Una reseña del libro de Ramón Usall, Futbolítica. Una vuelta al mundo a través de clubes políticamente singulares (Altamarea, Madrid, 2021)
Se
ha venido instalando una idea en algunas personas de izquierdas por la cual si
te gusta el futbol no puedes tener esa sensibilidad política y social. La razón
es simple. El fútbol ha devenido en un negocio que chocaría con los elementos
más fundamentales de la izquierda y por lo tanto se entraría en una
contradicción.
Sin
embargo, el argumento es bastante pobre puesto que el futbol no deja de ser un
elemento más de nuestro entorno y su interés o apasionamiento parte de la vida
de algunos. Albert Camus, nada sospechoso de derechista, dijo que todo lo que
había aprendido sobre la moral, la vida y las obligaciones de los hombres se lo
debía al fútbol, al haber sido portero del Racing Universitaire d’Alger. Otros
intelectuales como Eduardo Galeano, autor de un maravilloso libro titulado El
futbol a sol y sombra, también entraría dentro de este grupo. O Manuel
Vázquez Montalban.
No
es una intención, en este caso, argumentar lo que tampoco tiene mucho
sostenimiento. Pero si remarcar la importancia que muchos trabajos recientes,
sencillos y divulgativos, están dando alrededor de las luchas sociales y su
vinculación con el fútbol. No hace muchas fechas, escribía para las páginas de
este periódico una reseña del libro de Miguel Ángel Ubiría Fútbol y
anarquismo, donde se hacía una vinculación de la defensa de las ideas
libertarias a través de clubs de futbol creados por los propios anarquistas o
impulsados por sus ideas. Así, junto a otros muchos.
Entre
ellos voy a destacar Futbolítica. Una vuelta al mundo a través de clubes
políticamente singulares escrita por el sociólogo Ramón Usall. Tengo que
decir que el libro lo tenia en la lista desde hacía mucho tiempo pero no fue
hasta la pasada Feria del Libro de Madrid cuando me hice con ejemplar del
mismo. Editado por Altamarea, una editorial muy preocupada por el deporte y por
rescatar este tipo de historia. Hay otro sobre futbol y fascismo que va a caer
en breve.
El
libro de Usall resulta sugerente y del que se aprende mucho. A través de una
serie de capítulos, en los que el autor divide por contextos geográficos, se
analiza una serie de clubs que por su historia particular y social han marcado
tendencia dentro de la propia política.
El autor deja claro en la introducción que no están todos, pero la
selección que ha hecho es más que evidente para sostener el propósito de la
obra.
Es
verdad que algunos clubes tratados por Usall son muy famosos en esa vinculación
histórica y de historias conocidas. El Corinthians y modelo de “democracia
corinthiana” es uno de los aspecto conocidos. Eduardo Galeano ya nos lo comentó
en sus obras. Otros asuntos están muy bien traídos. Lo que respecta a los
equipos británicos o italianos así lo plasma. La rivalidad entre la Juventus y
el Torino, así como su propia composición social es más que sugerente.
De
todos los capítulos, voy a destacar tres por dos razones. Me ha gustado mucho
el capítulo de la Península Balcánica. Tengo que decir que la historia de los
clubes que trata la conocía: Dinamo Zagreb, Hajduk Split, Sloboda Tuzla, Velez
Mostar y Olimpiakos. Me ha gustado leer en un libro la intrahistoria de esos
equipos. Me falto, en este sentido, el otro equipo de Split, el RNK Split, en
cuyo origen era conocido como Anarkho, por su vinculación al movimiento
anarquista.
El
segundo capítulo que me ha gustado mucho es el de Oriente Próximo, porque aquí
sí que me ha descubierto un mundo. Aunque conocía a esos equipos no tenía ni
idea de la trascendencia de los mismos en la zona. El Erbil como equipo del
Kurdistán o el Al-Wehdat en Palestina. Dos claros ejemplos que me han
descubierto el poder cohesionador del futbol en naciones sin Estado.
El
tercero ha sido el del Magreb y África subsahariana. El Racing Universitaire
d’Alger es de sobra conocido por su papel en la luchas de la independencia de
Argelia dentro de los pieds noirs. El Atlético de Tetuán, como único
equipo africano que jugó en la primera división española, fundado por
simpatizantes del Atlético de Madrid y del Athletic Club de Bilbao en la zona
del protectorado de Marruecos. Recuerdo cuando era pequeño y me leía historias
de la liga española se me quedó marcado el nombre del Atlético de Tetuán por el
que me interesé. El Hafia, el Passive Resisters o Jeunesse Sportive Massira
completan ese cuadro africano.
Solo
le haría una crítica a la obra, y es el análisis de los equipos de la Península
Ibérica, sobre todo los españoles. Es
verdad que, quizá, por lo más cercano lo tenemos más visto. Pero volver a
hablar del Barcelona como el equipo de las aspiraciones catalanas (que es
cierto), de los presidentes del Madrid durante el periodo republicano o del
Atlético de Aviación pues es como los lugares comunes. Sobre todo de este
último. El Atlético no era el club de franquismo. De hecho, en los años de la
Segunda República la ubicación del estadio en el barrio de Cuatro Caminos hacía
la que la mayor parte de la afición vinculada al club fuese de la clase obrera,
mucha de ella sindicada en la CNT y en la UGT. De hecho, di con muchos carnets
sindicales junto a carnets de socios del Atlético. La fusión con el Aviación
Nacional no fue una decisión de club. De hecho el Aviación Nacional, nacido en
1937, le propuso esa fusión, para ganar una plaza en Primera División, al Real
Madrid. Y este la declinó por cuestiones puramente económicas. Luego, tras unos
intentos de fusión con otros clubes, fue el Atlético quien lo hizo, al haber
perdido la plaza de Primera División en 1936, y jugarse un puesto al no poder
hacerlo el Oviedo por el estado de su estadio por los bombardeos. Y no fue
fácil, porque la Federación de Futbol le quería dar esa plaza a Osasuna, y lo
que se presionó fue para que hubiese un partido que dictaminase el ascenso.
Independientemente de esto, la idea que hay que extraer es que el Atlético de
Madrid tenía una masa social durante la República apegada a la clase
trabajadora, cosa que el Madrid no, a pesar de esos dos presidentes republicanos
que tuvo. De todos modos es algo en lo que llevo trabajando tiempo y verá la
luz en algún momento.
Independientemente
de esto último, lo cierto es que nos encontramos ante una obra de la que se
aprende mucho, necesaria y bien escrita. Una muestra de la importancia del
futbol en el ámbito político y social. Para los que amamos este deporte, para
los que disfrutamos viendo un partido de fútbol o tenemos el apego a unos
colores y a un club, estos libros nos reconfortan. Y lo hace porque aleja la visión
clásica y manida del aficionado al fútbol despreocupado por su entorno y de un
deporte banal que solo sirve para lavar el cerebro (el famoso pan y circo).
Creo que Ramón Usall ha roto, nuevamente, ese mito con esta obra tan magnífica.
Recomendable de principio a fin.
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