Artículo publicado en la edición digital del periódico Diagonal
A
finales de julio de 1936 era detenido en la estación de Briviesca
(Burgos) el maestro Antoni Benaiges. Conocido en la zona por ser el
maestro del pequeño pueblo de Bañuelos de Bureba, la autoridades
golpistas que se habían sublevado contra la República el 18 de
julio de 1936 procedían a su detención. Su delito: ser socialista,
ser militante del PSOE y de la UGT, integrante de la Casa del Pueblo
de Briviesca y uno de los maestros más avanzados. Torturado fue
trasladado hasta La Pedraja, en los Montes de Oca, fusilado y
enterrado. El Bulletí
del Comité de Defensa Local
de Vilanova i la Geltrú daba cuenta del asesinato de Benaiges en
agosto de 1936. A partir de ahi, el silencio y un expediente de
depuración. Poco más se sabía de quién era Antoni Benaiges
Nogués.
Una historia de un maestro
Antoni Benaiges Nogués había
nacido en 1903 en el pueblo tarraconense de Mont Roig del Camp. Su
familia era humilde pero con posibles como para hacer que Antoni
pudiese estudiar. A pesar de la muerte de su padre y del esfuerzo que
él y sus hermanos hicieron para sacar la familia adelante, Benaiges
logró estudiar en la Escuela de Magisterio de Ávila primero y en la
Escuela Normal de Barcelona después. En 1929 alcanzaba su sueño:
ser maestro.
Coincidía esto con las
vísperas de la proclamación de la República en abril de 1931. La
joven República traía consigo un paquete de medidas educativas que
iba a mejorar de forma sustancial el desarrollo en España.
Valiéndose de las experiencias exteriores, de los proyectos que
había crecido en España al calor de las nuevas pedagogías
(Institución Libre de Enseñanza, Escuela Moderna, etc.) y de la
ingente labor alfabetizadora que el movimiento obrero había
desarrollado entre la clase trabajadora, la República puso en marcha
una serie de medidas que hizo incrementar el número de escuela,
mejoró las condiciones materiales de las mismas, mejoró la
situación de los maestros y se llevó la educación hasta rincones
donde no se había hecho hasta el momento.
Al calor de ese proceso de
evolución educativa creció el maestro Antoni Benaiges. Y con él
una tecnica que comenzó a desarrollar: la tecnica Freinet.
La imprenta como técnica
Celestín Freinet (1896-1966)
puso en marcha un interesante proyecto pedagógico que invitaba a la
creatividad del alumnado a través de la utilización de la imprenta.
Y curiosamente en Cataluña encontró un eco entre numerosos maestros
que lo pusieron en marcha en sus escuelas. El proceso consistía en
trabajar a partir de un texto libre del alumnado (obviando por ello
los libros de texto), la creación de una revista escolar, el fomento
de las conferencias, del desarrollo de las bibliotecas a través del
intercambio, de la asamblea en clase y de la correspondencia escolar
para contrastar las distintas experiencias. Y todo poniendo a la
imprenta como eje de la educación del niño. Los textos escolares
serían publicados por los propios alumnos, que aprenderían a
trabajar con la imprenta.
Un
método original y revolucionario, que al abrigo de las corrientes
renovadoras de la pedagogía, venían a cambiar de paradigma. Un
método que convenció a los maestros anarquistas que como Patricio
Redondo influyeron en Benaiges.
En
España esta técnica encontró eco a través del pedagógo
albacetense Herminio Almendros y su esposa María Cuyas. Trasladados
ambos a Barcelona en vísperas de la República, introdujeron la
técnica Freinet y publicaron un interesante texto: La
imprenta en la escuela (1932).
Entre los seguidores y discipulos de Almendros y Cuyás había un
joven maestro que comenzó a desarrollar la técnica: Antoni Benaiges
Nogués.
