miércoles, 16 de junio de 2021

JUAN GÓMEZ CASAS O EL ANARCOSINDICALISMO. CENTENARIO DEL NACIMIENTO DE JUAN GÓMEZ CASAS

 


Artículo publicado en El Obrero

Este 2021 esta siendo un año de muchas conmemoraciones. Hace unos días se recordaba el 90 aniversario de la Segunda República. También este año es el centenario del desastre de Annual que marcaba el inicio del fin de la Restauración.

Como hitos del movimiento obrero, este 2021 se cumplen 150 años de la Comuna de París, el centenario de la Comuna de Kronstadt o el centenario de la muerte de Piotr Kropotkin. No son datos menores y es labor del historiador recuperarlos y situarlos en su contexto histórico. Numerosos actos, dentro de esta situación complicada que nos ha tocado vivir, se están realizando en esta línea.

Pero este año 2021 también se cumple 100 años del nacimiento de uno de los personajes que marcó la vida de la CNT en los duros años de la dictadura y en la Transición democrática. No puede pasar desapercibido que el 16 de abril de 1921 nacía Juan Gómez Casas, el que fuese el primer secretario general de la CNT tras la legalización en 1977 y que marcó toda una época en un momento de crisis del anarcosindicalismo español. Además, el destino quiso que su vida se apáguese en 2001, por lo que este año también se cumple veinte años desde su fallecimiento. Valgan estas líneas para comprobar la importancia de Gómez Casas y su labor fundamental en la reconstrucción de la CNT.

Una vida dedicada al movimiento obrero

                Juan Gómez Casas nació en Burdeos, el 16 de abril de 1921. Hijo de la emigración, su familia que se tuvo que trasladar al país vecino para buscar mejor suerte. Ya entonces, el padre de Gómez Casas era un activo militante de la CNT, lo que hace que desde muy temprano la vida se vincule al movimiento obrero.

                Con la proclamación de la Segunda República en abril de 1931, gran parte de la emigración y exilio libertario regresó a España, entre ellos la familia de Gómez Casas. Siendo joven se afilia a la CNT y pasa también a formar parte de la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias, organización juvenil anarquista fundada en 1932. En ambas organizaciones Juan Gómez Casas sería un destacado militante.

                Al producirse el golpe de Estado contra la República, Gómez Casas es aun menor de edad por lo que no puede pasar a engrosar las filas del ejército republicano. Aun así, tuvo una actividad protagonista en las industrias socializadas y participó de proceso revolucionario que se abrió en diversos lugares de la retaguardia republicana. Fue en 1938 cuando fue movilizado en la 39 Brigada Mixta, siendo uno de los integrantes de la llamada “quinta del biberón”.

                Al finalizar el conflicto, Gómez Casas evitó la cárcel por su minoría de edad, pero eso no le impidió lanzarse a la lucha clandestina contra el franquismo, siendo uno de los que reconstruye las estructuras del movimiento libertario en la clandestinidad. Esa actividad que mantendría durante años finalizó con su detención y encarcelamiento en 1948, en el contexto del Trienio del Terror del franquismo, donde casi la totalidad de las estructuras clandestinas de los organismos de izquierda fueron desarticuladas.

                Aunque evitó la pena de muerte, Gómez Casas fue condenado a 30 años de prisión, pasando por distintos penales, algunos de ellos los más duros del franquismo: San Miguel de los Reyes, Ocaña, Burgos. Aquel largo tiempo en prisión sirvió como escuela para Gómez Casas. La prisión de Burgos era considera una “universidad” para los opositores políticos al franquismo. Allí Gómez Casas conoció a diversos personajes de las mas variadas ideologías y siguió forjando su pensamiento libertario. Incluso en el interior de las ergástulas del franquismo Gómez Casas no dejó de reconstruir los organismos libertarios.

                Catorce años estuvo Gómez Casas en prisión, hasta que fue liberado en 1962. A partir de entonces, Juan Gómez Casas inicia varias actividades. Siguió en la clandestinidad participando de la reconstrucción de los organismos del movimiento libertario, manteniendo contacto con las estructuras del exilio y oponiéndose a iniciativas como las del cincopuntismo. Por otra parte, y junto a su trabajo de pintor de brocha gorda, se convierte en uno de los intelectuales más importantes del campo del obrerismo. Después de su liberación, Gómez Casas escribe Cuentos carcelarios, donde recuerda su vida en el interior de la cárcel. Igualmente, para ganarse la vida escribe diversas obras que no puede firmar con su nombre, actuando a veces con el seudónimo de Jacques de Gaulle. Algo usual en la época, pues muchos periodistas y escritores se ganaban la vida escribiendo con seudónimos o escribiendo para otros (un ejemplo fue también Eduardo de Guzmán). Sus conocimientos de idiomas, hace que Gómez Casas realicé también traducciones para algunas editoriales, como Zero ZYX o, incluso la Editora Nacional, cuando en 1977 traduce y prologa la obra de Proudhon El principio federativo.

                En la década de 1970, cuando se establece que la CNT se tiene que reconstruir, Gómez Casas participa de varias iniciativas como la creación y desarrollo en Madrid del grupo Anselmo Lorenzo, que sería uno de los embriones de la futura reconstrucción del anarcosindicalismo madrileño. En esta reconstrucción su nombre es fundamental, junto a de otros militantes de la época como Fidel Gorrón, Pedro Barrios o Luis Andrés Edo.

                La actividad de Gómez Casas en aquellos años de estertores del franquismo político es fundamental. Participó de numerosas asambleas y mítines, destacando el que se realizó el 27 de marzo de 1977 en la localidad de San Sebastián de los Reyes, primer acto público masivo del movimiento libertario desde le final de la Guerra, o el también importante mitin de Valencia. SU participación en actos en Francia también fue muy importante.

