la oportunidad de recordar que en el castillo
fortaleza de Colliure, las torturas y crímenes de los franceses contra los
españoles fue usual. Unos criminales que no fueron juzgados tras el conflicto
mundial.
El
modo de elaborar el libro por parte de su autor ha sido el de los testimonios
orales recuperados por su propio trabajo o a través de los archivos del Centro
de Estudios Libertarios Federica Montseny de Badalona. Junto a ello, este
trabajo lo apoya con sólida bibliografía de historiadores que han trabajado el
exilio español. Fuentes secundarias imprescindibles de la historiadora Alicia
Alted o de Miquel Izard, entre otros. Y aunque el libro puede dar una sensación
de caos al leerlo en realidad es algo hecho a conciencia. Porque la salida de
los españoles del país, el exilio de miles y miles de personas no dejó de ser
una desbandada caótica que huía de la represión y de la miseria. Esa caravana
nazarena que nos mostró Ángel Samblancat, que no era sino la trasmisión del dolor
de un pueblo derrotado. Pimentel ha rescatado 78 testimonios de más de 500000
de exiliados. Un granito de arena que sirve para construir.
Por
último quedaría apuntar lo acertado del título. “Refugiados”, una palabra que
hoy circula mucho por la prensa mundial. Los conflictos actuales también
generan esos refugiados que son rechazados por las políticas racistas y
xenófobas de muchos países ante la pasividad de unas instituciones
internacionales que no imponen una política de solidaridad. Justamente, eso
mismo, pasó en España hace ochenta años. Pimentel nos pone encima de la mesa
una cuestión fundamental: la memoria es muy corta y no aprendemos de la
Historia.
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