El método Freinet en un
pequeño pueblo de la Bureba
Tras
su paso por la Escuela Graduada de Niños de Vilanova i la Geltrú,
Antoni Benaiges fue destinado, tal como él quería, en el curso
1934-35 a un pueblo. Y el destino fue Bañuelos de Bureba, una
pequeña población cercana a Briviesca, en la provincia de Burgos.
Allí Benaiges encontró una pequeña escuela, con unos 20 alumnos, y
donde comenzó a desarrollar la técnica Freinet. La imprenta que se
adquirió en un primer momento la compró el propio Benaiges de su
bolsillo. Desde el primer momento los alumnos del pequeño pueblo
burgalés mostraron entusiasmo ante la imprenta. Y lo que se
desarrolló fue un sentimiento de interés por la educación, un
ansía de creatividad entre el alumnado que hizo que la escuela de
Bañuelos de Bureba pasase a ser referencia en la técnica Freinet.
En enero de 1935 salió el primer número de la revista realizada por
los alumnos: Gestos.
A través de sucesivos números alumnos como Anita Ortiz, José
Cuesta, Lucía Carranza, Antonio García, Emerenciana Palacios,
Baldomero Saez, Soledad Palacios, Eladio Díez, Florentina Saez,
Severino Diez, Natividad Hernáez, Isaías Cuesta, etc., nos cuentan
la vida del pueblo, sus sueños, sus juegos, sus tareas, sus deseos,
etc. La revista sacada por los alumnos recopila el día a día de
Bañuelos de Bureba. Esta experiencia la comenzó a dar a conocer el
propio Benaiges en los congresos pedagógicos y en la revista
Colaboración,
donde aparecieron artículos sobre la escuela de Bañuelos de Bureba.
Al darse a conocer la escuela comenzó a tener contacto con otras y
la revista de los alumnos recogían los intercambios de
correspondencia, de revistas y de libros que se hacian entre ellos.
Esa pequeña escuela de la Bureba se estaba haciendo importante a
nivel educativo.
El
año 1936 fue fundamental. A la revista Gestos,
se unió otra más: Recreo.
También se multiplicaron los números especiales de la revista.
Aparecieron números como “El retratista”, donde cuenta la
llegada de un fotógrafo a Bañuelos de Bureba, o “El mar. Visión
de unos niños que no lo han visto nunca”. El maestro Benaiges
prometió una cosa a sus alumnos. Cuando llegará las vacaciones de
verano de 1936 se los llevaría para que viesen el mar.
Así iba a ser. El maestro
Benaiges se quedó en Bañuelos de Bureba para poder llevarse a los
niños al mar. Pero el golpe de Estado de 1936 impidió tal
circunstancia. El maestro fue asesinado por los golpistas y los
alumnos no fueron al mar con su maestro.
Un silencio de más de
setenta años
El final de la Guerra
significó el exilio para muchos maestros. Muchos de esos maestros
freinetista se esparcieron por el mundo y aun hoy en lugares como
México se sigue utilizando la técnica Freinet. Entre los maestros
que se asentaron allí algunos conocieron a Benaiges.
Pero
la figura del maestro Antoni Benaiges cayó en el ostracismo y el
olvido. El olvido generado por una dictadura que duró cuarenta años.
El olvido que también se mantuvo tras la muerte del dictador.
Sin
embargo la exhumación de la fosa de La Pedraja en 2010 y los
esfuerzos de algunas personas están sirviendo para rescatar la
figura de Benaiges. Al calor de esta exhumación Sergi Bernal realizó
un documental sobre la figura de Benaiges: “El retratista”. Y los
habitantes de Bañuelos de Bureba han iniciado una bonita iniciativa
de rehabilitación de la escuela y la restitución de la figura del
maestro con el impulso de la Asociación Escuela Benaiges
(http://escuelabenaiges.blogspot.com.es/).
Tras años de silencio la
figura de Antoni Benaiges y su legado salé del ostracismo y vuelve a
ocupar el lugar que la historia le robó
No hay comentarios:
Publicar un comentario