                La foto más famosas de la época de Gómez Casas, fue la que se realizó junto a Pedro Barrio cuando el 7 de mayo de 1977 depositaban los estatutos de la CNT en el registro de asociaciones y ponían fin a 39 años de clandestinidad del anarcosindicalismo. Gómez Casas pasaría a ser el primer secretario general de la CNT en esta nueva etapa.

                Su labor sindical es fundamental para entender aquellos años del anarcosindicalismo donde Gómez Casas vio que el proyecto planteado comenzaba a resquebrajarse con motivo de las escisiones de 1979 y 1983 y al calor de sucesos como el Caso Scala y las consecuencias que tuvo, si bien esto último no es el único factor determinante en la crisis del anarcosindicalismo.

                En aquella época, como en otras, una mente sindicalista como la de Gómez Casas establecía, establecía tres tendencias dentro del organismo sindical. Una “izquierdista” que hablaba de una CNT global y anarquista, una de “derechas”, que hablaba de la CNT como un organismo meramente sindical vaciado de contenido ideológico y una anarcosindicalista, que él mismo defendía, donde la CNT era concebida como un organismo de defensa de los trabajadores en busca de la mejora de sus condiciones materiales, pero sin dejar de lado el futuro revolucionario, partiendo de las bases fundacionales y estructurales de una organización libertaria.

                Fue un personaje con las ideas claras y un interlocutor preciado no solo por la CNT sino por otros personajes de la época. Intento mediar en todo momento entre los distintos sectores de la CNT para que la organización no se rompiese, pues era consciente que, en todos los momentos históricos, la CNT tuvo diversidad de opiniones y eso enriqueció el debate. Sin embargo, en esta ocasión, las posiciones fueron enconadas, el choque y ruptura generacional del franquismo se dejó sentir, y la CNT acabó escindida. Igualmente, como sindicalista, Gómez Casas no desdeñó hablar y dialogar con otras organizaciones sindicales para establecer acuerdos puntuales. Su relación con Nicolás Redondo, líder de la UGT, fue cordial.

                Sin embargo, las escisiones de 1979 y 1983 redujeron la influencia de la CNT, que prácticamente quedó en cuadro en la travesía de los ochenta. Gómez Casas siguió en la organización, participando de sus estructuras y de numerosos actos, hasta que su salud se fue debilitando. Falleció en Madrid el 27 de agosto de 2001.

Intelectual de la brocha y la pluma. Gómez Casas como historiador obrero

                Ya se ha remarcado la impronta intelectual que Gómez Casas va a desplegar una vez que salió de prisión en 1962. Sin embargo, su labor va a ser ingente y sus obras de carácter histórico se van a convertir en referencia para el estudio del movimiento obrero en la historia de España. Esa labor de Gómez Casas tampoco era nueva, pues lo que hizo fue seguir la estela de otros militantes obreros que hicieron historia obrera para la clase obrera. Así, Gómez Casas se enmarca en la tradición que abrió Anselmo Lorenzo con El proletariado militante, Manuel Buenacasa con El movimiento obrero español, 1886-1926 o José Peirats con La CNT en la Revolución española, entre otras muchas obras históricas de estos autores. Todos ellos tienes unas características básicas: utilizan las fuentes históricas para componer sus obras. No son memorias, sino que intentan justificar sus conclusiones a partir de los documentos y experiencias. Gómez Casas siguió los mismos recursos en su ingente obra. Y la muerte de Gómez Cosas rompió esa línea de historiadores obreros que se había iniciado en el siglo XIX.

                Numerosas fueron las obras que Gómez Casas aportó, algunas de ellas fundamentales para el entendimiento del movimiento obrero en general y del anarquista en particular. Junto a España 1970, La Primera Internacional (1974), Los anarquistas en el gobierno (1977) o Nacionalimperialismo y movimiento obrero en Europa hasta la Segunda Guerra Mundial (1985) hay que destacar tres obras clave: Historia del anarcosindicalismo español (1968), Historia de la FAI (1977) y Relanzamiento de la CNT (1984).

                Historia del anarcosindicalismo español e Historia de la FAI se convierten en dos obras clave. La primera porque reconstruyó el movimiento que dio como fruto el nacimiento de la CNT hasta el final de la Guerra. Y la segunda porque hasta hace poco era la única monografía dedicada a la organización anarquista específica. Aun hoy estas obras siguen siendo referencia, lo que llevó a que en 2006 se reeditase la primera y en 2002 a que se reimprimiese la segunda. Es evidente que hay cuestiones en estas obras que a nivel historiográfico o están superadas o no se sostienen, pero son de una rigurosidad impecable, gran parte de sus conclusiones son clave para entender el movimiento anarquista en España y en el caso de la obra de la FAI nos encontramos ante una obra ecuánime sobre esta organización, alejada de lugares comunes.

                Además, a pesar de que se ha querido minusvalorar sus aportaciones calificando estas obras como “historia militante”, lo cierto es que muchas de ellas cumplen los criterios básicos de la historia científica, con un riguroso tratamiento de las fuentes primarias, muchas de las cuales son desconocidas aun hoy en algunas historias generales del anarquismo. Y eso estructura una cohesionada historiografía obrera, donde también entrarían algunos nombres propios del campo del socialismo o del comunismo.

                No se podía dejar pasar la oportunidad de recordar a Juan Gómez Casas en el centenario de su nacimiento y en el veinte aniversario de su muerte. Un personaje central en la historia del anarcosindicalismo cuyas aportaciones en distintos aspectos son indelebles a la historia obrera en España.


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