Último de los artículos publicados en el dossier del periódico Diagonal sobre el 40 aniversario de la muerte de Franco
El 21 de agosto de 1942 Franco dijo
lo siguiente en un discurso en Lugo: “Nuestra
Cruzada es la única lucha en la uqe lo ricos que fueron a la guerra
salieron más ricos.”. Cierto
es cuando comprobamos como grandes familias de este país (los
Gómez-Acebo, Aguirre Gonzalo, Banús, Fierro, Oriol y Urquijo, etc.)
medraron a la sombra del dictador. Pero no solo se benefició a esas
familias. El propio Franco hizo su fortuna a partir del golpe de
Estado contra la República. Como ha mostrado el historiador Ángel
Viñas, Franco comenzó la Guerra con el sueldo congelado y la acabó
con 32 millones de pesetas de la época (el equivalente actual a 388
millones de euros). Para Viñas esta fuente de riqueza podría venir
por la donación de café que Gentulio Vargas (dictador brasileño)
dio a Franco y éste se enriqueció personalmente en su venta.
Y
es que el entramado de corrupteles y enriquecimientos del franquismo
parte desde su origen. El golpe de Estado de julio de 1936 no habría
sido posible sin la ayuda financiera que el baquero Juan March brindó
a Franco. La compra de armamento, los negocios con nazis y fascistas,
tuvieron a March como un protagonista. A cambio consiguió de Franco
el monopolio bancario y financiero. La fortuna de Juan March creció
durante el franquismo, con la fundación de empresas que medraron a
la sombra del régimen y que aun existen. Los March siguen presentes
en consejos de administración de empresas importante de España
(ACS, Acerinox, Prosegur, etc.). March fundó en 1951 FECSA (Fuerzas
Eléctricas de Cataluña), que se hizo con el monopolio de la
producción eléctrica catalana. Sobrevivió al franquismo y fue una
de las impulsoras de la central nuclear de Ascó hasta su absorción
por parte de Endesa. Una empresa que reportó enormes beneficios a
los March.
Junto
a estos incrementos de riqueza hay que analizar como se realizaron
algunas obras públicas del franquismo. Las imágenes de Franco
inaugurando pantanos, pueblos reconstruidos, canales de riego o el
faraónico Valle de los Caídos, tiene detras una triste historia. De
una parte de concesiones de empresas adictas al régimen. De otra la
utilización de mano de obra esclava de presos políticos.
Investigado por historiadores como José Luis Gutiérrez Molina, el
Canal del Guadalquivir utilizó mano de obra esclava. Hasta 2000
presos políticos trabajaron en estas obras bajo el auspicio del
llamado Patronato de Redención de Penas por el Trabajo, utilizado
para aminorar las condenas. Mano de obra expuesta a un peligro vital,
sin ningún tipo de garantía y que reportó al Estado enormes
beneficios. Alrededor del Canal se instalaron autenticos campos de
concentración, nada envidiable a la Alemania nazi. La Dirección
General de Regiones Devastadas y Reparaciones también se benefició
de esa mano de obra esclava.
Pero el monumento por excelencia que encarnó la utilización de
presos políticos y que no solo benefició al Estado sino a empresas
privadas, fue la construcción del Valle de los Caídos. Franco
eligió el emplazamiento de Cuelgamuros para realizar una faraónica
construcción donde hacer su propia tumba. La concesión de la
construcción del Valle de los Caídos recayó sobre las siguientes
empresas: San Román, filial de Agromán, Estudios y Construcciones
Molán y Banús. Posteriormente se uniría Huarte y Cía.
Todas
estas empresas utilizaron mano de obra esclava. Presos republicanos.
El periodista Rafael Torres cifra en 20000 los presos republicanos
que participaron en la construcción del Valle de los Caídos. Para
el también periodista Fernando Olmeda en el Valle trabajaron 141
batallones de presos. Isaías Lafuente dio un paso más y cuantificó
los beneficios del franquismo por la utilización de esa mano de
obra: 130.000 millones de pesetas (unos 780 millones de euros). Esa
mano de obra esclava fue la base del beneficio económico de las
empresas. Si un trabajador les costaba 10,50, el preso político solo
recibía 50 céntimos, tal como ha explicado en más de una ocasión
Nicolás Sánchez-Albornoz, que estuvo preso en el Valle de los
Caídos en 1947 y que huyó de España.
Los
grandes empresarios de esta construcción fundaron incluso entidades
bancarias posteriores como el Banco Guipuzcoano de José María
Aguirre Gonzalo, uno de los fundadores de Agromán. También José
Banús que se benefició de distintas concesiones del régimen en
construcciones como Puerto Banús. Allí todavía sus descendientes
explotan el beneficio del turismo de alto standing (entre ellos la
familia real saudí)
Muchas de estas empresas siguen existiendo hoy en día. Los
beneficios que consiguieron en su momento beneficiándose de mano de
obra esclava sigue cotizando en el IBEX-35. Durante el franquismo se
inaugura las puertas giratorias. Ministros de Franco, que por las
concesiones que hacían a determinas empresas, acababan sentados en
los Consejo de Administración de esas mismas empresas. Algunos de
esos ministros y altos cargos franquistas consiguieron también
importantes puesto en la banca española.
En
1993, el periodista Jesús Hermida entrevistaba a la plana mayor del
PP. Un PP pujante que apuntaba a la Moncloa. En ese programa
televisivo se sacó la conclusión que dicho partido era una derecha
moderna, sin vínculos con el franquismo. Allí se sentó José María
Aznar, Mariano Rajoy, Rodrigo Rato, Javier Arenas, etc. Pero a pesar
de ese intento de desvinculación del franquismo, lo cierto es que
muchos de esos políticos habían crecido al calor del régimen y sus
familias se beneficiaron las concesiones del mismo. Ramón Rato,
padre de Rodrigo Rato, había fundado con Millán Astray y Dionisio
Ridriejo, Radio Nacional de España, así como propietario del Banco
del Norte y el Banco Murciano. Y el propio Aznar era nieto de Manuel
Aznar, uno de los periodistas de cabecera del régimen franquista y
que también formó parte del Banco Urquijo.
A todo esto habría que sumar los beneficios que la propia familia
del dictador tuvo y tiene. Propiedad adquiridas durante la dictadura
que hoy siguen reportando beneficio, ya sea por su explotación o su
venta, a los descendientes del dictador.
El franquismo no solo fue una maquinaria represiva sino también una
gran empresa y un negocio que la actualidad sigue reportando
beneficios.
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