Por una parte la recuperación de una figura como la de Melchor Rodríguez se hacía necesaria. Lo primero por lo casi desconocido de su figura. Algunas referencias suyas en obras de la Guerra Civil a tenor de su actuación al frente de la Dirección General de Prisiones son las únicas referencias que sobre él se tenía. Igualmente por el olvido que la dictadura puso sobre todo el movimiento libertario, incluido a Melchor. Él mismo sufrió en sus carnes la crueldad y la represión del régimen liberticida de Franco. Y por último el también olvido que el propio movimiento libertario tuvo para con Melchor, convirtiéndose en otro gran desconocido del anarquismo madrileño.
Por todas las razones antes esgrimidas, la biografía de Alfonso Domingo se convierte en importante y trascendental, pues ha sacado de la oscuridad a un personaje que se hacía necesario conocer mas allá de su actuación durante la Guerra Civil. También por la forma didáctica y llana en la que esta escrito, lejos de biografías áridas y excesivamente academicistas.
Sin embargo el libro de Alfonso Domingo, incurre en lugares comunes, en errores históricos de bulto y en cuestiones acerca del anarquismo que hubiese necesitado un mejor tratamiento. Eso desmerece desde luego la figura de Melchor Rodríguez. Alfonso Domingo ha estirado mucho la goma y ha conseguido también desvirtuar la propia figura de Melchor.
La actuación valiente y entregada que Melchor Rodríguez lleva a cabo al frente de la Dirección General de Prisiones responde básicamente a la defensa de su concepción anarquista. Porque son los anarquistas en su gran mayoría los que ponen orden en la retaguardia. Alfonso Domingo ofrece una imagen excesivamente negativa de personas como González Marín o Eduardo Val, personajes que por una parte son bastante desconocidos para la gente. La responsabilidad de Melchor Rodríguez y el cargo que ostentaba le impulso a cumplir con su deber en momentos muy duros. Presenta Alfonso Domingo a una CNT compuesta, por una parte, de personajes tremendos y malvados y frente a ellos algunas personalidades que quieren el orden. Nada mas lejos de la realidad. Con ello se demuestra el desconocimiento total de la historia de la CNT, el análisis de su actuación durante la guerra y la propia idiosincrasia de la organización.
Los errores históricos son de bulto. En fechas y nombres. Fundación de partidos políticos, de periódicos, de nombres de anarquistas, etc. Por poner un ejemplo. Al hablar de la fundación de Izquierda Republicana el autor confunde personajes y circunstancias. Tras la derrota de los republicanos de izquierda en 1933 y la crisis del Partido Radical de Lerroux, el republicanismo español explota. Por una parte se unifica la Acción Republicana de Manuel Azaña, el Partido Radical-Socialistas Independiente de Marcelino Domingo y la Organización Republicana Gallega Autonomista de Casares Quiroga. Por ello queda constituido Izquierda Republicana (IR). Por otra parte los restos del Partido Radical de Lerroux (con Martínez Barrio a la cabeza), del Partido Radical-Socialista y algunos más constituyen la Unión Republicana (UR). Todo esto queda faltalmente expresado en la obra. Por no hablar de gente que pone en la fundación de la FAI que ni estuvieron (como García Oliver) El grupo “Nosotros” no fue de la FAI. Fuera de la FAI existían grupos. También la confusión entre los grupos de acción, de defensa confederal y los específicos. Pone a Felipe Emilio Sandoval como militante de la FAI, pero nunca militó en la específica. Melchor Rodríguez era del grupo Los Libertos de la FAI, pero ¿de qué grupo era Sandoval? Las actas de los plenos de la Federación de Grupos Anarquistas en Madrid están en el Archivo Histórico del Comité Peninsular de la FAI y son accesibles. Todo este tipo de informaciones solo sirve para confundir y crear mas nebulosa alrededor del movimiento libertario.
Nuevamente parece que se hace mas caso a las fuentes franquistas que a la contrastación de fuentes, base de una investigación histórica rica y seria. Ha sucedido en otros trabajos comentados anteriormente en esta bitácora. Los anarquistas no tenían checas. Fomento, el Círculo de Bellas Artes, etc., no eran checas. Eran prisiones del Frente Popular donde, efectivamente, se cometieron arbitrariedades, y que por ello las clausura el Ministerio de Justicia con García Oliver al frente. Las checas es un fenómeno mas de los agentes soviéticos en España. Un ejemplo claro. Fomento todo el mundo sabía donde estaba (Calle de Fomento, 9 en Madrid). Pero nadie sabe donde torturaron y asesinaros a Andrés Nin. Eso se hizo en una checa y estas eran secretas. Y los anarquistas no regentaron ninguna. La falacia de las checas fue algo impuesto por el franquismo en la causa general y que hoy es soniquete todavía, incluso en los libros que pretenden ser serios.
Aun con todo es extraordinario que tengamos una biografía de Melchor en las estanterías de las librerías por la que comencemos a debatir sobre esta figura y otras muchas. En breve aparecerán otras de anarquistas madrileños que servirán para recuperar un pasado hoy oculto y que se hace necesario rescatar.
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