Siempre
me ha parecido un error considerar al cómic como un género menor
para trasmitir la historia. Nos quejamos continuamente que la gente
no tiene interés por la historia y que hay una dejadez total
respecto a la materia. Pero en ocasiones esa dejadez es compresinble
viendo los libros y artículos que se hacen. Obras que tienen un
circuito muy acotado (el académico) y que están escritos por y para
investigadores. Los que nos dedicamos a la investigación o nos gusta
hacer investigación agradecemos estas publicaciones. Pero tenemos la
cuenta pendiente de poder conectar con el gran público. Algo que los
publicistas de derechas si que han conseguido a la perfección. No
hay más que dar una vuelta por las grandes librerías de este país
y comprobamos cuales son los libros que están expuestos.
Sin
embargo una buena forma de acercarnos a la historia de forma amable y
sencilla son los cómic. El pasado diciembre regalé a mi sobrino el
cómic de Rubén Uceda El corazón del sueño,
que narra la historia de los anarquistas en los primeros momentos de
la Guerra Civil y la Revolución de 1936.
Pero
también he recibido un regalo. El cómic de Sento Atrapado
en Belchite, segunda entrega de
la historia del médico Pablo Uriel. En esta ocasión como este
médico, de ideología contraria al bando que le tocó combatir, pide
ir al frente y acaba en el pueblo de Belchite durante el asedio de
las tropas republicanas. Una buena manera de acercarse a la historia
de este pueblo, de esta batalla y de todo lo que le rodea. Y se hace
de una forma sencilla y amena. Un buen ejemplo para poder tomar
contacto con algo como la Guerra Civil y a partir de ahí ir creciendo
en conocimientos.
Atrapado
en Belchite muestra la crueldad
de la guerra. La cerrazón de aquellos que dieron un golpe de Estado.
Pero también las amistades que surgen en un contexto complicado como
una guerra y la pérdida de amigos. Pablo Uriel, a pesar de haber
sido militante de la FUE, se muestra como un profesional. Así lo
dejó constatado en su obra autobiográfica. Y así lo refleja a la
perfección Sento.
Una
vez más se muestra al cómic como un vehículo válido para
trasmitir la historia. Recomendable
esta obra de Sento, la segunda en la saga de Pablo Uriel. Esperamos
la tercera, como ya avisa en este volumen.
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